Les traigo mucho amor MARICHAT y ADRINETTE.
Esta iba a ser una parte del fic que estoy preparando sobre Amor Cruzado. Que pronto espero tener listo, al menos cinco capítulos para empezar a publicar.
Esta es como una Introducción a la relación que tendrán en Amor Cruzado. Como un espejo. Esto es para que entiendan con mayor claridad la problemática amorosa de la que tendrá que ocuparse Ladybug/Marinette. Sin embargo, no he puesto la perspectiva de Adrien/Chatnoir. Eso será sorpresa para el fic.
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ADVERTENCIA
Este fic contiene escenas de sexo. Se recomienda que sea leído por personas mayores de 18 años.
Si eres menor de edad, léelo bajo tu propio riesgo.
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CRUCE AMOROSO
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Chatnoir
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Tengo un problema. De esos cuyas consecuencias son inevitables. Como el encontrarte con tu ex en tu restaurante favorito porque es el único lugar donde hacen el postre que a él gusta, o cuando no estudias para el examen de química y no sabías que era hablado y frente a todos en la clase.
O peor aún, cuando estás en una entrevista de trabajo y tienes que hablar de ti frente a todos en un auditorio lleno de personas.
Sí, así de complicado es mi problema.
—Marinette. ¡Te estoy hablando!
Alya. Mi gran caja fuerte de secretos y mi preciada amiga.
—¿De qué estabas hablando? —Debo admitir que había escuchado el eco de su voz, pero no le había puesto atención.
Ella suspiró mientras me ponía su brazo sobre mi hombro.
—Lo supuse. Tienes esa cara de "Le digo o no le digo"… Anda dime. ¿Qué te tiene en júpiter ahora?
A veces me da miedo su intuición, pero por algo es mi mejor amiga. Sin embargo, la campana sonó y decidimos hablarlo más tarde. Pero a sinceridad, no sabría si decirle. Es lo más complicado que he tenido que pasar en mi vida… hasta ahora.
Entramos al salón y casi todos estaban dentro. Alya y yo, que habíamos estado hablando de su Ladyblog, ocupamos nuestros lugares. Ella se sienta a mi lado y justo cuando me iba a mostrar su más reciente video, lo vi entrar. Adrien y su dosis de hormonas que lo hacen ver sexy. Él es tan sexy que cuando se va a bañar, el agua se calienta, Pensé cuando subía los escalones hacia su asiento. Es el más popular de la Universidad y se sienta frente a mí. Tengo la mejor suerte del mundo. Puedo oler su maravilloso perfume y ver su adorable nuca desde donde estoy. Pero lo mejor de todo es…
—Hola, Marinette.
Que me saluda al mirarme fijamente mientras dice mi nombre. Como amo su voz. Y ya saben lo que dicen: Mirarnos fue sexo mental sin protección.
—Hola guapo-¡Digo, Adrien! —Corrijo rápidamente. ¡Dios! Espero que no haya notado eso.
Espera.
¿Esa fue una sonrisa que derrite corazones? ¿Me dedicó esa sonrisa? ¿Él no sabe lo que provoca en mí, Cierto?
Creo que… esa sonrisa fue mi primer hijo.
—Y ya la perdí. —Escuché a Alya decir mientras él tomaba asiento. No recuerdo cómo estuvo la clase, pero mi corazón se siente tan ligero.
Y así pasé todo el día sin saber con exactitud lo que me rodeaba y recordando esa sonrisa tan hermosa, sexy y violable; pero no fue sino hasta al final de la clase que pude notar algo: Adrien me miraba de forma seguida. Quiero creer que es mi imaginación pero, acabo de voltear y lo vi en la entrada de la Universidad mirándome. Se alejó con Nino dejándome con la incertidumbre y con el corazón muy acelerado.
Y luego recordé mi problema y el corazón aceleró aún más.
Llegué a mi cuarto y rápidamente miré por la ventana.
—Bien. —Dije y cerré con llave. Aunque no vale la pena ya que suele entrar de todos modos. Pero sonreí al imaginarle entrar y escuchar su característico saludo hacia mí. Me pregunto por qué pienso tanto en él y sonrío. Debe ser por esa ajustada ropa que lleva consigo o por la forma en la que me mira. Si de algo estoy segura es que él, además de atracción, siente deseo hacia mí y eso me da curiosidad.
Curiosidad por saber cómo y cuándo explotará ese deseo.
—¡Marinette! —Escuché fuertemente y sentí como una dura realidad golpeó mi ser obligándome a despertar.
—Sí, Mamá. —Dije alzando la voz para ser escuchada.
—Necesito que le entregues esto, baja por favor. —Obedecí. ¿Cómo negarle algo a mi madre si me lo pide con esa voz autoritaria? Preocupándome de que me encuentre fuera de casa y no poder huir, salí y miré el cielo nocturno. Habían pocas nubes y no podía ver las estrellas.
Algo me dice que él me encontrará.
… …
—Muchas gracias Marinette.
—No hay de qué, tía. Buenas noches.
Salí sonriendo. Mi tía suele ser muy agradable si le tratas con respeto y como cualquier amorosa Tía, te recompensa. La amo mucho, Susurré al guardar en mi bolsillo el dinero que me dio por hacerle un logo a su nueva empresa y una pequeña propina por ser la mensajera de mi madre. Me dio más de lo que había imaginado. Nada puede aguar éste día… o eso creí hasta que al doblar la esquina las gotas de lluvia me sorprendieron. ¿Lo peor?… No traje paraguas.
¿Por qué no pensé que llovería?
Corrí a refugiarme pero ya mi pelo estaba muy mojado. Encontré un lugar frente a una mini-tienda de frutas ya cerrada. Me puse bajo la Lona y de mi bolsito saqué una pequeña toalla para secarme.
—Tikki, espero que no te hayas mojado. —Mi Kwami estaba conmigo.
—No me mojé, pero me preocupas Marinette. No quiero que te resfríes.
—Descuida. Cuando llegue a casa herviré un limón y me lo tomaré.
—Que te lo prepare tu madre. —Declaró con una sonrisa.
—¿Por qué? Yo hago lo mismo que mi madre al prepararlo. —Vi como Tikki suavizaba la mirada. Algo me dice que estaba recordando un suceso nostálgico y por sus palabras supe que así era.
—No hay nada como el amor de una madre para curar a sus hijos.
Y eso me hizo pensar en muchas cosas, como preguntarme si los Kwamis tendrán padres o de dónde vienen. Quiero saber el pasado de Tikki. Hace poco me enteré que ella tiene más de 5,000 años. ¿Cuántos Kwamis habrá en el mundo y por qué?
¿Cómo nació la primera Ladybug?
—Hola, Princess. —Esas palabras hicieron eco en mí. Me volteé y ahí estaba con su pose galante. Sus ojos miraban los míos de forma coqueta. Di un paso atrás al comprender dónde estaba y por qué. La lluvia aún caía y él estaba casi seco.
Beneficios del traje mágico.
—Chatnoir. ¿Cómo me encontraste? —Estaba un poco nerviosa. No tenía dónde escapar bajo la lluvia.
—Como siempre lo hago todas las noches, Princess. —Se acercó y sutilmente olió mi cuello. —Siguiendo tu maravilloso aroma. Aunque fue difícil por la lluvia.
Me alejé al sentir su lengua en mi cuello. Él sonrió tentativamente.
—Ya te había dicho que no hicieras eso, Chat. N-No funciona conmigo. —Espero que mi voz haya sonado creíble porque mis piernas no lo están.
—Y haría cualquier cosa por ti, Princess. Pero nunca me alejaré. —Tomó mi mano y besó mi palma. Fruncí el ceño ya que suele besarme del otro lado, pero luego la retiré rápidamente al comprender la acción.
—¡No soy tu dueña, Chat! —No puedo creer que me haya olvida lo que hablamos ayer en clase sobre algunas conductas animales. Entre ellas estaba cómo algunos animales reconocen a su dueño o amo.
—Si lo eres, Marinette.
No. No digas mi nombre con ese tono de voz tan bello.
—Eres lo más preciado que tengo. —Se acercó aún más y yo me alejaba. Sus ojos verdes… Podía sentirlos mirar mis labios. —Me gustas. —Me acorraló. Llegó un punto donde un muro no me dejó seguir y él se acercó a mi Oreja. —Me gustas mucho, Marinette. —Volvió a decir y mordió un poco la Hélix de mi oreja. Esa parte superior que él ha descubierto su sensibilidad y se dedica a explotarla de forma tan… Rica.
Mis manos, que estaban en su pecho, no pudieron empujarlo. Mis piernas no me hicieron caso y mi mente… ¿¡Dónde estaba mi mente!? No podía pensar de manera lógica mientras Chat seguía excitándome. Tenía que luchar. Ser fuerte. Tenía que-
Oh no.
Se me escapó un gemido y su oreja, escondida entre tanto cabello, estaba cerca de mis labios. Él se tensó y me abrazó fuerte. ¡Oh Dios! Espero que lo que choca con mi vientre sea su bastón de Hierro y no el otro… Ya saben cuál.
—Marinette. He llegado a un punto donde no sé si quiera detenerme. —Me susurró esas palabras al mismo tiempo que me apretaba más a él.
No lo voy a negar. Estar en sus brazos, sobre su pecho y sentir su aroma varonil es lo más erótico que he sentido hasta ahora. Debo estar en mis días y si es así, debo alejarlo o seré yo quien lo viole.
—C-Chat… Por f-favor.
Suspiró en mi cuello. Sé que él no hará nada que yo no quiera, el problema radica en que sí quiero.
—Tú ganas, My Princess. —Me tomó en brazos y me dedicó una sonrisa. —La escoltaré a su habitación.
Debió ser la lluvia pero, Chat se veía radiante. En cada salto sobre los techos y por cada luz que le tocaba, podía ver ese brillo en su pelo y ojos. Su habilidad e instinto me protegieron de estar empapada y para cuando puse un pie en mi habitación la lluvia ligera se convirtió en diluvio.
De la que me salvé.
—Gracias Chat. —Miré la ventana. Sigo sin entender cómo es capaz de abrirla sin romperla, pero ahí estaba, abierta y sin daño alguno.
—Fue un placer.
Me tomó por sorpresa el beso que me estaba dando. Se había acercado muy rápido y no me dio el tiempo de alejarme. No era la primera vez que me besaba y tampoco era la primera vez que yo le correspondía y lo abrazaba por el cuello. Mi lívido estaba casi al explotar y su mano, que bajaba por mi vientre, no ayudaba.
—Chat… —Dije como pude deteniendo su mano que quería pasar la tela de mi pantalón. —C-Chatnoir. Sabes que… Me g-gusta alguien más.
Se alejó resignado y pude respirar. Me había dado la espalda y por su respiración sé que se estaba calmando.
—Adrien Agreste. —Dijo como declaración. Le había contado sobre él y cómo me enamoré y aun así Chat seguía insistiéndome y enamorándome. —¿Cómo puedes estar enamorada de alguien que no conoces realmente?
—Sí lo conozco. Más de lo que crees.
—Conoces al modelo. Lo que él quiere mostrar al mundo como rostro juvenil. Debe mantener las apariencias debido a su padre y no puede hacer lo que quiere realmente. No digas que le conoces cuando no conoces sus sentimientos ni su vida.
Hubo un silencio. Chatnoir tenía razón. No conocía muchas cosas de Adrien, pero hay faces de él que sí conozco bien.
—Es un chico valiente. —Empecé a decir. Él me miró con una expresión casi nula. —Suele asistir los domingos a Teatros callejeros. Tiene una foto de su madre que atesora más que cualquier cosa. No le gusta la injusticia y defiende a sus amigos. —Chat me miró sorprendido. Supongo que no se esperaba que contestara a su reto. Caminé hacia la ventana y miré las luces de la cuidad. La lluvia y las luces hacían del paisaje nocturno una obra de arte. —Le gusta la lluvia de noche, justo como esta porque puede ver un paisaje diferente a lo acostumbrado. A pesar de que no le gusta mentir o que le mientan, no puede dejar de sonreír cuando quiere llorar. Sabe reconocer cuando está equivocado y… ama a su padre. —Miré a Chat que estaba estático y mirándome con mucha más sorpresa. —Sé que lo ama porque de lo contrario no se apasionaría tanto con el modelaje. Me enamoré de ese Adrien que conozco desde que vi que no era sólo una cara bonita de revista. Vi a la persona en él.
Chatnoir, despacio, caminó hacia mí y me abrazó fuerte. Besó mi cabeza sorprendiéndome. Podía jurar que vi sus ojos aguados.
—Eres realmente increíble, Princess.
—¿Por qué me elogias? Acabo de decirte que estoy enamorada de otro hombre.
—Eso no me molesta. Nada impedirá que seas mía, my princess. —Dejó de abrazarme y sonrió de forma coqueta. —Por cierto, tomé personalmente ésto en la biblioteca ésta mañana. ¡Diviértete!—Me hizo un giño. Puso algo en mi mano y besó mis labios rápidamente.
Salió saltando por la ventana tan rápido que casi ni me di cuenta de su salida. Miré lo que me había dado y fruncí el ceño. Era una foto mía en la biblioteca de la escuela. Sólo salía yo pero sé que estaba con Alya haciendo unos diseños para un evento que se aproximaba. Chat dijo que la había tomado personalmente y, según recuerdo, desde donde la tomó no hay estantes para esconderse. Lo que quiere decir que él estaba ahí sin máscara y para entrar a la biblioteca debe ser estudiante de esa Universidad. Lo que significaba que posiblemente me he cruzado con él y no lo reconocí. Aún más probable es que puede que nos conozcamos.
¡Santa madre del cataclismo!
Chatnoir estaba más cerca de mí de lo que yo había pensado.
—Oh, My God! —Exclamé al ver una segunda foto. Chatnoir, semidesnudo y excitado. Sólo estaba desvestida la parte superior de su cuerpo pero aun así emanaba una potencia sexual muy grande.
Crucé mis temblorosas piernas. Mi lívido estaba al límite. Me fijé en sus brazos, fuertes y bien ejercitados. Su pecho, tan confiable y reconfortante. Sus abdominales, listos para ser acariciados y esa pequeña señal del inicio del bello íntimo.
Ya no era un niño. Era un hombre y uno muy sexy.
Un cuerpo creado para la lujuria.
Gemí gustosa cuando mi mano se coló bajo mi pantalón hasta mi sensible deseo. Mi cuerpo estaba caliente. Me recosté quitándome la blusa y toqué mis pechos. Mis pezones estaban erectos. Volví a gemir. Estaba tan sensible. Tan deseosa. Tan necesitada.
—Adrien… Chat… —Susurré en medio de un pequeño espasmo. No sabía al cuál llamar y mi tan deseado orgasmo estaba muy cerca. Me quité el pantalón y abrí ampliamente mis piernas. Metí un par de dedos en mi vagina. ¡Oh! ¡Qué bien se sentía! Hace unos meses que no me consentía así. Se sentía tan rico. Podía sentir lo estrecha que era y lo mojada que estaba.
-My princess.
-Marinette.
¿A cuál obedecer? ¿Con cuál debo fantasear? Podía imaginármelos a ambos claramente, conmigo. Chatnoir y Adrien Agreste. Los dos dándome placer y tomándome.
Uno entre mis piernas y otro entre mis brazos.
Grité fuerte.
Me sentí electrocutada. Mis piernas se tensaron al igual que todo mi cuerpo. Me sentí en el cielo del éxtasis. Mi deseado orgasmo fue mejor de lo que antes había sido y al terminar me derrumbé sin fuerzas.
Mi ropa interior y mi pantalón estaban colgando de uno de mis pies. Mi brasier estaba sobre mis senos y mi blusa en mi cuello. Sonreí. Sólo necesité una foto para explotar el deseo que estaba conteniendo. Pero la sonrisa desapareció al comprender que había fantaseado con ambos hombres.
Por lo visto mi problema se hizo más grande.
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Continuará?
...
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Y ahí termina la primera parte.
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