Disclaimer applied.

Advertencia: No me he visto a profundidad Steven Universe, sólo lo he visto de manera ocasional y me he quedado maravillada de la historia de Rose y Greg. Así que si hay Ooc, mil perdones, hice lo mejor que pude y me ha encantado. ¡Saludos!


Nunca he sido un ser humano realmente extraordinario. Mi pasión siempre ha sido la música a tal grado que abandoné la universidad para perseguir mis aspiraciones de ser un cantante de rock mundialmente reconocido con dinero y mujeres a montones, claro está, tal como todo cantante de rock debe ser. Descubrir mi gusto por la música, no, abandonar la universidad aún menos; de alguna manera que no entiendo y aseguro que nunca podré entender, lo que cambió mi vida de manera radical fue el conocerte, no me malinterpretes, lo que escapa de mi comprensión es cómo yo fui a parar con una gema de cristal.

Alguien que no era un ser humano, y aun así parecía uno de cabello de algodón.

A pesar de mis lagunas, no puedo evitar sentirme afortunado e incluso bendecido por el hecho de que fueras la única asistente del que fuera mi último concierto. Lucías como un auténtico ángel para mí y mis sueños cambiaron radicalmente, la música había sido relegada, ya mi máxima aspiración eras tú.

Volteo a verte, estamos bajo la intensa luz de la luna y tus ojos yacen absortos en el oscuro firmamento, como si estuvieras ida por un momento. Por detalles como estos siempre recuerdo que nunca he llegado a conocerte por completo, que eres un inalcanzable para mí tal como las estrellas que ahora observas y que detrás de tus ojos tiernos hay pasajes desconocidos.

Sin embargo, no puedo evitar perdonártelo y enamorarme de ti cada día al amanecer a tu lado.

Observarte es una maravilla, eres una combinación curiosa y hasta graciosa de ingenuidad y sabiduría, además de que admiro tu determinación por entender y amar la vida que hay en la Tierra. Existen cosas por las que agrandas tus ojos y éstos brillan emocionados, cosas por las cuales no sentía ni una pizca de emoción porque me parecían tan simples y cotidianas, pero que gracias a ti he aprendido a valorarlas. Observarte también me parece extraordinario porque puedo ver la gran barriga que sobresale de tu cuerpo, seremos padres Rose, y a pesar de los obstáculos es inevitable no sentirme contento con la idea de que nacerá un pedazo de ti y de mí. Le hablas todos los días, a todas horas, emocionándote siempre como la primera vez cuando nuestro hijo se mueve y patea; aunque yo también lo hago, pero vamos cariño, ¿cómo se verá el gran señor Universe llorando a todo momento por la emoción de ser padre?

Con un fresco suspiro, dejas de observar el cielo y me regalas una mirada tierna y serena, entrelazando nuestras manos con fuerza.

—Lo siento, me quedé pensando por un momento.

Me da gracia recordar el cómo empezaste hablarle a nuestro hijo, simplemente un día paseando por la playa viste a una mujer hablándole como si nada a su gran barriga, a lo cual enternecida y con mucha consternación, me llenaste de preguntas.

Oh, Greg. ¿Eso es posible?

¿El bebé responde? ¿Podré hablar con mi pequeño antes de…?

—No importa, es interesante mirarte así. Con sólo mirarte me dan ganas de componer.

Alzo las cejas de manera sugerente y sueltas una risita. Sé que no nos queda mucho tiempo y que nuestra historia de amor no ha sido para nada convencional, donde la espontaneidad ha dado lugar a todo lo que hoy tenemos. Me aterra perderte, me asusta saber que en un futuro yo me estaré haciendo cargo solo del pequeño Greg, de la pequeña Rose…ser un pésimo padre.

Sin embargo, por hoy no quiero pensar.

—Te amo, Rose.

—Y yo a ti, Greg.

Al volver a unir nuestros labios, no puedo evitar pensar que eres un precioso sueño de algodón en el que no me arrepiento de no poder despertar.