Un día de lluvia

No sabía cuánto tiempo llevaba la lluvia, pero estaba convencido de que moriría de aburrimiento, diviso a Maka de reojo para comprobar que aún leía, ¿qué podía haber de interesante en esos libros como para tenerla todo el día en ellos? Bueno, al menos tenía la suerte de no preocuparse por esa tonta lluvia.

Maka había dejado de leer ¿lo habría descubierto mirándola?, apresuró entonces a mirar las gotas estrellarse en la ventana y para su sorpresa pudo sentir como Maka se alejaba y dejaba su libro tirado en el suelo, luego la puerta y por fin su destino había sido claro, el baño.

Suspiró. Se había preocupado de más, dirigió la mirada a aquel libro.

El libro estaba cubierto por una pasta negra y gruesa, realmente no podía ser menos atractivo.

De nuevo miró a la ventana, dios esa lluvia parecía arreciar y él no podría salir en buen rato, miraba de manera alterna al agua y el libro, al final se decidió por el libro y le tomó abriendo una página al azar.

"Erik Satie" leyó. Ese solo nombre le consumió por completo, siempre había sentido cierta identificación con el pianista.

—¡Soul! —él la miro sorprendido —te estoy pidiendo mi libro.

No sabía cuánto había tomado con ese libro, miro por la ventana queriendo adivinar el tiempo y descubrió que la lluvia había cesado.

—Ya no llueve… —murmuró.

Maka estalló a carcajadas

—¿¡De qué te ríes?! —cuestionó molesto el chico y ella trato de contener las carcajadas para contestarle.

—Bueno, jamás pensé que Soul Evans fuera a verse atrapado tan fácilmente por un libro.

Soul se sonrojó y le dio el libro a Maka, dejando atrás la lluvia y un maravilloso libro. Inclusive había decidido pasar por alto que le llamara Evans.