Hola! Traigo un diminuto y escueto relato sobre una de mis parejas fav. Esto lo encontré entre mis polvorientas carpetas de lo que alguna vez fue una idea para un fic, sin embargo y como no tengo mucha inspiración para seguir, decidí subirla como drabble para no perder la escena. Saludos.

Disclaimer: Ni los personajes, ni lugares ni etcéteras me pertenecen.


Tedioso

Drabble

―No quiero sonar ruda, pero de verdad pareces un patético adolescente hormonal, Ted ―confesó Lily con la expresión más seria de su repertorio. Luego chitó la lengua y volvió su vista hacia el joven sentado a su lado―. Si tanto te gusta, invítala a salir y ya.

El aludido parpadeó dos veces al terminar de procesar lo que había escuchado y observó a la pelirroja con la incredulidad pasmada en sus facciones. Las razones de que Lily fuera tan franca e indiscreta cada vez la parecían más incongruentes y desconcertantes.

―No tengo ni la menor idea de qué te refieres ―replicó él con obviedad, sin embargo, no tardó en esquivar su mirada de la de ella adrede. Ambos estaban en conocimiento de que no tendría oportunidad de impugnar alguna mentira si mantenían el, a parecer de Ted, fatal contacto visual.

―Por favor ―bufó Lily con notoria exasperación. Se cruzó de brazos y miró hacia el lado contrario―, no hay que ser un genio como para saber que estás más que perdido por Victoire. La miras como baboso ―hizo una mueca.

El muchacho revoloteó los ojos con una mezcla de hastío y vergüenza. Lily sabía cómo odiaba que ella fuera tan espontánea, pero de verdad estaba cansada de su absurdo comportamiento.

―Tan pequeña y tan directa ―suspiró―…, eres todo un caso, Lily Potter ―dijo Ted con una sonrisa mientras negaba con la cabeza. Se apreciaba a leguas su total desmotivación, y ella, quien no entendía el porqué, sólo se irritó aún más. De repente él le revolvió el cabello logrando que Lily de inmediato se pusiera de pie con un mohín en el rostro.

― ¡Teddy! ―regañó malhumorada arreglando su cabello― Sólo espero que no te quejes cuando venga un hombre con pelotas y te la quite en tus negadas narices ―zanjó para adentrarse a la Madriguera dejándolo solo, algo aturdido e inusitadamente motivado.

Apenas le dio la espalda, el ceño fruncido y los labios apretados, frutos del inevitable cabreo de Lily, se atenuaron. Su semblante se volvió sombrío y casi neutral, contradictorio a como se comportó frente al ahijado de su padre.

El espacio marchaba como debía ser si Ted Lupin era feliz, o aquel era el efímero e infructuoso consuelo que Lily Potter estaba obligándose a creer.