Advertencia

de temas sensibles en la historia explicada en el párrafo siguiente, no leas si no quieres spoilers del one shot. Sin embargo si decides no hacerlo seguirá siendo tu responsabilidad si te perjudica, piensa en ello.)

Antes de nada querría advertir de que puede llegar a ser deprimente y que contiene mención de depresión e intento de suicidio, me he revisado las normas y en ningún lugar he llegado a leer que escribir este tipo de historias este prohibido. Aun así, si algún administrador encuentra algún problema, lo más probable puesto que soy nueva, que lo mencione e intentare ver como editar o eliminar la publicación. Gracias, sin más preámbulos, el fic comienza.

Por cierto, no resubir, lo sabré si lo haces además lo voy a publicar en mis otras cuentas.

Inútil

Sin valor

Tonto

Deku

Toda mi vida he sido despreciado, me han humillado y maltratado desde que tenia cuatro años y todo esto debido a mi falta de peculiaridad.

Siempre fui un niño inocente, recuerdo como kacchan y yo íbamos por el bosque, jugando con cualquier cosa con la que nos encontráramos, o como cuando me defendía de los matones de la escuela. Era triste saber que aun cuando nadie tenía edad de obtener peculiaridades aun me despreciaban y se reían de mi para amenar sus inseguridades. Fue duro, siempre estuve algo inquieto con mi relación con otros niños de mi edad, pero no me importaba, tenía a kacchan conmigo y eso era suficiente.

Sin embargo un día el cambió, un día de primaria vino a clase con su peculiaridad despierta, era increíble. Siempre supe que el era una persona impulsiva pero me sorprendió cuando su peculiaridad reflejaba tanto su apariencia como personalidad. Kacchan tenía suerte, creo que le llegué a envidiar un poco, pero era ingenuo y seguí creyendo que tal vez mi peculiaridad sería igual de genial que la de el. Fui un tonto.

Me cayó como un balde de agua fría, me dijeron que no desarrollaría ningún tipo de individualidad, y siendo el niño ingenuo que era se me partió el corazón. Me ardía el cuerpo y me sentía entumecido, sentía que el mundo se volvía borroso pero luego me di cuenta de que solo estaba llorando. La vida era injusta con las personas de buen corazón y yo tenía uno muy grande.

Los días pasaban y bakugou se volvía cada vez más audaz, menos amable. Yo en cambio cada vez sufría más de una carencia de confianza de la que el parecía rebosar. Nos fuimos distanciando y aunque intentaba acercarme a el alabándolo parecía que cada vez lo empeoraba más, sin darme cuenta eché más gasolina en la llama que era su ego, y se hizo tan grande que acabó por consumirme.

El día que me llamó deku por primera vez comencé a notar todo esto, pero cuando me dijo que saltara del techo termino por romper la poca amabilidad que había en mí.

Katsuki estaba frente a mí con sus dos lacayos a los lados, me miraba amenazantemente.

-Hay una manera de que seas un héroe. Tal vez si saltas del techo nacerás con una peculiaridad en otra vida.

Las palabras pican kacchan, las palabras duelen y las palabras matan.

Quemó mi cuaderno y vi como algunas cenizas se derramaban de sus manos, luego al no haberse satisfecho lo suficiente con destrozar mis sueños junto con el cuaderno lo lanzó de espaldas por la ventana. Cayó directamente en una fuente y terminé de perder la esperanza en cualquier cosa. Ahí van mis sueños, ahí va mi voluntad de continuar con mi vida. No podía seguir aguantando el acoso constante. Simplemente era demasiado.

Me quedé temblando en la sala, incluso cuando solo estaba yo y el atardecer empujando sus rayos de sol rojizo por la ventana yo seguía ahí, paralizado de dolor e impotencia. Sabía que nunca sería un héroe pero esto era demasiado para mi.

Hay una manera, pensé, tal vez kacchan tenia razón. Sí, al menos si no funciona ya no daré mas problemas, ya no me interpondré en el camino de kacchan.

-Tal vez seas más feliz...-susurre.

Sonreía levemente pero sin embargo estaba llorando.

Fui al tejado y me quede viendo las vistas, fue hermoso ver la puesta de sol, era reconfortante y tranquilo. No dolía como las explosiones de kacchan aun siendo del mismo color, era suave pero fuerte, me recordó cuando eramos jóvenes, cuando eramos felices.

-Gracias kacchan.

Salté.