Hola a todos, bueno esta es una serie de One-Shot's, aunque todos tienen un tema en común, cada historia es independiente una de otra, espero sea de su agrado.

Ningún personaje me pertenece, y no gano nada a cambio.

El legendario y original trio Ino-Shika-Cho.

Allí se encontraban los 3, habían llegado algo temprano, debido a la insistencia de su compañero Inojin, éste, temiendo por la furia de su madre si se encontraban por un segundo retrasados, había arrastrado con él a sus dos compañeros al monumento levantado en conmemoración a la alianza entre los clanes Nara, Akimichi y Yamanaka. Desde hace unas semanas los padres de los genin les habían dicho que tendrían una reunión muy importante en ese lugar, así que desde muy temprano el pequeño Yamanaka se dio a la tarea de buscar a sus compañeros y arrastrarlos hasta allí.

-¿Estas seguro de que era hoy?, Inojin – Preguntaba su compañero, tallándose sus ojos claros, su cabello amarrado en una cola, hacían que sus cabellos salieran disparados como una piña, el símbolo de su playera hacia alusión al mismo del clan Nara, y su pereza era de las muchas cosas que heredó de su padre, el pequeño Shikadai, una copia casi exacta de Shikamaru, se recostó en el pasto, amenazando con dormir su merecida siesta.

- Shikadai – interrumpió una niña regordeta, de piel morena, comía insistentemente una bolsa de papas – Estoy segura de que es hoy – engullo más papas – Confío en Inojin, después de todo, es igual de neurótico que su mamá.

- ¡No soy neurótico! – chilló poniéndose rojo – sólo no quiero que me regañen por su culpa.

No pudo evitar sonreír cuando los vio discutir, eran exactamente como sus padres, le recordaba la primera vez que reunieron a sus hijos en el monumento, y el saldo fue, un Shikamaru con el ojo morado, una Ino roja de la furia, y, Chouji temeroso de comer sus papas. Salió de los árboles y sus pisadas alertaron al trio.

-¿Abuelito? – preguntó ChouChou, viendo que Choza Akimichi se acercaba con su sonrisa bonachona. Choza vestía un conjunto de prendas negras con una cinta amarrada a su cintura y sus sandalias, su cabello seguía igual de largo, pintado de rojo, y su inseparable cinta blanca en la frente. Camino hasta llegar a su altura y les dedico una cálida mirada, para después posar sus ojos en el monumento. Los niños que, antes de su llegada estaban causando alboroto, veían curiosos al corpulento hombre, hasta que su nieta rompió el silencio otra vez.

-¿Tu nos enseñaras la formación Ino-Shika-Cho? – Preguntó con curiosidad, acompañada de las caritas curiosas de sus amigos.

- No, yo no puedo enseñarles eso – él hombre posó una mano en la cabeza de su nieta, revolviendo su cabellera – Ni sus padres pueden enseñarles eso.

-¿Cómo? – Preguntó confundido Inojin – pero si ellos no pueden…

- Esto será problemático – interrumpió Shikadai, levantándose del pasto y viendo al Akimichi – sabía que no debía entrar en la Academia, podía dedicarme a cuidar a los ciervos y ser un campesino – dijo con voz aburrida, causando la risa del hombre.

- No cabe duda – dijo después de parar de reír – eres idéntico a Shikaku – el niño puso atención al escuchar el nombre de su abuelo y puso sus manos en sus bolsillos.

- Escuchen – Dijo Choza, tomando asiento frente a la piedra que representaba el clan Akimichi e invitó a los niños a sentarse frente a él – La razón de esta reunión no es para practicar ningún Jutsu, sus padres organizaron esta reunión para que ustedes sepan la importancia de la alianza entre nuestros clanes para Konoha.

-¿Es una de esas aburridas pláticas como las que tiende a dar Aburame-sensei en la Academia? – preguntó la niña abriendo otra bolsa de papas.

-Puede que sea aburrida, pero si no lo hago Shikaku e Inoichi me lo recriminaran algún día. – El hombre dio otra carcajada, mientras los niños lo veían con curiosidad. Ellos sabían que el abuelo de su amiga fue compañeros de sus abuelos, pero su conocimiento era casi nulo, puesto que sus padres no hablaban mucho de ellos. – El caso es – volvió a tomar la palabra – Ustedes, como genin, son separados entres grupos, y cada grupo es formado dependiendo las habilidades de cada uno para encontrar el balance perfecto. La organización de cada equipo corresponde al Hokage – Dijo sabiamente.

Los niños lo escuchaban con un poco de aburrimiento, sonaba a una clase de la Academia, y todos pensaban que una vez que se graduarán se olvidarían de ello, pero estaban en un completo error. ChouChou les dio una bolsa de papas a sus compañeros para evitar que se durmieran a medio sermón mie tras ella engullía sus papas.

-Ningún equipo es elegido a la suerte, y el suyo esta entre ellos, y así como los equipos son organizados, los Jounin encargados de cada equipo son seleccionados cuidadosamente. Aún recuerdo cuando formaron a los equipos de la generación de sus padres, eran conocidos como los 9 de Konoha.

- ¿Los 9 de Konoha? – Shikadai miraba interrogante.

- Si, 9 shinobis que pusieron el alto el nombre de Konoha, y a ellos se les unió un equipo más, para formar a los 12 de Konoha. Entre ellos está su maestro, Shino Aburame.

- ¡EHHHHHHH! – Los tres tenían cara de asombro – Pero es tremendamente aburrido – dijo la niña morena.

- Ella tiene razón – apoyo Inojin – Nadie más que Sarada aguanta sus clases, todos caemos dormidos.

- Puede que sea aburrido, pero el equipo de Shino es el mejor en cuanto a reconocimiento, teniendo tres ninjas con habilidades de detección únicas, Kiba Inuzuka y Hinata Hyuga. Esos equipos fueron hechos por el Tercer Hokage, Hiruzen Sarutobi.

- ¿Cómo era el equipo de papá? – Pregunto su nieta.

- Bueno – Pensó un momento – Según las palabras de Asuma, un vago, un comilon y una neurótica no era una buena combinación – Los niños rieron al saber la descripción de sus papás – pero, su amistad hizo que su trabajo en equipo floreciera, siendo dignos líderes de su clan.

- ¿Quiénes eran el otro equipo? – Pregunto Inojin, la curiosidad de los niños había echo sonreír a Choza.

- Por su puesto, Sasuke, Sakura y El séptimo, Naruto, ese equipo fue el más raro, ahora son grandes shinobis, pero en sus inicios, dos niños marginados, uno por lástima y el otro por contener al Nueve colas, y una Kunoichi que todos decían, carecía de talento. ¿Quién iba a pensar en ese entonces que ellos serían los salvadores del mundo ninja.

Choza levanto a vista hacia el cielo, los árboles desprendían sus hojas, que bailaban al son del viento – Todos ellos – dijo volviéndolos a ver – heredaron la voluntad de fuego del mismísimo Primer Hokage, a través de sus maestros. Así como sus abuelos y yo la heredamos.

-Señor Akimichi – dijo el Nara – ¿Cómo era mi abuelo? – Choza lo miro a los ojos y después observó a Inojin, ambos lo miraban interrogante. Un sentimiento de nostalgia se instaló en el estómago de Choza, tal parece que su mente le jugaba una mala pasada, a través de esos niños podía ver a sus amigos. La sombra de Shikaku e Inoichi vivían en ellos. Suspiro, al fin y al cabo era el motivo por el cual los niños estaban reunidos allí, y ese pedazo de historia era importante para que comprendieran lo que significaban esas piedras.

- Nosotros, y me incluyo, no éramos muy diferentes a como ustedes lo son o lo son sus padres – esbozó una sonrisa – Shikaku era conocido, por los que fuimos compañeros de escuela, como el vago de la escuela, no había clase donde no durmiera, y, si él no dormía es porque algo terrible iba a suceder – los niños rieron ante la descripción, pues sabían que Shikadai era exactamente igual. – En cambio Inoichi, era callado, no porque fuera tímido, sino que su lengua siempre terminaba metiéndolo en problemas, nunca podía expresar bien sus ideas, y terminaba siendo la burla de todos.

- ¿Y tu, abuelito? – dijo ChouChou con una sonrisa.

- ¿Yo? – Lo pensó un momento – era el inutil de la clase, siempre era el último en todo, y siempre estaba castigado junto con Shikaku e Inoichi, éramos conocidos como el legendario trio de perdedores. – Los niños reían, imaginando las trazadas que hacían sus abuelos en su época de estudiantes – Éramos jóvenes – continuo Choza, cuando dejaron de reír – y a pesar de nuestro desastre, conseguimos graduarnos, algo increíble para todos, y fue cuando recibimos esto – de su bolsillo saco un pendiente sencillo – esto nos lo dio el Tercer Hokage, claro cuando aún estaba el Segundo Hokage al mando, él nos dijo, que seríamos ninjas talentosos, pero que nos faltaba motivación.

-¿Motivación? – preguntaron los 3 niños, a lo que el Akimichi asintió. Una hoja cayó en su mano y el recuerdo inundo su cerebro.

- Shikaku, Inoichi y Choza – Había dicho Hiruzen, mientras observaba a los recién graduados. - ¿Saben por qué los he traído aquí? – Los tres observaron el lugar, había 4 piedras, cada una tenía un símbolo distinto, y los tres ninjas los reconocían como el símbolo de sus clanes, a excepción del cuarto, que sólo Shikaku sabía a qué clan pertenecía. Los tres movieron la cabeza en una negativa y Sarutobi suspiró.

- Este monumento que está aquí, es símbolo de la Unión de nuestros clanes, y es nuestro deber mantener esa unión.

- ¿Por qué debería hacerlo? – La lengua de Inoichi había aparecido nuevamente y para cuando se dio cuenta de lo que había dicho pidió disculpas, tendiéndose de rodillas.

- Calma – sonrió Sarutobi – Ustedes aún son jóvenes, pero con el tiempo, cuando se conviertan en líderes de sus clanes, transmitirán esta alianza.

- Suena algo muy problemático – Shikaku se rascaba la cabeza - ¿Cómo sabe que no moriré en la primera misión que me toque?

- ¿Tu debes ser Shikaku Nara? – El joven sólo bostezo – Si más no recuerdo, tienes un CI de 240, un genio como tal – siguió otro bostezo, que sólo hizo que la vena de la cien de Sarutobi apareciera en señal de desesperación - ¿Crees que alguien como tú morirá en la primera misión?, estoy seguro que buscaras la forma más fácil de hacerla sin que involucre mucho esfuerzo – el muchacho sólo desvío la mirada y cerró sus ojos.

Hiruzen los observó, eran un completo desastre, Inoichi parecía que iba a darle un colapso nervioso, Choza no dejaba de comer y Shikaku se perdía en sus propios pensamientos. Las palabras no iban a ser suficiente así que de su bolsillo saco una caja.

-Es una tradición – dijo para llamar la atención de los tres – que un miembro del clan Sarutobi les de un regalo por graduarse de la Academia – abrió la caja y allí, se encontraban tres pares de pendientes – simboliza su crecimiento, y la Unión de sus clanes, tal vez ahora no tiene sentido, pero con el tiempo, esto significará más que una tradición, serán capaces de desarrollar nuevas habilidades, sólo necesitan la motivación, para proteger a lo que más aprecian - Los niños tomaron los pendientes y observaron curiosos a Sarutobi, no lograban entender cuál era el significado, así que se limitaron a asentir.

Aún eran muy jóvenes en ese entonces, como los niños que tenía enfrente, y sabía que el momento había llegado, después de todo, había comprendido lo que significaban aquellas palabras.

-¿También tendremos nuestros pendientes? – Inojin observaba la palma del adulto.

- Claro, pero es una tradición que algún miembro del clan Sarutobi lo haga, después de todo, también estamos unidos a ellos. Nuestros clanes no están unidos por un simple jutsu, más bien, nuestra técnica nació de la amistad de sus abuelos y yo.

-¿Ustedes? – La pequeña Akimichi miraba incrédulo a su abuelo.

- El Tercer Hokage tuvo razón, los tres nos volvimos fuertes, y aunque la madurez había tocado nuestra puerta, Shikaku seguía siendo el mismo quejumbroso, y tal parece que las mujeres se habían vuelto la crisis más grande, que según él, para cualquier hombre viviente. Por otro lado Inoichi, había desarrollado grandes habilidades, pero aún seguía metiendo la pata, y más en las citas que conseguía. Y yo, visitaba con más frecuencia todos los restaurantes de Konoha. Pero, al final entendimos lo que era cuidar y proteger aquello que apreciamos. Cuando los tres sentamos cabeza, para Shikaku e Inoichi fue complicado, el estratega más inteligente de todo Konoha no podía anticipar los cambios repentinos de su esposa cuando estaba en cinta, e Inoichi, siendo el más lucido de la división de inteligencia, y con la capacidad de desentrañar cualquier secreto de la mente, no era capaz de saber qué ocurría con su esposa cuando las hormonas se le disparaban.

-¿Eran prácticamente unos mandilones? – pregunto el joven Nara.

- Ante esas mujeres, no había ningún jutsu capaz de detenerlas – Los cuatro rieron, nunca se habían imaginado que la voluntad de unos Shinobis como ellos, fuera doblegada por dos simples mujeres – Sin embargo – Choza volvía a adoptar su tono serio – Cuando nacieron Shikamaru, Chouji e Ino, las palabras de Hiruzen regresaron a nuestra mente, entendimos lo que era proteger y heredar nuestra voluntad, y no sólo a nuestros hijos, sino a cada shinobi a nuestro cargo, todos aquellos jóvenes que seguirían nuestros pasos. Y entonces fue cuando nos vimos en la necesidad de utilizar nuestro jutsu combinado – La mirada de Choza se apago un poco y los niños lo miraron intensamente. - Un enemigo de Konoha manipulo al zorro de nueve colas y lo hizo que atacará la aldea. El Tercer Hokage mando a todos los genin a que se refugiaran, asegurando así que nunca se extinguiera la voluntad de fuego, las evacuaciones eran movilizadas por el clan Uchiha, protegiendo lo que nosotros llamábamos "el Rey".

- ¿Y quién era " el Rey"? – cuestionó Shikadai.

- Los niños como ustedes, ustedes eran y siguen siendo nuestros Reyes, - una sonrisa fugaz apareció en su rostro, pero el recuerdo la borro enseguida – A pesar de los esfuerzos, muchos perdieron la vida, nosotros no sabíamos si nuestros hijos estaban a salvo, y la desesperación se apoderó de nosotros, todos excepto Shikaku, él pensó una forma de sacar al zorro de la ciudad y fue entonces cuando se le ocurrió, encontró la manera exacta de combinar nuestras técnicas para desestabilizarlo, y lo consiguió. – Suspiro pesadamente – Así fue como nació la Formación Ino-Shika-Cho, el legendario trio de perdedores, desarrolló una fuerza tal, que fue clasificada como nuestro jutsu secreto, y todo esto nació aquí, y esto es lo que quiero que se les grave, no importa si hoy por hoy no dominan la combinación, eso no define al trio Ino-Shika-Cho, lo que verdaderamente lo define, son los lazos que los unen y conectan entre sí, y a su vez los conectan a la aldea.

-¿Nuestros padres están conectados? – Pregunto su nieta, que hacía tiempo había dejado de comer, poniendo entera atención a las palabras de su abuelo, seguida por sus dos amigos.

-Así es, ellos más que nadie están conectados entre sí, y con cada miembro de esta aldea, sólo así es como conseguirán ser el nuevo trio.

Los tres niños se miraron y asintieron entre si, y Choza los veía, orgulloso de cada uno. El cielo había oscurecido, y con ello la temperatura descendía así quedó por terminada la charla.

-Es hora que los lleve a sus casas – dijo levantándose del pasto – Sino sus madres me mataran – los niños se levantaron, e hicieron junto a él una reverencia al monumento, en señal de respeto a sus antepasados.

- Bueno Shikadai, no me preocuparé de que seas un flojo – dijo la morena sonriendo. – ni tu de que seas un neurótico. – Los dos niños la miraron para después echarse a reír, así como ella los aceptaba, también la aceptarían de ser una glotona, después de todo, así se conocieron y no tenían ningún inconveniente.

Mirándolos caminar Choza no pudo reprimir una lágrima, aquellos niños le recordaban tanto a sus épocas, veía claramente a Shikaku, Inoichi y él mismo reflejado, se sentía triste porque ellos no podrían disfrutar de sus nietos, pero aún así cumpliría la promesa que le hizo a sus amigos aquel día de guerra, porque también a él le habían dejado, más que una misión, su voluntad. El trabajo de inculcar a sus nietos, y de cuidar de ellos en su ausencia, jamás reemplazaría a sus amigos, porque, aunque hubiera muchas generaciones por venir, el original trio Ino-Shika-Cho siempre sembraría la voluntad de fuego, así como el mismo Hiruzen Sarutobi se encargó de sembrarlas en ellos.