Había olvidado los nervios y la emoción que le producía el viajar a esas tierras, esa ansiedad mientras contaba los segundos a la espera de su equipaje y deseaba que el tiempo pasara más rápido.

Sentía su corazón palpitar en sus oídos mientras los sentimientos se estrujaban en su pecho, porque sabía que después de todo eso, que saliendo por esa puerta del aeropuerto, se encontraba el amor de su vida, la segunda persona que mas adoraba en ese planeta: el chico al que había tenido que dejar ir, pero que jamás había olvidado.

- ¡Ahí están! -dijo la niña que esperaba a su lado.

En la larga banda aparecieron docenas de maletas, entre las cuales resaltaban la azul deportiva suya y la mochila rosa de su hija. Su estómago se revolvió, ahora lo único que lo separaba de él era el tiempo que les tomara llegar al centro de entrenamiento.

- ¿Estás emocionado, papá? -Sonrió la chica tomándole de la mano.

-Por supuesto, tiene mucho tiempo que no veo a mis amigos.

-Los vimos el año pasado...

-Eso es mucho tiempo Lin -añadió mientras subían al auto de la BBA, el cual ya los esperaba desde hacía varios minutos.

La niña se asomaba inquieta por la ventana, sonreía al ver los edificios gigantes frente a ellos.

-Me gusta mucho Japón -suspiró.

Le creía, más de una vez le había insistido en que se mudaran a ese país.

- ¿Qué hay de China?

-China es lindo, el pueblo es bonito y todo... pero me gustan más las ciudades, Tokio es hermoso.

-Tu madre se pondría triste si te escuchara -aunque lo dijo más para sí mismo.

La chica resopló, su madre se negaba a cambiar de modo de vida, aun con todos sus viajes por el mundo era de las que prefería el estilo aburrido de un pueblo. Y Lin no lo entendía. Aunque no podía decir que todo era horrible, de verdad amaba su pueblo, amaba a su familia y su hogar, pero no era para ella. Sentía que no pertenecía a ese lugar.

- ¿Estas nervioso por ver a Kai? -soltó la chica de la nada.

El mayor se sonrojó y abrió la boca instintivamente con sorpresa.

- ¡Lin! Te he dicho mil veces que no le llames por su primer nombre sin más.

- ¿Y cómo quieres que le diga?

- ¿Qué hay de tío Kai? Como con el tío Takao y el tío Max.

-Eso suena raro... ¿Qué hay de "el papá de Goh"?

-Suena como si no quisieras relacionarte con él de ninguna manera.

La niña suspiró.

-Tú sí que quieres relacionarte con él -murmuró en voz baja, hundiéndose en el asiento.

- ¡Basta Lin!

A veces Rei se preguntaba como su hija había resultado tan insolente, y la respuesta la encontraba fácilmente. Siempre le dio libertades a Lin, aun cuando fuera su padre se permitían las bromas entre ellos. Por eso ambos se sentían más unidos y en confianza, por eso ambos eran cómplices en la vida.

- ¿Cuándo empezaste a faltarme el respeto así? -suspiró, arrepintiéndose levemente de toda la libertad que Lin tenía.

-Tú y yo sabemos que no tenemos esa clase de relación solemne, papá...

La niña tenía razón y nunca le había molestado o preocupado, sólo que ahora... ahora después de tanto tiempo volvería a ver a esa persona y saber que su hija boca suelta estaría rondándolos le hacía sentir nervioso.

Que se le escapara algo, que dijera algo inapropiado y lo delatara frente a él, frente a Kai. Moriría. Sin duda moriría.

Lin soltó un gritillo de emoción al ver el gran edificio de la BBA imponerse frente a ellos, una de las cosas que más amaba de Japón eran los torneos de Beyblade. Y aunque ahora era una especie de mini torneo amistosos, no dejaba de emocionarle.

Bajó corriendo del auto y se adentró al edificio, seguida por su padre, quien caminaba con más discreción.

-¡Están beybatallando! -gritó la niña eufórica y entró a la arena.

Por supuesto no era una batalla oficial, eran un par de chicos en una batalla de calentamiento.

Rei sonrió, a veces su hija no podía controlarse, sin duda ese era el carácter de su madre.

Mientras la chica se unía decidió dar una vuelta al lugar, no había tanta gente pues el torneo empezaría al día siguiente, ahí sólo se encontraban unos cuantos chicos afortunados con padres que tenían acceso a los gimnasios de la BBA.

Le llamó la atención la segunda arena, donde un pequeño de cabello bicolor luchaba con la expresión seria que le recordaba a otra persona.

-¡VAMOS DRANZER! -gritó el chico y una ráfaga de viento surgió del plato.

El chino lo miraba, captando cada detalle del menor y por un segundo sintió una nostalgia increíble al recordar esa mirada a mitad de una batalla, claro, con sus obvias diferencias.

-¡Hey, Rei! -escuchó a uno de sus amigos llamarle desde las gradas.

-Max. - Sonrió-. Que gusto verte.

El chino caminó hacia donde estaba el rubio, le saludó con un abrazo y se sentó a su lado.

- ¿Dónde está Takao?

-Debe estar por ahí con Makoto -respondió sin apartar la mirada de la batalla-. Goh es realmente fuerte ¿no crees?

-Por supuesto, es el hijo de Kai, deben entrenar a morir.

-¡Kai era un ogro cuando era capitán! No me imagino como debe ser con su hijo.

- ¿Hablan de mí? -Ambos se petrificaron al escuchar esa voz a su lado.

El bicolor estaba recargado justo a un lado de ellos ¿cómo es que no habían notado su presencia antes?

- ¡Kai! -Max se levantó nervioso-. Voy a buscar a Takao, necesito...

Ni siquiera terminó de hablar y ya había emprendido la huida, dejando a Rei sólo.

-Hola Kai. - Sonrió nerviosamente, aunque no estaba seguro si estaba así por ser descubierto hablando de él o porque verlo en general le ponía nervioso.

O un poco de ambas.

- ¿Cómo estás Rei? -Continuó, quitándose los lentes de sol para mirarle a los ojos.

Ahí estaba, justo como le recordaba. Tan endemoniadamente guapo.

-Bien... aunque creo que a Max casi se le sale el corazón del miedo -respondió intentando calmarse.

- ¿Qué hay de ti? -Sonrió de forma inquisidora.

Rei aclaró su garganta, tranquilizándose lo más que pudo ¿por qué diablos le sonreía así?

-Que va -mintió. En realidad si, su corazón casi explotaba en esos momentos, pero no era por la misma razón que Max.

- ¿Dónde está Lin? -preguntó sentándose a su lado.

-Debe estar beybatallando con algún chico por ahí, salió corriendo en cuanto llegamos.

-Que padre tan imprudente -le regañó.

-Sé dónde está mi hija, Kai, no tengo que estarla observando cada segundo.

Segundos después la chica llegaba corriendo a los brazos de su padre, sin darle tiempo al bicolor de responder.

- ¡Papá! ¡Gané una beybatalla doble! Makoto y otro chico perdieron contra mi ¡Soy la más fuerte!

Rei veía a su hija saltar con felicidad.

-Ahora iré por Goh. - Se volteó y reparó en la presencia del ruso-. H-Hola papá de Goh.

-Soy Kai -respondió levantando una ceja.

La hija de Kon siempre se refería a él de una forma distinta cada vez que se veían.

-M-me tengo que ir señor Hiwatari -dijo y salió corriendo inmediatamente.

-Bueno, se acercó bastante esta vez. - Sonrió Kai al verla alejarse.

Al mirar de nuevo a Rei lo notó completamente rojo.

-Esa mocosa…- Murmuró, preocupado de que la niña dijera más cosas innecesarias.

- ¿Dónde está Mao? -Preguntó el ruso al ver a Rei de esa manera.

El chino salió de su ensimismamiento y miró al ruso a su lado.

-Ella… Decidió no venir esta vez.

-Oh, que inusual -aunque por dentro sentía una especie de alivio-. ¿Cómo dejó ir a su esposo y a su hija solos, con lo posesiva que es?

Intentaba hacerlo sonar como algo casual, pero por dentro estallaban súbitos destellos de felicidad al saber que tendría a un Rei libre por unos cuantos días.

-Mao y yo... -habló en voz baja-. Mao y yo ya no estamos juntos.

Kai miraba al frente cuando cayó en cuenta de las palabras del chino. Volvió su mirada a él con la expresión de mayor sorpresa.

- ¿Por qué? -preguntó instintivamente-. ¿Estás bien?

Rei miró al techo mientras jugaba nerviosamente con sus manos.

-Si, ambos estamos bien. Simplemente nos dimos cuenta de que nuestra relación no era lo que queríamos que fuera.

- ¿Estaban teniendo problemas?

El chino hizo un ruidillo indescifrable y Kai no pudo más que reír involuntariamente. Al escucharlo, Rei se relajó y se permitió reír también.

-No problemas exactamente -respondió-. Sólo lo dejamos de intentar.

- ¿Por qué dices eso?

- ¿De verdad quieres que tengamos esa conversación aquí?

- ¿En dónde más?

-No sé... ¿quieres ir por un café? -señaló la salida.

-Sólo si me dejas invitarte -sonrió el ruso.

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He vuelto! Con un fic Nuevo! Este fic era una especie de desafío en Laet y yo, si puedo terminarlo, les dire cual fue el reto y ustedes juzgarán si lo logré o no ahaha

Y porque ya tenía ganas de escribir algo con los niños. Aunque últimamente no he escrito nada, llevo como varios meses sin hacerlo, pero previo a ese bloqueo (no puedo decir que es un bloqueo artistico, porque he dibujado a morir y soy feliz), estuve/estoy en el fandom de Haikyuu, tengo un fic pendiente TsukkiYama, pero solo puedo pensar en el BokuAka, se han convertido en mi main ship xD y el KaiRei que siempre llevo en mi corazón.

En fin! Si les gusta este fic, dejen comentarios, ya saben que esos animan a seguir con la emoción de escribir y terminar rápido :corazones: