"Diez" era el numero clave.

Primer segundo. Lovino estiró su brazo en la cama para alcanzar a palpar el cuerpo del otro. No quería admitirlo, pero, aun somnoliento estaba feliz y solo quería sentir como ese sensual español que usaba camisetas que decían "¿Por que no te callas?" dormía a su lado. Era un día muy especial, importante. Sabía que de un momento a otro, Antonio despertaría para abalanzarse sobre el y besarle en todos lados.

Odiaba su aniversario, y cuando decía que lo odiaba, era porque lo amaba... amaba el momento en el que su bastardo le cocinaba pizza, no tan buena como la que se prepara en Italia, claro está, pero bastante comible, ademas, el brillo con que ese chico lo observaba al comer compensaba todo.

Segundo dos. Rodó un poco para quedar sobre su amante pero...

Al tercer segundo abrió los ojos de golpe al no sentir el calor del ibérico. Cuarto segundo. Se incorporó rápidamente en la cama.

-¿Bastardo?- Preguntó preocupado a la nada en el quinto segundo. Su habitación estaba vacía...

En una fracción de segundo estaba soltando todo tipo de maldiciones en italiano.

Segundo seis, ya había armado toda una historia en la que Antonio lo traicionaba no con dos, ni con tres, sino que con cuatro personas! Su mundo se derrumbó, no quería creer que a Antonio le fuera tan fácil mandar diez años de estar juntos, todo lo que habían luchado, al carajo.

Muchos dirían que exageraba, pero no! Para nada! Porque querría el español estar con alguien como el, con alguien que no era bueno en nada, con alguien que ni siquiera dejaba que lo abrazasen. A punto de llorar, llegó al septimo segundo. Se mordió el labio inferior intentando ahogar un grito en el octavo.

Era el segundo diez. Ya había ideado todo un plan para cortarle las bolas a ese cabrón hijo de puta.

-AMORRRRRRRR~- Entró a la habitación, un tanto cantarín y con una bandeja en las manos. La apoyó en la cama, se acercó a su italiano y lo besó en los labios. -Feliz aniversario! Fusosososososo~-

Lovino se sonrojó un poco con el beso y aun mas al darse cuenta de todo lo que a su mente se le había ocurrido en escasos diez segundos. Era un paranoico. -Te faltó algo, bastardo- Dijo escondiendo su cara en un almohadón.

El español lo miró y sonrío. Su Lovi podía ser muy lindo si se lo proponía. Le sacó el maldito cojín y lo besó.

Al separarse, Romano se escondió en el pecho del mayor totalmente rojo. -Ti amo, Antonio-

Tenía que ser dulce, después de todo, el fue el que estuvo a punto de mandar diez años de relación a la mierda en diez segundos.


Un fic algo anormal y deforme en una epoca en la que ando carente de ideas... Espero les haya gustado... o no lo hayan odiado tanto...

Si les gustó dejen un comentario, si no les gustó dejen un comentario...¿QUE? Así es como funciona!

Besos y chauuuu!