¡Hola! Aquí Jesparza 15
Aquí con una nueva historia (esta vez de Byakuren x Miko de Touhou Project) inspirada en los hechos del touhou 12 y 13 (con un poco de budismo)
Disclaimer 1: Touhou Project y sus personajes son propiedad de ZUN y Team Shanghái Alice, esta historia es sin fines de lucro, con el mero afán de entretener.
Disclaimer 2: Esta es una historia Yuri (Chica x chica) si no te gusta este tipo de historia no la leas
Sin más aquí con la historia
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La pelea fue duda entre ambos bandos. Por un lado, los humanos y algunos monjes que se introdujeron al castillo de la Miko para detenerla, ya que se le inculpaba de varios crímenes contra el Japón; por ello iban a arrestarla. Los guardias del castillo, por su parte, dieron una dura pelea defendiendo el territorio, hasta que al último piso donde se hallaba la mujer llegó sólo un hombre.
-Un monje viene a visitarme.- Dijo la mujer mientras tomaba una botella con sake y la servía en un pequeño vaso.- ¿Gustas? No creo que sea no tengas sed.-
-Los budistas no tomamos ninguna bebida que altere nuestra razón. Como una deberías saberlo.- La mujer rio mientras tomaba el líquido.
-La regla dice que no debe alterar nuestra razón, eso quiere decir que si sigo consciente no importa cuánto tome, ¿cierto?- El hombre le miró serio
-Por acciones como esa ahora tengo que llevarte ante la ley-
-¿Por tomar sake?-
-No, por crímenes contra varias personas. Se te descubrió Toyosatomimi no Miko, que hiciste experimentos con personas buscando la inmortalidad.- La nombrada dejó su vaso en una mesa, para girarse a ver al hombre que se notaba de cercas bastante herido y aún sangrante.
-Dime… ¿no desearías vivir mucho?- Una negación tajante fue recibida por parte del monje, provocando la rabia de la chica.- ¡¿Por qué?!-
-El que yo sea inmortal hace que vea a todos los que quiera morir una y otra vez. No quiero ver a mis hijos morir. No les daré el sufrir de verse morir delante de mis ojos. Por ello prefiero vivir en sus memorias, recordado por lo que fui y no lo que me volví- La mujer rio ante la idea.
-Ahora pareciera que llegaste a ese punto chico.- Con su mano empujó suave al hombre, pero con sus heridas fue lo necesario como para caer al suelo y no poder pararse.-Dime gran monje budista, ¿cuál es tu nombre?-
-Yuichiro Hijiri.- La mujer sonrió
-Trataré de no olvidarlo, así cada vez que conozca a un Hijiri le preguntaré de ti. Veremos quien se vuelve mejor "inmortal"- El hombre sonrió musitando:
-Te cedo la victoria Toyosatomimi- El comentario sorprendió a la mujer.- Yo no necesito esa competencia…sé que mis hijos Myouren y Byakuren me recordarán, y hablarán de mi a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. Ahora dime tú, ¿hay alguien que te quiera tanto como para recordarte así, no se…familia, hijos, pareja?-
-No…cuando tomé este camino me dejaron en claro que esas cosas no estarían en mi vida.- Miko suspiró ante su propia respuesta. Tristemente era cierto, quien le dio la forma de ser inmortal le advirtió que no podría querer de una manera común a nadie, ya que morirían de cualquier forma. El monje le sonrió y se te paró con algo de esfuerzo para sentarse en una silla cercana.
-Lástima…eres el tipo de chica que le gusta a mi hija Byakuren.- La nombrada quedó anonadada ante la frase del hombre.
-¿Ella es…?- Antes de acabar el hombre asentó con la cabeza.
-Sí lo es, constantemente pelea con Myouren sobre cuál mujer es más atractiva que otra. Ambos tienen gustos distintos, así que los lleva a pelear. Deberías conocerlos sabes.- El hombre hizo una mueca de dolor y puso su mano en su vientre. Una herida se hizo notoria a través del cuerpo, poco a poco su tiempo acababa.
-No te entiendo… ¿cómo puedes pedirme que esté con tu hija si venías a arrestarme como criminal?- El hombre con cierto esfuerzo le indicó que se acercara, cosa la cual Miko hizo.
-La compasión Miko…es un precepto básico de mi religión. Ahora lo hago contigo…todos somos iguales, incluso tú que no quieres seguir nuestras ideas, yo veo a una chica bella, fuerte, capaz de realizar sus metas por ella misma. Ésa mujer me gustaría que estuviera con mi hija Byakuren…ella es la mayor y quiere ser un buen ejemplo para todos, pero se olvida de sí misma. Yo creo que tú podrías enseñarle muchas cosas al respecto… ¿le cumplirías ese deseo a este hombre moribundo?-
-Puedo conocer a tus hijos…pero no te aseguro nada sexual ahora…- Yuichiro sonrió de nuevo
-Espero que tengas una vida feliz Toyosatomimi no Miko…y que un día halles eso que buscas en la inmortalidad.-Cerró los ojos y suspiró, culminando así la vida del hombre, mientras una chica de pelo azulado entró a la sala.
-Nos tenemos que ir Miko, en las montañas se ve otro grupo de personas que vienen armadas para acá.- Miko se quedó quieta, en silencio frente al cadáver, mientras la mujer se acercó a ver qué pasaba.
-¿Tú crees que alguien me ame un día Seiga?-
-No lo sé, pero podrías descubrirlo después. Vámonos, ya no es seguro este lugar.- Ambas partieron, dejando aquel cuerpo allí, tranquilo, esbozando aquella sonrisa de paz que tuvo en el último momento de su existencia.
-¿Cuántas veces te lo diré Marisa? , no debes mentir, eso es un precepto básico que no debes olvidar.-
-¡Ya te dije que no mentí ze!- Gritó Marisa molesta ante Byakuren.- Nunca de los nunca me he robado ningún libro, además no tienes ninguno que sea tan interesante como para tomarlo una noche mientras duermes y llevármelo para…-
-¡¿Vez que sí lo haces bruja ordinaria?!- Exclamó la sacerdotisa mientras corría a la rubia de su templo. Una mujer rubia de traje atigrado se le acercó a la sacerdotisa dando una leve risita ante la situación.
-¿Peleando de nuevo con Marisa Byakuren-San?-
-Sí Shou…esa chica debería dejar de actuar así. No creo que es correcto lo que hace. Por poco se llevaba libros sagrados del tempo- Shou posó su mano sobre el hombro de la peli morada, haciendo que esta se girase para verse.
-Ella es así, además nos ayudó en el pasado, no debemos juzgarla…la compasión es importante Byakuren.- Lo siguiente dejó reflexionando a la chica mientras Shou siguió su camino hacia una villa cercana.- A Myouren Hijiri no le molestaría tanto esta situación, quizá debas pedirle guía alguna vez. Me retiro un rato-
-¿A dónde te diriges?-
-Tengo unas cosas que comprar en la villa humana, además de que tengo un "Asunto" que arreglar con el templo Moriya- Byakuren se sorprendió ante la frase. Se supone que existía una buena relación entre ambos templos, lo cual hacía más extraño este "asunto" por parte de Shou. La sacerdotisa quiso preguntar, sin embargo Toramaru sólo hizo un ademán a forma de despedida mientras seguía su camino en dirección al templo Moriya.
Shou por su parte descendió con calma por las escaleras del tiempo mientras pensaba un poco en el reciente incidente en el templo:
-Byakuren aún no ha aprendido tanto como ella cree…quizá la sorpresa de "verla" nuevamente le haga ver las cosas como son. Espero que no se destruyan la una a la otra Toyosatomimi no Miko, aunque no sé a quién favorecer ahora: La humana que sin dejar su humanidad siguió el apoyar a los youkais, o la humana que por seguir a los youkais ya no es humana.- Shou suspiró mientras terminaba de llegar a la villa de los humanos, donde curiosamente encontró a una ermitaña conocida suya.
-Hola Seiga- La mujer se giró y saludó a la mujer.
-Qué raro es verte por aquí sabes… ¿a qué debemos tu visita tigre youkai?- La mujer rubia sonrió ante el comentario de Seiga.
-Quiero notificarte de algo aprovechando que te miro.- Dijo la mujer mientras a un vendedor le pedía unas botellas de sake.-
-¿Qué podría necesitar la encarnación de un dios de mí? Además… ¿tu fe prohíbe tomar alcohol no?-
-Mi fe prohíbe ingerir alguna sustancia que nuble la razón; eso quiere decir que si tomo alcohol y no me emborracho no rompo esa ley. Además no es para mí.- De uno de sus bolsillos sacó el dinero para pagar, y girarse luego para ver a la chica peli azul.- Te lo diré rápido porque tengo mis cosas que hacer.- Tomó un respiro antes de seguir hablando:
-Toyosatomimi no Miko despertó en este mundo. Si no interfieres más de lo debido te recompensaré- Acabada su frase la mujer siguió su camino, mientras Seiga sonrió alegre ante la notificación.
-Al fin despertaste entonces Miko. Quizá ahora las cosas sean mejor para tu deseo….- Pensó la mujer mientras seguía haciendo compras…
Byakuren Hijiri era una mujer que había tenido muchos dilemas en su vida, uno de ellos fue el perder a su hermano menor y familiar más cercano, Myouren Hijiri, durante la pelea contra alguien que ella desconocía (a ella sólo se le informó del deceso, más nunca se supo quién era el culpable). La Hijiri desde entonces había tratado de seguir la religión de su hermano, el budismo, para tratar de ser parecida a él, incluso llevándole esto a pelear tanto con youkais como con humanos e incluso ser sellada en el inframundo un tiempo, hasta que varias youkais que ayudó en su momento le sacaron de allí y, actualmente, se dedicaba a difundir la ideología budista a lo largo de la región Gensokyo.
Caminó un par de pasos hasta llegar a una pequeña capilla dentro del templo, la cual tenía el retrato de aquel hombre tan importante en la vida de Byakuren; su hermano Myouren. Se hincó y juntó sus manos, tomando una pose de oración:
-Hermano, estoy aquí para pedirte tu guía. No he sido la mejor persona por el miedo que me dio al perderte. Ahora busco la manera de enmendar mis errores, por ello te pido tu consejo desde el más allá. Deseo conocer la forma correcta de seguir tus pasos y poder ayudar al resto. Hermano, si escuchas esta plegaria por favor ayúdame.- Una risita a lo lejos distrajo el rezo de la mujer.
-¿Quién anda allí?- Indagó la Hijiri.
-Tú no me reconoces, pero yo sé quién eres.- Susurró aquella voz mientras se generaba un pequeño temblor en el piso, haciendo que Byakuren tuviera que alejarse un poco de la capilla de su hermano. Una pequeña explosión se dio desde abajo, lanzando la foto de Myouren por los aires. La sacerdotisa de aquel templo se lanzó al aire por ella, pero la imagen sería atrapada en el aire por una mano un poco más blanca que sonaba familiar para la dueña del lugar. Era una mano fina, delicada y suave al leve roce que se produjo entre ambas. La Hijiri al regresar al piso pudo ver claramente la figura de aquella persona: una chica delgada, de tez blanca y pelo grisáceo, con un traje tradicional japonés blanco morado con algunos adornos dorados alrededor, encima de lo antes mencionado llevaba una capa morado oscuro y cobriza por dentro.
-Tenía tiempo sin verte Myouren, te vez igual a como aquel día jeje.- La mujer le habló a la foto, sorprendiendo a la hermana del personaje de la foto, quien reconoció la voz como aquella que hacía poco le estaba susurrando
-¿Lo conocías?- Indagó desde el suelo la pelo morado.
-Naturalmente, tu hermano era muy conocido entre youkais y otros monjes y sacerdotisas.- La mujer rio fuertemente, mientras bajaba al piso quedando a unos pasos de la otra chica.- ¿Cuánto tiempo lleva muerto?-
-Casi 10 años- La mujer de la capa suspiró triste al oír eso.
-Era un buen hombre sabes, o eso me contaron "Ellos"- Las palabras de la mujer confundían más a Byakuren, hasta que un momento después logró entender a lo que se refería aquella persona, haciendo que se ofuscara fuertemente.
-¿Tuviste algo que ver con su muerte?- La mujer se quitó la capucha que traía, permitiéndole a Byakuren verla claramente y dejar es idea de lado un momento.
-Miko… ¿eres tú?- Un "Sí" fue la respuesta por parte de la mujer.-Pensé que ya no te vería desde aquella vez.- La Hijiri sonrió y se acercó a la mujer, la cual dio un paso atrás.
-¿En dónde estamos?-
-Esta tierra es llamada Gensokyo, es muy diferente a nuestro mundo sabes.-
-Ya veo, quiero verlo… ¿Puedes mostrármelo?-
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En el templo Moriya un ratón estaba pidiéndole perdón una diosa.
-¡Lo siento Kanako-Sama!, nunca fue mi intención robar nada, sólo caminé y terminé hallando el tesoro que tienen y luego…- La mujer aludida dio un golpe al suelo, provocando un sonido tan fuerte como para callar a la ratona.
-¡Deja de disculparte de una buena vez y devuélveme mi dinero ratona ladrona!- El fuerte grito despertó a cierta chica con un sombrero café con un par de ojos dibujados en él, la cual con algo de esfuerzo se acercó hasta el sitio de donde escuchó el grito.
-¿Por qué peleas tan temprano? ¡Vamos a dormir y descansar Kanako!- La mujer miró con molestia a la menor
-Esta ratona trató de robarse dinero de nosotros, la descubrí y dice que no es cierto.- Kanako seguía molesta. Suwako, por su parte, miró una figura familiar acercarse por las escaleras del templo.
-¿Y si jugamos un juego de adivinanzas chicas?- La ratona y la diosa del templo vieron extrañadas a la chica del sombrero, pero aceptaron al final de cuentas (Kanako sospechó que tramaba algo, la ratona sólo para no causar más problemas) -¿Una serpiente puede devorar un ratón?-
-¡Claro que sí!, de hecho sería bueno hacerlo ahora, ¿no crees Nazrin?- La ratona tragó saliva, dando un par de pasos hacia atrás, siendo detenida por Suwako, quien se paró detrás de ella.
-Aun no acaba el juego, siéntate por favor.- La ratona obedeció con miedo, mientras Suwako seguía con su juego.
-Dime Nazrin dime… ¿una serpiente puede devorar un sapo?- Kanako se extrañó ante la pregunta, ya que era una analogía que mucha gente usaba para la rivalidad que existió entre ella y Suwako; por lo que supo dar ella la respuesta.
-Depende, si el sapo es pequeño como tú las serpientes pueden devorarlo, pero si aumenta su tamaño la serpiente morirá.- Nazrin se hallaba asustada, principalmente por tener miedo de morir ante el extraño juego de ambas diosas. La voz de la iniciadora del juego interrumpió sus pensamientos.
-Haber, ¿otra cosa que pueda comer una serpiente?- Una voz firme pero femenina se oyó proveniente de las escaleras, alegrando a Nazrin, sorprendiendo a Kanako pero sin alterar ni un poco a Suwako.
-Díganme Kanako Yasaka y Suwako Moriya, ¿una serpiente puede devorar a un tigre como yo?- Nazrin corrió hasta quedarse tras la chica recién llegada, abrazándola fuertemente.
-No lo sé Shou -Chan, ¿tú qué opinas Kanako?- Indagó la diosa de los sapos a la diosa del templo.
-No lo sé tampoco…-miró con seriedad absoluta a Shou- Quiero saber ahora si es posible.-
-Curiosamente compartimos la misma duda Kanako.- La nombrada sonrió mostrando uno de sus colmillos, mientras tomaba una posición de batalla.
-Cuando estés lista tigre.-Con un ademán indicó a la ratona que se quedara unos pasos detrás
-Lo mismo digo serpiente.- Suwako aplaudió, esperando ver el resultado de tan peculiar encuentro.
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Llevaban ambas chicas paseando un par de horas mientras platicaban de muchas cosas, como vivencias de Byakuren y recuerdos de Miko que tenía de su vida en el mundo humano.
-Entonces…-Preguntó la Hijiri- ¿Recuerdas cómo nos conocimos?- Miko sonrió ante aquel recuerdo.
-Sí…fue hace unos 15 años más o menos, ¿no?- La acompañante asintió con la cabeza –Curiosamente después conocí a tu hermano mientras viajaba y terminé en una escuela budista. ¿Quieres que te cuente eso?- La hermana de aquel hombre aludido dijo que sí, por tanto se sentaron en una banca que vieron desocupada en un parque por donde pasaron.
-Myouren era un chico con mucha energía y que no temía a decir sus dudas; de hecho lo encontré cuando uno de los monjes le estaba regañando por algo mal que hizo. –Byakuren rio ante el comentario de la peli gris. -¿Él era así verdad?-
-Sí, por lo general se metía en problemas y había que ayudarlo en ello. Nuestros padres murieron, mamá por trabajar en exceso para poder mantenernos y papá en una guerra, así que éramos él y yo contra el mundo.- Miko suspiró al oír el comentario, sintiendo un peculiar dolor en el pecho, una punzada de dolor; no era físico, sino emocional al oír lo narrado por su guía y recordar ciertas palabras que le dijeron hacía más de milenio atrás:
-Si tomas este camino no sabrás lo que es tener a alguien que se preocupe por ti, ya que terminarán muertos mucho antes de lo que te des cuenta.- Una tenue lágrima corrió por la mejilla de la chica, siendo limpiada por Byakuren, la cual posó su mano sobre la mano de Miko, sorprendiéndola y haciendo que se girara en dirección a la sacerdotisa, terminándose viendo a los ojos.
-¿Qué te pasa Miko?, ¿dije algo que no debería? Discúlpame si lo hice- Miko quiso responder, pero en su mente sólo pasaron las palabras del padre de Byakuren:
- Ella es la mayor y quiere ser un buen ejemplo para todos, pero se olvida de sí misma. Yo creo que tú podrías enseñarle muchas cosas al respecto-
-No, no es nada…sólo es que me sorprende mucho y me conmueve lo que me dices. Te conocí hace tiempo y a tu hermano también, pero nunca imaginé que su vida fuera así.- Miko mentía, eso no era lo que le entristeció, pero no le diría la verdad a la chica a su lado; no quería herirla como ella alguna vez lo fue. Su deseo se vio roto al oír una voz familiar tras de sí.
-¡Miko! Eres tú- Ambas chicas se giraron para ver a quien le hablaba a Toyosatomimi.
-Seiga…sigues viva después de tanto.-
-¿Así me saludas después del milenio que llevamos sin vernos?- Byakuren estaba sorprendida ante el gran número aludido por Seiga
-¿Entonces cuántos años tienes Miko?- Indago la Hijiri.
-Más de 1300.- Dijo la mujer mientras Seiga sonrió ante la cara de sorpresa de Byakuren.
-Parece que mi truco para alargar la vida funcionó en ti después de todo.-
-¿Truco?- Preguntó Byakuren.
-Sí…ella es inmortal gracias a la dama aquí presente, Seiga Kaku.- Miko le vio con una cara expresión de "cállate" la cual fue ignorada por la misma.
-¿Cómo lo hizo?- preguntó curiosa de nuevo Byakuren.
-Ése es secretito, pero lo malo fue que terminó siendo perseguida por muchas personas…incluido tu padre Yuichiro Hijiri.- La mujer abrió grande los ojos mientras Miko tomaba del cuello a Seiga para arrinconarla contra una pared cercana.
-¡Sigue hablando y!-
-¿Y qué?, ¿me matarás?- Miko frunció el ceño ante la imposibilidad de matarla, por lo que simplemente la lanzó un par de metros, lastimándola un poco.
-Si no quieres sufrir una tortura enorme de mi parte lárgate.- Con frialdad habló la peli gris, asustando un poco a Seiga, la cual se retiró sin antes decir:
-Byakuren…ella tuvo que ver en la muerte de tu padre sabes…al igual que con la de tu hermano jeje… ¡hasta luego!- La mujer se despidió y se alejó sonriente, mientras el silencio incómodo se formó entre Miko y Byakuren.
-Tú…de verdad…-
-Sí…yo estuve allí cuando ambos murieron.- Pronunció cabizbaja la chica, la cual al alzar la vista miró a Byakuren que le tomó por los hombros arrinconándola contra una pared cercana.
-Dime que paso…- Miko suspiró viendo a los ojos a la otra.
-Te lo contaré entonces…pero antes necesito que tú me respondas algo.- Byakuren le hizo una seña para indicarle que hiciera su pregunta. Miko, por su parte, en un veloz movimiento le abrazó fuerte mientras le susurraba al oído. -¿Dejarás de sentir aquello que me dijiste la última vez que nos vimos si te digo la verdad?- Byakuren suspiró al sentir el abrazo de la chica, y se entristeció al recordar las palabras que le dijo años antes.
-No te puedo mentir.- Miko sonrió, sin dejar de abrazarle.
-Está bien, entonces te lo contaré todo…-
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La tensión se respiraba en el aire. Tanto Kanako como Shou esperaban que la otra diera el primer movimiento Sorpresivamente, Shou mostró una pequeña bolsa de la cual sacó 2 botellas de sake, sorprendiendo a la otra diosa allí presente.
-Hace algo de calor hoy… ¿no deseas un poco?- Kanako le miro extrañada, más Suwako alegremente fue por unos vasos para las 4. Con delicadeza y finura la tigresa procedió a servir el contenido de una de las botellas en los vasos y entregarlos a las mujeres presentes.
-¿Qué ganas con darnos bebida tigre Toramaru?- Preguntó Kanako.
-Nada, sólo creo que debemos pelear de manera igualitaria, pero si yo tengo sed no sería justa la pelea, por eso debemos beber igualmente.- La diosa rio, mientras comenzó a beber tranquilamente de su vaso. A acabarlo notó que Suwako ya se hallaba algo ebria.
-¡Vamos Kanako!, toma más esta bueno.- Dijo la del sombrero gris mientras tomaba la botella sin abrir y la destapó, sólo para hacer que la Yasaka la tomara de un golpe, mareándola un poco y casi ahogándola.
-¡Idiota podrías haberme matado!- Dijo la mujer la cual tomó la segunda botella para realizarle lo mismo a Suwako, pero esta salió corriendo al interior del templo.
-Ebria no me puedes atrapar, ¿verdad?- Dijo mientras le sacaba la lengua a manera de provocación, la cual sirvió perfectamente, pues la diosa del templo comenzó a perseguirle hacia el interior del mismo, dejando a Shou y a Nazrin a la entrada. Shou sonrió.
-Ya nos podemos retirar de aquí Nazrin.- Dijo la mayor mientras se levantaba y comenzaba a caminar.
-Ama, ¿no ibas a pelear con Kanako-Sama?-
-No, nunca estuvo en mis planes… yo no peleo si no es necesario… además.- Se detuvo y girándose quedo viendo a los ojos de la ratona.- Sabia que habías tomado algo de aquí y que por ello te tenían aquí. Ocupaba una forma sencilla de sacarte, y que mejor que el consumiendo una de sus bebidas favoritas, el sake.- Nazrin agachó la cabeza ante el comentario.
-Yo sólo terminé hallando algo que pensé que te gustaría, pero no pensé que me metería en tal lío.- Shou se inclinó, quedando a la altura de la ratona.
-¿Qué fue eso que hallaste?- De su bolsillo Nazrin sacó un colgante dorado con forma de corazón, que le entregó a Shou, sonrojándola.
-Yo…- Musitó suave la ratona, siendo interrumpida por un abrazo por parte de Shou, que fue correspondido de inmediato.
-Gracias por querer darme algo así.- Susurró la mayor, mientras daba un suave beso en la mejilla a la ratona, sonrojándola pero alegrándole al mismo tiempo. –Ven, paseemos un rato, ¿te parece?- La menor asintió mientras abrazaba del brazo a la mayor y descendían las escaleras del templo mientras a lo lejos se escuchaba la pelea entre las diosas del lugar.
Pasado un rato llegaron a la villa humana, encontrándose Shou nuevamente con Seiga.
-Ya la encontré- Dijo la peli azul.
-¿Qué le dijiste?-
-Nada a ella…sólo a Byakuren la relación de ella con la familia Hijiri, pero preferí dejar que Miko se lo respondiera.- De su bolsillo Shou sacó un par de monedas y se las dio a la mujer, sorprendiendo a Nazrin.
-Hiciste lo correcto.-
-Claro que no.- Dijo Seiga- Sólo hice lo que yo deseaba, que te sirva hoy no lo hará mañana.- Toramaru rio ante el comentario, despidiéndose de la chica a la que le había pagado.
-¿Quién es esa Miko ama?- Shou siguió caminando, hasta encontrar un parque algo alejado del resto de la gente y sentarse en el pasto, siendo seguida por la ratona.
-Miko es una sacerdotisa humana que hace mucho tiempo fue perseguida por buscar la inmortalidad y realizar experimentos con personas para lograrla- Nazrin se levantó asustada ante la frase.
-¡Entonces debemos proteger a Byakuren-Sama de tal persona!- Nazrin intentó levantar a la chica, más la misma seguía recostada en el suelo.
-No es necesario… ella no le hará nada malo a Byakuren.-
-¿Está segura ama?-
-Sí… ellas tienen su historia, además Byakuren no dejaría que nada hiriese a la chica que le guste, sobre todo si es su muerte.- La ratona se sentó de nuevo a lado de la Toramaru.
-No lo entendí… ¿entonces Byakuren está enamorada de Miko o Miko de Byakuren?-
-Ambas, sólo que Miko tiene miedo…- "¿A qué?" le preguntó la ratona.- Miko ha visto muchos seres amados por ella morir uno tras otro, no quiere ver eso de nuevo, pero con Byakuren ella se cree culpable de sus desgracias…-Tomo aire un momento.- Toyosatomimi no Miko le dio muerte al hermano a Byakuren y miró en su último momento a Yuichiro Hijiri, el padre de Byakuren, tiene razones para pensar las cosas, ¿no lo crees?- Nazrin suspiró ante la idea, por lo que se levantó de nuevo y con voz seria dijo:
-Ama…si esa mujer ha estado en esas cosas relacionadas a Byakuren-Sama entonces deberías evitar que entren en contacto, ya que…-
-Déjalas hablarse, al final yo sé cuál es el resultado final de todo esto.- Nazrin inclinó la cabeza en sorpresa.- Miko estuvo sellada mucho tiempo en nuestro templo, pero yo la dejé ir con una condición… sólo sería libre si era capaz de liberar todas las penas que sentía del pasado, y una de ellas era no poder estar con Byakuren, ya que…
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Byakuren lloraba entre los brazos de la mujer varias veces mayor que ella, mientras trataba de consolarle abrazándole fuertemente contra su pecho, como si quisiera que su propio latir calmara el dolor de la budista. Pero, ¿cómo no sufrir al enterarse que su querido hermano murió a manos de la mujer que más le había gustado desde que recordaba? Miko odiaba esto, comprendía perfectamente el dolor de la chica, pero era impotente ante este, no podía hacer nada ante él, ya que era la culpable del mismo.
-Sabes…-Susurró la chica pelo gris.- Myouren me pidió que te cuidara…algo parecido pidió tu padre en su lecho de muerte.- Byakuren alzó la vista para toparse con el rostro de Miko viendo hacia arriba, tratando de evitar el contacto visual.
-Esa mujer dijo que estabas involucrada en la muerte de papá. ¿Tú…también lo mataste?-
-No…el murió solo… iba con un pequeño grupo a arrestarme por mis crímenes, pero la guardia del castillo logró aniquilar a esos hombres, menos a tu padre Yuichiro, el cual llegó a donde estaba. Platicamos un poco y, al final de su vida… me encargó que conociera a sus 2 hijos, Myouren y Byakuren…y que si podía fuera la "pareja" de su hija, ya que parecía su tipo ideal de mujer- Byakuren sonrió con nostalgia. Su padre siempre supo de su inclinación sexual, más nunca le juzgó u obligó a ocultarlo. De hecho, siempre se divertía al ver pelear a sus 2 hijos por cuál era el mejor tipo de mujer, y constantemente provocaba dentro de su casa aquella discusión sólo para ver a sus hijos pelear sobre ello. Los recuerdos de aquellos momentos le dibujaron una fugaz sonrisa a la chica, sorprendiendo a Miko
-¿Por qué…sonríes?-
-A papá le divertía ver las peleas que teníamos sobre mujeres Myouren y yo…aprendió nuestro tipo de mujer ideal para molestar al otro con ello…y sabiamente supo que tú…tienes el tipo de cuerpo que me agrada en una chica.- Byakuren desvió un poco su rostro, dejando al descubierto un poco de su pelo morado terminado en mechas rubias. Miko no pudo resistir con su mano lo tomó para acariciarlo, sorprendiendo a la mujer acariciada, más no opuso resistencia al inicio. En el fondo deseaba desde hace tiempo que Miko le tocase más…como aquella vez hacía muchos años atrás. Miko, por su parte, se agachó un poco acariciando al inicio suave con su nariz el cuello de Byakuren, antes de comenzar a besarlo suavemente mientras la Hijiri comenzaba a suspirar y morderse el labio al sentir tal actividad por parte de la otra. A los minutos la mayor se detuvo, mientras Byakuren, sonrojada y suspirando, se giró para ver a los ojos a Miko, con una mirada que pedía por más.
-¿Aún recuerdas… aquellas noches?- Preguntó Miko mientras veía a la única persona que le provocaba dudas sobre su inmortalidad.
-Sí…tú…lo recuerdas…aún.- Pronunció con algo de esfuerzo la chica.- Miko…si papá te pidió eso… y me tuviste en tus manos esas noches de verano, ¿cómo pudiste matar a Myouren?- Miko tragó saliva, mientras comenzó a sollozar
-Ésa fue la decisión más difícil que tomé…pero te explicaré cómo paso…mereces saberlo…-
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Nazrin gritó fuertemente, asustando a todos los pájaros en los árboles cercanos, los cuales salieron volando en todas direcciones.
-¡¿De verdad ésa mujer hizo algo así?!-
-Sí.- Dijo Shou con toda serenidad- Aquella es la prueba de que es la mejor persona para Byakuren-San.-
-¡¿Cómo puedes decir eso de la asesina de Myouren eh Shou?!- La mayor no le sorprendía el enojo de la ratona, ya que tales exabruptos eran comunes en ella, lo que le extrañaba era que le llamara por su nombre en vez de "ama", era señal de su molestia, la cual se volvió más clara al momento de ésta seguir hablando.- ¿Qué ganamos entonces por liberar a Byakuren si la dejamos estar con una asesina eh? ¡¿Dónde estaría nuestro esfuerzo Shou?! ¡Dónde queda mi esfuerzo por ti!- Shou en un rápido movimiento tomó a Nazrin por la cintura para girarse y acostarla contra el suelo, mientras ella se posaba sobre la ratona.
-Yo sé claramente que Miko no lastimará nunca a Byakuren. Además, Myouren murió a manos de Miko por qué él se lo pidió.- Nazrin le vio confusa, por lo que Toramaru siguió.- Cuando fue una guerra entre humanos Miko terminó revuelta en esta y Myouren del otro bando. En el campo de batalla al reconocerse ambos se dirigieron a otra parte en un bosque para evitar la confrontación, pero en aquel momento una flecha hirió a Myouren, pero él siguió corriendo, seguido por Miko al interior del bosque. Miko por su lado quiso socorrerlo, pero él no se lo permitió…le pidió algo extraño incluso para un monje.- Cerró la chica sus ojos un momento, haciendo un esfuerzo por recordar las palabras exactas del hombre para citar textualmente lo que recordaba del hecho:
"-Miko…pensé que no me tocaría ser salvado por ti de nuevo jaja.- El hombre reía mientras sangraba por la herida de la flecha.
-¡Resiste!, no puedes morir así Myouren.- Miko trató de apoyarle, pero la aversión de él se lo impidió.
-No intentes salvarme…si este es mi final estoy bien con ello… no me molesta morir en una pelea. Seré como mi padre.- Miko desvió la mirada.- Sólo te pediré una cosa para partir.- Toyosatomimi puso toda su atención en las palabras de aquel hombre.- Cuida de mi hermana mayor, de Byakuren… ella siempre intenta ser una buena persona sacrificándose a sí misma. Su error es olvidarse a ella misma. Ahora estará sin familia, pero quiero pensar que tú serás la chica para ella.-
-Suenas como tu padre.- El chico rio mientras sacaba la flecha con algo de esfuerzo de su pierna, notando que por hacerlo no podría pararse. Le ofreció la flecha a la dama, sorprendiéndola.
-Yo sé que no eres mala a pesar de los rumores, nos hemos tratado y sé que no eres así. Por ello, te pido que me acompañes al final de mi camino.- Miko lanzó la flecha al piso y se hincó a la altura de Myouren.
-¡No eres un samurái para morir de esa forma!, ¡eres un monje que debe vivir apoyando a otros!- El hombre con cariño acarició la mejilla de Miko, limpiando la tenue lagrima que se dibujaba en ella.
-Nunca pensé que un inmortal lloraría mi muerte. Es una forma hermosa de morir entonces… no te juzgaré si no quieres ayudarme, pero preferiría que así fuera, ya que así dejando este cuerpo…yo podré ir a la inmortalidad con mi padre.- Miko seguía triste, pero con algo de esfuerzo desenfundó su arma, mientras Myouren posaba su mano sobre el brazo algo tembloroso de Miko. –No sufras por mi muerte, no te ates al pasado. No sé qué te halla pasado que te duela tanto, pero mi religión enseña a no vivir atado a recuerdos, si no a buscar el futuro. Lo hecho no se puede cambiar, por ello te deseo lo mejor sin importar lo que hallas hecho.- Myouren sonrió igual a su padre en aquel momento, rompiendo un poco más el corazón de Miko, pero con esfuerzo le devolvió una sonrisa cubierta en lágrimas.
-Te espero en la eternidad Myouren.-
-Yo sólo te esperaré si vienes con mi hermana también.- Con un leve empujón Myouren sujetó el brazo de Miko, haciendo que ésta hundiera su arma profundo en el pecho de este, justo en el corazón, dándole sólo unos segundos de vida para despedirse de la chica con una sonrisa antes de morir al momento de ser sacada el arma de su pecho. Miko sólo limpió su arma de la sangre y miró con detenimiento aquel cuerpo inerte.
-Me haría muy feliz corresponder ese sueño tuyo Myouren, pero no sé si tu hermana quiera a quien mató a su adorado hermano…- Miko cayó de rodillas, sosteniéndose a duras penas de la espada con la que finiquitó a aquel hombre mientras comenzaba a llover, al menos disimulando de esa forma las lágrimas que corrían por los ojos de la mujer inmortal."
-Shou…- Dijo en voz baja Nazrin- ¿Cómo sabes eso?-
-Soy la encarnación de un dios, Nazrin, conozco más cosas de las que parece.- Nazrin suspiró, mientras miraba a Shou, su piel blanca, sus ojos amarillos, su pelo rubio con líneas negras. Bajó su vista y pudo notar cómo claramente estaba "mejor desarrollada" que ella, sonrojándola. Shou, por su lado, notó la vista de la menor y se sonrojó también, pero a diferencia de la ratona ella se acercó un poco más al pequeño cuerpo de la menor, frotando su mejilla contra la suya, poniendo como un tomate a la ratona.
-¿Te agrada lo que hago?- susurró suavemente al oído de la pelo gris, la cual asentó tímidamente. -¿Qué más deseas que te haga Nazrin?- En un rápido movimiento se vieron a los ojos, antes de que la ratona susurrara de manera casi inaudible
-Lo que…quieras- Shou sonrió relamiendo sus labios, mientras paseaba sus manos sobre el cuerpo de la chica, antes de darle un suave beso en los labios. Nazrin se sorprendió, pero se dejó llevar abrazando a la chica sobre ella acariciando su espalda mientras la mayor hacia lo mismo pegando ambos cuerpos sin dejar algún espacio de separación entre ambas. A los minutos se separaron pero sólo lo necesario pare respirar.
-Ama…- Dijo la ratona suspirando.- ¿Por qué…me beso?-
-Tú…lo deseabas desde hace mucho… ¿no?- apenada la chica asentó.- Yo también, sólo que no había habido una oportunidad adecuada para abordar ese tema.- Hizo una breve pausa.- Más si alguien sale mucho del templo y se mete en líos.- Alzó la ceja Shou en forma de regaño.
-¡Lo siento!, yo sólo pensé que le gustaría lo que encontré.- Shou le dio una suave beso en la mejilla, callando a la ratona.
-Nunca dije que no me gustara, sólo que tengas más cuidado con eso.- La chica sonrió antes de ser ella quien besase a la mayor, mientras pasaba sus brazos delgados por el cuello de Shou, acariciando su pelo. Shou se dejó llevar un poco, acariciando las piernas de la chica debajo de ella mientras levantaba un poco su vestido descubriendo sus muslos los cuales empezó a acariciar con algo de presión por parte de sus dedos. Nazrin al sentir aquello suspiró entre los labios de su ama, mientras con sus manos se agarraba de su espalda, encajando suavemente sus uñas en la ropa de la mayor, provocándole seguir acariciando más adentro del vestido de la chica, hasta que esta puso sus manos entre ambas, empujándola un poco para detenerla.
-¿Qué sucede?-
-Alguien… podría vernos…eso sería malo.- Por ahora no podía negar que la menor tenía razón; estaban en un parque donde cualquiera podría verlas pero, tener a la chica debajo de sus pies en esa pose, hiperventilando, suspirando y con el vestido algo levantando no lograba más que encender la pasión en Shou. Sonrió mostrando su colmillo derecho.
-Sígueme Nazrin.- La chica se paró y siguió el paso veloz de la chica, mientras llegaban a una casa conocida por ellas; la casa de Shou. La dueña entró primero, mientras que la ratona de segunda. –Cierra la puerta con llave.- La pequeña chica obedeció echando llave a la puerta, momento que aprovechó Toramaru para abrazarle por la espalda y besar su cuello, haciendo suspirar a la chica.
-Ama…- Pronunciaba entre suspiros Nazrin mientras sentía como los besos en su cuello pasaban a ser lamidas y las manos de la mayor bajaban recorriendo su vientre.- Alguien…en la calle…podría oírnos…- Shou detuvo sus besos, más no sus caricias.
-Cierto, pero hoy no quiero pensar en quien está afuera…-Susurró lamiendo la oreja de la ratona.-Sólo en ti.- La chica se sonrojó al oír aquello, mientras sentía como su cuerpo deseaba ser tocado más por la rubia a sus espaldas.
-Yo también…sólo quiero…pensar en usted ama- Dijo la chica girándose y susurrándole a Shou, permitiéndole a la tigresa tener una vista completa del pequeño cuerpo de la chica, resaltando su pequeño busto. Nazrin sonrió al notar los ojos de su ama centrados en esa parte, por lo que le indicó que le diera algo de espacio. La mayor obedeció, relamiendo sus labios mientras veía a la chica bajar el zipper de su vestido dejándolo caer al piso, quedando en un pequeño brassier blanco con unas bragas blancas a juego. Shou se sonrojó al ver el cuerpo de la menor de aquella forma. Nazrin sonrió al notar la reacción de su ama al tomar sus manos y pasearlas por su cuerpo guiadas por las manos de ella misma.
-¿Le gusto ama?- Preguntó algo pícara la ratona. La otra sólo asentó mientras seguía deleitándose acariciando el pequeño cuerpo frente a ella, haciendo que la mujer acariciada suspirase ante el tacto de la mayor. –Ama… ¿puedo…desvestirla?- Shou sonrió ante la iniciativa de la chica, por lo que le permitió hacerlo. Con timidez la chica comenzó a pasar sus manos por el pecho de la chica mayor, mientras con su boca comenzaba a deshacer el nudo que sostenía el vestido de la chica. Al terminar de quitarlo comenzó a levantar su vestido desde abajo, besando y acariciando su vientre hasta terminar de quitarle aquella prenda y quedarse viendo un momento sus pechos. Shou sonrió.
-¿Te gustan?- Dijo mientras Shou se quitó el brassier descubriendo sus pechos copa c, no tan grandes pero tampoco excesivamente chicos. Nazrin miró con timidez a la mayor.
-Puedes hacerlo.- Dijo la rubia para luego recibir un abrazo de parte de la ratona, posando la chica su cabeza entre el busto de la chica para empezar a besar, haciéndola suspirar. Pasados los minutos Nazrin tomó confianza y comenzó a lamer los senos de su amada Shou. Esta, por su parte, comenzó a gemir al sentir la húmeda lengua de la ratona recorrer sus senos, mientras con sus manos acariciaba el pelo de la chica, como señal a que siguiera con su actividad. Nazrin se detuvo un momento para subir y plantar un beso en los labios de Shou, el cual fue rápidamente correspondido por la rubia, introduciendo su lengua en la boca de la ratona, jugueteando con la lengua de la peli gris dentro de su boca, excitando un poco más a ambas mientras Shou acariciaba la cintura de la menor, mientras la otra bajaba los pantalones de la rubia, dejándola sólo en su ropa más íntima. A los minutos se separaron para respirar.
-Ama… me gusta mucho.- Shou sonrió.
-Yo también te quiero, y te lo demostraré ahora.- Shou se levantó y despacio comenzó a bajar su ropa íntima, dejando disfrutar la vista de su cuerpo totalmente desnudo a la pequeña ratona sonrojada frente a sus ojos. Nazrin, por su parte se acercó a la dama y comenzó a besar sus piernas dándoles suaves mordiscos, provocándole largos y sonoros suspiros a la mayor, la cual con su mano le indicó a la otra que parase, sólo para ser tomada entre los brazos de la chica y ser cargada entre besos y caricias hasta la habitación de Shou, siendo arrinconada contra la puerta de esa habitación mientras se le despoja del resto de su vestimenta a la ratona, desnudándola totalmente al momento de parar el beso.
-Ama… ¿le gusta mi pequeño cuerpo?- Dijo con timidez la chica mientras estaba agarrada por las piernas de la cintura de la Toramaru y con uno de sus brazos buscaba tapar sus pechos.
-Me encanta…ahora…-Susurró la tigresa mientras entraba a la habitación y recostaba a la ratona en la cama debajo de ella.-Sólo deseo devorar cada rincón de mi linda ratoncita.- Nazrin sonrió y respondió descubriendo sus senos y extendiendo sus brazos.
-Devórame Shou Toramaru…seamos una ama…hoy y siempre.-
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-¿Entonces…-pronunció Byakuren- mi hermano te pidió cuidarme?- La inmortal inclinó la cabeza en seña de afirmación.
-Sí…tu padre me pidió primero que los conociera a ti y a Myouren, lo cumplí cuando tú eras más chica, que es la primera vez que tú y yo nos vimos.- Hizo una breve pausa tomando aire.- Pensé que sólo eran niños comunes, pero tú Byakuren, no pude evitar querer estar contigo a pesar de ser apenas una chiquilla entrada en su pubertad.- Ambas sonrojaron al recordar cómo en el pasado se habían tocado, acariciado e incluso besado, sin embargo, Miko nunca permitió seguir más allá de aquello, a pesar de que no podía negar disfrutarlo. Lo que motivaba a aquella negación había sido un misterio para Byakuren, hasta ahora que al parecer la duda se disipaba de su mente.
-Por ello nunca pasaste de besarme…por tu miedo…- Miko nunca se había cuestionado aquello, o mejor dicho, no le gustaba pensar en aquello. Prefería defenderse con que su inmortalidad evitaba que quisiera a alguien, pero era una mentira que no le podía ocultar ahora a la Hijiri, más con la condición que tenía para seguir libre impuesta por Shou.
-Sí…tenía miedo…yo…-Miko tomó aire para confesar lo que sentía desde hacía más de milenio.- Nunca fui muy querida en mi casa, siempre era hecha a un lado por ser la mayor y la que "podía mantenerse sola sin ayuda de nadie" Era una época de guerra constante en Japón, así que terminé metida en eso y viviendo sola un tiempo hasta que un día conocí a una chica más débil que yo, pero que era muy feliz, al punto que le envidiaba. Esa era Himeko Hijiri.-
-Mi…-
-Sí, es un pariente muy lejano tuyo.- Miko prosiguió relatando.- Ella era de familia noble, pero decidió buscar su propio camino. Yo, por mi parte, no era noble pero nos unía el deseo de buscar nuestro camino después de estar solas.- Miko sollozó un poco.- Ella murió por salvarme un día de tantos de pelea. No pude resistir el perderla… temí a la muerte, como tú… y conocí una ermitaña, Seiga, la cual me mostró mi forma de ser inmortal. La obtuve pero no era tan feliz, sobre todo porque aunque no moriría como dijo tu padre "no tenía familia, hijos, pareja"- Byakuren abrazó fuerte a la chica, mientras esta se recargaba en su hombro. –No tengo perdón por matar a su hermano, o dejar morir a tu padre, pero sólo hay una cosa que sí puedo decirte con certeza…tus parientes tenían razón, sólo viviré feliz si dejo atrás mi pasado…al igual que tú dejas el tuyo... ¿podemos dejarlo juntas?- La pregunta sorprendió a la peli morado. Estaba frente a una persona que incluso conoció a una de las ancestros más antiguas de su clan, que miró a su padre morir y a terminó la vida de su hermano menor. A la vez, esta chica era una por la que sentía una enorme atracción, un deseo por estar con ella en formas sexuales, pero también quería (ahora que conocía su historia) ayudarla a superarla, a ser la persona que ella pensaba años atrás que era.
-Miko… yo, todo esto es repentino. Esta mañana sólo venía a rezarle a mi hermano y ahora hasta sé cómo murió uno de mis ancestros más viejos.- Hizo una breve pausa antes de mirar a los ojos a Miko y decirle unas palabras que por primera vez en sus siglos de vida le daban felicidad sincera:
- Te perdono… te perdono Toyosatomimi no Miko… por todo lo que pasó te libero de tu carga, ya eres libre de tu pasado…y sobre tu pregunta, esta es mi respuesta.- En un veloz movimiento la chica besó a Miko tomándola de las mejillas, mientras era correspondida por la mayor, abrazándole fuertemente contra sí los minutos que duraba el beso.
-Miko…-Dijo Byakuren al alzar la vista al cielo.- Ya oscureció… ¿te gustaría quedarte en mi casa?- La mujer sonrió y abrazó a la otra, mientras se tomaban de las manos para avanzar el camino que era desde el pueblo hasta llegar a la casa de Byakuren. Tomó alrededor de media hora, tiempo en el cual ambas chicas platicaron un poco más sobre su vida, algunas anécdotas peculiares de Byakuren (como el hecho de estar sellada en el inframundo) entre otras. Finalmente llegaron a la casa, a la cual entraron y cerraron la puerta. -¿Deseas algo Miko?, ¿agua, té, sake?- Miko sonrió y en un rápido movimiento abrazó a la chica por la cintura, sonrojándola y sorprendiéndola.
-A ti... ¿es mucho pedir?- Byakuren sonrió ante la insinuación de la chica, por lo que se giró quedando frente a ella.
-Cierra los ojos.- Miko obedeció a la expectativa de lo que haría su compañera. Byakuren, por su parte, comenzaría a quitarse las cintas negras que servían de seguro a su vestido, para luego quitárselo lentamente hasta quedar en su ropa íntima color púrpura. –Ya puedes abrirlos.- Miko siguió la instrucción de la monje, sólo para sorprenderse al ver a la chica sólo en paños menores, sonrojándose fuertemente y desviando la mirada, cosa la cual enterneció a la Hijiri, la cual sólo besó la mejilla de Miko. –Sólo tú puedes verme así…mírame más.- Susurró la chica haciendo que Miko mirase de nuevo el no tan mal desarrollado cuerpo de la chica. Con sus manos comenzó a acariciar su espalda, provocando suaves suspiros por parte de Byakuren.
-Byakuren… ¿tienes helado?- La chica sorprendida por el pedido de su amante procedió a sacar un poco del mismo de un refrigerador cercano, sin desaprovechar la oportunidad de menear un poco sus caderas para beneplácito de la inmortal. Al sacar el recipiente lo colocó sobre la mesa que tenía en la cocina.
-¿Quieres en taza o un plato?- Byakuren preguntó a su compañera, la cual simplemente sonrió relamiendo uno de sus colmillos, antes de besar a la chica semidesnuda un par de minutos, acariciando su cuerpo.
-Lo quiero de ti…- Al principio la peli morado no entendió la idea, pero luego al ver como Toyosatomimi tomaba un poco de helado entre sus dedos y lo untaba en su cuello pudo imaginar cómo lo quería comer.
-Tómalo…todo de mí mi amor.- La inmortal se sorprendió ante la frase de la chica.
-Sólo si lo tomas todo de mí también.- Ambas se sonrieron antes de darse un rápido beso en los labios, para luego Miko bajar y comenzar a lamer la zona del cuello de Byakuren con helado. Repitió esto varias veces mientras lamía, chupaba y mordía el cuello de la budista, a lo que esta pasaba sus piernas por la cintura de su amante, presionándolas con más fuerzas a medida que sentía que su excitación subía. Miko sorpresivamente se detuvo un momento, extrañando a la mujer aferrada a ella. La mayor con sus manos se quitó su característica capa, para luego proceder a deshacer los nudos que aseguraban su ropa, para, finalmente, guiando las manos de la otra terminó de desvestirse quedando ambas sólo con sus respectivos sostenes y pantaletas (siendo de color dorado las prendas de Miko). Byakuren sonrió al ver el fino cuerpo de la chica, paseando sus manos por el torso de la chica, sonrojándola y haciéndola suspirar. Byakuren sonrió ante la reacción de su amante para luego comenzar a besar su cuello, mientras Miko acariciaba la espalda de la otra, presionando las yemas de sus dedos a medida que sentía cómo la Hijiri mordía el cuello de ella, para luego lamer las marcas.
Ahora Byakuren fue la que paró, sólo para desabrochar el sostén de Miko y lanzarlo al piso, descubriendo los bien formados senos de la chica. Con sus manos los tomó y sobó despacio, haciendo temblar un poco a la inmortal. Sus temblores se hicieron más grandes al sentir los dedos de Byakuren cubiertos en helado cubrir con el postre antes mencionado sus pezones, para luego meterlos a su boca y comenzar a succionar el helado de los pechos de Miko. El placer hacía que no se pudiera mantener en pie, por tanto Byakuren la colocó entre sus piernas, mientras ella se sentaba sobre la mesa para poder seguir "comiendo" del pecho de Miko. La acción siguió por varios minutos así hasta que Miko con algo de desesperó tomó el rostro de Byakuren entre sus manos para besarla apasionadamente, introduciendo su lengua dentro de la boca de la chica y juguetear con su lengua. Byakuren se dejó llevar por esto mientras con sus manos bajaba a la cintura de Miko y comenzaba a bajar las pantaletas de la chica. Toyosatomimi al sentir esto se separó del beso para permitir a su pareja terminar de desvestirla.
-Byakuren… ¿vamos a tu habitación?- Preguntó con voz entrecortada. La otra aceptó mientras terminaba de desvestirse totalmente y guiaba a la inmortal a la habitación, mientras en cada rincón se besaban y acariciaban el cuerpo la una a la otra.
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-¿Estás lista?- Indagó la tigresa mientras acariciaba las piernas de la ratona, provocándole varios suspiros a la chica.
-Sí… tómeme Ama.- La mayor sonrió antes de ponerse entre las piernas de la chica y comenzar a besar la zona íntima de Nazrin, haciendo que esta temblara al sentir la suavidad de los labios de Shou tocando aquella zona de su anatomía peculiarmente sensible. La ratona comenzó a gemir al sentir la lengua traviesa de la tigresa recorriendo de arriba para abajo y de lado a lado su zona erógena, provocándole un cosquilleo en aquella zona que recorría todo su cuerpo. Con esfuerzo la chica se sostenía de las sabanas al sentir la lengua de su amada introducirse con cuidado en el interior de ella. En aquella habitación lo único que se escuchaba eran los gemidos y suspiros de Nazrin pidiéndole más a su ama Shou Toramaru, la cual gustosa y buscando aguantar el gozo de su compañera tuvo una peculiar idea.
-Nazrin… lámelos.- Dijo la mayor posando un par de dedos sobre los labios entre abiertos de la ratona; ésta obedeció tomando la mano de su ama para empezar a lamerlos con delicadeza al inicio, aunque pasado un poco de tiempo comenzó a chuparlos con algo más de vigor, mordiéndolos suavemente y recorriendo con su lengua cada rincón de los mismos. Shou sólo le dejó ser, complaciéndose de las acciones de la chica. Al acabar esta la mayor bajó aquellos dedos humedecidos hasta la zona íntima de la ratona e introdujo con suavidad uno de ellos al interior del cuerpo de la chica.
-¡Ah!- Fue el leve quejido que se oyó por parte de Nazrin, la cual fue besada por la Toramaru para relajarla un poco, cosa la cual funcionó a medida que se prolongaba el roce de labios y el cuerpo de la chica se relajaba, permitiendo a Shou introducir un segundo dedo. Nazrin se separó para gemir abrazada al hombro de la mayor. Esta pasó su brazo por la cintura de la menor, pegándola un poco más a su cuerpo. –Ama…ama… siéntese… por favor.- El pedido sorprendió a la tigresa, pero esta aceptó, sacando con delicadeza sus dedos del interior de Nazrin y sentándose recargada a la pared.
-Lista mi ratoncita.- El comentario hizo sonreír a la chica, para luego con cierta timidez sentarse sobre las piernas de Toramaru, para abrazarla y besarla en sus labios, mientras pasaba sus piernas alrededor de su cintura. El beso fuer corto, para luego ser seguido por Nazrin retomando aquellos dedos de la mano de la mayor y lamerlos rápidamente, para guiarlos nuevamente a su interior. Shou sonrió al ver tal acción de su discípula, la cual levantó un poco su cuerpo para permitir a la mano traviesa de ella llegar más fácil a sus zonas privadas. Mientras Shou jugueteaba con aquella región del cuerpo de la pelo gris sintió como unos pequeños dedos comenzaban a tocar sus zonas íntimas; era la propia mano de Nazrin.
-Ama… déjeme…hacerla sentir bien.- Shou sonrió al oír aquello, por lo que abrió un poco sus piernas, permitiéndole a la otra acariciar con más facilidad aquella zona.
Los minutos pasaban y la intensidad del juego entre ambas era más fuerte; Shou, por una parte, ya había logrado introducir 3 dedos dentro de la pequeña intimidad de la ratona, mientas ésta, por su lado, también había logrado la misma proeza en la zona privada de la mayor. Ahora la balanza se inclinaba un poco a favor de la ratona, la cual comenzó a besar y lamer los senos de Shou, sorprendiéndola en el acto, pero disfrutándolo de cualquier forma. La ratona comenzó con suaves lamidas, hasta que pasado un poco más con su mano libre tomó uno de los senos libres y comenzó a sobarlo, sin descuidar el otro que estaba chupando. Shou por su lado se sentía en el cielo por las acciones de su amada, por lo que subió el ritmo del ir y venir de sus dedos dentro de ella.
-Ama…si lo hace tan…fuerte…no resistiré…- Dijo Nazrin entre suspiros y con gran esfuerzo. Shou le respondió al oído.
-Yo tampoco… acabemos…juntas.- Ambas sonrieron y se besaron de lengua, abrazándose fuertemente sin parar sus dedos al interior de la otra, hasta sentir que alcanzaron el clímax (Nazrin primero seguida de Shou al poco después)
Al terminar su orgasmo con cuidado sacaron sus manos del interior de la otra, para luego sonreírse y verse.
-Te amo Shou.- Susurró en voz baja la ratona.
-Yo también Nazrin.- Le respondió la otra mientras abrazaba fuerte a la ratona, la cual cansada de la actividad previa terminó dormida entre los senos de Shou. Esta no sé molestó, simplemente sonrió y tomó una de las sabanas y quedarse en la misma posición dormidas la una abrazada a la otra
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Tanto Miko como Byakuren ya se hallaban en su habitación, abrazadas la una a la otra sin dejar de darse apasionados besos la una a la otra en aquella cama.
-Byakuren…- Dijo con algo de esfuerzo la inmortal, tratando de recuperar el aliento después de un apasionado beso con la otra.
-¿Sí?- Miko desvió un poco la mirada, antes de animarse a decir una frase que tenía mucho tiempo con ganas de decirle a la mujer frente a ella.
-¿Quieres…ser? …diablos esto es difícil- Byakuren se extrañó ante la expresión, pero un poco de análisis después puedo entenderlo perfectamente, motivo por el cual abrazó fuerte a Miko
-Claro que quiero ser tu novia…desde hace tiempo que te conocí me gustabas, y pues aquellos besos a escondidas me hacían desearte más y más… aunque luego te fuiste y hasta ahora te encontré.- Miko le miró con los ojos llorosos, pero aun así sonriente. Aquella expresión de la chica, su sensatez, su dulzura, su belleza, era aquello que siempre buscó, alguien que la amase sin importar el resto de la cosas, y a alguien que pudiese amar sin importar el resto de las cosas.
-Al fin te entiendo Yuichiro.- Pensó Miko antes de besar con dulzura a su pareja, la cual le correspondió acariciando su espalda con suavidad al paso de los segundos y los minutos. –Byakuren…-Susurró la chica al oído de la mujer (ahora sí) más animada para hacer su pregunta.- ¿Me harías la mujer más feliz del mundo aceptando ser mi novia por lo que nos queda de vida?- Byakuren sonrió y le dio el "sí" nuevamente, sólo para besarse otra vez pero con algo más de pasión y deseo.
Acabado aquel beso Miko se colocó encima de Byakuren
-¿Qué…haces?- Preguntó la Hijiri, la otra no respondió; simplemente tomó las piernas de la otra y comenzó a besarlas, hasta llegado cierto punto la giró un poco, pasando su pierna por su hombro, y la pierna libre por su cintura. Byakuren no entendió de inicio lo que deseaba su nueva novia, pero ahora que sentía cómo esta le jalaba un poco hasta hacer que las zonas íntimas de ambas entraran en contacto. Miko se detuvo un momento al sentir que el contacto se había hecho; era una sensación nueva que quería prolongar lo más posible antes de dejar libres sus pasiones más íntimas por la Hijiri.
El suave movimiento de cadera de Byakuren le hizo suspirar.
-Miko…muévete…por favor.- La cara sonrojada pero deseosa de aquel acto carnal por parte de Byakuren fue lo único que necesitó la inmortal para estar segura de empezar a moverse. Inicio de manera suave, moviendo su cadera despacio en forma circular. Byakuren gemía y suspiraba, a la vez que correspondía al movimiento de Miko imitándolo. Pasados los minutos el ritmo fue subiendo, haciendo más intenso el vaivén de las caricias entre ambas zonas.
-¡Byakuren!- Suspiraba y pronunciaba con esfuerzo Miko a medida que su mente no podía pensar en otra cosa que el hacer el amor con la mujer debajo de ella.
-Miko…- Pronunciaba con esfuerzo la Hijiri la cual se sostenía con esfuerzo de las sábanas. -¡Me encanta!...sigue.- Pedía la peli morado mientras la otra obedecía tomando la pierna de la budista y comenzaba a besarla y morderla, dejando marcas a todo lo largo de su muslo. La Hijiri no podía parar de gemir al sentir la boca de la chica recorriendo su pierna mientras sentía cómo subía la humedad en la zona íntima de la misma. Con algo de esfuerzo Byakuren extendió su mano acariciando una de las piernas de Miko, provocándole suspiros que se volvieron gemidos al sentir cómo la chica encajaba con suavidad sus uñas en su pierna, rasguñándola con suavidad para no lastimarla.
-Si me tocas…así…no podré aguantar…- La Hijiri sonrió y procedió a acariciar con más intensidad, provocando que su compañera no pudiera resistir más, llegando al clímax abrazándose de la pierna de la peli morado. Byakuren por su parte se vino también al momento de sentir los fluidos de Miko en contacto con su zona íntima. Ambas se quedaron quieras un par de minutos, disfrutando un poco de aquella postura hasta que Miko soltó la pierna de la que se agarró y se dejó caer en la cama, siendo abrazada luego por la monje.
-Fue increíble.- Musitó con voz entrecortada la Hijiri.
-Sí…-Con esfuerzo Miko tomó la mano de la otra, entrelazando sus dedos.- Para ser nuestra…primera vez…- Byakuren se sonrojó ante ese "primera vez", para luego sonreírle a la otra.
-Sí…nuestra primera de muchas, ¿no?- Toyosatomimi asentó, para luego abrazar a la budista y darle un suave beso en los labios.
-Te amo Byakuren Hijiri…hoy y siempre…-Byakuren abrazó fuerte a Miko, antes de quedarse dormida en sus brazos.
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Las aves cantaban anunciando el amanecer en aquella casa, aunque sólo 1 de sus habitantes estaba despierta en la cocina, tapada con una sábana solamente.
-Hizo frío en la noche.- Dijo Miko al ver que el helado seguía sin descongelarse.- Raro que no pasé frío.- Con una cuchara tomó algo de helado del bote, y al ver que estaba en buen estado se asomó a la ventana de la cocina, bote de helado en mano.
-Sí comes helado con la mañana fría puedes enfermar.- Miko quedó en silencio al reconocer aquella voz que escuchaba a lo lejos. Al salir de la casa pudo ver claramente a 3 personas con pelo morado afuera… 3 personas que ya estaban muertas.
-Himeko…- Suspiró por lo bajo la inmortal al ver a aquella mujer que hacía tiempo no veía, seguida de Myouren y de Yuichiro. -¿Qué haces aquí?- Los 3 sonrieron de su forma característica, relajada y sin presiones.
-Venimos a despedirnos Miko.- Pronunció Myouren.- Byakuren siempre estuvo sola a pesar de tener seguidores y amigos; por ello no podíamos irnos.
-Ahora como buen padre te puedo encargar mi hija.- Dijo Yuichiro.- ¿Nos cumplirías ese favor para irnos?- Miko sonrió, aunque le quedaba una leve duda.
-Yo sé que tú y Myouren se quedaron por Byakuren… ¿Pero tú Himeko?- La nombrada se acercó y le dio un suave beso en la frente.
-Éramos amigas, casi familia… ¿es normal cuidarnos entre sí no?- Miko abrazó fuerte a la chica, siendo correspondida por esta, la cual le susurró.- Ahora que estás con mi descendiente puedo irme tranquila que ya no estarás sola… y que tú no dejarás sola a aquella chica, ¿verdad?- Miko asentó feliz, para ser soltada por última vez por Himeko antes de caminar junto con Yuichiro y Myouren a la salida de la casa.
-¿Qué será de ustedes?- Preguntó la inmortal.
-Nosotros sólo pasaremos a esperarlas en la eternidad.- Dijo Myouren mientras veía en la entrada a Byakuren saliendo tapada sólo con la capa característica de Miko. Esta quiso correr tras su hermano y padre; Miko puso su mano delante, bloqueándole el paso.
-Sólo vinieron a despedirse Byakuren…- Byakuren miró a las 3 personas que sólo sonrieron de manera calma, antes de hacer un ademán de despedida a las 2 chicas, para seguir su camino a lo lejos, hasta perderse a lo lejos del camino
-Parece que somos libres Miko- Suspiró la Hijiri antes de abrazar por la espalda a Miko, esta se giró besando la frente de la otra.
-Sí… al fin estamos en paz…- A lo lejos un par de figuras se veían llegar, una tigresa y una ratona.
-Shou.- Susurró Byakuren sin soltar a Miko.- Veras…nosotras…- La nombrada interrumpió.
-No debes explicarme nada…te vez más tranquila de lo normal, además vi caminando a Myouren y Yuichiro…ellos ya son libres, ¿y ustedes también cierto?- Ambas asentaron. –Entremos, aún hace frío, ¿no es así mi ratona?- Nazrin abrazó sonriente a la tigresa por el apodo. Byakuren y Miko les invitaron a pasar para desayunar y ponerse al tanto de los hechos recientes…
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Bueno, eso es todo por mi parte
Espero que les haya gustado
Cualquier sugerencia o review es bienvenida
¡Hasta otra leída!
