Dos gotas de agua.
Parecían dos gotas de agua.
Con el tiempo, comenzaron a verse diferente.
Las gotas ya no eran iguales
Ella lo agradeció.
Una, comenzó a ser mejor que la otra,
más dulce, más suave, más duradera.
La otra comenzó a tener un brillo distinto,
aunque siempre fue la más bella.
De un tiempo a otro, algo cambió de nuevo,
Las gotas comenzaron a verse iguales otra vez.
Una dejó de ser dulce, suave y duradera,
la otra recobró su brillo de antaño, y pareció ser eterna...
El tiempo las hizo iguales por afuera,
la diferencia era que una era de agua dulce,
Exquisita;
la otra era de agua salada,
inmensa como el océano.
La más dulce era necesaria,
podía beber de ella.
La salada era inabarcable,
y la arrastraba como las olas a la arena.
Tomó un tiempo comprenderlo,
y fue triste aceptarlo.
"El agua es agua, sea dulce o salada,
es natural que siga en movimiento"
Ella era solo una persona,
de necesitarlas, las necesitaba.
de disfrutarlas, las disfrutaba.
Pero de tenerlas, nunca las tuvo.
¿Qué más podía hacer? Solo dejarlas fluir
El agua siempre deja huellas.
Y a ella le dejaron ríos y costas.
Mas supo que de estancarlas sólo se pudrirían.
La gota dulce se volvió rió,
y ella la veía en lagos y lagunas.
la gota salada se fueron al océano,
y ella navegaba sobre él.
Mas las huellas que ambas dejaron,
jamás se borraron.
Y ella...
nunca dejó de amarlos.
