Habían pasado unos pocos días desde que recibió la noticia que le partió en dos el corazón. Se encontraba sentada en lo alto del edificio principal de la Corporación, simplemente contemplando las nubes mientras el tiempo pasaba sin darle mayor importancia. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? ¿Horas? ¿Días? Quizás unos segundos…

Un abrazo, una caricia, un beso en la frente, algo que la hiciera reaccionar y salir de ese letárgico estado, la estrechó fuertemente entre sus brazos como si quisiera traspasar algo de ese dolor a su propio cuerpo, inhaló su suave perfume y descansó en su cuello – estoy contigo, princesa.