Disclaimer: Todos los personajes aquí mencionados, al igual que el mundo de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling, yo solo los tomo prestados. A excepción del personaje principal, que es creación mía.

Sinopsis completa: Avril Caesar ha estado, desde el primer viaje en el Expreso de Hogwarts, viviendo todas las aventuras y peligros al lado de Harry, Ron y Hermione. Son un cuarteto inseparable, decididos a enfrentarse a lo que sea. El problema es que Avril proviene de una familia con una maldición. "Desde el mismo instante en el que viajaste con el giratiempos, tu maldición ha sido activada, y ahora no podrás saber en qué momento irás al pasado. Puede ser mañana o dentro de muchos años, pero ten por seguro que jamás volverás."

Con tal de salvar a Sirius Black de Azkanan en tercer curso, no se para a pensar en las consecuencias que el viaje con el giratiempos pueden acarrearle. Por ello, años más tarde, cuando la maldición se hace finalmente presente, ella despierta en un oscuro callejón y en la época que menos esperaba. Una época en la cual su intervención puede ser crucial para el futuro de sus amigos y de los que vivieron antes que ellos.

Este es el primer fic que hago y publico. Puede que no sea el mejor inicio de todos, pero os animo a que le deis una oportunidad.

La pareja será un Sirius x OC y espero que os entusiasme tanto como me está entusiasmando a mi escribirlo.

Los géneros son principalmente romance, aventura y humor.

Acepto todo tipo de criticas siempre desde el respeto.

Y decir que este fic está por completo dedicado a mi hermana Rebeca. Sin ti esto no solo no habría salido a la luz, sino que además no habría salido de mi cabeza. Tu apoyo e insistencia hicieron que escribiera y lo hiciera con ganas. Además, sin tus ideas y ayuda en las partes difíciles jamás habría llegado tan lejos. Te quiero.


1. La maldición.

El día que Avril conoció a Sirius Black, le pareció el hombre más desgraciado del mundo en todos los aspectos. A sus catorce años recientemente cumplidos, Avril no había visto nunca, lo que años de encierro, odio y deseos de venganza podían hacer en una persona. Sirius Black apareció ante ellos en su forma humana como si de un fantasma del pasado se tratase. Una masa de pelo sucio y revuelto le caía hasta los codos. Su piel como de cera, estaba estirada sobre los huesos, marcándolos en exceso, haciendo que pareciera un cadáver, y así lo hubiese jurado, de no ser por el brillo de sus ojos en las oscuras y profundas cuencas. La mueca que formaba en su cara, dejaba al descubierto sus dientes amarillos. Al principio, por un momento, sintió una inmensurable pena por él, por lo que Azkaban le había hecho, pero rápidamente desechó el pensamiento, al recordar la traición cometida.

- Pensé que vendrías a ayudar a tu amigo —dijo con voz ronca. Su voz sonaba como si no la hubiera empleado en mucho tiempo—. Tu padre habría hecho lo mismo por mí. Habéis sido muy valientes por no salir corriendo en busca de un profesor. Muchas gracias. Esto lo hará todo mucho más fácil...

Al escuchar la burla sobre su padre, observó como Harry deseó lanzarse a por él. Rápidamente, ella y Hermione lo sujetaron para evitarlo. Ron con un esfuerzo considerable, se levantó del suelo y le increpó con fiereza.

- Si quiere matar a Harry, tendrá que matarnos también a nosotros.

Algo titiló en los sombríos ojos de Black, y Avril no supo cómo interpretarlo.

- Échate - le dijo a Ron en voz baja - o será peor para tu pierna.

- ¿Me ha oído? - dijo Ron débilmente, apoyándose en Harry para mantenerse en pie -. Tendrá que matarnos a los cuatro.

- Sólo habrá un asesinato esta noche —respondió Black, acentuando la mueca.

- ¿Por qué? — preguntó Harry, tratando de soltarse de ella y de Hermione -. No le importó la última vez, ¿a qué no? No le importó matar a todos aquellos muggles al mismo tiempo que a Pettigrew... ¿Qué ocurre, se ha ablandado usted en Azkaban?

- ¡Harry! — sollozó Hermione -. ¡Cállate!

- ¡ÉL MATÓ A MIS PADRES! —gritó Harry.

Y haciendo un último esfuerzo se liberó de nosotros, y se lanzó.

A partir de entonces, todo fue un caos. Harry al lado de Black se veía tan poca cosa y sin embargo, no dudó un instante y se lanzó a por él, pegando, pataleando, lanzándose a por las varitas. Dejando a Ron en la cama, Avril y Hermione trataron de echar una mano para recuperarlas.

Pensando las cosas con calma, tiempo después, Avril se daba cuenta de la temeridad cometida; que de haber sido realmente quien decían que era, ellos no hubiesen salido vivos de allí así como así.

Cuando llegó Lupin, por un momento todo fue a peor. La sorpresa era inmensa. Tanto Avril como Hermione sintieron algo parecido. Juntas descubrieron el secreto de Lupin y tomaron la decisión de ocultarlo ya que confiaban en él. Descubrir que eran amigos y que lo ayudaba fue un golpe muy duro.

Al verle abrazar a Sirius, Hermione fue la primera en reaccionar.

- ¡NO LO PUEDO CREER! - gritó Hermione.

Lupin soltó a Black y se volvió hacia ella. Hermione se había levantado del suelo y señalaba a Lupin con ojos espantados.

- Usted... usted...

- Hermione...

- ¡... usted y él!

- Tranquilízate, Hermione.

Esas palabras fueron las que sacaron a Avril del trance en el que se encontraba.

- No se lo dijimos a nadie – dijo -. ¡Lo hemos estado encubriendo todo este tiempo! ¿Y ahora le ayuda?– acabó gritando.

- ¡Hermione, Avril, escuchadme, por favor! -exclamó Lupin-. Puedo explicarlo...

Por el rabillo del ojo, Avril notaba como Harry temblaba, no de miedo, sino de una ira renovada.

- Yo confié en usted —gritó a Lupin, flaqueándole la voz— y en realidad era amigo de él.

- Estáis en un error —explicó Lupin—. No he sido amigo suyo durante estos doce años, pero ahora sí... Dejadme que os lo explique...

Avril sí que quería una explicación, tal vez ganarían algo de tiempo, pero Hermione se le adelantó.

- ¡NO! -gritó Hermione-. Harry, no te fíes de él. Ha ayudado a Black a entrar en el castillo. También él quiere matarte. ¡Es un hombre lobo!

Avril no había llegado a sus mismas conclusiones tan rápido. Siempre necesitaba algo más de tiempo que Hermione en la mayoría de razonamientos. En ese momento le pareció de lo más lógico.

- Estás acertando mucho menos que de costumbre, Hermione – dijo -. Me temo que sólo una de tres. No es verdad que haya ayudado a Sirius a entrar en el castillo, y te aseguro que no quiero matar a Harry... - Se estremeció visiblemente -. Pero no negaré que soy un hombre lobo. ¿Cuánto hace que lo sabéis?

- Desde que hicimos el trabajo para el profesor Snape. – contestó Avril.

- Estará encantado - dijo Lupin con poco entusiasmo -. Os puso ese trabajo para que alguno de vosotros se percatara de mis síntomas. ¿Comprobasteis el mapa lunar y os disteis cuenta de que yo siempre estaba enfermo en luna llena? ¿Os disteis cuenta de que el boggart se transformaba en luna al verme?

- Las dos cosas -respondió Hermione por ambas en voz baja –. Al notar algo extraño, compartimos lo que pensábamos y tomamos la decisión de darle un voto de confianza.

Lupin lanzó una risa forzada.

Nunca he conocido unas brujas de vuestra edad tan inteligentes.

Tras ello, y devolverles las varitas, Lupin comenzó a contar la historia de cómo los había visto ir a la cabaña de Hagrid poco antes de la ejecución del hipogrifo con el Mapa del Merodeador y que al salir de la cabaña, otra persona nos acompañaba. Ante la estupefacción de los cuatro chicos, pidió ver a la rata de Ron.

- ¿Qué? - volvió a preguntar Ron, con cara de asustado y manteniendo a Scabbers junto a él -. ¿Qué tiene que ver la rata en todo esto?

- No es una rata - graznó de repente Sirius Black.

- ¿Qué quiere decir? ¡Claro que es una rata!

- No lo es - dijo Lupin en voz baja-. Es un mago.

- Un animago - aclaró Black - llamado Peter Pettigrew.

Después de que todo aquello pasara, y aun mucho tiempo después, Avril seguía pensando, que ojalá Crookshanks se hubiera comido de verdad a Scabbers o Peter, más bien dicho. Aunque también es cierto que, muy probablemente, no hubiesen logrado que dejaran de inculpar a Sirius de todo aquello de lo que se le acusaba.

Cuando esa misma noche Sirius y Remus les descubrieron la verdad a los cuatro, ambos quisieron matar a Pettigrew por matar a James y Lily, pero Harry les impidió hacerlo. Decidió que lo mejor era que confesase y fuera encerrado en Azkaban. Incluso de camino al castillo, Sirius le ofreció a Harry irse a vivir con él. Hacía tiempo que no veía tan feliz a Harry, y sin duda, era la primera vez que veía la sonrisa autentica en el demacrado rostro de Sirius.

Recordaba con pesar, como todo se había complicado en exceso y lo que tuvieron que batallar para liberar a Sirius antes de que el Ministerio mandara que le dieran el beso del dementor. En aquella ocasión, su pequeño viaje al pasado gracias al giratiempos, iniciado y terminado en la enfermería, salió todo lo bien que podía salir. Cierto que Pettegrew escapó, pero al menos salvaron dos vidas inocentes.

Pocos días después de esa aventura, al volver a casa, su abuela le impuso uno de los mayores castigos que jamás hubo vivido. Ciertamente, ella no debería haber participado en ese viaje al pasado, no ya por lo peligroso que resultaba, sino por la sangre que corría por sus venas, herencia de su familia materna.

Y es que Avril, era una mestiza. Su padre muggle conoció a su madre cuando esta, en un loco momento de su juventud, decidió junto a su hermana y unos amigos llevarse ciertas sustancias de una tienda muggle. Su padre era policía y logró detenerla con las manos en la masa. Mucho tiempo después, su madre le confesó a su padre que no le hechizó porque le pareció realmente atractivo y decidió que quería estar con él. Por lo visto, su madre era no solo una rebelde, sino además, más terca y caprichosa que una mula (palabras textuales de su abuela).

Lo interesante venía por parte de madre. Su madre y la madre de su madre, pertenecían a una familia de sangrepura que no solo estaba especializada en los viajes en el tiempo, sino que fueron los creadores del conocido giratiempos. Esta especialización, se debe a que su familia contaba con un don especial y distinto al resto de magos, la capacidad de viajar en el tiempo.

Sus antepasados, descubrieron que tenían la capacidad de hacer viajes en el tiempo, pero desgraciadamente no de forma controlada. Supuestamente, dicha habilidad venía de un maleficio realizado a uno de sus antepasados, pero no se conoce del todo su origen.

Resulta, que todos los hijos e hijos de los hijos de este antepasado, nacen con dicho don. Solo que este permanece inactivo hasta que es despertado. Eso se logra mediante la realización de un viaje en el tiempo, poco importa el periodo de tiempo realizado al pasado. A partir de entonces, el organismo va acumulando magia, preparando el cuerpo de esa persona para el único y gran salto temporal no consentido. Esto puede tardar días o tal vez años, pero se llega a un punto en el que la magia no puede ser contenida y manda a esa persona a un tiempo anterior. Este hecho implica enormes inconvenientes y peligros.

- Desde el mismo instante en el que viajaste con el giratiempos, - dijo su abuela con un evidente disgusto – tu maldición ha sido activada, y ahora no podrás saber en qué momento irás al pasado. Puede ser mañana o dentro de muchos años, pero ten por seguro que jamás volverás de allí. ¿Te das cuenta de la catástrofe que puedes llegar a producir?

Su abuela volvió a soltarle toda la retahíla de reglas y condiciones de su maldición. En primer lugar, no puede decidirse ni cuando se realizará ese viaje, ni a qué momento del pasado se viaja.

En segundo lugar, no se conoce de ningún caso en el cual esa persona haya vuelto a su presente mediante otro salto temporal, si no ha sido con el consecuente y lento transcurso de los años.

Y tercero, todo viaje provoca la inmediata desaparición del presente que el viajero conoce, de modo que si el viajero interviene en el transcurso de los hechos, el futuro del cual se es conocedor será cambiado en mayor o menor medida.

A menudo, tal y como su abuela había dicho, estos cambios son completamente catastróficos.

Por ello, su familia materna tiene una enorme cantidad de normas respecto a esto. Al principio, esta condición fue aprovechada para estudiar los viajes en el tiempo y acabaron llegando a la conclusión de lo terriblemente calamitosos que podían llegar a ser. Así pues, su familia se auto-impuso la norma de no hacer nunca, bajo ningún concepto y por mucho que doliera un viaje al pasado, aunque solo fuera cuestión de minutos.

Cada vez que Avril visitaba de pequeña con sus padres la casa de su abuela, esta la instruía en el noble arte de los viajes al pasado. Su biblioteca contaba con más información que cualquier librería o biblioteca del mundo respecto a los viajes en el tiempo. Entre ellos, se encontraban los numerosos diarios de familiares, que cuando realizaban su viaje obligado y permanente al pasado, escribían varios detalles sobre el futuro que habían vivido y todo cuanto había cambiado.

Avril, que había leído prácticamente todos los diarios, a menudo veía como estos antepasados, hablaban de familiares y supuestos conocidos cercanos que terminaron por no nacer a causa de las interferencias realizadas por ellos o como de radical habían cambiado ciertas leyes y normas de sociedad. Recordaba el caso de una prima lejana que viajó veintiocho años al pasado y terminó evitando sin querer, el matrimonio de sus tíos y posterior nacimiento de unos supuestos primos, William y Rebeca.

Un tatarabuelo tubo un viaje al pasado de un día, el cual al ver lo poco que había viajado en el tiempo, se marchó a un bar y pasó las veinticuatro horas allí, celebrándolo, divirtiéndose y buscado evitar encontrarse consigo mismo. Solo tuvo que esperar a que su otro yo hiciera el salto. Nadie más ha tenido una suerte parecida.

También estaba el caso de otro primo muy lejano, que hizo un viaje de tres siglos, donde volvió a casarse, aunque no llegó a tener hijos. Por lo visto, con este matrimonio, evitó el nacimiento de muchísimas personas y la aplicación de varias leyes.

Había casos, que relataban un futuro completamente opuesto al que vivían actualmente, otros contaban como trataban de pasar desapercibidos para cambiar lo menos posible (hubo unos cuantos que cometieron suicidio tanto por la pena de separarse de sus seres queridos, como para interferir lo mínimo).

Todas estas personas, trataban de escribir lo que recordaban antes o después, pero nada más terminar inmediatamente lo enviaban a la casa principal de la familia, para que se tuviera un registro de ello y estuviera en buenas manos. La biblioteca familiar, estaba tanto o incluso más protegida que Gringotts o Hogwarts y nunca un solo libro había salido de esa habitación. Y no solo eso, sino que la habitación no era afectada por el espacio-tiempo, es decir, todo objeto que allí dentro se encontrara, no tendría variación alguna en su contenido. Y solo los portadores de sangre de la familia tenían acceso a ese cuarto. Eso era, según la abuela de Avril, gracias a una magia muy antigua y ancestral.

Se conocían algunos casos de familiares que no escribieron nada. Se cree que probablemente se debiera a una muerte temprana o aparecieran en un lugar del cual no fueron capaces de salir ilesos. Esa era otra, no solo no controlas el tiempo en el que apareces, sino que tampoco el espacio. Lo mismo aparecías en medio de un lago, que en la casa de un desconocido, un bar o al aire libre.

Por todas estas razones y más, la familia materna de Avril se encargaba de instruir a sus descendientes en todo lo referente a viajes al pasado, ya que por muchas reglas que impusieran, sabían que difícilmente podrían evitar que despertasen el gen si así lo querían. Entre otras reglas auto-impuestas, se encontraba la de que no podías ponerte en contacto con tu familia en el pasado. Se descubrió, que la mayoría de las veces en la que los viajeros se ponían en contacto con la familia, esto acababa afectando en el desarrollo de los sucesos y muchos familiares no nacían o aparecían otros diferentes. Aun así, se les permitía el acceso a la cuenta en Gringotts, para que pudieran sobrevivir de ser necesario.

Avril conocía todo esto. Lo había sabido desde que aprendió a leer. Todo lo que un pequeño viaje en el tiempo podía acarrear. Y a pesar de ello, solo dudó durante tres segundos antes juntarse más a Harry y Hermione y hacer ese viaje de tres.

Se arrepintió justo unos dos días después, cuando se le pasó la euforia de salvar al padrino de Harry y probar en sus propias carnes como un mareo la dejaba fuera de juego y soñaba con cosas de su pasado.

Así que era perfectamente normal que cuando su abuela se enteró, pusiera el grito en el cielo. No solo tuvo que aguantar la enorme reprimenda de ella, sino también la de sus tíos, sus primos y su padre. Lo peor no fue eso. Ojalá hubiera sido todo. Cuando cada uno terminada de soltar todo lo que consideraba necesario recalcar para hacerle ver lo irresponsable que había sido y que el sacrificio de su madre no había servido para nada, vinieron las caras de tristeza y pena. Algún día, ella desaparecería, sin previo aviso, y cuando volviera a nacer (si es que lo hacía), nadie la recordaría tal y como era ahora. Ni siquiera sabrían que pasarían por todo lo que han pasado. Y ella, viviría en un pasado incierto donde tendría que comenzar una vida nueva lejos de todos. Lejos de su familia (no solo temporalmente hablando) y de los amigos que conocía.

Cuando su padre se enteró, no le regañó ni le increpó la estupidez cometida. Su rostro simplemente se contrajo en una mueca de horror y pérdida. En un primer momento no dijo nada y completamente pálido, subió a su cuarto y se encerró allí por horas. Cuando volvió a verle, como primera reacción la dio una bofetada que casi la tira al suelo y después la abrazó con tanta fuerza, que pensaba que la partiría en dos.

Ella sabía lo que intentaba decirle su padre, aunque nunca lo expresó con palabras. Se preguntaba cómo podía haberle hecho pasar por aquello de nuevo. E internamente, ella se odiaba por hacerle sufrir de aquella forma.

Por supuesto, el verano lo pasó en la casa familiar. Su abuela le negó casi todo momento de ocio de ese tiempo, además de prohibirle escribir y recibir cartas de sus amigos. Todo el verano fue una completa preparación de cómo podría suceder todo aquello a partir de ese momento. Que si no debía contactar con la familia por nada del mundo. Que accediera a la cuenta en Gringotts mediante una combinación u otra dependiendo de la época a la que viajase. Que NO cambiara bajo ningún concepto el pasado. Que no interviniese en los cambios que realizaron otros antepasados.

Le contaba nuevamente, que con toda probabilidad, su cuerpo cambiaría a la edad que tenía en su primer viaje al pasado, por lo que lo tendría difícil para que la aceptasen en algún lugar. Sin embargo, su mente seguiría sin cambio aparente. Lo que venía a ser, la mente de un adulto en el cuerpo de un adolescente.

Le contaba una y otra vez los síntomas que tendría a partir de entonces. Cuanto más se acercara la fecha de su viaje, sentiría más a menudo los mareos y continuos desmayos. Además, en ese periodo que permaneciera inconsciente, soñaría con sus recuerdos. También le comenzarían a entrar progresivos dolores de cabeza y alguno que otro por el resto del cuerpo.

Cuando ese verano infernal terminó, Avril tomó la decisión de que hasta que su maldición (como ahora la llamaba) se la llevara, pasaría el mayor tiempo posible con sus amigos y familiares más queridos y haría lo posible porque sufrieran lo menos posible. Sobre todo, al enterarse de lo ocurrido en la Copa Mundial de Quidditch a la cual su abuela no dejó ir.

Por ello, cuando volvió a encontrarlos en la estación de King Cross, no les contó inmediatamente lo que su viaje al pasado había provocado en ella. Escuchó atentamente todo lo acontecido el día de la Copa Mundial de boca de Harry, la carta previamente enviada a Sirius sobre el dolor de su cicatriz y como le fue su verano. Vagamente les explicó a todos que su abuela la había castigado y por ello no pudo contactarse con ninguno de ellos durante aquellos meses.

Al llegar al colegio, recibió con la misma ilusión de todos, la noticia de la celebración del Torneo de los Tres Magos y la llegada de los alumnos de Dumstrang y Beauxbatons. En cuanto Harry salió seleccionado para participar, decidió esconder durante algo más de tiempo su situación, aunque poco le duró el secreto.

Días antes de la primera prueba, tuvo nuevamente un mareo mientras todos se dirigían a clase de pociones. Justo antes de entrar a la clase, el vértigo le sobrevino y le dio el tiempo justo de agarrarse a la túnica de Ron y caer, sin poder evitarlo, al suelo estrepitosamente.

Al despertar en la enfermería, Harry, Ron y Hermione se encontraban a su alrededor mientras Madame Pomfrey trataba de mandarlos fuera.

Avril decidió que no quería seguir ocultándoselo y les hizo saber de su situación aquella misma noche. La pasaron llorando los cuatro juntos en el cuarto de Harry y Ron. Cuando Neville los vio en la cama de Harry, se unió a ellos, y aunque no supo por qué lloraban, les acompañó igualmente llorando también.

El resto del año lo pasó junto con ellos, ayudando a Harry en todo lo que pudo. Acudió al baile de Navidad con George y furtivamente echaron algo de whiskey de fuego en el cuenco donde estaba el zumo de calabaza para darle "algo de vida a la fiesta".

El día de la prueba final, tras la muerte de Cedric y el descubrimiento de que Barty Crouch Jr usurpó la identidad de Moody, tanto Avril como Ron y Hermione no se separaron de Harry.

Ese verano, Avril habló con su abuela. Ambas creían que el-que-no-debe-ser-nombrado había vuelto y le pidió que le permitiera ir junto Hermione y la familia Weasley. Su abuela se opuso en rotundo, pero la cabezonería de Avril era peor que la de ella. Quería y sentía que necesitaba estar informada de todo. Quería permanecer más tiempo con ellos, por mucho que a su abuela y padre les pesase. A la desesperada, envió una lechuza a Dumbledore pidiendo su apoyo ya que sabía también de la situación en la que se encontraba.

Milagrosamente, este la ayudó hablando en su favor y su abuela cedió en permitir que fuera, con la condición, de que no dejara de lado su preparación para el viaje. Debía informarse y recordar tantas cosas como pudiera de las diferentes épocas y sucesos, y repasar todo lo aprendido para no armar un revuelo.


Sé que es bastante largo para ser una simple introducción, pero esto eran originalmente tres capítulos y no quería que todo esto se alargara más de la cuenta. Espero que os haya gustado.

Debyom.