Como Espuma de Mar

Capítulo 1: Un sentir del Corazón durante un Naufragio

Basado en Naruto de Masashi Kishimoto.

Resumen: Porque solo cuando se llega a sentir al corazón latir de una forma especial, a una velocidad especial, se sabe que se encontró a ese otro corazón que seguirá hasta la eternidad. Y aún cuando trate de ocultarse ese sentimiento, todo es tan claro como el agua marina, porque se puede mentir a la razón, pero jamás al corazón.


Saludos.

Esta es mi primera historia en Fanfiction, y la cuarta que escribo, así que me falta mucho por aprender.

Quisiera dedicar esta historia a Sunako Nakahara Chan, ella me motivaba a escribir algo, aunque demoré demasiado. Gracias por el tiempo de aprender algo diferente y poder hacer algo más artístico; eres una buena motivación.


Suave brisa matinal, que aleja aquella alfombra celeste formada por las nubes, abriéndole paso a los brillantes rayos solares de un nuevo día, con capas de colores que enternece las más vivaces almas. Con orquestas de aves, que reciben al astro divino, como una ceremonia diaria de adoración, llamando a que siga iluminando su existencia. Todo aquello acompañada por la refracción de esos pocos rayos matutinos en las gotas de rocío que descansan en aquellos árboles enormes que engalanan el paisaje del País de la Hierba.

Esta era la vista que recibía a un ninja rubio perteneciente a la Aldea Oculta entre las Hojas, vestido con su singular vestuario naranja y negro, como parte de un recorrido diario en busca del Grupo Terrorista de Ninjas de aquella región. Pero más allá de ese propósito militar, su verdadera razón era porque su corazón latía de un modo desbocado desde la medianoche. Aquello hizo que se despertara muchas horas antes, que se ofreciera como el primero de salir en ronda sin siquiera haber desayunado ni hacer excusas para seguir pernoctando, realizando en solitario esta búsqueda, sin deseos de esperar a sus compañeros mientras se preparaban. Era una sensación tan extraña, que se preguntaba si sería lo que muchos llaman "corazonada", pero ese algo lo guiaba por ese camino, con sus sentidos al máximo, tratando de captar cualquier sensación especial que despejara su preocupación.

Ya se cumplía un mes de haber iniciado el conflicto entre los Ninjas Terroristas en su deseo por derrocar al Señor Feudal del País de la Hierba. Su primer movimiento había sido derrotar y encerrar a los ninjas que no los apoyaban en su campaña; razón por la cual el Señor Feudal había convocado el apoyo de la Aldea Oculta entre las Hojas para que junto con su ejercito poder acabar con esta amenaza a su feudo. Pero el conocimiento de estos ninjas del área boscosa más sus técnicas avanzadas de ocultamiento y ataque táctico había hecho demasiado difícil el poder apresarlos o encontrar el gran número de refugios que poseían. Entre soldados del país se decía que estos ninjas aparecían de los mismos árboles y del suelo, que la naturaleza les ayudaba y que eran como demonios de los bosques.

Por tal razón, durante los recorridos diarios, los ninjas con capacidades rastreadoras eran ubicados estratégicamente en las áreas donde se habían dado ataques del grupo terrorista y así buscar sus escondites o señales de campamentos. Luego de recabar dicha información era estudiada para ubicar posibles zonas a ser atacadas. Naruto sabía que no era muy bueno en esas labores, nunca entrenó para ello, pero su capacidad actual le permitía sentir chakra a una distancia prudente, por lo que era considerado parte del grupo rastreador, aunque generalmente era acompañado, ya que muchas veces confundía a grandes animales con personas, además de ser el que menos sitios señalaba. Una sonrisa risueña salió de sus labios. —No es lo mismo estar en el calor de una batalla por la vida de sus amigos, que concentrarse en buscar a otras personas, sin saber si están a su alrededor —, eran las palabras que usaba cada día para motivarse a mejorar en esa nueva capacidad adquirida luego de su entrenamiento y posterior entendimiento con Kurama.

—Una guerra más, una batalla más —. Eran los pensamientos que seguían en la mente del ninja rubio. ¿Acaso el mundo ninja jamás buscaría la paz? Es claro que personas entrenadas militarmente no les sería fácil dejar las luchas, ni los intereses en lugar de buscar otros métodos. Siempre habrán aquellos que no pueden dejar su modo de vida, pero el seguía buscando la forma en que todos se entendieran, de que no todos tuvieran que sufrir la perdida de un amigo, de un lazo.

Pero ese día había sido diferente, esa corazonada lo había hecho tomar ese camino, según recuerda de un mapa que le puso poca atención ese era el área de búsqueda de otro escuadrón rastreador, pero más fuerte es el sentimiento que en esa zona encontraría algo, podría ser el final del conflicto, un tazón gigante de ramen como él de sus sueños, o alguien podría necesitarlo.

Entre sus vacilaciones, la sensación de un conjunto de chakras, ese hormigueo especial, como el hacía llamar a esas esferas de colores que significaba que las personas estaban cerca llamó su atención, era un grupo de cerca de 10 a 13 personas, no podía estar seguro. Según lo poco que sentía a su distancia, estaban en una batalla, por las sensaciones negativas que podía sentir en varios de ellos, así que apresuró el paso, alguien podría estar en peligro, alguien que hiciera que su corazón latiera así.

Entre golpes secos y choques metálicos, una ninja de la Aldea Oculta entre las Hojas se enfrentaba a 10 de los ninjas terroristas. Con sus ojos, gracias al Byakugan, lograba observar que hacía todos, como la atacaban desde varias direcciones mientras ella se esforzaba en repelerlos a todos. En su recorrido diario había captado ese número de personas a una distancia de 5 Kilómetros, era su obligación reportarlo a su cuartel de procedencia para que fuese investigado por un grupo de ataque, ya que los miembros de la familia Hyuuga realizaban sus rastreos en solitario, por la seguridad que su capacidad ocular les daba, pero Hinata Hyuuga quería asegurarse que sería una base enemiga. El grupo Terrorista había previsto muchos de los movimientos de los rastreadores, desaparecían de las zonas señaladas y atacaban en otras que habían sido dejadas con poca vigilancia. Hasta habían logrado usar señuelos, logrando introducir Chakra en plantas que hacían que muchos rastreadores se equivocaran y dieran falsas ubicaciones. Aquella razón la había llevado a tomar la iniciativa de investigar a fondo si en realidad eran ninjas lo que había llegado a observar.

Solo sería a unos 100 metros, lo suficientemente cerca para que su técnica genética pudiera asegurar su objetivo, pero tan lejos para no ser escuchada por aquellos ninjas. Pero en eso estuvo su error, porque al parecer había activado una señal que hizo que estos la persiguieran y acorralaran, hasta el punto de estar en una tormenta de kunais y golpes.

Con su Byakugan lograba predecir la trayectoria de kunais y shurikens, pero por la cantidad, solo hacía movimientos para esquivar aquellos que fuesen contra puntos vitales, eran suaves movimientos, pero también permitiendo que muchos la hirieran, por lo que ya tenía algunos shuriken incrustados en sus piernas, brazos y un kunai a un costado de su abdomen. Durante el encuentro, había logrado herir a tres ninjas enemigos con sus armas ninjas, sacándolos de combate, y había golpeado a dos con su Puño Suave, técnica propia de su familia, impidiendo que estos la atacaran con ferocidad, pero aún los cinco ninjas restantes le habían hecho daño, mientras ella trataba de dar distancia y no ser un blanco fácil mientras su vista se nublaba y su fuerza disminuía, la perdida de sangre y el esfuerzo de la batalla le hacía frente.

Aún con muchos puntos en contra, se sentía confiada, su corazón latía de una manera especial, no sabe si iba a vencer a aquel grupo de ninjas, pero esos latidos le hacían sentir que algo especial iba a pasar, por ellos se había aventurado a esa zona peligrosa y sabía que ese día sería importante para ella, así lo decía algo dentro suyo.

A una distancia de 75 metros, la sensación de chakra con deseos de muerte se hizo evidente, algún compañero emboscado estaba en peligro. Mientras se apresuraba a pocos segundos de su objetivo, sintió aquel chakra de su compañera de armas, la había captado muchas veces, era Hinata. Y en aquellos momentos de inexplicables, su corazón se detuvo para dar un latido mayor, tenía que apurarse, mucho más rápido que siempre. Ella lo había rescatado tantas veces, de si mismo, de personas que trataron de doblegarlo, hasta casi sacrificaba su vida. Entonces entendió su sensación, era como verla luchar, dejando sus fuerzas, su sangre, sus sueños, por seguir adelante. —Por acercarme a ti y caminar a tu lado —, fue esa frase que más golpeó su mente.

Y es que Hinata era una kunoichi terca, no se rendía fácilmente, ni buscaba la manera segura de hacer las cosas. El mismo había visto muchas veces como, ante la posibilidad de perder, ella seguía adelante, esforzándose, sin rendirse. —Ella se parece un poco a ti — fue una frase que una vez Sakura-chan le había dicho, pero ahora todo era más claro, ella lo hacía para darse a conocer, para hacer valer su existencia, como él, y en cierta forma, ello lo había hecho parte de su existencia. O eso creía, los sentimientos femeninos seguían siendo algo complejo para él.

Y no tuvo mucho que pensar, cinco ninjas seguían atacando a Hinata que trataba de defenderse a una prudente distancia mientras con su equipamiento ninja de kunais y shuriken trataba de herirlos. Solo fue como un rayo, una sombra naranja en el campo de batalla que entre golpes y patadas reducía a los ninjas terroristas. Estos solo estaban confundidos en que era aquello que los atacaba, mientras en pocos segundos todos estaban inconcientes y aquellos tres que tenían sus movimientos limitados se veían también abatidos por aquel atacante desconocido.

Hinata solo pudo observar a alguien más, sus ojos estaban demasiado débiles para determinar quien era aquel que había llegado, pero estuvo convencida que alguna fuerza especial, algún poder misterioso había llamado a aquel héroe que la había salvado de aquellos ninjas que caían por los golpes. Ante el sentimiento de estar a salvo, sus fuerzas se desvanecieron y cayó desmayada por sus heridas, se dejó llevar por esa corazonada que todo estaría bien.

El chico rubio, luego de vencer a aquel grupo de ninjas, corrió hasta donde su compañera caía desmayada, pudo evitar que chocara contra el suelo, pero las heridas en su cuerpo mostraban que había perdido demasiada sangre. Mientras la tenía sostenida con un brazo, sacaba los shuriken y trataba de cerrar sus heridas con sus habilidades, notaba que la condición de la chica empeoraba, su red de chakra era demasiado débil y podría caer en un estado que el difícilmente podría rescatarla. Extrajo aquel kunai que se encontraba en un costado del abdomen de la chica de cabellos oscuros y la sanó lo más rápido que pudo, evitando que perdiera más sangre.

Tenía que llevarla a un lugar que la atendieran, un hospital, pero no sabía ni siquiera donde se encontraba. Pero como si su corazón mejorara todo, o la adrenalina de sentir que la podría perder, logró captar una gran cantidad de chakras, estaban algo lejos, 10 kilómetros más o menos, pero eran suficientes para pensar que habría un sitio donde Hinata podría ser atendida de mejor forma que la que él le había dado, tenía que apurarse, no quedaba mucho tiempo, así que la tomó en sus brazos y nuevamente tomando el brillo de sus nuevas habilidades se dirigió a toda velocidad hacia esa dirección.

Mientras saltaba entre las antiguas y enormes ramas de los árboles, miraba a la chica entre sus brazos, estaba preocupado, no perdería a más personas, no la perdería a ella.

Aún con las manchas de sangre y muestras de batalla, ella se veía serena, tranquila, animando lo hermoso de su rostro. No era difícil ver esa belleza, aunque siempre la veía tan roja que le parecía extraña, pero en ese momento, su corazón lo hacía sentir que cargaba un hermoso tesoro, alguien que había hecho tanto, que había logrado tanto, para caminar a su lado, ella nunca imaginará lo importante que había sido para él todos esos momentos, aquel apoyo prestado cuando más lo necesitaba. Simplemente el podría decir que ella ya caminaba a su lado, alguien que había visto tan de cerca como era él en realidad.

Y es que hace meses esa sensación de sentirse bien cuando la veía, de disfrutar de sus sonrojos o de simplemente intercambiar palabras lo hacían feliz, parecía un tonto por reírse en esos momentos, pero todos le dicen que es un niño, por qué preocuparse de más. Se alegraba con cada noticia de logros en sus misiones, hasta se había metido a la oficina de Tsunade-Bachan a revisar como estaba siempre. Era una preocupación de compañeros, quería saber como estaba, quería el momento de regresarle un poco de lo que le había dado.

Pero hasta ese día, que la vio luchando, dando todo de si, que sintió su sangre hervir y su corazón detenerse ante la posibilidad de que ella fuese herida una vez más, de perderla, de no volver a ver su sonrisa, su sonrojo, escuchar sus palabras amables hacia él, de sentirla cerca. Hasta el día que sintió que podía perder a una persona que le había demostrado que lo amaba, supo que tal vez tendría sentimientos más importantes por ella, algo que poco podría explicar, todavía no sabía mucho de las relaciones con las mujeres, no sabría como llamar a eso, pero sabía que tenía que actuar, luego el trataría de hablar con Hinata, luego de conversar con otras personas y saber que sentía.

Por un segundo, mientras se sentía totalmente confortada, protegida, una sensación tan nueva para ella, era como si por primera vez pudiera decir que podía ser débil sin temor, abrió sus ojos, no pudo ver nada, solamente copas de árboles, el cielo azul y una sombra con cabellos alborotados que la llevaba en brazos. Su corazón seguía latiendo de una forma tan precipitada que no la dejaba pensar en otra cosa que no fuese esa sensación, aún con las heridas que tenía. Acaso esta sensación sería la que muchas niñas decían, cuando el corazón está tan unido con otra persona, cuando el destino está unido, que laten a igual velocidad, a igual fuerza, como uno solo. Con esos pensamientos volvió a caer desmayada, pensando en quien en ese momento sería su "otro corazón".

Y tan veloz como sería un relámpago, cruzaba avenidas y calles, esquivando transeúntes y viajeros, buscando con sus sentidos una clínica u hospital en aquella pequeña ciudad de edificios con estilo moderno y colores vivos. Un símbolo rojo le llamó la atención e instantáneamente cambió su rumbo hacia aquel edificio de dos pisos, seguramente sería el hospital.

Entro lo más rápido que pudo asustando a algunos pacientes y a la enfermera. —Ella ha perdido mucha sangre, necesita atención urgente — fueron las palabras del chico de ojos azules a una enfermera que todavía se encontraba sorprendida con lo ocurrido.

—¿Si? Eh, Sígame— fue lo poco que pudo decir aquella chica de largo cabello mientras salía de aquel susto. En los momentos que corrían por el pasillo, la enfermera pudo reconocer que ambos chicos eran ninjas, la chica tenía su vestuario con mucha sangre, aunque no podía reconocer heridas que estuvieran todavía abiertas.

—Colóquela en esta camilla, y déme espacio, tenemos que actuar rápido—. Era lo que decía la enfermera mientras tomaba los signos vitales de aquella chica ninja. Pudo sentir que su pulso era demasiado bajo, casi no se sentía, sus latidos eran lentos y podía palpar que su temperatura era algo menor a lo normal. Abrió un parpado para ver la reacción de las pupilas y aunque le fue difícil por lo blanco de sus iris, logró a duras penas notar su reacción ante la luz ¿Acaso será una chica ciega? era la duda de la joven chica, mientras seguía con su trabajo.

—¿Qué le ocurrió?— preguntó la enfermera mientras colocaba la camilla en una sala de atención rápida mientras otras enfermeras llegaban a atenderla.

—Le dije que perdió mucha sangre, estaba en una batalla y fue herida, luego se desmayó — fue lo que contestó el joven rubio a toda velocidad, estaba muy preocupado.

Aunque no encontró heridas abiertas en el cuerpo de aquella chica, no podía dudar de lo que le había dicho aquel joven, estaba demasiado preocupado y los ninjas tenían técnicas tan extrañas que pudo ser herida de una forma no física, había visto todo tipo de casos en sus 5 años de atender personas.

— Necesito que salga, le haremos una transfusión y trataremos de estabilizar sus signos vitales. Además que tenemos que quitarle la ropa, puede esperar en el pasillo —. Le decía aquella enfermera mientras empujaba al chico de ojos azules hacia fuera de aquella sala.

Pasó una hora mientras el no sabía que ocurría, sentía que el podía haber ayudado más, tal vez un poco de medicina tradicional más sus habilidades serían de mayor ayuda que solo lo que le estarían haciendo. Trataba de estar lo más atento que podía ante cualquier cambio en el chakra de Hinata, no dejaría que se fuera. Hubo momentos que sintió que era tan débil que casi perdía el aliento, pero en ese momento estaba estable, sentía que se restablecía, aunque a muy poca velocidad.

Una enfermera de edad madura salía, al parecer a buscar cualquier nuevo paciente, pero el rubio la asedió rápidamente —¿Cómo está Hinata?— La señora, algo menos impresionable, lo miró fuertemente y le comunicó que hiciera silencio con un gesto. —¿Hablas de la chica ninja? Ella está mejor, tendrá que descansar y esperamos que despierte en uno o dos días, la pasamos a un área para cuidados intensivos, podrá verla a la hora de visita —. Fue la respuesta de tan seria mujer.

—Gracias, se lo agradezco mucho — fue la respuesta del ninja hiperactivo mientras salía corriendo a ver a su compañera. —Te dije que no hicieras ruido, y solo la verás a la hora de visita —. Fue lo que le dijo una vez más aquella enfermera ya enojada.

Solo pudo verla por una hora, mientras caía la tarde, era lo reglamentario en aquel hospital, aún cuando el reclamó tantas veces, tenía que aceptar las reglas.

Se sintió feliz de ver que los colores del rostro de Hinata regresaban, no estaban rojas sus mejillas como siempre la veía, pero se podía deber por su inconciencia. Sentía que ella estaba mucho mejor, la acarició un momento, rozó levemente su mejilla, era una sensación tan gratificante, sabía que ella seguía ahí con él. Pero ese roce fue como una droga para él, quería seguir sintiéndola, saber que aún con su piel algo tibia, le gustaba ese roce, esa sensación. Se atrevió un poco más, acercándose a su cara, y mientras apartaba ese flequillo que ella tanto cuidaba, le dio un beso en la frente. Y fue una sensación tan diferente, tan nueva, que hubiese querido que ella estuviese conciente para sentirla también, el quería mostrarle que el la cuidaría, que todo estaría bien, que algo extraño le llamaba de ella y quería seguir probándolo.

El ninja rubio se acercó a un lado de su cara, y mientras sonreía, como tontamente había hecho durante esa hora que pudo verla, le dijo muy cerca del oído de la joven de ojos blancos —Me preocupaste mucho, si me dejas, ¿quién podrá salvarme?— Sonaba a secreto, pero era un sentimiento que quería que ella recibiera.

—Ya jovencito, no tenemos toda la noche para que usted esté aquí — fue el reclamo de la enfermera de mayor edad en esa sala. El chico rubio no pudo hacer más que salir mientras miraba a la joven kunoichi esperando poder verla al día siguiente.

Mientras salía por la puerta del hospital, ya que las enfermeras no le dejaron quedarse en la sala de espera toda la noche, por un supuesto "peligro" que el significaba, pensó en buscar una posada cercana y regresar a primera hora a ver a su amiga.

— Has estado muchas horas perdido Naruto-kun — fueron las palabras de una sombra cerca de un árbol algo viejo que se encontraba a la entrada del hospital. El ninja rubio se asustó, sería que algún fantasma lo estaba buscando aún en tan lejano lugar.

Pudo reconocer la sombra luego de verlo un poco mejor, aún con su máscara extraña, que no entendía por qué la seguía utilizando, identificó a su extraño compañero. —¿Tenías que aparecer así Sai? esos trucos tuyos no me gustan —. Le gritó aquel rubio mientras disminuía el susto que había pasado.

—Estuvimos muy preocupados por ti, creíamos que habías sido capturado. Logré encontrarte por un rastreador que te coloque hace algún tiempo— comentaba el joven AMBU mientras un pequeño insecto de tinta salía del bolsillo del rubio.

—¿Me continúas rastreando? Acaso no tengo privacidad— volvió a gritarle el chico rubio, enojado por lo que pasaba sin el saber.

—Noto que estás con la chica Hyuuga, ya envié una señal a su escuadrón para que puedan venir a buscarla. Necesito que me acompañes, mañana atacaremos un objetivo importante que fue localizado en nuestra zona— fueron las palabras secas de aquel chico, que aunque tratará de ponerle emociones, seguía siendo un AMBU educado para no tenerlas.

—No puedo dejarla, estaba muy grave, casi muere, quiero estar aquí cuando despierte —. Fue las palabras del rubio, su semblante era serio y no sería fácil que cambiara de opinión.

—Puedo quedarme a observarla, tu eres necesario en la operación de mañana. Entre más rápido acabe estas batallas, la paz regresará a esta nación — fueron las palabras del chico de cabello negro, su estudios en psicología lo había educado en decir muchas veces las palabras correctas y sabía que con mencionar la paz, haría que el ninja rubio pensara en que hacer.

Tenía tantas ganas de verla despertar, de saber que estaba bien, que por un momento perdió la razón por la que ella había luchado y todos sus compañeros luchaban, la paz en el País de la Hierba. Ella fue lastimada por querer terminar este conflicto, todos hacían su parte; y aunque sus sentimientos le llamaban a quedarse, y su corazón latiera con fuerza; tenía que madurar e ir a donde era necesario.

—Está bien Sai. Iré, te la encargo — mucho fueron las palabras serias del joven rubio, mientras regresaba a la entrada del hospital, acercándose a aquella recepción.

—Soy amigo de la chica ninja, de Hinata Hyuuga —. Le dijo a la enfermera encargada de aquella posición. Sacando su cartera en forma de rana se lo dio a aquella joven mujer —Tenga, descuente cualquier cosa que ella necesite y trátela bien, espero regresar pronto —. Fue lo último que dijo el chico de cabello alborotado.

— No es necesario que deje tanto, además si va a regresar — le contestó aquella chica de ojos marrones, pero Naruto solo le contestó que era por cualquier inconveniente.

Salió de aquel hospital, aún con ganas de verla, pero sabía que aquella vieja enfermera no lo dejaría ni acercarse. Volvió a mirar hacia aquella sombra tras el árbol, hizo un saludo y al igual como llegó, como un fugaz relámpago, su figura desapareció del lugar.

Segundos después, otro joven llegó a aquel hospital, perseguido por un compañero canino que él había dejado atrás. Era tanta su preocupación que se había bajado de su amigo Akamaru para el mismo correr a ver como se encontraba Hinata. Un extraño pájaro de tinta le había comunicado que ella había estado herida y se encontraba en ese hospital, uno de los extraños trucos de Sai según recordaba. Así que a toda velocidad llegó hacia aquel sitio a ver si ella se encontraba bien, esperando que no hubiese sido muy lastimada por haber hecho una locura. No dejaría que ella fuese lastimada, porque ella siempre había sido alguien importante para él.

Una sombra junto a un árbol desaparecía tenuemente al ver llegar a aquel miembro del clan Inuzuka, el se encargaría de la chica Hyuuga y así su papel estaba completo, se había encargado los segundos que estuvo sola, ahora podría regresar a sus otras misiones.

Continuará...


Gracias por leer, espero que sea una historia de pocos capítulos.

Hasta luego.