Capítulo uno

- Gerald… el abuelo murió; espero revises la contestadora pronto… comunícate, James…

No había ningún otro mensaje en la contestadora.

Gerald Sinclair no supo como reaccionar, él y su hermano James habían sido prácticamente criados por el abuelo después de que sus padres murieran.

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James se encontraba muy ocupado así que entendía que la notificación de que el abuelo había muerto era para que él se hiciera cargo. No estaba de servicio hasta nueva orden así que podría hacer el viaje sin presión alguna…

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La hummer H3 de Gerald avanzaba por carretera, mientras los edificios de la ciudad quedaban atrás y en su lugar los espacios abiertos de los campos comenzaban a aparecer no dejaba de pensar en los buenos tiempos que paso con el abuelo.

Mientras los recuerdos regresaban a él, llegó a la granja del abuelo…

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La enorme casa, el granero, el establo, el tractor, todo estaba ahí, como lo recordaba.

Bajo de la hummer mirando todo, esperando que de un momento a otro la puerta de la entrada se abriera y su abuelo se asomara con sus cejas pobladas y con la pipa en los labios como según el mismo decía, todo Sinclair hacía.

Al recordarlo se sonrió ya que él lo hacia lo mismo que James, ya contaban con las cejas pobladas del clan, con esa mata pelirroja que todos los Sinclair portaban.

La puerta se abrió, la señora Perkins la sirvienta le saludo.

Era una mujer de color muy amable, la familia nunca la considero como una empleada sino como un miembro más, era tierno ver a la anciana mujer acercarse a Gerald y darle el pésame por la perdida del señor Theo, como llamaba cariñosamente a su abuelo…

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Este es el testamento- dijo la buena mujer cuando le mostró los papeles mientras tomaba un buen café.

Gerald comenzó a leerlo.

Aquí dice- dijo elevando la voz para que la anciana lo escuchara- que la granja es para James y para mi, que usted puede vivir aquí el tiempo que desee…

Dios lo tenga en su gloria- dijo la señora Perkins santiguándose.

Todo esta en orden, que… no puedo creerlo- dijo él de pronto- ¿aun tiene el Cadillac rojo?

Oh sí, sí, el auto, sí, esta en el garaje- dijo la buena mujer limpiando sus anteojos.

Pero es un modelo de los cincuenta, es un clásico, pensé que lo había donado a un museo o algo- dijo Gerald- James y yo siempre peleábamos por el auto y el abuelo nunca permitió que nos lo lleváramos de aquí…

Oh sí, James, el amo James- dijo la mujer- dios lo proteja, tan lejos, tan lejos…

Dice que cuidemos de su auto, uno no cuida de un auto, bueno le das mantenimiento pero no lo cuidas ¿sabes que significa nana Perkins?- preguntó Gerald sin comprender.

La buena mujer negó con la cabeza.

Supongo que tendré que "cuidar" de su auto hasta que James regrese- dijo Gerald sintiendo que le había ganado ese privilegio a su hermano.

...

A la mañana siguiente salió temprano a la oficina del abogado del abuelo, ciertamente el testamento estaba en orden y el buen Theodore era un miembro distinguido por su rectitud en la pueblo como para que alguien se atreviera tan siquiera a pensar en que él tuviera algún problema.

Gerald regreso a la casa, la señora Perkins alimentaba a las vacas.

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En el garaje todo estaba impecable, como el abuelo siempre tenía sus cosas; el Cadillac estaba ahí, con la pintura tan brillante como en los cincuentas, el abuelo quería mucho a su auto, ellos siempre se sentaban en los blancos asientos para que el hombre les diera una vuelta por el pueblo, James siempre hablaba de lo mucho que le gustaba el auto, pero el abuelo le dijo que lo tendría hasta que él faltara.

Gerald se sonrió mientras pasaba su mano por el cofre del Cadillac.

James esta muy lejos, y el abuelo mucho más- le dijo al Cadillac- supongo que te "cuidare" hasta que el teniente regrese… el abuelo te quería mucho, con ese color hasta pareces un Sinclair…

Una vez más se sentó en los blancos asientos mientras encendía su computadora portátil.

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La tarde cayó cuando el hambre hizo que saliera del garaje, dejo la computadora sobre el asiento del Cadillac, cerró la puerta y se fue a cenar…

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La computadora portátil descansaba en el asiento, Gerald la había dejado apagada, de eso estaba seguro… cuando la noche cayó, algo extraño paso, la computadora se encendió sola, después de iniciar el sistema operativo se conecto a internet iniciando una búsqueda en la red, todo mientras la música de Michael Buble inundaba con sus acordes el garaje todo bajo el cobijo de la noche sin que nadie en la casa se diera cuenta..,

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Cuando Gerald regreso por su computadora a la mañana siguiente se encontró con la sorpresa de que la batería de la computadora se había acabado, y que se había trabado en la ventana del explorador de internet mostrando la hoja de un periódico en línea sobre acontecimientos extraños en la ciudad de Mission City…

Continuara…