"sugar daddy"
Cristales de hielo caían con frágil y tenue cuidado sobre su oscuro cabello, el frío le besaba la piel y le quemaba los despostillados labios.
El invierno escribía su nombre en cada lugar de la ciudad, y Levi solo podía esperar a que su querido hombre llegara por él a las afueras de la facultad de artes plásticas de Alemania.
Se aferró tembloroso a su suéter negro, el aire helado le cubría su pequeña anatomía.
A decir verdad, ese día se vistió específicamente para el de ojos verdes, siempre buscaba verse bien para él, después de todo, Eren siempre le obsequiaba todo lo que se pudiera imaginar, y lo inimaginable también; sin importar lo costosa o excéntrica que fuera su petición, siempre, siempre se la concedía.
-¡Levi!
Voz ronca y varonil…
-Erwin- suspiro frustrado el azabache- ¿Qué quieres ahora?
Era verdad que el rubio era compañero de clase y tal vez, un buen amigo para Levi. Sin embargo, era realmente exasperante su insistente manera de coquetear con él; pero Levi no estaba interesado en establecer una relación que no fuera amistosa con Erwin.
-Tranquilo, gatito- vociferó sonriente el caucásico.
Levi torció los ojos sin ganas y comenzó a avanzar directo a una de las bancas del jardín semimuerto de la facultad.
-¡Vamos Levi!, solo jugaba.
- Yo no tengo porque jugar contigo…cejotas.
El frío y el mal humor por la impropia tardanza del moreno, le estaban poniendo de malas, y Erwin no era exactamente una buena compañía en ese preciso momento. No cuando la brisa le acariciaba las piernas sobre las medias negras que portaba bajo el pequeño vestidito guinda que vestía aquella tarde.
-Uy
- Sí solo haz venido a joderme el día, será mejor que te largues.
Erwin soltó una sonora carcajada tras observar el seño fruncido del azabache.
Levi podía parecer femenino, pero no lo era, o…Al menos no con él.
-Hoy en la noche habrá una fiesta en casa de Petra y…
Levi le miro con molestia instantánea antes de que siquiera pudiera terminar la oración.
-No
-Pero será divertido, habrá alcohol. Además, podremos conocernos mejor- murmuro con una descarada coquetería que a Levi en lugar de parecerle excitante, le resultó denigrante y vulgar.
-Detestó el alcohol.
-¡Pero si el otro día te vi bebiendo!.
-Ups, lo siento, me equivoqué- sus manos se fueron con ligereza hacia sus rosados y desportillados labios en un acto de exageración.
Erwin sonrió victorioso ante el vago pensamiento de triunfo que adquirió después de su firme argumento.
-Debí ser mas claro. Quise decir qué: Detesto el alcohol barato que compras en las licorerías de quinta que frecuentas- sonrió socarrón- ahora, si me disculpas, ya han llegado por mí.
Y esa triunfal sonrisa se fue tan rápido como llego.
Un auto deportivo negro con los vidrios polarizados, rines plateados y ostentosos , aparcó justo frente al monumento al arte de la facultad.
"Eren". Pensó el menor con inquietud.
En cuanto sus botines tocaron el pavimento, la puerta del conductor se abrió con rapidez. Un hombre alto de aproximadamente 33 años y de 1.80 de altura salió a relucir sin pudor alguno.
Levi suspiró.
Era Eren, su Eren.
Su traje azul marino resaltaba a la perfección su bronceada piel, y esa singular y distinguida barba arreglada que últimamente le sentaba de maravilla.
Y como todo un caballero, le abrió la puerta del auto; Levi subió con cuidado y ayuda del moreno al vehículo, no sin antes lanzar una mirada amenazadora al rubio, que aun le miraba embobado desde la banca de concreto donde antes se encontraban discutiendo.
-¿Nos vamos?- pregunto el de ojos verdes tras subir al auto.
-Por supuesto.
Eren arranco el auto y comenzó a conducir por las calles de Alemania.
-¿Qué le ocurre hoy a mi bebé?- la voz de Eren llamo la atención de Levi, quien iba con la mirada fija en la ventana y los labios sangrantes, después de haberse mordido los labios minutos atrás, al ver al alemán caminar hacia él con sus pantalones de vestir ajustados.
-Nada- susurro
-Vamos bebé, ¿Qué sucede?
Levi lo miro con el entrecejo fruncido y los brazos cruzados.
-Llegaste tarde…
Eren lo miro unos minutos mientras el semáforo cambiaba. Levi tenia la nariz y las mejillas sonrojadas por el fresco de la tarde, y sus labios se veían despostillados; pero sin perder esa apetecible apariencia.
El semáforo cambio a verde y Eren tubo que centrarse en seguir el camino, tenia que relajarse si no quería mandar todo a la mierda y lanzarse sobre el pequeño cuerpo de su Levi.
-Perdóname bebé, la junta con los japoneses duro mas de lo esperado- excusó el moreno, sus verdes ojos miraban por el rabillo a un Levi sensual y sonrojado
Levi torció los ojos con molestia.
-Y yo esperándote como idiota, ¡y con este frío!.
-Levi
La voz de Eren siempre le pareció arrolladora y extremadamente varonil. Sin embargo, esta vez, al pronunciar su nombre, la voz de ese atractivo hombre le pareció tan cariñosa y dulce, casi como un dulce llamado.
Bajo la mirada mientras sostenía la respiración. Eren condujo con tranquilidad durante unos minutos más, hasta llegar a un estacionamiento de alguna tienda departamental.
-bebé- llamó- mirame.
-¿Qué? – Levi subió la mirada con cautela y lentitud. Se detuvo en los carnosos labios del moreno, y cuando deparó en la perfecta sonrisa que este le dedicaba, volvió a bajarla de inmediato.
Las grandes manos de Eren se dirigieron directamente al níveo rostro del menor, y con suma delicadeza, le obligó a levantar la mirada.
-Eres hermoso- le susurro al oído, si. Apartar aún sus manos del adorado rostro de Levi- y daría lo que fuera por verte feliz.
El azabache sonrió con malicia al obtener su objetivo.
-¿Lo que sea? – sus ojos miraron con confianza a los verdes orbes del mayor, y con descaro, sus dedos acariciaron con lentitud el pecho del contrario.
Eren asintió satisfecho.
-Lo que quieras, solo pídemelo.
-¿Qué te parecen unas botas y un poco de ropa nueva?- está vez, sus dedos subieron por el cuello de Eren hasta llegar a su tersos labios.
-Lo que quieras bebé, pero…yo también pido algo a cambio.
La mirada de Levi se volvió juguetona, ya sabia lo que venía, y eso le emocionaba. Desde que conoció a Eren en esa pagina de internet, supo lo que el moreno buscaba , y sin embargo; jamás se negó a dárselo.
-¿a sí, y qué es?- preguntó con inocencia
-¿En realidad quieres saber?
El rostro del mayor se acerco peligrosamente al de Levi, provocando que sus alientos se entremezclaran, formando un ardiente ambiente de lujuria y de deseo.
-A ti.. Sobre mis sabanas y sin esto- le susurro al oído mientras sus heladas manos se colaban entre el vestido de Levi, hasta llegar al borde de sus medias, y así comenzar a bajarlas lentamente.
-Papi…
Escribi esta historia de un día para otro, y no se si quedo muy bien; pero la escribi con mycho cariño para ustedes
¡Gracuas por leer!, y si les ha gustado, por favor haganmelo saber.
