Disclaimer: los personajes y la historia no me pertenecen. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de KeiChanz, yo sólo traduzco.
Baile Peligroso
Capítulo uno: Gran elección
Kagome Higurashi aparcó su Mustang Convertible plateado en el mar de coches fuera del gran interior del estadio, la emoción corría por ella. Iba a ir a ver a Inuyasha, el cantante principal de la banda, en concierto en vivo y en directo. Él era su cantante favorito y pensaba que estaba buenísimo, uno de sus muchos atributos junto con su gran voz. Kagome tenía todos sus CD y de camino allí, había estado escuchando una de sus canciones favoritas, "Burn". Otra es "Yeah!".
Salió del coche y sus botas marrones de siete centímetros y medio tocaron el pavimento haciendo un ruido sordo. La fría brisa se envolvió alrededor de su cuerpo, haciendo que su pelo negro como el azabache volara sobre sus hombros y que su falda roja, blanca y azul, que terminaba justo sobre sus rodillas, oscilara ligeramente sobre sus muslos; exponiendo sus largas y hermosas piernas con una pequeña camiseta blanca y lisa que abrazaba perfectamente su esbelta figura. Para ser las ocho y media, la temperatura y el tiempo eran perfectos, decidió.
Sonrió para sí con alegría y empezó a caminar hacia la entrada, ticket en mano. Mientras se acercaba al vestíbulo, sus ojos marrones vagaron por la multitud que estaba delante de la entrada, viendo montones de estudiantes y gente que no le gustó nada. Sus ojos se posaron en un pequeño grupo de gente que estaba a la derecha apiñado alrededor de alguien. Ella sabía quién era ese alguien. La mayor puta y la chica más popular de la ciudad. ¿Qué la hacía tan popular? Simple. Era la ex amante de Inuyasha. Un frunce se formó en el rostro de Kagome al ver que la gente se apartaba de su camino para que otra persona, sin duda uno de sus "amigos", se uniera a la charla. O en otras palabras, cotilleara, y ese alguien era la persona que más despreciaba del mundo.
—Kikyo —susurró para sí, entrecerrando sus ojos chocolates.
Casi toda la gente que conocía odiaba a Kikyo así como a sus "amigos".
Más bien pandilla, pensó Kagome amargamente.
Kagome podría haber jurado que Kikyo se había acostado con todos los chicos del maldito colegio. Eso sólo la hacía más puta. Y su ropa tampoco ayudaba. En este momento, llevaba puestos unos pantalones apretados de cuero negro que se agarraban a sus piernas como una segunda piel. Tenía tacones finos de unos doce centímetros conectados a sus botas negras. Un top ceñido rojo, que parecía una talla demasiado pequeño, cubría su pecho y casi nada de su estómago. Si respiraba lo suficientemente hondo, probablemente se le rompería. Había una especie de brillo preveniente de su vientre y Kagome notó que se había perforado el ombligo.
Kagome hizo una mueca. Asqueroso. También notó que su pelo negro que le llegaba a la cadera estaba recogido en una coleta muy alta y llevaba demasiado maquillaje. Barra de labios rojo oscuro y demasiada sombra de ojos azul. Se había echado demasiados polvos, podrías confundirla con una puta fantasma.
Kagome volvió a hacer una mueca. Odiaba el maquillaje. Lo había probado una vez y había caminado por la calle. Parecía como si hubiera estado caminando como si fuera otra persona, y no como ella misma. Creía que cubría quién eres en realidad, disfrazaba tu belleza interna.
Al irse acercando a la multitud, oyó el bramido amortiguado de la gente que hablaba del concierto y de lo emocionados que estaban porque iban a ver a la banda con los chicos más macizos de Japón. Principalmente charla de chicas. Al oír esto, apartó la mirada de Kikyo y se adentró en la multitud. También oyó que algunos hablaban de Kouga, el segundo cantante de la banda. Kouga, con su bronceada y musculosa piel y su largo cabello negro azabache con una cinta marrón para apartar su pelo de los ojos, podía ser fácilmente clasificado como guapo. Una cosa que Kagome adoraba de Kouga eran sus ojos, de un perforador azul glacial. Pero el propósito principal de Kagome para haber asistido era ver a Inuyasha. Se lo imaginaba en su mente con su pelo plateado que le llegaba hasta la cintura cayendo en cascada por su espalda, sus preciosas orejas de perro en lo alto de su cabeza y sus llamativos ojos dorados. Se le pasó por la mente su pálido y perfecto cuerpo musculoso tensándose bajo las luces del escenario mientras cantaba con el micro y se estremeció. Pero lo que en realidad la cautivaba era su voz, tan sexy y auténtica. Suspiró y sonrió soñadoramente.
Sus pensamientos fueron inmediatamente interrumpidos cuando sintió que alguien le tocaba el hombro. Se dio la vuelta y vio a una de sus amigas íntimas, Sakura Hanaoshi con su novio, Daisuke Yenkotanie. Sakura era una chica muy hermosa, con pelo dorado que terminaba en su cintura y unos brillantes ojos verdes. Siempre tenía una sonrisa en la cara, mostrando sus bien hechos dientes blancos. Tenía una linda naricita y todo el cuerpo bronceado por estar fuera la mayor parte del tiempo. Era muy delgada y tenía una gran figura con unas buenas piernas largas que completaban su descripción. En una palabra, era perfecta. Como una muñeca de porcelana, tan frágil y dulce.
Daisuke Yenkotanie, su novio, era todo lo que una chica podría desear. Tenía la apariencia, la personalidad, como quieras llamarlo, lo tenía. Dai era alto, moreno, guapo y de apariencia exótica. Tenía el pelo corto de color negro azabache y oscuros ojos muy, muy ligeramente sesgados y verdes con motas doradas, lo que lo hacía parecer exótico. Y por encima de todo eso era musculoso, corpulento y de hombros anchos. Siempre saludaba a la gente con su sonrisa de un millón de dólares. Definición en cuatro palabras: peligrosa estrella de cine.
—Eh, ¿hola? ¿Kagome?
Cuando pronunció su nombre, volvió a la realidad y concentró sus ojos en su amiga.
—Oh, eh, lo siento Sakura. Me abstraje por un momento. —Se rió ligeramente.
Sakura se rió.
—¿Qué hay de nuevo? —dijo con una sonrisa.
—¿Eh? ¡Oye! ¿Qué se supone que significa eso?
Sakura volvió a reírse y esta vez se le unió Daisuke.
Kagome les sacó la lengua juguetonamente.
También lo hizo Sakura.
Kagome se rió.
Su amiga sonrió.
—Bueno Kagome, me gusta tu conjunto. Es bonito.
Kagome sonrió.
—Gracias Sakura. A mí también me gusta el tuyo —dijo mirando su top verde oscuro, sus vaqueros flojos azules oscuros y sus zapatillas blancas. Simple pero con estilo.
—Gracias. Bueno Kagome, tengo que largarme. Tenemos que encontrarnos con unos amigos en la zona de restauración. Así que te veré en el estadio… en alguna parte. —Soltó una risita—. ¡Adiós! —Se despidió con la mano, cogió la mano de Dai y lo arrastró hacia la zona de restauración.
—Adiós —dijo Kagome mientras se despedía con un pequeño movimiento de su mano. Suspiró, volvió a darse la vuelta y luego se dirigió hacia la ventanilla. Le tendió su entrada al que las cogía y pasó por las puertas dobles que llevaban al colosal estadio. Observó sorprendida su inmensidad. Era un estadio circular con asientos que cubrían cada centímetro de las paredes y el escenario también era enorme. El patio de butacas parecía como si estuviera brillando de un débil violeta debido a las luces de neón que rodeaban el escenario. También había mucha gente en el estadio, que ya había encontrado sus sitios, eran principalmente chicas, charlaban animadamente con la persona que estaba a su lado.
Bajó por el pasillo para encontrar su sitio, que estaba localizado en primera fila, justo delante del escenario. Había sido bastante extraño que hubiera conseguido asiento en primera fila, pero había repartido unas cuantas patadas y gritos para conseguirlo. Encontró su asiento y se sentó en el suave almohadón rojo. No se iban a necesitar mucho los asientos ya que iban a estar todos de pie, bailando las canciones que iba a tocar la banda. Ella también iba a estar entre la gente que bailara, divirtiéndose como nunca. Pero lo que no sabía era que no tenía ni idea de lo cercana que estaba a la verdad.
Se dio la vuelta en su sitio y observó que más gente estaba llegando por la entrada, corriendo a toda prisa para intentar encontrar sus sitios. Se dio la vuelta y vio que ahora había gente en el escenario, preparando el equipo. La batería estaba montada, la tocaba Naraku y también estaba preparado el teclado, tocado por Miroku. Además había un tercer miembro, Sesshomaru, que tocaba la guitarra. Inuyasha y Sesshomaru eran hermanos, pero ella había leído en las revistas que a veces no se ponían de acuerdo y terminaban odiándose el resto del día. Pero aún así, los hermanos son los hermanos y actúan… fraternalmente. Y luego estaba Sango, la manager de la banda. Corría el rumor de que Miroku y ella se habían estado viendo en secreto últimamente.
Kagome observó a la gente vestida de negro que estaba montando los altavoces, los micrófonos, el alumbrado y el equipo básico. Le recorrió una nueva ola de emoción y siguió observando cómo montaban todo mientras el amortiguado bramido de la gente que había tras ella se hacía más y más fuerte cuando entró más gente en el inmenso estadio. Una mujer de pelo largo y liso recogido en una coleta floja y con una tablilla en las manos pasó al escenario. Kagome supuso que era Sango. Parecía estar comprobando el escenario y cómo se estaba montando. La manager miró cada sitio, asintiendo y garabateando en su tablilla. Su atuendo consistía en una falda verde que terminaba en sus tobillos y un jersey morado con sandalias marrones. Garabateó una última cosa en la tablilla y se metió entre bastidores.
El estadio estaba ahora casi lleno con unos cuantos sitios vacíos aquí y allá. Kagome entonces notó que los dos sitios vacíos que había a su lado se habían llenado. A su izquierda había una chica que tendría su edad, veintidós, de pelo negro que le bajaba hasta los hombros y se curvaba al final. Tenía ojos grandes color canela y una nariz pequeña. Su boca estaba curvada en una gran sonrisa.
La chica giró su cabeza hacia Kagome todavía con la sonrisa en su cara.
—¡Hola! ¡Yo soy Rin y todavía no me puedo creer que haya conseguido un asiento en primera fila! —La chica se rió emocionada—. ¿Emocionada?
Kagome sonrió.
—Claro que sí. Me llamo Kagome. Encantada de conocerte Rin. —Extendió la mano.
Rin la aceptó encantada.
—Igualmente, Kagome. —Le soltó la mano—. Bueno, ¿quién crees que está más bueno? ¿Sesshomaru, Inuyasha o Kouga? —preguntó Rin con una sonrisa.
Kagome soltó una risita.
—¡Inuyasha, por supuesto! ¡Definitivamente, hace que se te caiga la baba! —informó Kagome, ya gustándole la chica.
Rin resopló con una sonrisa.
—Sí, ya. ¡Sesshomaru está mucho más bueno! —le desafió.
—¡No lo está!
—¡Sí lo está!
—¡No lo está!
—¡Sí lo está y se acabó! —Rin asintió y cruzó los brazos sobre su pecho.
Kagome se rió.
—Vale, lo que tú digas Rin. Pero sigo pensando que Inuyasha está bueno. —Le guiñó un ojo y le sonrió.
Rin se rió.
Kagome también se rió, luego giró la cabeza a su derecha y vio a una chica que también tendría unos veintidós años. Tenía un brillante pelo rojo que colgaba hasta su cintura y unos luminosos ojos verdes que parecían centellear con las luces.
La pelirroja la miró y sonrió.
—Hola.
Kagome parpadeó.
—Mm, hola. Soy Kagome. —Le sonrió a la chica.
—Mi nombre es Ayame. Soy un demonio lobo pero no dejes que eso te perturbe. Soy buena —bromeó Ayame, guiñándole un ojo.
Kagome se rió.
—Encantada de conocerte, Ayame. Yo también soy buena pero también puedo ser mala —bromeó en respuesta, sonriendo y guiñando un ojo ella misma.
Ayame se rió entre dientes y las dos procedieron a alzar la mirada hacia la actividad sobre el escenario hasta que Ayame rompió el corto silencio.
—¿Oye, Kagome?
—¿Mm?
—¿Quién crees que está más bueno entre Kouga, Miroku, Inuyasha o Sesshomaru? —preguntó Ayame—. Yo añadiría a Naraku pero yo no diría que está bueno… es más bien mono —añadió y Kagome asintió.
—Ya me han hecho esa misma pregunta. Pero yo voy a decir Inuyasha. Él es perfecto —respondió con una sonrisa.
La chica de ojos esmeralda se rió.
—Genial. Pero yo creo que Kouga es terriblemente guapo… ¡es tan musculoso! —dijo soñadoramente.
—Sí, supongo que Kouga es atractivo… pero sigo pensando que Inuyasha es el que está más bueno de los cinco.
Ayame volvió a reírse y Kagome se le unió. Tenía el presentimiento de que ya había hecho dos buenas amigas.
El estadio estaba ahora completamente lleno y Kagome miró detrás de ella al mar de gente, intentando encontrar a Sakura. Un par de minutos después, la encontró charlando en exceso con Daisuke quien no tenía una expresión real en la cara. Parecía como si estuviera en otra parte.
Kagome soltó una risita.
Sakura al fin notó que le estaba mirando y le saludó alegremente con la mano.
Kagome sonrió y le devolvió el saludo.
Se volvió a dar la vuelta en su asiento y esperó a que empezara el concierto. Iba a empezar en cualquier momento y ella estaba revolviéndose en su sitio de la expectación. Todo estaba colocado en el escenario y lo único que faltaba era la banda.
Entonces de repente, todo el estadio se oscureció y las exclamaciones resonaron a través del estadio. Ella movió la cabeza rápidamente de un lado a otro, intentando encontrar la fuente de la oscuridad.
—Damas y caballeros —retumbó en lo alto una profunda voz masculina.
Kagome giró tan rápido la cabeza hacia el escenario que pensó que se había provocado una herida.
La voz masculina provenía de los altavoces situados alrededor del estadio.
—¿Estáis listos para bailar? —La voz retumbó a través del estadio.
El estadio estaba lleno de sonoros gritos, silbidos y aplausos. Kagome estaba gritando tan fuerte que juraría que iba a quedarse afónica al final del concierto.
—¡Oh, vamos, gente! ¡Sé que podéis hacerlo mejor que ese maullido de gatito! ¡Quiero oíros gritar!
Kagome saltó de su asiento junto con los que estaban en el estadio y empezó a gritar a todo pulmón. Si eso era posible, los gritos eran más fuertes que la primera vez.
—Ja, ja, bueno, ¡de eso era de lo que estaba hablando! ¡Ahora preparaos para pasároslo como nunca! ¡Gente, Inuyasha y su grupo! —tronó la voz sobre el público y las luces de neón brillaron rápidamente antes de fijarse en el escenario.
Los gritos no cesaron y Kagome vio que cinco puertas cuadradas se abrían en el escenario. Había dos al frente -una a la izquierda, una a la derecha- y tres detrás. Una estaba al fondo a la izquierda detrás de la batería, otra al fondo en el medio detrás del teclado y una entre la del medio y la de la izquierda. Comenzó a salir hielo seco de las cinco puertas y empezó a cubrir la pista.
Los ojos de Kagome se abrieron todavía más y se le formó una sonrisa tan grande en los labios que le sería difícil no sonreír cuando vio que los cinco miembros hacían lentamente su aparición al alzarse las cinco puertas cuadradas, con las cabezas gachas.
Inuyasha subió de la del frente a la izquierda, Kouga de la de la derecha, Sesshomaru subió de la que estaba entre Inuyasha y la del medio de atrás, guitarra en mano, Miroku subió desde la de detrás del teclado al fondo en el medio, y finalmente Naraku subió de la de detrás de la batería al fondo a la derecha.
(Para ponéroslo más fácil, así es como los ve Kagome: Inuyasha está a su izquierda, Kouga a su derecha, Sesshomaru está a un lado de Inuyasha y un poco detrás de él, Miroku está detrás de Inuyasha, y Naraku está detrás de Kouga.)
Sus cabezas todavía estaban inclinadas y permanecieron quietos mientras se revelaban sus cuerpos.
Kagome tuvo que contenerse para no decir a viva voz lo bueno que estaba Inuyasha cuando vio lo que llevaba puesto: una camiseta blanca sin mangas con pantalones flojos negros y zapatillas blancas.
Observó brevemente a los demás miembros para ver qué llevaban puesto. Kouga vestía una camiseta marrón con vaqueros azules flojos y zapatillas negras. Sesshomaru tenía una camiseta roja, pantalones color caqui y zapatillas deslustradas. Miroku tenía una camiseta violeta y vaqueros azules flojos con zapatillas blancas. Una camiseta negra con vaqueros flojos azules oscuros era el atuendo de Naraku.
Kagome estaba prácticamente babeando. Maldición, estaban perfectos. Especialmente Inuyasha.
Los gritos no pararon hasta que Inuyasha alzó su cabeza muy lentamente, el estadio se volvió mortalmente silencioso.
Kagome estaba mirando a Inuyasha con unos hipnotizados ojos marrones. Rin tenía sus brillantes ojos canela fijos en Sesshomaru. Ayame tenía sus brillantes ojos verdes alzados hacia Kouga.
Inuyasha movió lentamente la cabeza a la derecha, luego a la izquierda, luego hacia delante mientras observaba al público. Una sonrisa curvó sus labios.
La gran pantalla que estaba detrás de las cinco estrellas mostró, a través de las cámaras que estaban situadas sobre él, cada movimiento que hizo Inuyasha. Había otras cuatro pequeñas cajas rodeándola, mostrando a Kouga, Sesshomaru, Miroku y a Naraku con las cabezas ya levantadas.
Inuyasha alzó el micrófono que tenía agarrado en su mano hacia su boca, manteniendo aún su sonrisa.
—Io.
El estadio estalló en gritos y chillidos ante la palabra pronunciada en voz baja.
Inuyasha se rió por el micro, si risa sexy hacía que Kagome quisiera derretirse.
—¡Sí, eso es lo que quiero oír! Bueno, ¿estáis preparados para oír algunas canciones rompedoras?
—¡Yeah! —gritó el público al unísono.
Inuyasha fingió sorprenderse y dio torpemente un paso atrás.
—Vaya. Oye Kouga, creo que tenemos un estadio lleno de lectores de mentes —bromeó.
Kouga se rió, haciendo que Ayame chillara de alegría.
—Nah, no creo Inuyasha. Ellos sólo quieren oír canciones. ¿Estoy en lo cierto? —preguntó, lanzando su puño al aire.
Otro "¡Yeah!" llenó el estadio.
Esta vez fue Sesshomaru el que se rió, un sonido bajo y suave que provocó que Rin se riera emocionada.
—Bueno, entonces creo que eso es lo que deberíamos darles. ¿Qué pensáis, chicos? —preguntó, mirando sobre su hombro a Miroku y a Naraku.
Tanto Miroku como Naraku sonrieron.
—¡Oh yeah! —corearon.
Inuyasha, Kouga y Sesshomaru se rieron y repitieron las anteriores palabras de Miroku y Naraku:
—¡Oh yeah!
Se oyeron una vez más gritos, aplausos y silbidos por parte de Kagome y del público.
Inuyasha, Kouga, Sesshomaru, Miroku y Naraku corearon todos juntos:
—¡Que empiece la fiesta!
Comenzó a sonar la música de la canción "Do it to me" (Házmelo) con Naraku en la batería, Miroku al teclado y Sesshomaru con su guitarra. La música sonó durante treinta segundos luego Inuyasha empezó a cantar.
"I got two dozen roses,
And a card that says
Baby I can't wait to see ya lata.
We made dinner reservations
At Nobu, Mr. chow you just pick the location.
Now were sittin' at the table,
Sippin' the finest wine,
Havin' a damn good time,
I know what's on your mind.
I want you, you want me too,
Stop trippin',
I know exactly what you want, you wanna..."
Los otros cuatro se unieron con Inuyasha y en este momento el público estaba cantando a coro, chillando, aplaudiendo y gritando.
"Do it to me,
I wanna feel you
Touch my body baby,
Body baby.
Do it to me,
I guarantee you won't regret it
Let me set it out like you ain't ever had it.
Do it to me,
I want you to grab me, talk to me,
Tell me how you like it,
Where you want it,
When you all up on it boo.
Do it to me,
I'm wanna give it to you,
We're gonna make this a night to remember..."
Inuyasha vuelve a cantar solo.
"Watchin' you work the stick in the ride,
And the motion how you move from third to five.
Can't imagine what its gone be once we get inside…
And you put that ooh wee on me
And you work me the same way, boo I can't wait..."
Se unen los demás.
"I'm tired of thinkin' about it,
Speakin' about it,
Baby it's time to be about it.
Turn off the lights, take off your clothes,
Jump into bed and let it flow."
Inuyasha solo.
"Squeezin', holdin', bitin', scratchin',
Spankin', screaming,
Pullin' my hair when you mean it
And everything goes.
Baby when you…"
Se unen los demás.
"Do it to me,
I wanna feel you
Touch my body baby,
Body baby…
Do it to me, I guarantee you won't regret it
Let me set it out like you ain't ever had it.
Do it to me,
I want you to grab me, talk to me,
Tell me how you like it,
Where you want it,
When you all up on it boo.
Do it to me,
I'm gonna give it to you,
We're gonna make this a night to remember..."
Kouga canta solo.
"So long I've waited for this night to get inside you, lookin' in your eyes and tell me baby, take me, I'm yours. And if you feel anything like I feel, ridin' into the night, I'm certain you'll be screamin' for mooorre. I'm gonna do anything and everything to your body till ya break down, and take no more. From the bed, to the floor, to the top of the stairs, you gon' get it baby, please, please, ooh, do it to meeee!"
A mitad de la palabra "me", Inuyasha y los demás volvieron a empezar a cantar.
"Do it to me,
I wanna feel you,
Touch my body baby,
Body baby…
Do it to me,
I guarantee you won't regret it,
Let me set it out like you ain't ever had it.
Do it to me,
I want you to grab me, talk to me,
Tell me how you like it,
Where you want it,
When you all up on it boo.
Do it to me,
I'm gonna give it to you,
We're gonna make this a night to remember…"
La canción terminó y la música sonó durante otros treinta segundos, desvaneciéndose lentamente.
El estadio estalló en aplausos, gritos, silbidos y ovaciones.
Kagome estaba dando saltos, aplaudiendo y gritando. Su sonrisa era resplandeciente y sus ojos marrones estaban brillando.
Los ojos dorados de Inuyasha se desplazaron entre el público con satisfacción. Sus ojos se posaron en Kagome y se abrieron un poco más, se le atascó la respiración en la garganta.
Chocolate se encontró con ámbar y el corazón de Kagome se saltó un latido. Él… me está mirando…
El cantante principal alzó el micro a sus labios, se estaba formando un plan en su mente y le gritó a la multitud:
—Bueno, ¡una canción menos y muchas más por venir! ¿Entonces qué decís? ¿Queréis otra? —preguntó Inuyasha al ruidoso público, y los gritos y los aplausos se volvieron más ruidosos, si es que eso era posible.
—Je, je. Bueno entonces, ¡si estáis seguros de que podréis soportar otra canción rompedora, voy a necesitar que una bbbbbbbbuena chica venga aquí arriba y baile como si no hubiera mañana con moi y mis rockeros! ¿Alguna voluntaria? —Inuyasha extendió su brazo, esperando su respuesta.
Todas las chicas del estadio, prácticamente todos los del edificio, ondearon sus brazos en el aire y gritaron a todo pulmón. Incluida Kagome.
Inuyasha miró a las chicas que estaban gritando, fingiendo buscar una voluntaria, aunque ya tenía a la chica en especial en mente. Sus orbes dorados bajaron lentamente hacia Kagome. Estaba dando saltos, gritando y agitando los brazos locamente con una sonrisa radiante en los labios.
Cogió el brazo extendido, el que no tenía el micro y señaló a la nada sobre la multitud, directamente encima de Kagome. Luego empezó a bajarlo lentamente hasta que estuvo señalando a Kagome y giró su mano de modo que su palma estuviera boca arriba, retrajo un dedo y después volvió a estirarlo, haciéndole una seña para que subiera al escenario.
Los ojos de Kagome se abrieron como platos y gritó de alegría. Podía oír que Rin y Ayame gritaban:
—¡Muy bien, Kagome! ¡Sí!
Kagome les sonrió, luego volvió a mirar a Inuyasha. Estaba en cuclillas al borde del escenario con su mano estirada hacia ella, con una sonrisa peligrosa en sus rasgos.
Kagome le sonrió y extendió lentamente el brazo hacia su mano. A unos dos centímetros de su mano, Inuyasha extendió el brazo los dos centímetros que quedaban y le agarró la mano. Sus manos se entrelazaron e Inuyasha la levantó al escenario con él y Kagome pudo sentir las miradas asesinas de las demás chicas perforándole la nuca. Pero no le importó. Una vez en el escenario, se dio la vuelta para mirar a los espectadores y decidió que era incluso peor ver las miradas que sentirlas. Pero le quitó importancia. Una pequeña sonrisa adornó sus labios y dio un ligero saltito cuando Inuyasha pasó un brazo alrededor de su cintura y la acercó a él. Un rubor se esparció rápidamente por sus mejillas.
—Bueno chica, ¿cómo te llamas? —Inuyasha sostuvo el micro contra su boca.
—Mm… me llamo Kagome —respondió nerviosamente.
—Bueno Kagome, parece que has sido escogida para bailar en el escenario. ¿Y qué dices? ¿Estás dispuesta? —Volvió a llevar el micro a sus labios.
Kagome esbozó su sonrisa radiante y cubrió la mano que estaba sosteniendo el micro con las suyas. Inuyasha sintió que una descarga se disparaba por su columna. Atrajo más el micro a su boca, luego gritó:
—¡Oh yeah!
Inuyasha se rió.
—Sí, esa es la respuesta que quiero oír. ¿Y sabes qué? Oír todos esos "yeah" me hacer querer cantar "¡Yeah!". ¿Qué decís amigos? Yeah… ¿o no?
—¡YEAH! —fue la sonora respuesta del público.
Volvió a reírse.
—¡De acuerdo entonces! ¡Vosotros lo pedís, nosotros os lo damos!
Por todo el estadio estallaron gritos, ovaciones, silbidos y aplausos.
Bajó el micro y se giró hacia Kagome.
—¿Nerviosa?
Kagome asintió.
—Un poco.
Inuyasha sonrió y Kagome se tragó el nudo que tenía en la garganta.
—No lo estés. Sólo déjate llevar. Imagínate que estás en tu habitación o algo así, bailando la canción sin que nadie esté mirando. Lo harás genial. —Le guiñó un ojo.
Una sonrisa y un sonrojo adornaron sus labios y sus mejillas y asintió.
Él le dio dirigió una última sonrisa tranquilizadora, luego se apartó de su lado y volvió a su sitio original.
Vale, puedo hacerlo. Me imaginaré que estoy en mi habitación, nadie me está mirando, no debería estar tan agitada… después de todo, yo vivo de esto… Cerró los ojos y cogió aire, luego lo soltó. Después abrió los ojos y sonrió.
Inuyasha la estuvo observando todo el tiempo que había estado haciendo esto y, al ver su sonrisa, supo que estaba relajada y preparada.
Asintió en dirección a Sesshomaru, Miroku y Naraku para que empezaran a tocar la música de "¡Yeah!".
Nota de la traductora: Comenzamos este fic después de mucho tiempo de prometerlo, sólo aviso que las actualizaciones no van a ir demasiado rápidas. En un principio intentaré hacerlas semanalmente, pero no puedo prometer demasiado.
Espero que os guste, besos.
