ADVERTENCIA: Esto es slahs, lo que quiere decir que esta historia estaba basada en una relación hombre/hombre, donde habrá escenas sexuales explicitas entre ellos, si no te gusta estas en tu derecho de leer otra historia, pero si decides leer es bajo tu responsabilidad, después no quiero recibir mails donde te quejes por que no avisé.

¿Todavía sigues por aquí?

¡¡Que bien!! Ahora lee y espero tu opinión

---------

CAPITULO UNO.- Este es mi hogar

Abrió sus ojos a regañadientes.  Un poco de luz se filtraba por un lugar que la cortina no alcanzaba a cubrir, con tan mala suerte que le daba directamente a los ojos.  Los cerró con fuerza, intentando retener el sueño que se le escapaba, pero fue algo inútil, los rayos solares se filtraban por sus párpados, terminando por ahuyentar el poco sueño que tenía.

Observó el reloj al lado de la cama:  6:00 A.M., prácticamente le gritaban las letras en color neón.  Genial, apenas estaba amaneciendo, y lo peor de todo: era domingo, y por lo tanto él no tenía porque estar despierto a esas horas de la mañana.  Bufó molesto.

Se giró sin dejar la cama, siendo recibido por una mata de cabellos platinados, esparcidos por la superficie de la almohada y cubriendo el fino rostro del hombre que yacía a su lado.

Sonrió.

Y sabía que era una sonrisa boba, la misma sonrisa que tendría una colegiada al estar frente a su primer amor, pero aún y sabiendo eso, no hizo nada para borrar esa sonrisa, lo que en realidad hizo, fue retirar un par de mechones que caían sobre el rostro, permitiéndole observar mejor las exquisitas facciones.  Los párpados se movieron sutilmente, pero no llegaron a abrirse.

Su mano dejó el cabello, y lentamente fue descendiendo a través de esa piel de porcelana: la fina curva del cuello, la firmeza de los hombros, el perfecto contorno de la espalda desnuda, hasta llegar a los muslos, donde comenzó a trazar pequeños círculos, disfrutando de la perfección de esa piel.

Un suave gemido escapó de sus labios, mas no supo si salió de sus propios labios o de los de su pareja.

No le importaba.

Se inclinó ligeramente hacia el bello rostro, posando sus labios en el cabello, en un ligero beso.

Se desembarazó de las mantas enredadas por su cuerpo desnudo y que se negaban a dejarlo libre, poniéndose de pie, cuidando de no despertar a su dragón.  Se puso una bata de seda que le había obsequiado recién se habían mudado a esa casa, bajo el pretexto de que su antigua ropa no combinaba con la decoración.  Sonrió ante ese recuerdo.

Terminó por abrocharse la bata y salió de la habitación dejando al bello durmiente seguir disfrutando de su sueño.  Bajo por las escaleras, deteniéndose un momento para observar un enorme terrario vacío.  Frunció el ceño.  Su serpiente no solía ser tan madrugadora.  Se encogió de hombros, tal vez se había despertado con hambre.

Llegó hasta la cocina, tomó un taza y comenzó a prepararse un poco de café, podría haberlo hecho con magia, pero eso le quitaría lo relajante de hacerlo el mismo.  Calentó leche y la sirvió en su taza cuidando de no quemarse.  Una cucharada de café y cuatro de azúcar.  En su cabeza resonó una voz que arrastraba las palabras diciéndole que lo mejor sería que le pusiera la leche a la azucarera y así obtendría el mismo efecto.

Puso los ojos en blanco sin poder evitar sonreír.

Caminó llevando su taza de café consigo, hasta situarse cerca de la ventana, donde pudo admirar el paisaje que se le presentaba.  No se trataba de gran cosa, era la calle donde vivían.  Una zona residencial donde no solo vivían las personas "con clase" sino también personas agradables que siempre estaban dispuestos a ayudar.  Frente a su casa estaba un pequeño jardín lleno de lilys y narcisos, que se esmeraba en cuidar, aunque también tenían un jardín en la parte de atrás de la casa, que era de mucho mayor tamaño al que ahora veía, la causa del gran tamaño  era por que en ese jardín era donde a Isis le gustaba pasear, y por su tamaño (media poco más de tres metros) no podía hacerlo afuera donde las personas podrían verla y asustarse... como ya había ocurrido.

Sonrió ante el recuerdo.

Dio un pequeño trago a su café, sintiendo el suave calor que le inundaba.  Últimamente sonreía mucho, mucho más de lo que se imaginaba sería capaz de sonreír.

¿Pero cómo no iba a sonreír si la vida le daba todo aquello que antes le había arrebatado?

Ahora tenía una casa. 

SU casa, no la de alguien más en donde era tratado como sirviente, no, en SU casa podía hacer lo que le diese la gana, cambiar los mubles, quitar cuadros y sustituirlos por otros, podría cambiar el tono azulado de las paredes por un negro si así lo quisiera y no recibiría ni gritos y mucho menos golpes porque era SU casa, aunque más bien parecía una mansión en miniatura, la que realmente estaba decorada con todos sus recuerdos agradables, y con el cariño de todas las personas que le querían.

Tenía a su padrino.

Claro que el tenerlo gruñendo cada que lo visitaba no era un buen espectáculo y mucho menos un incentivo para asegurar una "platica en términos pacifistas", pero afortunadamente tenía a Remus para ayudarlo a mantenerlo bajo control o al menos evitar que muerda a cierto rubio que ahora dormía placidamente.

Tenía a sus amigos.

Ron y Hermione, que siempre estuvieron con él en cada momento, no importaba si los ponía en peligro, ya sea que sus vidas lo estuvieran o su estadía en el colegio, lo cual sería peor que la muerte para Hermione... pero aún así estuvieron con él, aceptando su relación con cierto slytherin sarcástico, pese a que éste solo les daba motivos para desconfiar y si por ellos hubiese sido lo hubieran enviando a Azkaban directamente... pero no lo hicieron... confiaron en él solo porque sabían cuanto lo amaba.

Y como olvidar a Isis.

La mezcla de amiga y guardaespaldas, como le llamaba Ron, agregándole sobre protectora y sarcástica además de tener un poco de mal genio.

-"No se de quien lo habrá imitado" – pensó dándole otro sorbo a su café.

Pero sobre todos ellos, tenía a Draco...

Al amor de su vida...

¿Cuántas personas podían decir que habían encontrado al amor de su vida? ¿Y cuántas más podrían decir que compartían su vida con ese amor?  Seguramente pocas,  y él se contaba entre esas pocas personas.

Draco lo era todo para él. Todo lo que podía desear: atractivo, elegante, con un porte impresionante, sensual, sexy, sin olvidar sarcástico y con un sentido del humor algo retorcido. Era todo lo que necesitaba: un hombre fuerte con quien podía sentirse seguro entre sus brazos; que podía comprender sus más profundas emociones con solo mirarlo a los ojos, sin necesidad de decir palabra alguna; que lo amaba como nadie más podría hacerlo, tanto lo amaba que había sido el único que comprendió su dolor y humillación después de la muerte de Voldemort en su sexto curso, cuando ese maldito desgraciado lo había mancillado, Draco estuvo ahí y lo ayudó a salir del abismo en que se había estado hundiendo.

Un brillo tenue en su dedo anular llamó su atención, interrumpiendo sus pensamientos.

Su anillo del fénix.

El anillo que Draco le había obsequiado un día de San Valentín hacía más de cinco años.

El anillo que los unía en un lazo invisible, pero irrompible.  No solo porque se tratará de magia antigua y muy poderosa, sino porque esa magia estaba unida a sus corazones, estaba unida al amor que se profesaban y a la esencia de sus corazones:

Un fénix y un dragón.

Movió sus dedos logrando que el anillo reflejara la luz del sol, y que las esmeraldas brillaran con intensidad, mandando pequeños reflejos verdes a su rostro. Unas fuertes brazos le rodearon la cintura, y un cálido aliento chocó contra su cuello, provocándole un escalofrío, eran esos brazos los que le hacían sentirse que al fin había encontrado el lugar a donde pertenecía, y que curiosamente le arrancaba esa sonrisa boba de colegiala.

-No debiste haber dejado la cama – le susurró Draco besándole el cuello – ahora esta muy fría.

-Pudiste calentarla – sugirió Harry relajando su cuerpo y disfrutando de las caricias

-Para eso te necesito a ti – Draco lo hizo girarse hasta quedar frente a frente, el rubio estaba completamente desnudo. Harry lo miró y por un momento se sintió sonrojar al apreciar ese precioso cuerpo adulto a cada milímetro.  Draco le quitó la taza de café de las manos y la colocó sobre una mesita de la estancia. Regresó toda su atención a Harry, y con movimientos pausados comenzó a desabrochar el cordón que mantenía sujeta la bata del moreno.

-Draco, alguien podría vernos – susurró Harry con la voz entrecortada, al sentir como el dedo índice del rubio recorría su abdomen.

-¿Y eso qué? Esta es nuestra casa... – las hábiles manos masajeaban el área del cuello y los hombros, arrancando suspiros de los labios de su pareja, apartó la bata por los hombros, cayendo al piso y dejando completamente desnudo a Harry – y puedo hacerte el amor en cualquier lugar dentro de ella – Draco sonrió con ese encanto que logró hacerle temblar las piernas y rendirse a él.

El rubio lo rodeó por la cintura atrayéndolo hacia sí, pegando sus cuerpos.  Inmediatamente sus labios se dirigieron hacia el cuello, comenzando a besarlo y succionarlo.  Harry rodeo su cuello con sus brazos, entregándose a las sensaciones electrizantes que Draco le hacía sentir. Pronto los labios cambiaron de dirección, fundiéndose con otros labios anhelantes que le esperaban con ansias. El beso fue pasional y urgente como la necesidad que comenzaba a agobiarlos. Draco besó esos labios con desenfreno, mordiendo y succionando, para luego usar su lengua sobre ellos, un último mordisco y comenzó a descender, besó y lamió la garganta, sus manos dejaron la cintura para descender hacia los muslos, inclinando su cuerpo a medida que descendía. De improviso, lo levantó del piso haciéndolo recargar su espalda contra la ventana. Harry instintivamente lo rodeó con sus piernas, sujetándose con fuerza del cuello y gimiendo con fuerza al sentir como succionaba la piel de su pecho.

-Draco... vayamos a... nuestra habitación... alguien podría vernos – balbuceó entre gemidos.

-¿Y? No te parece erótico... hacer el amor junto a la ventana... pensando que alguien más... podría vernos – le dijo sin dejar de besar

-No cuando... podrían llevarte a la cárcel... por actos inmorales... oh Dios...

-No importa... mientras estemos... en la misma celda – y antes de que Harry intentara replicar, Draco tomó entre sus labios uno de sus pezones, cambiando cualquier palabra por gemidos.  Mientras sus labios atendían esa parte del cuerpo, su mano se dirigía serpenteando hacia la entrepierna, donde comenzó a acariciar un pene semierecto. Ante esa nueva caricia, el cuerpo de Harry se convulsionó ligeramente, tensando las piernas alrededor de la cintura de Draco y gimiendo con voz ronca.  Su cabeza ya no procesaba el cambiar de lugar para evitar que los vieran, en lo único en que se pensaba era en disfrutar de esas manos hábiles que estaban por llevarlo al clímax.

Draco masajeaba con fuerza el pene de Harry, disfrutando de las reacciones de su cuerpo y las palabras inentendibles que decía, siempre le había gustado la forma en que Harry se le entregaba, totalmente a su merced, disfrutando de las caricias, sus caricias, las mismas que lo volvían loco y lo hacían retorcerse como ahora lo hacía. Sentía la presión de las piernas de su amante alrededor de su cintura, presionándolo a continuar y llevarlo hasta el límite.  Dejó de besar la piel de Harry, para desviar su vista hacia el rostro de su amante.  Harry tenía los ojos cerrados con fuerza y la cabeza hacia atrás, los labios ligeramente abiertos de donde escapaban gemidos y suspiros de placer, un ligero sonrojo cubría sus mejillas y en su frente podían apreciarse unas gotas de sudor.  La visión eran tan erótica que sintió la urgente necesidad de poseer ese cuerpo varonil.

La mano que antes masajeaba la entrepierna del moreno, dejó de hacerlo para dirigirse hacia los muslos.  Harry gruño ante la desaparición de esa caricia.

-Tranquilo – le dijo Draco sin disimular su sonrisa sarcástica – ahora viene la mejor parte

Ayudándose de ambas manos acomodó a Harry sobre su propio miembro y lentamente comenzó a penetrarlo.  Harry se aferró con mayor fuerza al cuello de Draco gimiendo a medida que su pene entraba en su cuerpo.  Draco soltó todo el aire que había retenido en un ronco gemido, no hizo ningún movimiento, disfrutando de la sensación de sentirse dentro del cuerpo de su amante, la suave y cálida piel que lo rodeaba y mandaba pequeños choques eléctricos a través de todo su cuerpo.  Sintió a Harry concentrarse y apretarlo más dentro de sí. Comenzó a embestirlo con fuerza sin miramientos a si lo lastimaba, aunque sabía, por los gemidos que Harry dejaba escapar, que de ninguna manera lo estaba lastimando, sino todo lo contrario.

Harry estaba un poco incomodo, su espalda estaba contra el vidrio de la ventana, lo que dificultaba su movilidad, pero a pesar de eso, facilitaba las embestidas de Draco, permitiéndole sentirlas con placentera fuerza. Sabía que sus gemidos eran tan fuerte que podrían escucharse a varios metros de distancia, pero no le importaba, solo le importaba el fuerte entrar y salir de Draco en su cuerpo, las fuertes manos que le sujetaban por las piernas, el pene palpitante dentro de él, el cálido aliento contra su cuello, los roncos gemidos cerca de su oído...

Sus uñas se encajaron en la espalda de Draco y su cuerpo se tensó por completo, al sentir como el calor del orgasmo lo invadía, un violento grito de placer escapó de su garganta, al mismo tiempo que sentía el semen de Draco llenándolo.

Draco fue descendiendo lentamente aún dentro del cuerpo de Harry y con las piernas de éste alrededor de su cintura, recostándose sobre la alfombra que cubría el piso de la sala, sintiendo aún pequeños espasmos por su cuerpo, rezagos del orgasmo que había tenido y que poco a poco los dejaba. Salió del cuerpo de Harry arrancando un suave gemido, inmediatamente Harry se abrazó a él, colocando su cabeza sobre el pecho de Draco, tratando de regularizar sus respiraciones. Permanecieron en un silencio agradable hasta que Harry lo rompió.

-Creo que es mejor escapar de aquí, la policía no tardará en llegar y llevarnos presos – más tardó en decir eso que en recibir un golpe en el brazo

-¿Y dices que soy yo quien arruina los momentos románticos? – se quejó Draco.  Antes de que Harry pudiera replicar, una voz silbante lo distrajo

-No se supone que para eso esta su habitación

Harry buscó con la mirada el origen de la voz, encontrándolo cerca de las escaleras.  Se trataba de una serpiente de aproximadamente tres metros de largo, de colores olivo y dorado, cuya mitad del cuerpo estaba erguida en una pose que se podría calificar como peligrosa, pero sin embargo, al no tener la caperuza alrededor de su cabeza extendida, podría desecharse la idea de peligrosa, pero conociendo a esa serpiente, eso no significaba no recibir una reprimenda

-Hola Isis- saludó Harry

-No puedo creerlo, ya ni siquiera puedo salir a cazar a gusto, pensando que al regresar me encontraré con un espectáculo como este- siseó la serpiente moviendo gran parte de su cuerpo de un lado a otro, mostrando su desacuerdo con lo que veía – Hay lugares específicos para eso, y por si no lo sabían habemos seres que preferimos no ver este... este tipo de espectáculos

-¿Otro sermón moralista? – preguntó Draco al ver la cara de Harry.

-Si, esta diciendo que hay otros lugares para hacer el amor

-Estoy de acuerdo con ella – concedió Draco comenzando a enumerar con sus dedos los posibles lugares – esta el cuarto de baño, la cocina, la sala, el comedor, nunca lo hemos intentando en las escaleras ¿cierto? – antes de que Harry añadiera que las escaleras eran incomodas, Draco se giró hacia Isis y con los ojos brillándole con malicia continuó – aunque tampoco lo hemos hecho en un terrario.

La reacción fue inmediata, el largo cuerpo de Isis se tensó mientras duraba la sorpresa, pero pasada ésta, expandió la caperuza alrededor de su cabeza y mostrando sus afilados colmillos, sise

-No te atreverías  –  Draco, sospechando lo que la serpiente estaría diciéndole, rápidamente adquirió esa expresión de autosuficiencia marca Malfoy, levantó una ceja de manera elegante y una sonrisa sarcástica se dibujó en su rostro.

-Pruébame – le dijo

Inmediatamente Isis zigzagueó en dirección a Draco dispuesta a una "lucha cuerpo a... serpiente", pero Draco ya esperaba esa reacción, así que rápidamente se puso de pie esquivando la embestida de Isis

-Drake- siseó el nombre en señal de advertencia

-Isis basta, Draco solo estaba bromeando- siseó Harry esperando calmar a la serpiente.

-Esto ya es personal- Isis levantó nuevamente la mitad de su cuerpo – mi terrario es mío, y no permitiré que sea usado para el apareamiento de dos humanos  ¡Vas a pagarlo Drake!

Y antes de que Harry pudiera sujetar a la serpiente, esta salió disparada hacia el lugar donde estaba Draco, pero éste no era un slytherin por nada, no señor, los slytherin eran valientes, claro, pero no estúpidos, y enfrentarse a una cobra real en una casa llena de objetos que podrían catalogarse como "peligrosos" era sumamente estúpido, así que puso en marcha el mejor plan que tenía...

Corrió hacia el jardín trasero...

¿Qué? °-°  Al menos ahí tendría más espacio para correr -

Harry permaneció sentado en el mismo sitio desde que todo había comenzado, viendo como Draco corría siendo perseguido por una muy encolerizada Isis.  No pudo evitar reír a carcajadas ante la actitud de esos dos. Siempre era así, Draco buscaba un motivo para hacer enfadar a la serpiente, y luego Isis buscaba un motivo para hacer enfadar al slytherin, y luego, para finalizar, uno terminaba persiguiendo al otro, pero Harry sabía que en cuanto se hubieran cansado de correr encontraría a Draco sentado en alguna parte el jardín y a Isis encaramada a su lado, sin señales de algún daño salvo el cansancio.

Esos dos se querían, y mucho.  Isis fue la única que creyó en Draco cuando Harry fue secuestrado en sexto curso, y la única que estuvo a su lado defendiéndolo cuando Sirius y Remus se oponían a que viera a Harry mientras éste estaba en la enfermería, pensando que era el culpable de su estado.

Pero demostraban su amor de una forma muy peculiar...

Agitó su cabeza de un lado a otro sin dejar de sonreír. Ese par tardaría un rato en regresar, así que tenía tiempo para tomar una ducha tranquila, y luego preparar el desayuno.  Tomó su bata y comenzó a subir las escaleras.

Le llamaría a Ron y a Hermione, y tal vez les pediría que salieran los cuatro a pasear, tal vez al parque, o al cine, ya que tanto a Ron como a Draco los volvía locos los efectos especiales de las películas, claro que ninguno lo aceptaría abiertamente delante del otro, pero era obvio solo con verlos a la cara, Ron abría la boca y era prácticamente imposible volver a cerrársela y los ojos también se abrían enormemente, en cambio Draco era más sutil para demostrar sus emociones, en él solo había un brillo peculiar en sus ojos plateados, algo así como diversión genuina, y una pequeña sonrisa de gusto se dibujaba en sus finos labios.

Si, definitivamente les llamaría e irían al cine, pero primero esperaría a que ese par regresara de su carrera...

¡Por fin! ¡Lo que todo mundo esperaba!  La secuela de "Por un Juego". Como es de esperarse en esta historia no habrá Voldemort, pues fue destruido en el otro fic, así que más que nada, esta historia se centrará en la vida "familiar" que ahora llevan Harry y Draco, contando a Isis por supuesto . He recibido varios reviews pidiéndome un mpreg ¿Qué les parece la idea? Sinceramente nunca he escrito uno, así que si lo hago sería la primera vez que lo hiciera, pero de todo se tiene que hacer en esta vida ¿no creen? Otra cosa, la historia se sitúa cinco años después de la muerte de Voldemort, o sea después del último capítulo de "Por un Juego" no del prologo, así que ahora tanto Harry como Draco tienen 21 años, y desde que dejaron Hogwarts viven juntos como se suponía al final del fic. Bien, este fue el primer capítulo de muchos más, así que no olviden que espero sus reviews con sugerencias, opiniones y aportaciones a la historia, ya que sin su apoyo e insistencia esta secuela no existiría. Cuídense y nos vemos en el siguiente capítulo.