Personaje: Naruto/Sakura, (Mi primer fic con esta pareja) y otras que se formarán en el camino.
Categoría: Fic corto.
Genero: Humor/Romance/Friendship.
Summary: Todo lo que es capaz de hacer Naruto por mantener su cita con Sakura-chan.
Todos los personajes de Naruto le pertenecen a Masashi Kishimoto
Por una cita con Sakura-chan
Capítulo 1
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Era como su mejor sueño hecho realidad…
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Naruto se encontraba sentado en un verde y hermoso prado rodeado de las más bellas flores, con el cielo más azul que nunca y un hermoso arco iris cruzando el horizonte. El sol se alzaba imponente en todo su esplendor, y un fresco aire acariciaba su rostro, despeinándolo un poco. Frente a él, había una cesta con los mejores manjares que se pudiera imaginar, la mejor comida japonesa del mundo, y en el centro, en el mejor lugar, el super hiper especial ramen ultra power, la más reciente invención del señor Ichiraku.
Poco más y los venaditos iban a llegar para comer de su mano, y los pajaritos iban a ponerle una corona de flores en la cabeza.
En definitiva, el rubio hiperactivo se sentía en ese momento el hombre más feliz del mundo. Estaba teniendo el mejor día de campo de toda su vida. Sí, todo aquello tan bello y perfecto, que apenas le dio tiempo de prestarle atención a la densa neblina blanquecina que rodeaba el ambiente y a la sensación de adormecido que recorría todo su cuerpo.
Pero aun faltaba mencionar lo mejor.
A su lado, y tomada de su mano, se encontraba la chica de sus sueños, la más hermosa kunoichi de toda la aldea de la Hoja – o al menos eso era lo que él pensaba. Sakura lucía simplemente perfecta, y a la vez espectacular. Se había puesto un vestido sencillo corto de tonalidad rosada que realzaba gratamente su figura, y el cabello estaba suelto al viento. Se veía más tierna que nunca, tan dulce y tan amable, tan cariñosa, tan amorosa…
Vale la pena repetirlo, era como su mejor sueño, echo realidad.
–Naruto-kun – Sakura levantó su nívea mano y la llevó hasta el rostro de él, acariciando tiernamente su mejilla. – bésame. – Con las mejillas levemente sonrojadas, lentamente comenzó a cerrar sus verdes ojos y amoldó sus labios en la posición adecuada, esperando a que él actuara.
–Sa… Sakura-chan – contestó nervioso el rubio, mirándola con cara de bobo enamorado.
–Naruto-kun – volvió a pronunciar ella su nombre, con una dulzura tal que parecía de ensueño. – bésame.
–Sakura-chan. – las manos comenzaron a sudarle frío al rubio, y sus ojos lagrimearon levemente al verse tan cerca de la chica de sus sueños, y a punto de besarla. Al instante, él también cerró los ojos y, imitándola, se fue aproximando lentamente a ella, sintiendo el cálido y reconfortante aliento de ella en su rostro.
Comenzó a aproximarse lentamente hacia ella.
Pronto la distancia entre los dos se fue acortando.
Cada vez más, y más…
y más…
…
…
Hasta que el terrible chirrido de un timbre resonó por toda la habitación.
–¡¡¡Ahhh!!!–
Naruto se despertó sobresaltado y de golpe, saltando de la cama por el susto y en dirección hacia el techo, en donde quedó estrellado. Apenas pudo sentir como su rostro se amoldaba al plano del techo de su cuarto, y como el resto de su cuerpo se estrujaba del dolor.
Tardó unos segundos antes de despegarse de la superficie lisa para luego terminar nuevamente en su cama.
–¡Maldito despertador! – maldijo a voces.
Aún desorientado, volteó hacia los lados para encontrarse dentro de su habitación. Acababa de despertarse y se encontraba sobre su cama, todo despeinado y con la el rostro aún evidenciando señales sueño, con las marcas de las sábanas aún sobre su piel y manchas de baba seca alrededor de la boca. Con la manga de su pijama se comenzó limpió el rostro, más babeado de lo normal. Luego notó que tenía también babeado el pijama, y la almohada, y la cama, y el suelo… "Diablos, ¿Qué fue lo que pasó?".
Comenzó a hacer memoria de todos y cada uno de los gratos recuerdos que aún tenía guardados en su mente... "Primero, estaba en un verde y hermoso prado, luego, había demasiada comida, y por ultimo, y lo más importante, Sakura-chan estaba a punto de besarme y…". Su rostro se enrojeció ante el recuerdo. Tuvo que abofetearse por lo menos un par de veces antes de reaccionar. "Sakura-chan estaba a punto de besarme y…" volvió al mismo estado de antes, con cara de idiota enamorado, y así se quedó por lo menos un par de minutos más.
Para cuando se dio cuenta del detalle, su mirada cambió drásticamente y comenzó a jalarse de los pelos, antes de gritar...
–¡¡¡No!!! – gritó deprimido, para luego hundir su rostro en su almohada y comenzar a lloriquear como niño desconsolado, mientras se sorbía el moco de la nariz. – ¡Solo fue un sueño! – volvió a gritar, con voz melancólica. – ¡Como no me di cuenta!
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Sí, aunque doliera mucho, tenía que admitir que lo anterior no había sido más que un sueño. Después de todo, y hasta donde él era consciente, Sakura jamás iba a ser tan dulce y tierna con él, y mucho menos iba a estar tan dispuesta de darle un beso. ¿O si?
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Aun continuaba lamentándose mentalmente, cuando de pronto, un recuerdo le vino a la mente.
–Un momento, que no es hoy…– Puso expresión seria, y retiró su rostro de la almohada para luego llevarse la mano al mentón y comenzar a meditar...
"Será hoy… hoy es… sábado…"
De pronto, dio un respingo y su mirada se iluminó, en forma demasiado sospechosa. Entre cerró los ojos y en su rostro comenzó a dibujarse una sonrisa traviesa, que poco a poco se fue haciendo más intensa, hasta invadir todo su rostro, de oreja a oreja. Casi se podia afirmar que irradiaba luz de la alegría. Volteó hacia su almanaque solo para verificar, y sonrió aún más al corroborar que estaba justo en ese tan esperado día, marcado con resaltador y decorado con luces de Neon fosforescente.
Sábado, cita con Sakura-chan.
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–¡¡¡Sí!!! – gritó emocionado, aun sobre su cama, haciendo señal de victoria con la mano. – ¡¡Hoy es el gran día!! – volvió a gritar, esta vez con los ojos brillantes de alegría.
Sí, luego de tantos cientos de miles de intentos fallidos, hacía menos de una semana había conseguido lo que tanto anhelaba: que Sakura Haruno accediera a tener una cita con él.
Después de que pasar la emoción inicial, suspiró y sonrió una vez más como bobo enamorado. Cogió con las manos la almohada y la levantó, mirándola fijamente. De pronto, su mente comenzó a volar…
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Otra vez estaba en aquel hermoso lugar, el mismo de su sueño.
Sakura lo observó con una mirada dulce y tierna, y cerró los ojos, esperándolo…
–Bésame, Naruto-kun…
Naruto cerró los ojos y comenzó a inclinarse hasta quedar a pocos centímetros de los rosados labios de Sakura, a punto de besarla…
–Sakura-chan… – pronunció débilmente su nombre antes de tocar sus labios con los de ella…
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Hasta que un timbrado intermitente lo despertó de su sueño, impidiendo que terminara besando la almohada, otra vez.
–¡¡¡Ahhh!!!. – gritó el rubio asustado, saliendo disparado de su cama.
De la impresión, terminó cayendo torpemente en el suelo, con tan mala suerte que cayó precisamente sobre una cáscara de plátano que llevaba semanas pegosteada en el suelo al lado de su cama. "Que rayos... " Tropezó torpemente y gritó antes de caer en el suelo de cara.
–¡¡¡Nooo!!!. – Gritó al ver aproximarse el duro y frío suelo de su habitación a su rostro, donde terminó estampado. Apenas soltó un leve quejido, producto del dolor.
Por otro lado, la almohada agradeció la oportuna intervención del teléfono.
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El aparato continuó sonando insistentemente, mientras Naruto se levantaba a tientas y lo comenzaba a buscar. "Diablos, ¿Como puedo vivir así?". S preguntó molesto al ver el desorden que reinaba en su habitación.
Luego de toparse con un par de medias que había perdido dos meses atrás, su álbum de figuritas del festival de Konoha del año pasado, un par de shurikens de papel que hizo cuando tenía cinco años y la colección de libros que le había escondido a ero-senin (cinco meses atrás), por fin encontró el tan buscado aparato telefónico, pero al momento de levantar el auricular éste ya había dejado de sonar.
Naruto lo observó molesto.
–Que diablos, si es importante, volverán a llamar. –
Se dijo a sí mismo, olvidando la llamada y se concentró nuevamente en su objetivo del día: Su cita con Sakura. Volvió a ver a su calendario y se le volvió a dibujar en el rostro la sonrisa de idiota enamorado. Ese iba a ser su gran día.
Se dirigió al baño para tomar una buena ducha. Sí estaba tan feliz que decidió tomar la ducha él mismo en vez de mandar a un clon de sombra, como de costumbre.
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Abrió la llave de la ducha y disfrutó del agua cayendo sobre su cuerpo. Hacía mucho que no se daba el tiempo para tomar un buen baño, en paz y tranquilidad. Cogió el jabón entre sus manos y comenzó a enjabonar su rostro, cuando el teléfono volvió a sonar.
–Arshh, ¿Quién rayos molesta tan temprano? –
En el apuro por salir a contestar, accidentalmente se le resbaló el jabón de las manos, cayendo al suelo. Lo buscó a tientas, pero no lo encontró. Para su mala suerte, el brusco movimiento ocasionó que le entrara jabón en los ojos, haciéndolo lloriquear por toda la ducha.
Por su parte, el teléfono dejó de sonar.
Molesto, se enjuagó el jabón del rostro, mientras maldecía mentalmente la inoportuna intervención del aparato, el cuál ya le pagaría más tarde por tantos inconvenientes.
Estaba a punto de a volver a buscar el jabón, cuando el teléfono volvió a sonar. Cerró la llave y se dispuso a salir, totalmente enfurecido y decidido a mandar volar por los aires el aparato ese, cuando inesperadamente se topó con el jabón que había perdido segundos atrás... en el suelo, justo donde acababa de pisar. "No, ¿Otra vez?"
–¡¡¡Ahhh!!!. – gritó al momento de pisar el estúpido jabón y caer estrepitosamente sobre el suelo húmedo de la ducha. – ¡¡¡Auchhh!!! – gritó mientras se sobaba la parte afectada, producto de la caída.
Para cuando se había vuelto a levantar, el teléfono ya había dejado de sonar, nuevamente.
Salió del baño todo golpeado y moreteado, y se dirigió a su habitación, maldiciendo a gritos a la persona que con tanta insistencia llamaba a su teléfono.
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Ya en su habitación, se vistió con su ropa habitual, le metió una patada al maldito aparato – al cual logró encontrar metido en un cajón de su armario – y se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno.
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Llegó a la cocina con un humor de perros, tomó una caja de leche que encontró en su nevera, y se sirvió un vaso.
"Que raro, juraría que ya se me había acabado la leche...", se dijo mentalmente mientras se disponía a inspeccionar el estado de la leche. Por un momento, juró que acababa de verla moverse por sí sola. Se acercó con desconfianza a olerla, cuando otra vez el timbrado del aparato telefónico lo cogió desprevenido.
–¡Aghr! – El susto que se llevó con el timbrado lo hizo atorarse con el líquido, el cuál no ingresó por la boca, como normalmente lo hubiera hecho.
Tosió un par de veces mientras se retiraba el líquido del rostro, sobre todo de la nariz. Solo de curiosidad volteó la caja de leche y se fijó en la fecha de vencimiento, que ya iba con dos años de retrazo.
–Maldición.
Se quejó y volvió a su dormitorio, rojo de ira. Estaba decidido, iba a hacer pagar a la persona culpable de todos sus males de ese día, esa persona que con tanta insistencia lo llamaba por teléfono.
Alcanzó el aparato y se sentó a su lado, a esperar. Luego de quince minutos en los que no pasara nada, y luego de terminar agotando la poca paciencia que aun le quedaba, lo cogió con las manos y estuvo a punto de arrojarlo por la ventana, cuando de pronto volvió a sonar, ocasionándole tremendo susto.
Más irritado que nunca, Naruto levantó el auricular y gritó:
–¿¡¡Quién diablos es y qué diablos quiere!!?
Luego se arrepentiría en grande por haber gritado al teléfono, sin saber quien estaba al otro lado.
Del otro lado, se oyó un horrible gruñido de odio, y luego una voz femenina gritando:
–¿¡CÓMO QUE QUIEN DIABLOS SOY Y QUE DIABLOS QUIERO!? ¿¡Y POR QUÉ TE DEMORAS TANTO EN CONTESTAR EL MALDITO TELÉFONO!? ¡¡LLEVO HORAS LLAMANDOTE BAKA Y TU QUE NO CONTESTAS!!
Del auricular salieron más gritos acompañados por ráfagas de viento que despeinaron a Naruto, quien palideció al reconocer la voz. "Rayos, incluso molesta por teléfono da miedo"
Si había algo a que le temía lo suficiente, incluso más que un ataque de los Akatsukis, era el carácter terrible de Haruno Sakura, que, combinado a su hiper-fuerza, la convertían en el ser más temible de todos.
Por poco y le pareció que el inner de Sakura iba a atravesar las líneas telefónicas solo para darle un buen golpe.
–Ahh eto… Sakura-chan, siento haberte gritado, es que… – intentó excusarse.
Del otro lado del auricular pudo escuchar el suspiro de la joven. Luego de haber descargado su ira en aquel grito, ella habló con voz más desganada.
–Ya, está bien, olvídalo. –
–Lo que pasa es que el teléfono no dejaba de sonar y sonar y… – se detuvo a reaccionar ante las palabras de Sakura, sobre todo, al cambio en su tono de voz. – un momento, ¿Qué lo olvide? – preguntó sorprendido, sin poder creer lo que acababa de oír. Hasta donde tenía memoria, Sakura jamás olvidaba una pelea.
–Si, es que… bueno, es que en verdad te llamaba para decirte que…– no pudo continuar porque fué interrumpida.
–¿Te paso algo? ¿Estas enferma? – comenzó a preguntar alarmado. No recordaba a Sakura hablándole tan amablemente desde… ¿Nunca? Un cambio tan drástico, y tan de repente, debía tener algún buen motivo.
–No, no es nada de eso, es que…
–¡¿Cómo que no es nada!?, ¿Tienes fiebre?¿Te duele el estomago?
–No, Naruto, mi salud es perfecta, es solo que…
–¿Te peleaste otra vez con Ino? No le hagas caso, tu frente no es la más gigantesca de todo Konoha.
–No Naruto, no es nada de eso, es solo que… – su voz ya comenzaba a sonar irritada. La poca paciencia que tenía estaba a punto de agotarse.
–O tuviste problemas con oba-chan, si te hace trabajar mucho solo avísame que yo la pongo en su sitio y…
–¡¡¿QUIERES CALLARTE Y DEJARME HABLAR?!! – gritó harta, haciendo callar a Naruto.
–Sí, Sakura-chan, lo que tu digas. – le contestó asustado.
La joven suspiró y tomó valor para lo que estaba a punto de decir.
–Esta bien, lo que sucede es que hoy no voy a poder salir contigo.
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Luego de tomarse cinco minutos en procesar la última oración dicha por Sakura…
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–¡¡¿QUEEE!!??
El grito casi le revienta el oído a la Haruno. Respiró hondo, intentando mantener la calma y no contestarle con otro grito igual o peor a los anteriores, y comenzó a hablar, a expicar sus motivos.
–Yo… lo lamento mucho, Naruto, pero no se va a poder. – le dijo en un tono de sincera disculpa.
–Pero… ¿Por que? – preguntó el rubio conteniendo el llanto.
–Es que hoy llegó Kiba al hospital, al parecer tuvo una misión con su hermana y él se llevó la peor parte, y como no hay nadie más disponible, voy a tener que cuidarlo en la tarde.
El rubio agacho la cabeza con rostro deprimido.
–No, Sakura-chan, no me hagas esto… – y soltó el auricular.
–Lo siento, Naruto, pero el deber es primero… – no obtuvo respuesta. – Naruto… Naruto… ¿Naruto?
Se encontraba parado en una esquina de su habitación, dándole de cabezazos a la pared.
–Naruto…
No hizo caso, a pesar que la voz de Sakura se podía escuchar hasta donde estaba. Continuó pintando su pared de rojo.
–¡Naruto…!
Se disponía a cambiar de esquina, cuando de pronto, el rubio tuvo una idea. Corrió hacia el teléfono y tomó el auricular.
–Sakura, si consigo que alguien que cuide a Kiba por tí, ¿Podrás salir conmigo?
La joven se quedó en silencio unos segundos, pensándolo. Luego intentó hacerle razonar...
–Mira, no es tan simple, yo ya intenté eso pero no conseguí a nadie que me pudiera reemplazar, y…
–Pero si yo sí consiguiera a alguien, ¿Saldrías conmigo?
–Naruto, es mejor que no insistas, no creo que puedas conseguir a alguien en tan poco tiempo y…
–Por favor, por favor, por favor – comenzó a rogar el rubio.
Sakura casi pudo imaginarse su rostro de cachorro inocente rogando. Sintió debilidad por él.
–Está bien, Naruto. – contestó. – pero SOLO si consigues a alguien antes del medio día.
–¡¡¡Si!!! – Gritó emocionado el rubio – Note preocupes, Sakura-chan, confía en mí. – Continuó hablando seguro de sí mismo – conseguiré a alguien antes de lo que te imaginas, te lo prometo, y ojo que lo que Naruto promete, ¡Lo cumple!, y por eso sé que algún día yo voy a ser un gran Hokage y… Sakura… Sakura… ¿Sakura-chan?
Del otro lado del auricular solo pudo escuchar un timbrado intermitente.
Naruto salió a la calle con la decisión reflejada en sus ojos. Estaba más que dispuesto a conseguir alguien que reemplazara a Sakura en cuidar a Kiba. Nada ni nadie se iba a interponer en su cita.
Fin del capítulo primero.
Comentario de la autora:
