CONFUNDIDO
Declaración: Los personajes no me pertenecen, solo son con fin de esparcimiento.
No reclamo lucro alguno.
Sesshomaru se encontraba tendido en la sala de Té privada, a la que su esposa Rin lo mando a dormir. Era curioso cómo se habían manifestados los celos de la menuda y escultural mujer que había tomado para él. Nunca había atisbado rastros de violencia, odio o siquiera enojo hasta el día de ayer en la que alguien se había acercado al demonio con no tan santas intenciones.
Era la primera vez que Rin y Sesshomaru dormían separados en su vida marital, y esto le pesaba en el corazón, sentía una opresión en el pecho, víctima del disgusto de su mujer. Así que esto era la tristeza, o eso pensaba hasta que su tristeza se removió en su pecho y un perfume a jazmines impregno sus fosas nasales.
Perezoso abrió sus ojos para encontrarse con la sorpresa de que Rin lo tenía apresado, esta se encontraba casi encima de él, entonces Sesshomaru dio con la causa de la pesadez de su corazón.
La mujer se encontraba profundamente dormida, y parecía tener el rostro sereno.
¿Qué demonios le pasaba a su mujer? Si ella misma sin ningún miramiento lo había echado a él, a Sesshomaru, el príncipe del Oeste, aquel que respetaban demonio, hanyous y humanos. Que con tan solo una mirada paralizaba hasta al más feroz guerrero. Pero parecía que esa mirada no surtía efecto en Rin. ¿Tan cabreada estaba?
Desde que la revivió con el Colmillo Sagrado, supo que su vida cambiaria, era una encantadora niña, bastante dulce y amorosa, características que no cambiaron aun con los años. El entendía los celos de su mujer, pues el mismo los había padecido hasta que por fin se la llevo de la aldea de su hermano. Todos los jóvenes de la aldea habían osado acercarse a entablar conversación con ella, y con lo parlanchina que era terminaba por enamorarlos, uno incluso, se atrevió a pedir su mano en matrimonio, y fue nada más y nada menos que Kohaku, aunque el muchacho no le desagradaba frunció el ceño y el joven exterminador lo entendió.
Fue el mismo Kohaku quien le dijo que esa actitud estaba marchitando a la joven, ella lo adoraba pero no le sería eterna, ni viviría tantos años como él, fue en ese momento que el golpe de realidad le dio de lleno en el pecho y se fue inmediatamente por ella.
Solo le dijo que recogiera sus pertenencias y que se despidiera, en una hora volvería por ella. Y a partir de ese momento nunca se separaron hasta esa noche. Bueno eso de separarse no era del todo cierto, pues Rin a media noche había dado a parar al salón de Té y se había colado en su futon.
Sesshomaru dibujo en su rostro una sonrisa coqueta que rayaba en la soberbia, cuando se dio cuenta que al lado de ellos estaba colocada El Colmillo Explosivo…
FIN
