Disclaimer: Bleach no me pertenece.
‒Ohayo, Rukya-chan‒ saludó animadamente, a pesar de la actitud enfadada de la shinigami…
‒Ichimaru-taicho‒ fue la seca respuesta que salió de sus labios, acompañada de un ligero movimiento de cabeza. No pretendía detenerse a charlar, ya era suficientemente desagradable encontrárselo justamente en esa calle, pero al parecer ese sujeto tenía otras intenciones…
‒Creo que Byaku…‒ detuvo sus palabras antes de continuar‒ etto, Kuchiki-sama no se encuentra en las instalaciones de su clan…‒ la pelinegra abrió los ojos sorprendida por el desliz del taicho de la 3° división; sentía la sangre hervir en sus venas; ¡estaba segura que ese hombre no era el adecuado para su adorado nii-sama!…‒ quedamos en…revisar unos informes juntos…, por…eso de la integración entre divisiones…‒ se rascó la nuca nervioso, intentando sonar lo más seguro y convincente posible…‒ demo…si quieres, puedes venir conmigo…y…hablar con él…‒ la chica permanecía inmóvil en su lugar, ¡y él comenzaba a perder la paciencia!, ¡no entendía por qué su, ahora novio, ponía tanto énfasis en ocultar su relación de la pelinegra!, ¡era cierto que para permitirle salir con el fukotaicho de la 13° división había armado toda una historia!, ¡y que el pobre Shiba había, pasado por más de un millón de dificultades para convencerlo de que era alguien a la altura de su adorada imôto!…y que todavía le rodeaba un aura asesina cada vez que los veía juntos…, ¡pero eso no tenía por qué ser motivo para que ahora ellos salieran en secreto! Tragó duro ante la mirada de odio que desprendían esos grandes ojos morados, y se le hizo un poco difícil mantener esa eterna sonrisa que solía portar…, ¡pero por todos los hollows del hueco mundo!, ¡si no eran un par de adolescentes que debían esconderse de sus padres!…estaba seguro que ahora mismo tenía más de algo en común con Shiba Kaien…y que encontraba un mayor parecido en los hermanos Kuchiki…, estaba decidido, definitivamente de ahora en adelante, intentaría hablar con su koi en favor del pobre pelinegro ese…, después de todo, era un buen sujeto; no por nada le había entregado una de sus atesoradas fotografías para ayudarle un poco con su amado pelinegro…, tal vez se sentía levemente identificado con ese carácter persistente que tenía… y siendo honestos, si se había dado tanto trabajo hasta la fecha, sólo para obtener el permiso oficial y así salir libremente con su cuñada, ya podía regocijarse con las próximas intervenciones que haría en el futuro, como parte de la familia…, y quién sabe, quizás si unían fuerzas, podrían hacer algo con el grave problema de celos-obsesivos, y ese exagerado sentimiento de posesión-y-sobreprotección-entre-hermanos…
‒Arigatô, Ichimaru-taicho, no es necesario‒ la voz cargada de odio mal contenido le hizo salir del torbellino de reflexiones en los que por poco se pierde, y no alcanzó a terminar de despedirse cuando ya se encontraba totalmente solo…
Sí, definitivamente sería bueno unir fuerzas con el Shiba…
