Octubre 31, 1981
Dumbledore suspiro por la cual parecía la quinta vez en la noche. Solo hace unas horas atrás se supo sobre el ataque de Lord Voldemort a los Potters en Godric's Hollow, Dumbledore suspiro de nuevo.
Asique la profecía era cierta después de todo, pensó Dumbledore. El jamás pensó que sería cierto, pero, un plan de respaldo no era malo, por suerte el ya tenía anticipado uno desde antes, ahora solo había que ponerlo en acción.
Knock. Knock.
Dumbledore sonrió tristemente ante la pobre imagen de Lily Potter. Su cabello rojo estaba revuelto y sus ojos rojos de tanto llorar mostraban una pena y angustia inmensa por lo ocurrido, no había que llegar a fondo para ver el dolor de la joven madre.
-Noches, señorita Potter- Dijo Dumbledore con cariño, pero por dentro, sentía un pena por lo que iba a ocurrir en las próximas horas.
Todo es por el bien mayor, ellos lo entenderán, Lily y James lo entenderán. Y con esos pensamientos, Dumbledore se adentro en la casa de los Potters, para cambiar el destino de uno de sus hijos, para siempre.
Julio 31, 1986
El hogar de los Potter siempre emano felicidad y compasión, eran una familia reconocida por ser del lado de la luz, por ende, siempre se les veía ayudando y compartiendo en el vecindario de Godric's Hollow.
James Potter, auror de profesión, era visto como un ejemplo por todos, cariñoso con su familia, y el alma de la fiesta junto a su mejor amigo Sirius Black, igualmente auror de Londres.
Lily Potter, ama de casa, era una mujer amable y de buen carisma, querida por el vecindario, no había alma que no quisiera a Lily Potter en todo Inglaterra.
Daniel Potter, más conocido como Dan, por sus cercanos, era un chico feliz y de bromista, igual que su padre, sin embargo, de pelo negro y ojos color avellana, era conocido por ser El Niño Que Sobrevivió por la mayoría de toda la gente, incluso conocido fuera de su país, sus padres estaban orgullosos de él, al igual que su padrino Remus Lupin, que siempre jugaba con el cuando visitaba el recinto.
Todo era risa y felicidad para los Potters, todos vivían felices en aquella casa, todos menos un pequeño niño de 6 años, su nombre, Harry Potter.
Harry no era un chico normal, la poca gente con la que hablaba decían que el era un niño prodigio, de audaz mente, brillante y siempre atento a todo a su alrededor, una mente maestra en todos los ámbitos escolares, incluso mágicos, Harry sabia que el tenia un don para algunas cosas, el sabia muchas cosas que a su edad otros niños no sabían, lo único que Harry no sabía, era porque sus padres jamás lo trataban como su hijo. Siempre que el aparecía en escena su padre lo miraba con indiferencia y su madre hacia una mueca, como si el estuviese haciendo algo malo, Harry no entendía ese comportamiento, el jamás hacia algo para enojar a sus padres a propósito, cada vez que preguntaba que había hecho su madre lo mandaba a su cuarto, o hacer algún quehacer, todo era un misterio para Harry, un misterio que iba a resolver, si n importa las consecuencias.
Harry podía escuchar los gritos de felicidad y las risas desde su cuarto, era el cumpleaños de su hermano y el suyo hoy, sin embargo, jamás llegaban regalos para el, asique con el tiempo, Harry se fue acostumbrando a la ausencia de regalos para los cumpleaños, llegando al límite de que ya no le importaba mas, cada cumpleaños que recordaba era el mismo. Leer, leer y leer, ese era su pasatiempo, y su vida desde que Harry tenía memoria, leía todo lo que se podía leer, desde pequeños poemas hasta grandes enciclopedias, todo, incluyendo libros de magia de la familia. La lectura era su vida, y era exactamente lo que hacía en su cumpleaños hoy, leer un libro de Herbología, mientras se acostaba en su cama.
Indiferencia, esa era su sentimiento antes las personas que habitaban su casa y los visitantes, el no necesitaba la atención de nadie, sin embargo, el lo más profundo de su corazón, añoraba el reconocimiento de sus padres, mas jamás lo mostraba, pues sabía que no lograría nada con ello.
Knock. Knock.
Harry levanto una ceja en señal de apreciación al sonido de su puerta, sin que la hubiese abierto el ya sabía quien estaba del otro lado, era simple, la verdad pero confuso a la vez.
-Adelante, abuelo Albus-
La puerta se abrió lentamente mostrando la vieja figura de Albus Dumbledore en la puerta, su rostro mostraba una felicidad y sus ojos brillaban con fuerza.
-Interesante, pequeño Harry, haz sabido que era yo en la puerta con el simple sonido de la madera con mi mano, interesante en efecto-
Harry miro el libro en su regazo y suspiro profundamente, cerro el libro y lo puso en una cómoda alado de su cama, y sin mirar a la cara a su huésped, dijo calmadamente.
-Es fácil la verdad, la fuerza de una mano adulta es muy diferente a la de un niño, tu empuñadura es fuerte pero débil a la vez por tu avanzada edad, abuelo Albus, y conozco muy poca gente mayor que viene a visitar al cumpleaños de Daniel, por lo que deduje que eras tú, además, solo tu vienes a visitarte en esta fecha, junto a mi padrino Sirius, que no ha llegado por la falta de objetos rotos en la casa, y la escases de gritos de mamá por las cosas que el rompe, o hace-
Dumbledore miro a Harry sorprendido por su deducción, era difícil de creer que un chico tan pequeño pudiera comprender y aplicar tanto su mente en detalles tan minúsculos como estos.
-Sin embargo, debido a la falta de regalos en tu manos, y la mirada de ansiedad en tus ojos, sé que no has venido para desearme un feliz cumpleaños, por lo que pregunto, ¿A qué se debe tu visita, abuelo Albus?-
Harry miraba calmadamente por la ventaba esperando la respuesta de su abuelo, que aunque no era su abuelo por sangre, sentía que era uno para él, incluso, consideraba a Albus Dumbledore más familiar que a su propio padre o madre.
-Otra vez que has dejado atónito con tus deducciones Harry, sin duda, eres un genio para tu corta edad-
Dumbledore se acerco lentamente donde estaba Harry y se sentó a su lado en la pequeña cama, mirando el paisaje que ofrecía el gran ventanal de la pieza.
A la falta de respuesta por parte de Harry, Dumbledore dio un gran suspiro, y poniendo sus manos en sus piernas como apoyo, comenzó.
-Te conozco Harry, desde antes que tu nacieras, tus padres vinieron a mí el día en que supieron del embarazado de tu madre de ti, y tu hermano Daniel, conozco muy bien a ambos de ustedes, y los quiero por igual a ambos de ustedes como si fueran mis propios nietos-
-Sin embargo, no puedo negar que me siento más conforme contigo que con tu hermano, nada en contra de tu hermano la verdad, pero tu actitud Harry, siempre me ha parecido un enigma, y la verdad, me siento más conforme con tu presencia que con la de tu hermano-
Harry solo asintió con la cabeza, recopilando toda la información dada por su abuelo, sabía que la charla no era algo aleatorio, y que deducía que la verdadera razón de la charla, era más profunda de lo que aparentaba.
-Te he visto Harry, desde que naciste hasta hoy, te he visto cambiar, conozco bien tu forma de ser, y no podría estar más orgulloso de ti, por todo lo que has logrado, y tu gran inteligencia es verdaderamente asombrosa, sin embargo…- El tono de voz de Dumbledore se volvió más oscuro, y miro fijamente a Harry desde ese punto, quien, no se había movido desde que la llegada del hombre al cuarto. Harry siguió mirando la lluvia caer desde su ventaba, no mostrando la mas mínima reacción antes el repentino cambio de actitud de Dumbledore.
-He visto como te tratan tus padres Harry, no personalmente, pero deduzco que la actitud de ellos hacia a ti no es la adecuada, lo veo en la forma que reaccionan cada vez que pregunto por ti, y la falta de asistencia por parte tuya en días festivos, como hoy- Harry finalmente miro a Dumbledore a la cara, sin mostrar la mas mínima expresión en su rostro –Se que la relación entre tú y Daniel, no es como debería ser, y por eso, hoy he venido a preguntante algo, pequeño Harry-
Harry solo atino con la cabeza como señal de aprobación, Dumbledore, conociendo que el chico no diría más, continuo –Mi pregunta querido Harry es… ¿Te gustaría saber la razón de porque tu padre y tu madre, se comportan así contigo?, ¿Te gustaría saber la razón porque cada cumpleaños pasa solo en tu cuarto, y nadie se acuerda de menos yo y tu padrino, el joven Black?-
Harry miro fijamente a Dumbledore por un largo momento, apreciando cada metro cubico de la cara del hombre mayor, y después de un largo silencio, dijo suavemente las palabras que Dumbledore esperaba del joven muchacho.
-Sí, abuelo Albus, quiero saber-
Y con eso, el plan maestro de Albus Dumbledore, completo su segunda ciclo de tres, el cual, consistía en convertir al joven Harry Potter, en su aprendiz, y el mago que derrotaría finalmente al Señor Oscuro de una vez por todas.
Sirius Black era un hombre querido por sus cercanos, considerado un hermano para su mejor amigo James Potter, eran casi inseparables, desde su infancia en Hogwarts hasta hoy en día como aurores. La oveja negra de la familia, Sirius, un hombre de buenos tratos y siempre fiel a sus amigos, era una persona más que visitaba a los Potters en esta fecha para celebrar el cumpleaños de Daniel, El Niño Que Sobrevivió, y su hermano, quien era su ahijado, Harry Potter.
Para Sirius era otro cumpleaños mas como todos los demás, celebrar con los invitados el cumpleaños de Daniel, recordar los viejos tiempos con James y Remus, hacer unas pocas bromas en la casa, y visitar a Harry en su cuarto para hablar con el chico un poco y dejar un obsequio como muestra de cariño. Más aún, el no sabía, al igual que los demás, que este día, marcaria a los Potters, para siempre.
-Dime Harry, que piensas de mi oferta- dijo Dumbledore mientras inspeccionaba la colección de libros de Harry. Hablar con Harry fue más fácil de lo que había pensado, el chico jamás lo interrumpió, y no mostro alguna señal de molestia y dolor mientras él, le contaba las razones por el cual no él era querido en su casa. Era un poco aterrador, la verdad.
Harry por su parte miraba calmadamente por la ventana, sin mostrar ningún gesto, pero por dentro, el sentía su sangre hirviendo, sus ojos se negaban a derramar lagrimas, y su labio temblaba ligeramente. Asique el culpable de su miseria era él, todo por la culpa de él, Tom Riddle, también conocido como Lord Voldemort, él fue el que lo marco y hizo que su familia lo abandonara, él era la causa de todo.
-Abuelo…- Harry dijo tristemente, demostrando sentimientos que habían dejado de existir desde hace mucho tiempo –Acepto tu oferta- murmuro el chico con voz temblorosa.
Albus miro sorprendido a Harry por la demostración de emociones, era una vista rara ver al calmado chico sentir, mas verlo tan débil, pero todo era por el bien mayor, para hacer al chico más fuerte.
-Entonces, ¿Estás seguro de querer unirte a mí, y prepárate para luchar a Tom en el futuro?-
Harry asintió con la cabeza tristemente, dejando la mirada pegada al suelo. Dumbledore se acerco al muchacho, pero antes de poder decir algo Harry se le adelanto.
-Si con esto, protegeré a mi familia como has dicho con anterioridad, Si, me uniré a ti, y si es necesario, luchare con Lord Voldemort solo, con tal de protegerlos a ellos y a todos-
Dumbledore miro orgullosamente al chico y poniendo la mano sobre el hombro de Harry dijo firmemente –Empaca tus cosas pequeño Harry, que hoy nos vamos de esta casa, la cual no volverás a ver-
Harry no le prestó atención a lo dicho y solo abrió el cajón de su cómoda, y sacando cuidadosamente la hoja de un viejo libro y un poco de tinta, exclamo suavemente.
-Yo no tengo cosas que llevarme de aquí mas que los recuerdos, que seguro olvidare con el tiempo. Sin embargo, pido que me des un pequeño tiempo antes de partir, para escribir una carta de despedida para mis familiares-
Dumbledore asintió con la cabeza con sabiduría, sabiendo que estos serian los últimos momentos de infancia de Harry, pues ahora, el seria su aprendiz, y eso no incluida nada de diversión o juegos.
Después de diez largos minutos, Harry dejo la pluma en la mesa, y doblando la carta cuidadosamente, la dejo encima de la almohada de su cama. Dumbledore tomo la mano de Harry, y después de una breve conexión mental entre los dos, desaparecieron de la casa de los Potters, sin dejar rastro alguno de que Harry Potter volvería alguna vez a su casa.
-Hey James, ¿esta Harry en su cuarto verdad?- Dijo Sirius riéndose después de un chiste que había contado en la mesa mientras todos comían pastel de cumpleaños. A la mención de su hijo, James, miro con confusión a Sirius por unos segundos, seguido de la realización de que había un cuarto Potter en la familia, su rostro mostraba tranquilidad pero sus ojos mostraban un poco de enojo a la mención de Harry, sin embargo, para no hacer una escena el solo asintió con la cabeza, y siguió conversando con su esposa, como si nada hubiese pasado. Sirius se levanto cuidadosamente de la mesa, busco el regalo que le había comprado a Harry para su cumpleaños, y se dirigió a su cuarto con un paso calmado, mientras caminaba por los pasillos, ojeaba los recuadros móviles de las paredes, cada uno más feliz que el anterior, cada uno mostrando solo tres Potters en ellos, como si un cuarto jamás existiese. Sirius se arreglo su cabellera y golpeo suavemente la puerta de Harry, al no recibir ninguna respuesta, volvió a golpear de nuevo, un poco mas fuerte esta vez. Ya al tercer intento, Sirius abrió la puerta lentamente para no hacer mucho ruido.
-Harry, ¿Estás ahí? Soy tu padrino Sirius, te vine a desear un feliz cumpleaños-
Al no recibir una respuesta alguna, Sirius supo que algo andaba mal. Aunque Harry era quieto para su edad, demasiado en su opinión, el era bastante cariñoso y cortés, especialmente con él, no era común que Harry no contestara lo que le preguntasen.
-Harry, sal de donde quieras que estés-
A la falta de respuesta Sirius dejo el regalo en la cama y empezó a buscar a Harry por su cuarto, tal vez, estaba jugando a la escondida con el. Después de buscar por todo el cuarto, Sirius se rasco la cabeza en forma de frustración, James había dicho que Harry estaba en su cuarto, y Sirius no recordaba ver a Harry abajo en la fiesta, asique estaba un poco extrañado por la ausencia de su ahijado. Sirius estaba a punto de volver a la fiesta cuando noto un pequeño papel con forma de de estrella en la cama, mirando para los lados sospechosamente, tomo el papel y lo desenvolvió para leer su contenido. Las letras escritas en el papel hicieron que Sirius miraba el papel escandalizado, y antes de saberlo, grito con todas sus fuerzas el nombre de su mejor amigo.
-JAAAAAAAAAAMES!-
El grito de Sirius alarmo a toda la gente presente, y antes de que alguien hiciese algo, James Potter corrió donde Sirius se encontrase, con varita en mano, listo para lo peor. Todos se quedaron inmóviles ante lo ocurrido, y antes de que alguien pudiese moverse de su lugar, otro grito resonó por toda la casa
-LILY, VEN INMEDIATAMENTE, HARRY SE HA ESCAPADO-
Lily se levanto inmediatamente de su silla, y con la cara llena de conmoción corrió hacia el cuarto de su hijo, el grito de dolor de Lily se escucho unos segundos después, Daniel miro con preocupación hacia el pasillo, todos los invitados se movieron incómodamente en sus asientos, Remus miro con angustia hacia el pasillo también, se podía escuchar el llanto de la madre por su hijo y la pelea de que había entre Sirius y James en la parte superior de la casa.
-TODO ESTO ES POR TU CULPA JAMES, AHORA COMO ENCONTRAREMOS A HARRY-
-NO LO SE, TU BUSCA ALREDEDOR DE LA CIUDAD, YO IRE POR DUMBLEDORE-
Se podía escuchar el sollozo llanto de Lily en el piso superior, Daniel se paró de su asiento y corrió al cuarto de su hermano, seguido de Remus, quien no podía para de sentir que el era parte de la culpa de todo. En ese momento, el infierno se desato.
Mientras tanto, Harry Potter, miraba su nuevo cuarto en la casa de su abuelo Albus, era un viejo cuarto con varias fotos antiguas, la mayoría con Dumbledore en ellas, una pared estaban llenas de libros, otra pared tenía varios objetos antiguos como espadas y armaduras, y la ultima un gran ventanal que daba hacia un vasto bosque. Harry se sentó en su nueva cama, sintiendo la suave sabana que la cubría, se miro a sí mismo en un espejo que había en un rincón, y se vio a si mismo con ojo crítico.
Hoy, el dejaría el nombre de Harry Potter, y se convertía en un sirviente más de la luz, mostrando lealtad hacia su maestro, pues para proteger a su familia y cercanos el sacrificaría su niñez y vida, pues ese era el motivo de su existencia, vivir para asesinar al Señor Tenebroso, nada mas importaba.
-¿Estás listo Harry, para comenzar con tu enteramiento?- Dijo Dumbledore mientras aparecía en el cuarto. Harry se levanto de la cama, camino hacia Dumbledore, y se puso de rodillas frente a el.
-He estado listo desde que Voldemort me marco como igual, mi destino es detenerlo, por ende maestro, estoy más que listo para comenzar- dijo Harry con voz firme, no mostrando ningún sentimiento de tristeza o ansiedad, solo hechos.
-Entonces…que comience el entrenamiento, joven aprendiz- exclamo Dumbledore con deleite.
