PRÓLOGO

Jane Austen escribió que es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una fortuna cuantitiosa le hace falta casarse. Y cuando un joven presenta estas dos valiosísimas cualidades, soltería y riqueza, es un hecho indiscutible que las familias de las zonas aledañas lo consideran como legítima propiedad de alguna de sus hijas.

En una ocasión, un joven portador de las características antes mencionadas, se estableció en una propiedad conocida como Netherfield Park, en Hertforshire, Inglaterra. Pronto fue este el tema de conversación en todas las reuniones, tratado con mayor interés por la parte femenina de la comunidad.

La señora Swan, no tardó en hacer un cuidadoso cálculo de los posibles beneficios que podría obtener de tal hecho, y prontamente su imaginación le pintó una maravillosa cadena de sucesos favorables para todas sus hijas; y sin pérdida de tiempo se refirió a su esposo de la siguiente manera:

-Mi querido Señor Swan, ¿se ha enterado de que al fin han alquilado Netherfield Park?-

El Señor Swan contestó que nada sabía.

-Pues sí – siguió diciendo ella, a pesar de que el aludido no manifestó deseos de querer saber más sobre el caso – me lo ha dicho la Señora Longster, que se ha detenido aquí unos minutos sólo con ese fin.

Nuevamente, el Señor Swan no mostró interés en el asunto, impacientando a su mujer.

-¿no quiere usted saber quien es el nuevo inquilino? –

-Usted está deseando decírmelo, y yo no tengo inconveniente en escucharlo –

Fue suficiente invitación para que la Señora Swan le comunicara, aunque de forma muy resumida, toda la información que había logrado acumular referente al caso.

- Es el señor Hale, un joven muy rico. He escuchado, amigo mío, que recibe 4 mil o 5 mil libras de renta al año. ¡Imagínese usted tal fortuna! Además es soltero y, sabe usted la suerte que sería para alguna de nuestras hijas si el Señor Hale se enamorara y casar con alguna de las mayores. Debe usted hacer una visita al Señor Hale, mi querido Señor Swan, apenas se haya él establecido en Netherfield -.

- Le aseguro que no me comprometo a tanto- replicó el Señor Swan – pero puede usted acudir con las chicas a visitarlo, es usted tan hermosa como cualquiera de ellas y no me sorprendería que fuera usted la predilecta del Señor Hale -.

- Me toma usted el pelo. No niego la belleza que tuve en otro tiempo – contestó modestamente la Señora Swan –, pero con 5 hijas uno no puede esperar que sea la misma de la primera juventud; pero tiene que acudir usted, hágalo por sus hijas. Sir William y Lady Webber tiene pensado ir sólo por eso. No tiene más remedio que ir, de lo contrario nosotras no podremos ser admitidas en Netherfield Park -.

- Yo creo que el Señor Hale estará encantado de verlas. Será suficiente que yo le de a usted unas líneas de para él, en donde le daré mi consentimiento para que tome por esposa a cualquiera de las chicas, aunque añadiré unas palabrillas a favor de mi Bella -.

- No haga usted eso. Bella siempre fue su favorita, aún cuando sabe que Alice la aventaja en belleza, y es más alegre -.

- En ninguna hay nada que elogiar. Son ignorantes y necias como todas las de su edad. Bella, en cambio, siempre ha sido más lista -.

- Señor Swan, ¿cómo puede usted decir eso de sus propias hijas?, no se le vaya a usted ocurrir decir eso cuando vaya a Netherfield Park -.

- No tiene usted de que preocuparse, Señora Swan, porque ya le he dicho que no realizaré tal visita -.

- ¿Pero como puede usted decir eso? Goza mortificándome, abusa de mis pobres nervios -.

- No me comprende usted amiga mía. Yo les tengo un profundísimo respeto a sus nervios. Hace 20 años ya que vengo oyéndola a usted hablar de ellos con lástima-.

- No sabe usted cuanto me hacen sufrir -.

- Estoy seguro que podrá usted más que ellos. Vivirá mucho tiempo para ver establecerse aquí a muchos jóvenes solteros con 4mil libras de renta anual-.

- De poco servirá, si se rehúsa usted a visitarlos-.

El Señor Charles Swan era una mezcla de ingenio y humor burlón, que se divertía a costa de su esposa. Reneé Swan se había pasado los últimos 23 años quejándose de sus nervios, y no había logrado comprender el carácter de su marido, sin darse cuenta de que era el objeto de sus burlas. Ella en cambio, no era complicada. Su única preocupación era casar a sus hijas. Y decía que estaba nerviosa cuando algo le disgustaba.

El matrimonio Swan tenía 2 hijas y ningún varón; Alice, la mayor, seguida de Isabella.

Podría decirse que los Swan eran una familia típica de su época, pero hay sucesos que cambian a las personas ordinarias, las hacen diferentes incluso de todas las demás personas.