-1Nota Inicial: Aquí esta la continuación de insomnio. Y como va parece que será una historia Maiko, curioso porque como se nota en mi imagen, mi firma, bueno soy un Jinko, pero bueno no significa que no pueda escribir otro tipo de relationships con Zuko sobre todo porque hay tantas! Tengo verdaderas ganas de hacer un Ty Luko aunque sea un one-shot.

Un tenso camino lejos de casa.

Mai no sabía como es que lo habían logrado hasta el punto en que ahora estaban, todos habían sido liberados, aunque no todos habían sobrevivido al escape. Las Guerreras Kioshi si lo habían hecho muy al asombro de Mai y cuando se sintió en tierra segura de la nación de fuego creyó que su tiempo había llegado.

La muchacha de oscuros cabellos se arrodillo frente a la lider de las guerreras Kioshi y le puso la daga que había estado en Azula en las manos, es cierto que había esperado volver a ver a Zuko, era un pensamiento muy fuerte en su mente, se lo había comunicado a Azula, pero ahora se sentía conciente de que quizá nunca dejaría la nación de fuego.

-Que ocurre "Cabello negro"?-Le pregunto Suki, jamás sabiendo su nombre y en verdad muy asombrada por la condición de su cabello (Una de las guerreras a su lado al menos tenía el cabello igual de oscuro pero no brillaba en la misma manera.

-Se que desde aquí lograran encontrar un camino a la costa, allí robaran un barco pequeño y de allí buscaran al Avatar basados al menos en el hombre que deje ir que ya debe tener alguna pista o ventaja.-Dijo Mai sin emoción como siempre.

-Es cierto, porque me das el cuchillo entonces?-Inquirió Suki extrañada aun por la actitud.

-Porque ya no me necesitas, y si ya no me necesitas entiendo que es hora de que hagas justicia a tus amigas.-Continuo Mai, se le quebró un poco la voz en la palabra justicia.

Suki se quedo en silencio un momento luego alzó la voz para que todo el campamento pudiera oírla.

-El principe Zuko ataco la aldea Kioshi y prendió fuego a esta. Las llamas ardieron, los Rhinos de su escuadrón quebraron muchas cosas valiosas y arruinaron comida para mas de un día eso es cierto al menos. Luego siguió dando caza al Avatar alrededor del mundo. Hasta el Polo Norte, fue por causa de su necedad que el Avatar no estuvo presente para evitar que un general atacara el espíritu de la Luna, este murió y alguien tuvo que dar su vida para que la Luna volviera esto les explica porque la Luna desapareció un día y me fue contado por un amigo del Avatar en sí, un guerrero de la tribu agua.-Al terminar de decir eso volteó a ver a Hakoda, conciente del parecido entre el y Sokka.-En el Reino Tierra ayudo a Azula según parece a pelear con el Avatar. Ahora ha ido de nuevo en su búsqueda pero esta vez pidiendo perdón; esto me lo ha dicho la dama de fuego Mai aquí presente, y ella tiene el pergamino aun entre sus mangas por si hubiera alguna duda.

El silencio en el campo imperó un momento.

-La dama Mai combatió contra mi y mis guerreras en las afueras de la gran ciudad. Tres de ellas contra seis de nosotras. Mai gano y esta dispuesta a darme su vida como retribución por lo que nos paso después. A darme su vida que en las últimas dos semanas ha sido igual de miserable que la mía. A darme su vida en la que ha pasado entrenando y gracias a esto hemos sido libres hoy.-Suki se detuvo un momento.-Yo no tomare su vida. Ha probado lo amargo, nos ayudo claro.-Y entonces guardo silencio un momento y luego gritó sin temor de que alguien la oyera.-Ella sobretodo mato a la Princesa Azula responsable de la caída de Ba Sing Se!

Hubo un ligero clamor en el campo, ligero no tan desprevenido como el grito de Suki.

-Por lo que a mi concierne estamos a mano.-Dijo Suki y las otras guerreras sonrieron.

Mai se sintió extrañada ante esa sonrisa.

-Si Lee y Kin hubieran querido vernos libres.-Continuo Suki.-Si soporte el deseo de matarte cuando me dí cuenta de quien eras. Ahora es mas sencillo.

-Alguien viene!.-Dijo el vigilante en turno.

-Cuantos son?-Pregunto Hakoda.

-Solo es uno de ellos.-Respondió el vigía.-Mas bien una de ellos, sobre sus manos.

-Es Ty Lee.-Dijo Mai luego se dirigió a Suki.-Vamos a hablar con ella?

-Ella no ha hecho lo que tu hiciste para ganarse nuestra confianza!-Contesto Suki.

-Esta bien.-Dijo Mai y se apretó contra la roca, esperando que su amiga cayera por algún dardo o emboscada pronto.

Mai se sorprendió sin embargo cuando escucho la alegre voz de la castaña.

-Bueno; je se que están por aquí. Azula dijo que así sería.-Luego dandose cuenta de su error siguió.-Bueno quiero decir, yo me rindo esta bien?

Pronto paredes de roca se crearon a su alrededor, su cabeza apenas visible.

-Porque debemos creerte?-Dijo Suki con una mano en la cintura, ´"Tiene un cierto aire de Azula" pensó Ty Lee con la armadura y la postura.

-No tienen que creerme.-Dijo Ty Lee segura de lo que decía.-Azula me dijo que solo estaría a salvo si venía con Mai, yo no podía no obedecer sus últimas palabras; ella pudo haber sido muy mala o perversa, pero aun así era mi amiga, y la amaba, y también Mai es mi amiga y me preocupo como estaba, especialmente por todo lo que le paso. Si no pueden confiar en mi y me van a matar, al menos denle a Mai este mensaje si?.-Ty Lee hizo una pausa para pensar bien sus palabras.-Díganle que salí de Ember Island para verla. Que quise liberarla pero no encontré los planos necesarios y…diganle que Azula no sonaba tan enfadada cuando murió, no con ella.

-Me asegurare de llevar el mensaje.-Dijo Mai en un tono sarcastico.-Pequeña acrobata en verdad extrañe verte.-Dijo no con mucha emoción pero Ty Lee supo que viniendo de Mai era bastante.-Pero el problema es, lo que hicimos a estas chicas. Bueno, lo mas que podrían hacer por ti es llevarte como prisionera. Al menos hasta que la pelea por el barco venga y pruebes que tus habilidades en verdad son útiles.-Mai guardo silencio.

-Nosotros solo las vencimos Mai.-Contesto Ty Lee, no viendo el error en ello. Era una guerra alguién ganaba, alguien perdía Ty Lee prefería mantener las cosas simples.

La mirada de Mai no podría haber mostrado mas miedo por su amiga en ese momento.

Suki la miró con fuerza. Pero al final se dio cuenta de que Ty Lee tenía razón. Ni Mai ni Ty Lee dos guerreras de fuego habían hecho otra cosa sino vencerlas, a lo mucho dañar su orgullo, ellas no las habían metido en la estupidamente pequeña celda, eso era orden de Azula, ellas no las habían violado, ni las habían matado de hambre.

-Libérenla de la roca, pónganle esposas en los brazos hasta arriba de los codos, dos vigilándola a suficiente distancia para que no los toque, pero cerca como para clavar una estocada, dos vigías en relevo, los demás vamos a dormir, mañana nos espera una ardua batalla en los muelles.-Las ordenes de Suki resonaron en la cabeza de todos.

-Y porque ir a los muelles tan protegidos de la Nación de Fuego?-Pregunto Ty Lee.-Cuando hay un barco no muy lejos de aquí. El propio barco en el que yo llegue, sabiendo la situación ordene que se quedará lejos de los muelles, me esperan allí, algunos marineros serán leales, otros no. Pero no será tan complicado.

Todos miraron a Ty Lee y esas decenas de ojos decían desconfianza y trampa.

Mai hablo entonces.-Suki, tus guerreras yo y Ty Lee podemos ir al barco, lo aseguramos y una vez que alcemos las velas con una señal que Ty Lee no conozca…entonces los fugitivos bajan a la nave.

Suki asintió, Ty Lee no sonrió, le dolió que su amiga no confiara en ella. "Debí haberla liberado y las tres estaríamos vivas!"Pensó la cirquense.

Avanzaron bajo el respaldo de la noche, estaban agotadas, pero en el camino habían robado algo de comida y eso les daba algo de fuerza.

Cuando llegaron al barco Ty Lee hablo primero, de principio no tuvieron problema, de haber sido ellas las únicas en abordar no hubiera habido problema alguno en irse. Ty Lee entonces empezó a paralizar a todos los sirvientes menos a uno, ese la miraba fascinado, Ty Lee sabía que haría lo que ella quisiera.

Entonces Mai cambio las velas y los otros guerreros llegaron, fue un viaje apretado hasta el medio día cuando llegaron a uno de los fuertes que aun estaban en poder del Reino Tierra, allí se quedaron todos los guerreros y la tripulación de Ty Lee, solo las guerreras Kioshi y las dos chicas de la Nacion del Fuego siguieron desde allí, todas vestidas en ropas rosas y rojas limpias. A Ty Lee no se le pudo escapar la ironía de que todas se vieran similares a ella, una sonrisa amarga se pintó en su rostro.