Cap.1
Gritos. Pero no eran gritos humanos. Desde hacía un par de horas llevaban escuchando esos extraños sonidos. En realidad no eran extraños para todos. Algunos de los miembros de la Legión de Reconocimiento entonces presentes los habían oído ya, por eso eran tan sumamente inquietantes. Los árboles en los que estaban eran lo suficientemente altos y fuertes como para que se sintieran seguros. Levi y Hanji estaban cavilando sobre lo que debían hacer mientras que el resto de la tropa estaba alerta y listos para avisar de cualquier cosa anormal que vieran. Porque eso temían, lo anormal. Nunca sabían lo que podían encontrar cuando se trataba de titanes anormales, pero debían arriesgarse siempre.
-Está decidido-dijo Levi a la tropa- Hanji, los más experimentados y yo vamos a buscar que produce ese sonido. Los demás os quedaréis aquí. Es una orden.
Todos asintieron y momentos después, ya estaban de camino. Los sonidos eran cada vez más fuertes. Levi iba delante junto con Mikasa, que tenía ordenado controlar que Hanji no se les adelantara y avisar si la científica sufría una hemorragia nasal. Los demás iban detrás, tratando de tranquilizarse. Avanzaron unos seiscientos, puede que fueran setecientos, metros esquivando árboles y parándose de vez en cuando para escuchar detenidamente y, una vez elegida la dirección a seguir, continuaban su travesía.
Al cabo de unos minutos los encontraron. Eran once titanes, todos ellos anormales. Subieron a las ramas más altas de los árboles desde donde pudieran observar pero sin ser vistos. Mantuvieron silencio, pero al cabo de unos instantes se dieron cuenta de que no los habían percibido, ni en movimiento. Estaban centrados en otras cosas, como por ejemplo la pelea en la que se habían enfrascado.
Cinco de los titanes golpeaban a los otros seis, pero no los mordían, simplemente les daban patadas y puñetazos. Cuando los seis que recibían no podían moverse con facilidad, recibían un mordisco o golpe en la nuca.
-Esto no es normal-dijo Levi.
-No-repuso Hanji-, no lo es. Estos son, son, son…- no supo acabar. Todos miraron a Eren, que no sabía dónde meterse al ser el centro de atención.
Los sonidos guturales habían sonado durante prácticamente toda la colosal batalla, pero, de pronto, cesaron. Los soldados estaban hablando entre ellos, sin mirar lo que los había tenido tan concentrados cuando comenzó a emanar vapor de debajo de ellos.
Los cinco titanes estaban ahora en el suelo, y quemándose a una velocidad impresionante. Fue entonces cuando se decidieron a bajar del árbol. Llegaron al suelo y apenas veían, pero pudieron escuchar con claridad.
-¡Kai!- era una voz de mujer, precedida de un llanto. Seguían sin poder ver nada cuando la conversación de origen desconocido continuó.- ¡Te dije que no le trajéramos! ¡Te lo dije!
-Dinnae, cálmate-esta vez fue la voz de un hombre.- Los dos sabemos que estaba listo para esto.
El vapor comenzó a dispersarse poco a poco, y pronto pudieron ver lo que sucedía.
Eran cuatro, dos hombres y dos mujeres, y el que supusieron era Kai, que yacía en el suelo en los brazos de una de las dos chicas, una pelirroja, al igual que el fallecido, posiblemente hermanos. Dos de ellos estaban discutiendo hasta que los vieron llegar. El silencio reinó durante un momento antes de que alguien se dignara a hablar.
-¿Quién sois?-preguntó la otra chica, con un tono de voz fiero, que denotaba que estaba preparada para luchar para proteger a su gente. Hanji iba a contestar pero, temiendo que dijera alguna estupidez, Armin respondió.
-Somos soldados, venimos de dentro de las murallas.
-¿De las murallas? Me sorprende que sigáis vivos-respondió uno de los dos chicos, el alto, el que no estaba discutiendo.
-Nos toca. ¿Quién sois vosotros?
-Mikasa, cálmate-dijo Eren.
-Luchamos contra ellos, así que supongo que estamos en el mismo bando, ¿no?-contestó la chica morena y tendió una mano a quién se la cogiera. Levi reaccionó.
-Lo estamos.
