Capítulo 1
El encuentro...
Mientras caminaba por el parque, me sentí muy solo...
No podía ser, que en ese preciso instante de mi momento, conociera a alguien muy especial. Y Bueno, he aquí una verdadera historia...
Y todo comenzó en la parada del metro.
Esperaba el metro para irme a mi casa, después de dando trabajo, con algunos argumentos de la empresa. (Me quede trabajando en lo que más me gustaba y me iba muy bien…)
En cuando esperaba el metro babosa, ya que mi meca bestia estaba descompuesta, y la fui a llevar al taller para que la repararan, tuve que, ahora en adelante, irme por el metro babosa de las industrias Black. O simplemente irme caminando para llegar a mi casa o al trabajo.
Esperando y esperando...esperando, a que llegara el metro...vi a lo lejos a una joven. Una hermosa chica de ojos verdes, con dos coletas, unos libros en la mano y una bolsa colgada en su hombro. Vi cómo, de poquito a poquito se me acercaba con cautela. Yo solo pude quedarme hay parado, como estatua viviente, viendo como llegaba hacia mí, dan deprisa, igual que una corredora de carreras, pero en un aspecto no dan deprisa, para que no se notara...
En el momento que la vi no supe que decirle, mas sin embargo ella si supo que decirme. En cuando se me acercó lo suficiente para escucharla, dijo algo como esto...
Trixie: -Buen señor, ¿sabe por de casualidad a qué horas son?
Me puse a pensar. ¿Porque rayos me preguntaba la hora? Pero como la respuesta de esa pregunta estaba confusa, no la pude descifrar en un abrir y cerrar de ojos.
Todo era extrañó en aquel momento, era de sentirse que aquí había gato encerrado.
Por supuesto que sabía la hora, ya que en la parada del metro había un reloj muy grande señalando la hora. Ya cuando le dije la hora, observe que ella parecía muy agitada, algo muy particular notaba en ella, como si supiera la respuesta de aquella emoción corporal.
En cuando pude mire de reojo la estación, por si alguien la estaba persiguiendo. Para mi sorpresa, atrás de la joven a unos 8 metros de ahí. Había un anciano con vestimenta sucia con arrapos y muchos otros defectos, que me hicieron sospechar que aquel anciano era un ladrón. Y por consecuencia perseguía a la joven. Que ahora se sentía segura con migo a mi lado...
En eso entendí porque la joven estaba tan aturdida. Que mejor quise estar a su lado hasta que viera que estuviera segura...
Continuara…
