¡Hey Arnold! es propiedad de Craig Bartlett
Escucha las voces.
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Como todas las noches, aún sin entender nada y sin haber siquiera asimilado aquellos ruidos que por los pasillos se hacían notar como una ráfaga brusca que sin piedad llegaba hasta su habitación.
POV Arnold
Me despertaba bañado en sudor y con una ansiedad incontrolable, mire mi reloj de pared, el cual estaba iluminado por las pocas luces que los carteles con letras fluorescentes y los faroles cercanos a mi casa eran reflejados y gracias a los tragaluces lograban iluminar la pared frente mi cama, solo para comprobar que este no funcionaba, resignado mire a mi izquierda, 3:40 am marcaba mi despertador-patata con sus números color verde, que sin piedad lastimaron por un corto lapso mis ojos gracias a su intenso brillo, por suerte estábamos de vacaciones y la escuela no era problema, mire el cielo estrellado intentando buscar algún Consuelo que pudiera lograr despejar mi mente, pero no lo encontré, estaba harto, quería gritar de frustración, tomar lo primero que estuviera a mi alcance y lanzar sin piedad, pero no pude, no pude ni pestaña, sentía claramente como cada vello de mi cuerpo se erizaba acompañado de mi respiración acelerada.
-escucha…- totalmente anonadado, salgo de aquel trance espeluznante por la intervención de aquellas voces que un poco disparejas y distorsionadas, pero completamente entendibles para mis oídos se hicieron presentes en mi habitación, deseaba desde el más fondo de mi corazón que esto solo fuese un sueño o mejor dicho una pesadilla, pero fue tonto de mi parte, no podía engañarme, tenía que ver la verdad y enfrentar esta horrible situación como mi abuelo me dijo después de contarle lo que estas últimas noches me atormentaba.
-los fantasmas no existen, no existen, no existen- fue lo único que pude formular rápidamente para poder despejar el miedo de mi cuerpo, pero no funcionaba, mi corazón seguía acelerado y mis oídos no dejaban de escuchar aquellas voces, no tenía más opción que aguantar y esperar el amanecer como siempre lo hacía estas últimas semanas.
Desesperado me cubrí con las cobijas y cerraba fuertemente los ojos, no paraban, las voces seguían presentes y a cada minuto se intensificaban de forma insistente pronunciando aquella palabra "Escucha", que querían que escuchara, abrí mis ojos y me descubrí lentamente para asegurarme de que nada estuviera esperando a que saliera de mi escondite improvisado mire el despertador-patata, 4:00 am, me volví a cubrir, esta sería una noche muy larga.
continuara...
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