Disclaimer: Yo no soy dueña de los personajes de Kamigami no asobi (Ludere deorum), todo lo pertenece a Nippon Ichi Software y Broccoli, así como al estudio Brain's Base. Yo solo uso los personajes para entretener a los lectores de esta página. Esta actividad es sin fines comerciales. Yo no pretendo ofender a nadie.
Advertencia: Contiene lemon o smut, entre Balder y Yui, así es que si no te gusta esta pareja por favor no lo leas. Hay varios otros fanfics de otras parejas en este sitio. Hay spoiler del capítulo 7 del animé Kamigami no asobi.
Una humana especial
En frente de una multitud de estudiantes, bajo una noche iluminada solo por las estrellas se encontraba el Dios griego Apollon dispuesto a iniciar su discurso de apertura para el festival del colegio –Damas y caballeros, el día por fin ha llegado para…
–¡Hablas demasiado! ¡Empieza de una vez! – le interrumpió una voz masculina que fue seguida de una serie de risas de personas divertidas por la situación.
Apollon se sonrojó y le respondió –Oye, Dee-Dee… ¡El discurso inaugural es el trabajo del presidente del Consejo Estudiantil! ¡Es mi trabajo!.
–Por fin es hora de encender las luces – comentó a sus compañeros el Dios griego, Hades.
–Sí– le contestó Tsukito. Enseguida el Dios de cabellos morados se puso a buscar a alguien con la mirada entre los estudiantes presentes.
–¿Qué pasa hermano? – Preguntó a su lado, el Dios Takeru.
– No veo a Yui Kusanagi –
Mientras tanto en un pasillo solitario se encontraba la joven con uno de los Dioses.
– Ba… Balder-san. Eh la ceremonia de… –
–¿Qué es lo que sientes por mi? – Le preguntó directamente él.
– Eh? –
–¿Es por Loki verdad? ¿Es porque te gusta Loki? –
– Balder-san ¿De qué hablas? – Preguntó Yui confundida.
– Ya veo, ya entiendo– Dijo el Dios, con resignación.
A lo lejos se escuchaba la cuenta regresiva para la inauguración del festival escolar para lo cual se encenderían las luces de los puestos del mercado.
¡Cinco!
– En ese caso… –Continuó repentinamente Balder.
¡Cuatro!
– Me encargaré de que sólo me veas a mí– Sentenció Hringhorni, no dejando cabida a una posible discusión.
¡Tres!
El Dios nórdico de la luz, Balder, se acercó a Yui con una mirada decidida.
¡Dos!
El espacio entre ambos era escaso y Balder se encargó se disminuirlo aún más al tomar por el mentón el rostro de Yui, nunca perdiendo de vista su mirada, se acercó aún más a la doncella.
¡Uno!
Kusanagi Yui era muy poco intuitiva en las cosas del amor, pero incluso ella misma lo veía venir. El inminente beso con el Dios nórdico, Balder. Prácticamente sentía su cálido aliento rosarle los labios.
¡Cero!
En ese momento las luces se encendieron a lo lejos, y esta no hiso más que acompañar el momento tierno que vivía la humana con el Dios. La inocente Yui, cerró los ojos y respondió en un principio torpemente, a su primer beso.
Los segundos pasaban y ambos seguían sumidos en tan dulce muestra de cariño, hasta que tuvieron que detenerse por falta de oxígeno, se separaron escasamente un par de pulgadas, ambos con las mejillas sonrojadas y maravillados en la mirada del otro. El Dios, quien aún sostenía a Yui por la nuca y con la otra descansando en la espalda de la humana, para no perder contacto de ella.
El mismo día en la mañana le había dicho prácticamente que quería estar junto a ella, sosteniendo su mano, tocando su piel, sintiendo su presencia inmune a su encanto natural, sintiendo que esos ojos lo veían tal y como él era, por la eternidad.
Balder la miró y sonrió cuando Yui se acercó a él esta vez, y él gustoso respondió al beso, en un principio tiernamente porque no quería asustar a quien había elegido en su corazón para pasar el resto de su vida, pero su resolución no duró por mucho por culpa de la joven, quien lo tentó diciendo su nombre en un suspiro, –Balder– dándole una oportunidad que no pudo rechazar, así es que en ese momento, el beso pasó a uno apasionado, cuando el rubio usó su lengua para acariciar un lugar no explorado por ningún otro Dios o humano antes.
Pronto la temperatura entre ellos pareció aumentar, las manos acariciaban vehemente el cuerpo del otro, y mientras esto continuaba, ellos se dirigieron a la habitación de la joven, la suerte estaba con ellos, porque no tropezaron con nada, ni se encontraron con nadie en el camino.
Luego de cerrar la puerta tras ellos, pusieron seguro y llegaron a la cama, en donde el uno al otro se ayudaron a desvestirse. El bléiser, el chaleco, la corbata y finalmente la camisa, dejó desnudo al Dios Balder. Por su parte, él ayudó a desvestir a Yui, desabrochando los botones uno a uno, disfrutando de la experiencia, de la blusa blanca, para luego encontrar un sostén de tela celeste y unas bragas a juego. Con las manos temblorosas desabrochó el corpiño por detrás.
El Dios nórdico se quedó sorprendido al ver los pechos de la joven, al ver que él estaba devorándola con la mirada, ella se sonrojó, y decidió hacer lo mismo.
Sus facciones eran hermosas, tenía los pectorales marcados, y sus manos eran grandes, fuertes, pero en apariencia eran delicadas. Él era perfecto, tal y como se esperaba de un Dios.
Yui tomó una de sus manos y la guió hacia sus senos. Ella quería ser tocada, y a la vez quería tocarlo a él. Sentir su corazón, sentir que solo importaba el presente.
Balder acarició los pechos de Kusanagi, y vio como ella cerraba los ojos ante el placer, así es que siguió acariciando uno con la mano y al otro le prestó mayor atención. Él empezó a besar el pezón con los labios, luego succionó y lamió, así recorrió todo el seno. Luego cambió su atención al otro.
Yui sentía un desbordante placer, pero le pareció injusto solo disfrutar ella, por lo que empezó a acariciar sus pectorales y descendió hasta llegar a un bulto cubierto por tela, en un comienzo acarició insegura suavemente, pero al escuchar gruñidos de placer contra su pecho, usó ambas manos para masturbar a Balder.
Su humana tenía un encanto natural. Por primera vez en su vida, desde que la conoció, sintió que su encanto inconsciente no le afectaba. Ella era la humana que lo hacía sentir normal, ella era especial para él.
Con aquello en mente, pronto, las caricias y besos no fueron suficiente, por lo que el Dios rubio terminó de desnudarlos a ambos y posicionó su pene en la entrada de la doncella, la miró a los ojos buscando alguna inseguridad, mas no la encontró, por lo que ambos se besaron. Balder introdujo lentamente su miembro de nueve pulgadas. Se alegró al notar que ella estaba bien lubricada. No obstante al cabo de algunos centímetros algo impidió su avance. Era la prueba de que Yui seguía siendo virgen. Él se alejó un poco del rostro de Yui.
–Esto va a doler, Yui–
–Lo sé, pero no se puede evitar–
–Desearía que no doliera, pero al menos, cuando te duela puedes morderme–
–Prefiero que me beses–
–Vale. Gracias por este regalo–
Por toda respuesta, ella lo besó y sus lenguas empezaron una lucha por el dominio. Balder agarró sus caderas y con una veloz estocada rompió el himen de Yui. Silenciosas lágrimas cayeron por el rostro de la joven. No obstante el beso seguía creciendo en pasión. Palabras dulces le susurraba el Dios a la ahora mujer.
El joven rubio permaneció quieto mimándola con caricias, deleitándose con la calidez y estreches de las paredes que aprisionaban a su pene dentro de la joven, hasta que al cabo de unos minutos ella le dio a entender que ya no dolía tanto.
Y así fue como comenzó la ancestral danza del amor entre los amantes. Balder penetraba lenta pero profundamente a Yui, ella gemía su nombre y lo besaba con ahínco.
Cuando ella sintió que su pene tocó un lugar en especial, ella se sintió desfallecer de placer. Él debió notarlo, porque volvió a penetrar en el mismo ángulo, y nuevamente ella gimió extasiada. Al sentir que ella pronto se vendría, Baldr decidió aumentar la velocidad y penetrarla más fuerte. En el momento que sintió que ella tuvo un orgasmo gritó su nombre –¡Balder! – , él se sintió tan feliz y excitado de verla, que también alcanzó el éxtasis y eyaculó dentro de ella, de su humana especial – ¡Yui! –
En ese mismo momento, pero en otro lugar se encontraba un joven de ojos verdes riendo con amigos, cuando repentinamente sintió que el grillete de su oreja que suprimía sus poderes, temblaba y se calentaba hasta casi quemar. Aquello solo podía significar dos cosas, él estaba usando sus poderes o… alguien los ocupaba invocando con un acto de la naturaleza que le era atribuido a él, Dionisio, el Dios de la fertilidad.
–Que extraño… – Susurró para sí el pelirrojo.
–¿Ocurre algo Dee-Dee? –
–No es nada– Le respondió a Apollon, después de todo no estaba seguro de quién o qué había causado aquello.
En la habitación de Kusanagi Yui. Sus respiraciones se normalizaron entre besos tiernos que compartía la pareja.
Al cabo de minutos, los gemidos y gruñidos de placer inundaron nuevamente la habitación de Yui, y estos cesaron solo durante pequeñas siestas y algunas palabras durante la noche.
Cuando los primeros rayos de sol iluminaron la habitación a través de las cortinas mal juntadas de la ventana, ambos seguían abrazados, ella en los brazos de él. Estaban cansados, pero felices.
Lamentablemente Balder debía regresar a su habitación, de lo contrario los demás sospecharían algo. La relación de ambos, saldría a la luz en otro momento, pero ese día no. Él se vistió, y antes de salir, despertó a Yui, le dio un largo beso.
–Yui, debo irme, pero quiero que sepas que lo de anoche significó mucho para mí. No me arrepiento de nada–
–Para mí también fue algo inolvidable–
–Entonces, ¿Nos veremos en la tarde? –
–Si–
–Descansa, lo necesitas–
–Tú también–
Él le dio un beso de despedida y fue a su habitación. Por alguna extraña razón Yui al cerrar los ojos nuevamente, recordó que alguna vez escuchó a alguien decir en una broma "Cuando un Dios dice algo, no lo tomes a la ligera".
Poco sabía ella que dentro de ella la semilla del Dios de la luz, Baldr Hringhorni, había sido plantada en uno de sus óvulos, y comenzaba a desarrollarse.
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