Esa noche estaba lleno en la discoteca Mirage. El ambiente era de cortesía y sensualidad.

Laura caminó entre la gente directo a la barra para tomar una bebida cuando los ojos de Saga la encontraron. Hermosa, absolutamente hermosa. Con su lacio cabello obscuro cayendo a los lados de su rostro, su cuerpo grácil moviéndose con seguridad esquivando la multitud. Vestía un vestido corto de seda color melocotón ajustada en la cintura por un cordón de plata trenzada que se cerraba sobre un hombro y caía en suaves pliegues sobre sus exquisitos muslos y su adorable pecho. Parecía una patricia romana sacada directamente de un fresco de algún artista renacentista. Se giró hacia su hermano Kanon con impaciencia.

- Mira- le dijo- ¿Quién es esa belleza envuelta en seda que viene hacia aquí?

Kanon miró disimuladamente por sobre su hombro y buscó con sus ojos el objeto del interés de su hermano gemelo. Sus labios se curvaron en una sonrisa apreciativa.

- Ah- dijo con placer- esa, mi hermano, es la dama de la que te hablé. Es perfecta para ti. Su reputación es tan impecable como su aspecto. Pero es una chica difícil… Veré si consigo presentártela.

Saga se agitó en su silla. Con sólo verla, su entrepierna se había vuelto rígida en un minuto. Hacía pocos días que había llegado a la ciudad y conocía a muy poca gente. La observó detenidamente mientras Kanon se alejaba en busca de su amigo.

Ella se sentó frente a la barra y saludó con una sonrisa al barman, éste depositó una copa de vino blanco frente a ella sin que se lo pidiese, por lo visto conocedor de las preferencias de la dama. Ella tenía una expresión tranquila, relajada. Su rostro tenía las perfectas proporciones de una escultura clásica, los pómulos, la nariz, la frente. Su túnica dejaba el hombro derecho descubierto, revelando una sedosa piel que incitaba a deslizar la lengua sobre ella. El pensamiento agitó su pene y envió un escalofrío por su columna.

- Bueno, veo que te has colgado. Déjame presentarte a unos amigos.- dijo Kanon

Saga observó a la pequeña pelirroja vestida de negro. En el otro extremo había un hombre grande, de casi dos metros de altura, parado un paso detrás de ella con una expresión risueña en la cara. Kanon los presentó como la Nat y Brian. A su lado estaba Luis, amigo de Kanon, vistiendo unos apretados jeans y una camisa sin mangas ajustada al cuerpo.

Se saludaron con cortesía, especialmente a Nat.

- Dime Saga, ¿estás casado? - dijo Nat complacida con el look de Saga.

- No Nat, no lo estoy. - Contestó

- Bien. Te presentaré a Lauris, pero antes debo advertirte que es bastante especial.- Saga la miró curioso

Saga asintió con la cabeza. Nat continuó

- Cuando ella se acerque, mantente en tu lugar y no oses tocarla o se enfadará.

- Entendido.

Laura recorrió con la vista el salón, en la otra punta de la barra vio a Nat y a su chico hablando con tres más. ¿Serían Luis, su amigo y el hermano de este? Estaban de espaldas ahora y no podía verles bien. Bebió el último trago de su copa y se dirigió a ellos. Fue directamente hacia Nat y la saludó con un beso en la mejilla.

- Déjame presentarte a Luis, aunque creo que ya lo conoces.

- Sólo de vista- dijo Laura asintiendo con la cabeza- Encantada Luis- dijo sin extender su mano para un saludo.

- Éste- continuó Nat- es su amigo Kanon y su hermano Saga.

Laura giró para verlos. Kanon era un espécimen encantador, de largo cabello azul y ojos del mismo color. El otro… ¡Santo Dios! Aunque eran casi idénticos, su cabello era de un tono mas claro y sus ojos tenían una mirada mucho mas profunda.

El corazón de Laura dio un salto y luego se detuvo. Mil preguntas saltaron a su mente. Maldita sea, estaba muy guapo con sus jeans ajustados y su camisa de seda blanca. Su larguisimo cabello desordenado y esos ojos azules…

Laura apartó la vista de él ignorando por completo su inclinación de cabeza.

Saga quedó atónito. Lo había despreciado abiertamente delante de todos. Lo ignoró. Se sintió herido, rechazado, excluido. Observó cómo ella charlaba animadamente con Nat y le hacía preguntas a Kanon y Luis. Ellos contestaban y ella sonreía. Sonreía pero no lo miraba. Aprovechó su desprecio para observarla detenidamente. La suave caricia de sus manos sobre el hombro de Nat cuando le hablaba, uno o dos toques amistosos sobre la cabeza de Brian, una palmadita sobre la mano de Luis… sobre la de Kanon… Saga se acercó un poco más, esperando alguna deferencia hacia él, que nunca llegó.

Laura se despidió del grupo y se alejó sin dirigirle una sola mirada.

- Oh Dios - dijo Luis - ¿qué demonios fue eso? Miraba asombrado en la dirección en que se fue Laura. Ella nunca había sido tan cortante con nadie.

- Enseguida vengo - dijo Nat- Brian, quédate aquí con los muchachos y no se dejen avanzar por nadie, ¿entendido?

- Si - contestó Brian.

Nat jaló del cuello de la camisa acercando la cara de Brian a la suya para depositar un suave beso sobre sus labios.

- Te amo- le dijo ella antes de soltarlo y salir detrás de Laura.

Saga se giró a observó a las mujeres en la otra esquina del salón. Se habían sentado en un amplio sofá de piel y hablaban haciendo gestos con las manos. Laura parecía cabreada y Nat sorprendida. Entonces Laura se puso de pie y se marchó por la puerta principal y desapareció. No la volvió a ver por el resto de la noche.