Disclaimer: los personajes, detalles y trama original de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto.

Advertencias: No se dejen llevar por el principio inocente, el descaro y la perversión rondan este fic.


Hablando se entiende la gente

Cuando no se comparte lo que se sabe con las personas que se supone deberían saberlo solo puede resultar caos total…


Hinata cree que sueña…

Las sábanas blancas del futón apenas se habían movido en toda la noche, la postura para dormir era la adecuada para no tensar innecesariamente los músculos de la espalda, además de relajar el flujo sanguíneo junto con el de chakra para estar siempre con esa calma tan característica del clan.

Con los ojos cerrados para no marearse, se sentó en un solo movimiento ocasionando los únicos pliegues del kakebutón.

Venía ahora el momento en que debía hacer algunas flexiones con los brazos, cuello y espalda en general para que su cuerpo se deshiciera del tedio de haber permanecido en la misma postura por tanto tiempo. No sabía si alguien más en la casa lo hacía, pero se sentía bien recordar cuántos músculos tenía y el hecho de que podía moverlos era gratificante.

La puerta corrediza al frente suyo se abrió por lo que bajó los brazos prácticamente tragándose el bostezo que planeaba soltar.

Fue la silueta delgada de su hermana menor la que estaba de pie en el umbral, sin duda tenía más rato levantada, pero no llevaba ropa de entrenamiento lo que significaba que su padre le había dado el día libre, o más seguro solo porque era domingo, y los domingos su padre desaparecía de la faz de la tierra.

—Te buscan— dijo en seco sin variar su expresión seria, intento de dura, que no cuadraba con su complexión y lejos de intimidar como Neji daba hasta cierta simpatía por la mujer pequeña.

—… ¿Quién?

—El rubio de las marcas en la cara.

Hinata sintió cómo de manera más efectiva que los estiramientos que hacía momentos antes, cada fibra de sus ser se estremecía. Nunca la había ido a buscar a su casa, en domingo era impensable, tan temprano una total y franca improbabilidad porque aunque le quisiera mucho, debía reconocer que madrugar no era virtud del chico.

— ¿Qué le digo? ¿Que se valla o que no estás?

—No… no hermana, que pase.

Hanabi cerró de nuevo la puerta y sus tenues pasos se perdieron a lo largo del pasillo. Seguía parcialmente alucinada, todos sus encuentros habían sido mera casualidad de encontrárselo en la calle, en algún campo de entrenamiento o fruto de esperarle en los sitios que frecuentaba.

Sintió como un ligero rubor se apoderaba de sus mejillas y estaba segura de que de rosa pasaría a rojo si seguía enfocándose en el hecho de que Naruto la había ido a buscar, a su casa, en domingo, por la mañana, atentando contra su naturaleza… su emoción se cortó abruptamente, debía ser alguna misión o algo así de importante como para tenerlo fuera de la cama a las "ocho de la madrugada". Se levantó de golpe y corrió a su armario a sacar una muda de ropa, entonces la puerta se abrió de nuevo.

—Que si quieres ir a comer ramen con él, celebran algo en el Ichiraku, no sé qué, no le entendí, pero pregunta si no tienes algo importante que hacer.

Por un segundo su corazón se detuvo y el rojo apareció de nuevo en su rostro hasta casi marearla, pero la cosa más ridícula que podía hacer ahora era desmayarse, aún asi quería hacerlo, también quería ir a la recepción y asegurarse de que ella y su hermana hablaban de la misma persona, quería pellizcarse para saber si soñaba…

—Vas a ir ¿Sí o no?

La pregunta tajante de la menor sacó de sus cavilaciones a la mayor que solo fue capaz de asentir levemente regresando la mirada al guardarropas abierto. La puerta se cerró y los pasos se encaminaron nuevamente a donde debía de estar esperando… esperando… ¡Esperando! ¡Qué desconsiderada! ¡Debía darse prisa!

Sacó el atuendo de siempre reprimiendo las ganas de usar algo más formal, no era una cita, solo la había invitado a salir como amigos, porque eran amigos ¿No?

Pero debía de ducharse primero, eso sí era más que necesario, así que corrió como pudo hasta el cuarto de baño de su habitación, sacándose la ropa de dormir y dejándola en camino regada por el suelo como no lo había hecho nunca, pero la situación lo ameritaba.

Justo cuando salía escuchó a su hermana alejarse de nuevo, seguramente había venido a dar un aviso. Se vistió a toda prisa, secó y peinó sus largos cabellos, casi por inercia se puso el porta kunais y la banda ninja, de alguna manera ya eran parte de ella y nunca estaba de más llevarlos, después de todo, no necesariamente estaba ella de día libre, solo le habían avisado que de momento no abría misiones para su equipo.

Justo cuando su mano tocaba la madera de la puerta, esta se abrió dejando ver a su hermana con el ceño levemente fruncido, hacer de mensajera en su propia casa no le hacía mucha gracia.

—Que si puedes por favor usar esto, el día es especial y de nuevo no entendí porqué— le dijo entregándoles una caja blanca que Hinata tomó con cuidado pero con la velocidad suficiente para que no quedara apresada entre el marco y el panel corredizo que separaba su habitación del pasillo.

Se arrodillo para desenvolver los listones raramente acomodados, retiró la tapa y sus ojos brillaron como nunca lo habían hecho en toda su vida, su rostro se tornó del rojo más intenso que jamás había adquirido ni cuando el chico que le gustaba desde tenía memoria lanzaba comentarios lindos a su persona. Incluso le dieron ganas de llorar, si llorar de felicidad, no porque se sintiera mal o frustrada, era de felicidad o emoción, o alguna mezcla de las dos.

Como si se tratara de una pieza delicada que pudiera romperse sacó una yukata lila con bordados de un valle soleado lleno de pequeñas flores, aves surcando el cielo lila paseando entre nubes ligeramente más blancas, un río bajando de una de las colinas… como su nombre; hacia un sitio soleado… ¿Realmente lo sabía?

Por un momento tuvo la duda sobre si realmente fuera Naruto, el despistado que tenía años ajeno a lo que obviamente sentía por él…

Asomó la cabeza hacia el pasillo buscando a alguna sirvienta que la ayudara a ponérsela, hacerlo sola tomaría mucho tiempo, pero para su fortuna, su hermana venía de regreso sosteniendo en la mano un obi verde y un bolso lila.

—Que se le olvidó meter esto— le dijo entregándoselo y anticipándose al problema que tenía, entró a la habitación para ayudarla.

Si, era Naruto, quizás no era tan ajeno a ella, después de todo ya lo respetaban como ninja el resto de la aldea ¿No?

Fueron quince minutos en lo que acomodaban las piezas que estaban mal metidas en la caja, debió pedir que lo envolvieran en la tienda donde lo compró, así no se habrían hecho tantos líos. Pero finalmente, tras la exasperante situación estuvo lista, salió de la habitación tratando de no demorarse más sin necesariamente correr.

El pasillo se le antojó más largo que de costumbre, el clima fresco de la mañana se había acalorado bastante, pero extrañamente había algo que la hacía sentir bien. Solo le faltaba cruzar el pasillo a la estancia de recepción. Su corazón bombeaba con fuerza, el golpeteo en su pecho y por alguna razón lo sentía también en la cabeza, pero no iba a retroceder ahora que su oportunidad más anhelada estaba frente a ella.

Dio el par de pasos que faltaban encontrando al chico de espaldas analizando un viejo cuadro que estaba ahí, arrugaba la nariz y tenía los ojos casi cerrados, mirando como si fuera la cosa más extraña que había visto en toda su vida, en el momento en que acercaba curioso el dedo índice para tocar, Neji, que también estaba ahí, se aclaró la garganta causando que el rubio casi cayera de bruces por el susto.

Giró sobre sus talones una vez que recobro la postura y sus ojos azules se clavaron de lleno en la chica que tenía al frente.

—Hinata chan…

—Naruto kun…

Sentía ganas de empezar la más casual de las conversaciones; ¿Cómo estás? ¿Quieres tomar algo antes de salir? Pero cada que abría la boca las palabras se esfumaban completamente incluso para mustiar el saludo de los buenos días.

—Y yo soy Hanabi ¿Ya salen? O esperan a mi padre para que los acompañe

La mayor de las hermanas dio un respigo solo de imaginarse a Hiashi en medio de ella y Naruto comiendo en el Ichiraku siendo el punto de atención de todos los que estuvieran a veinte metros a la redonda. Movió la cabeza de un lado a otro tratando de alejar la escena de su mente. El chico por su parte solo se acercó y tomándola de la mano la sacó de la casa, se despidió de los dos presentes con un gesto alegre de la mano y una promesa de traerla de vuelta en la tarde mientras aún hubiera sol.

Finalmente, junto con una alucinada compañera más que ruborizada, roja, dejó la mansión.


No, no acaba ahí, los capítulos son cuatro en total para un intento de NaruHina; tres Hyugas, un Uzumaki (bueno, de hecho no hay otro Uzumaki)

Y todo para felicitar a Ellis por su cumpleaños, he hecho un gran sacrificio para planear esta historia, solo que no la termino de subir toda porque si no, se le quita un poco de emoción a mi plan maquiavélico.

¡Gracias por leer!

Y recuerden; un fic con reviews hace a un autor feliz, un autor feliz trabaja con más empeño, y cuando un autor trabaja con más empeño, los lectores son felices, por lo tanto si un lector deja un review será feliz.

Lógico no? XD