Disclaimer: todos los personajes pertenecen a J. K. Rowling
Este fic participa en el reto Off-Scorse de Enero: Personajes al azar del foro El Escorpión que Coleccionaba Rosas.
La familia Evans estaba reunida en el comedor, escuchando atentamente lo que su hija le platicaba, pues acababa de regresar del colegio tras varios meses de ausencia.
—Mamá, en la escuela hicieron…— comenzó Lily.
—A nadie le interesa lo que hacen en esa escuela de anormales— interrumpió Petunia haciendo una mueca a su hermana.
Lily le lanzó una mala mirada, ya se había acostumbrado al mal genio de Petunia en todo lo referente a Hogwarts, y podía entender sus celos, pero le seguía doliendo como la primera vez que le había dicho algo parecido.
Habían ido a king's cross para tomar el tren que llevaría a Lily a su nuevo colegio. Sus padres estaban muy emocionados con la idea de tener una hija con poderes mágicos, pero su hermana no compartía el mismo entusiasmo.
—Ya no quiero tenerte como hermana— susurró Petunia— Por mí, quédate en tu escuela de anormales.
—Pero Tuney, no es mi culpa que no te hayan aceptado—trató de convencerla Lily, pero la chica no quiso escuchar.
Lily volvió al presente al escuchar el reclamo de su madre.
—¡Petunia! ¿Cómo te atreves a llamar así a tu hermana?— gritó la Señora Evans.
—Pero mamá, tú sabes que tengo razón — respondió Petunia — la magia no es normal, por eso solo existe en los cuentos. Y sabes muy bien que éramos una familia normal hasta que… esa decidió volverse bruja— dijo indicando con el dedo a su hermana.
—¡Es suficiente! No quiero volver a escuchar nada de eso— intervino su padre para poner fin a la discusión.
Petunia arrugó la nariz, insatisfecha con el resultado de la pelea, y sin terminar su plato, se levantó, arrojó la servilleta y corrió escaleras arribas hasta su cuarto.
El comedor se quedó en silencio durante varios minutos, hasta que el Señor Evans decidió hablar.
—¿Qué estabas diciendo, Lily?
—Oh, nada interesante— murmuró la pelirroja — En la escuela hicieron un club para alumnos sobresalientes y el profesor Slughorn me ha invitado a entrar.
—¡Eso es increíble, Lily!— exclamó su madre.
Lily afirmó con la cabeza, manteniendo la cabeza agachada y repasando lo que le había dicho su hermana unos minutos antes. Cuando las lágrimas empezaron a llenarle los ojos, se retiró de la mesa y subió a su habitación.
Se recostó en su cama y comenzó a llorar. No podía entender los continuos ataques por parte de su hermana, parecía como si no la quisiera más en su vida. Se quedó sopesando ese último pensamiento durante algunos segundos y decidió ir al dormitorio de su hermana, para salir de dudas.
Se acercó a la puerta y tocó. Nadie respondió, así que decidió entrar.
—Tuney, soy yo.
—Vete— respondió su hermana desde la cama, donde tenía enterrado el rostro en las almohadas.
—No me voy a ir hasta que me respondas algo — anunció la pelirroja. —¿Tú me quieres?
Petunia se quitó las almohadas de encima y miró con sospecha a su hermana.
—Sí lo que me preguntas es si estoy feliz de ser tu hermana, la respuesta es no. Pero eres familia, y por más que lo intente, nunca voy a poder deshacerme de ti— respondió secamente.
Lily soltó un suspiro, ya quedaba todo claro.
—Yo sí te quiero, Tuney. No importa cuánto me odies, siempre te querré.
Y dicho eso salió.
Petunia miró la puerta en la que, segundos antes, estaba parada su hermana.
—También te quiero— susurró, aunque Lily nunca llegó a escucharla.
