Bueno, definitivamente la idea no era salir con esto. En serio. De hecho, es algo que tenía guardado, algo personal mío que escribí en un momento horrible –en el que me sentía básicamente una mierda- pero después de releerlo, me dije ¿por qué no?, se adapta bastante a las circunstancias; además, tenía ganas de publicar algo. Ah, casi lo olvido, Luffy-chan, el escrito es enteramente para vos. Quería regalarte un RhaegarxLyanna, pero en fin (circunstancias aparte cofinspiracióncof) salió esto. No sé si es aceptable o no, pero te lo debía. Que lo disfrutes, nena, mua *beso en la mejilla*.
Aclaraciones: Los personajes de Fairy Tail no me pertenecen. Son de Hiro Mashima-sensei. Es un drabble, y básicamente un monólogo interno de Rogue. Es muy probable que se ubique en el futuro de los dragones; se los dejo a su imaginación.
OoOoOoOoOoOoOoO
No importa.
Nada...
Hay una luz.
Una luz que no puedo alcanzar. Es lejana, pequeña, pierde fuerza. No importa lo que haga, no importa cuánto lo intente –y joder, que lo intento con todas mis fuerzas-, no importa el esfuerzo que pongo, no importa nada. Sigo sentado en el piso, inmóvil, mirando la luz; tan cercana que me quema, tan lejana que me hiela. ¿Estará en otra dimensión? ¿Estaré yo en otra dimensión?
Es como mirar al deseo a la cara y saber que nunca se podrá obtener.
La habitación está sola. Yo estoy solo. Es fría, vacía, y aún así yo siento tanto calor que estoy seguro que me estoy quemando; las entrañas, sobre todo, burbujean. Me siento hambriento. De qué, me pregunto. ¿De poder, de lujuria, de la luz? Ojalá supiera la respuesta. Acaricio el piso duro, de madera, las paredes pintadas de carmín –ah, mis pecados recientes y mis pecados pasados se reflejan en ella, bailan, burlones- incluso la puerta detrás de mí. La soledad me acompaña silenciosa. Y los fantasmas.
A los hijos de puta les encanta atormentarme. El croar de la rana es insoportable.
Y ella, la luz, él, más que nadie. Sigue aquí. «¡Vete al infierno!» Quiero gritarle. La voz no me sale. Sé lo que me respondería.
«Ya estoy en él, Rogue, tú me mandaste».
Estoy, en realidad –ahora que lo analizo- solo con la luz. No estoy completamente solo. Nunca lo estaré, probablemente. La luz me acompaña, me acompañará siempre, y yo no podré alcanzarla nunca. Que digo, ella tampoco logró alcanzarme. Es extraño, casi casual. ¿Así es como se siente la soledad? ¿Es el sentimiento correcto? La amarga impotencia de estar rodeado de todo y no sentir absolutamente nada. ¿Es eso? ¿Es eso, fantasmas? ¿Es eso, pecados? ¿Es eso, luz?
«¡Respondan!».
Inevitablemente me hundo. Grito –se me desgarra la garganta, pero no siento dolor- pataleo, me desgarro la piel de la cara con las uñas, cierro los ojos. La locura me llena el cuerpo vacío y los fantasmas ríen; las siluetas reflejadas en las paredes se retuercen, las sombras en el piso me encierran, la luz, a lo lejos, parpadea con satisfacción cruel. Le encanta verme así, le causa placer. Lo sé. Y no importa. Porque nadie me escucha.
«¿Estás feliz, luz?».
¿Importa? No. No importa.
...
...
NOTAS: Ya sé que es un asco. Es la primera vez que escribo en primera persona, y en este tiempo verbal. Ya pueden tirarme zapatazos, adelante. Sólo voy a pedir que me tengan un poco de piedad. Luffy-chan, otra vez te digo, pese a lo pésimo que fue, espero que te haya gustado. En fin, hoy no estoy muy habladora. Nos vemos pronto, mis niños. Como a la sensual Luffy-chan espero que les haya gustado. Saludos y Besos a todos.
Atte, Misari.
