¡YA DILO!

CAP.1 la llamada "perfecta"

Que hago aquí pensaba Mustang en su cama mientras se daba una palmada en la cabeza porque demonios estoy solo!...ah! no me gusta estar sin nada que hacer…necesito una cita

después de pensar en "cita", en su rostro se lograba observar una pequeña lucecita que le iluminaba la mirada y todo esto era solo por pensar en la mujer que siempre lo acompañaba; Riza Hawkeye, tantos años siendo solo el "coronel" y ella la "teniente" en lugar de decir "marido y mujer".

Roy bajo de su habitación a la cocina —necesito un café…si, después me duchare—

Se repetía a si mismo puesto que nadie, absolutamente nadie lo acompañaba. Mustang se sentó en la mesa y después agarro el periódico que le entregaban a diario y se puso a leerlo.

¡MALDICION!... ¡nunca hay nada bueno en el periódico!...no entiendo porque lo sigo comprando—

Roy, como era domingo, estaba muy aburrido así que como no tenía nada que hacer empezó a llamarles a sus subordinados; ninguno contesto…

¡rayos! Porque tienen que salir los domingos— comento el pelinegro.

Luego observo que le faltaba llamar a un subordinado, bueno a una subordinada… no me atrevo…que nervios me dan en pensar que escuchare su vos se repetía eso en su cabeza.

Y como el "valiente" coronel no se atrevió a hablarle a la teniente. Se fue a la sala con un álbum de fotos y una taza llena de café, se le veía un poco "sonso" y que no tenía ganas de nada, creo que hasta tenía una expresión torpe y agobiada.

Después de un rato de solo tomar café, el pelinegro se digno a moverse y agarrar el álbum de fotos.

valla que es grande…me pregunto si aquí habrá algo vergonzoso sobre acero…

Se preguntaran, ¿Qué haría algo de nuestro rubio consentido ahí?, bueno resulta que desde un mes antes, todas las pertenencias (fotos) de algunos subordinados (de Roy) y alquimistas(Ed y Al) desaparecieron justo en la hora del almuerzo, el día que se quedo el coronel en su oficina para hacer "limpieza".

mmm... cielos creo que no hay nada— decía Roy con decepción mientras ojeaba el álbum.

De pronto el pelinegro se puso un poco rojo, sonrió pícaramente y se le iluminaron los ojos, luego rápidamente arrancó la foto que observaba del álbum para verla más detalladamente y dijo:

-¡dios! Debo de hacer limpieza más seguido!-

Si que estaba rojo, y todo esa sonrojes solo por observar una foto de la teniente en bikini, miro atrás de la foto y decía *vacaciones de verano 25/jul./11 *.

rayos!... ¡Debo tener a esa mujer a mi lado!— decía Roy con determinación

Y enseguida Roy fue corriendo por el teléfono y marco rápidamente un número que copiaba de un directorio.

¿Hola?— se escuchaba detrás del teléfono

Hola tenienterespondía el pelinegro con alegría y entusiasmo

¿Es usted coronel?—contestaba Riza tras el teléfono

sí, teniente…soy yo…el coronel Mustang—contesto aún más entusiasmado

y ¿Qué se le ofrece?le pregunto Riza muy amablemente

Mmm…nada, solo una tontería que no sale de mi cabeza Riza

coronel, ¿Está bien?... ¿pasa algo?—continuo Riza con tono de preocupación

sí, sí, no se preocupe teniente es solo que le quería preguntar si... querrías… ¿salir conmigo?...al terminar esta pregunta se escucho un largo silencio entre las dos bocinas, Roy no aguantaba las ansias por saber su respuesta, pero algo dentro de su mente decía claro que aceptara, dime ¿quien se resiste a alguien como tú? ...pero soy un idiota… eso ultimo lo hacía dudar y al fin Riza contesto con alegría

claro coronel, lo espero a las 7 de la noche, ¿está bien?

claro, sí está bien…pasare por usted—contesto Roy aparentando no tener entusiasmo, y de ahí Riza colgó la llamada

Después de unos segundos Roy sonrió con mucha alegría y grito: — ¡Al fin, demonios ¿porque era tan difícil hacer eso?!... ¡Voy a salir con ella!... ¿mmm?...espero que use escote— murmuro el pelinegro con mucha picaría.

Lo que restaba de tiempo para la hora de la cita, Roy solo se dedico a cambiarse, perfumarse, arreglarse y después comprar un lindo obsequio para su amada, así que solo faltaba que llegara el momento esperado

"La cita de mis sueños" se repetía e pelinegro con ilusión y desesperación pues algún faltaban unas cuantas horas…