- Restaurante Baratie¿desea hacer una reserva?- Preguntó una voz al otro lado de la línea.
- ¡Sanji!
- ¿Qué?- Se Preguntó a sí mismo, haciendo esfuerzos por recordar al dueño de aquella melosa voz- ¿Vivi?
- ¡Sanji!- Repitió la voz desde muy lejos- ¡Claro que soy yo!
- ¡Vivi! Vaya… ¿A qué se debe tu llamada? Me dejas parado, no esperaba una llamada tuya
- Sanji, quería avisaros a todos, pero solo fui capaz de conseguir el teléfono del restaurante donde sabía que me dirían algo de ti.
- Bueno, pues aquí estoy. Volví al restaurante tras… ya sabes… tras lo de Luffy….
- Sí, bueno. Todos estamos mal todavía por eso…No te preocupes.
- Nami no, por lo que veo.
- ¿Nami?
- Sí… Nami está con otro hombre ahora. Supongo que debía hacerlo, no podía vivir toda la vida con el recuerdo del capitán.
- No, pero se me hará raro ver a Nami con otro…- Vivi bajó la mirada y dejó resbalar una lágrima por su mejilla- Yo llamaba por otra cosa.
- Dime.
- Mi hija mayor, Zoe, se va a casar.
- ¡Vaya! Felicidades…
- Sí, y por eso quería comunicarme con vosotros, por qué hablé tanto a mi hija de vosotros que no puedo dejar de invitaros a todos.
- ¡Gracias! Yo iré encantado.
- Bien, pero deberías hacerme un favor…
- Lo que tú quieras.
- ¿Puedes avisar tú a Nami, Zoro, Chopper y Ussop?
- Sí, creo que puedo contactar con todos ellos. Últimamente solo he tenido contacto con Nami y con Zoro, pero creo que podré localizar a los demás.
- Muchas gracias, Sanji. Volveré a llamarte en unos días. Saludos y Adiós.
- Adiós Vivi, y gracias por invitarnos.
- Gracia a ti por ayudarme. Adiós.
- ¿Diga?
- ¡Nami-San!
- Hola, Sanji- dijo la pelirroja, poniendo cara de fastidio. Se miró las uñas en un gesto de indiferencia- ¿Qué quieres?
- Hoy me llamó al restaurante Vivi.
- ¿Vivi?
- Sí.
- ¿Y por qué iba a llamarte al restaurante a ti?
- En serio, Nami. Vivi me llamó esta mañana. Dijo que el único lugar donde pudo conseguir información sobre alguno de nosotros fue en el Baratie.
- ¿Tú le respondiste?
- Claro- Sanji sonrió para si mismo. Hacia muchos días que no escuchaba la voz de Nami.
- ¿Qué quería?
- Su hija mayor se va a casar y quiere invitarnos a todos los que la ayudamos en Alabasta.
- ¿Se casa? Que gran noticia esa…
- Sí… ¿Tú crees que podrás venir? Con los tuyos claro…
- Supongo que sí, Júnior y yo iremos seguro…
- Bueno, así Vivi conoce a tu hijo. ¿Y tu…?
- No lo sé, Sanji. Si Vivi vuelve a llamarte dile que Júnior y yo sí iremos.
- Perfecto, pues se lo diré. Igualmente tenemos que vernos para quedar cuando partimos y todo eso. Contamos contigo para eso, navegante.
- Sí… ¿Has llamado a los demás?
- Todavía no, tú eres la primera. Vivi me pidió que llamara a Zoro, Chopper y Ussop también.
- Bueno, muy bien, pues cuando sepas algo de cuando nos vemos avísame.
- Por supuesto, Nami-San. Un beso¡Adiós!
- Hasta luego, Sanji.
Nami colgó el teléfono y se llevó las manos al pecho. Volvió a sentir en su pecho aquella terrible punzada de dolor que sentía cada vez que alguna cosa le recordaba a su capitán.
- Residencia de…- empezó a decir el hombre tras levantar el auricular.
- ¿Está Ussop?
- Esto…- Merry se había quedado de piedra tras tal interrupción. Tragó saliva- Claro, ahora mismo lo aviso. ¿De parte de quién es la llamada, señor?
- De Sanji… ¡No tengo todo el día!
- Claro, señor. Enseguida voy…
Sanji oyó el ruido que hizo Merry al dejar el auricular sobre la mesa. Oyó de lejos los pasos y luego escuchó un "Señorito Ussop" de lejos. De repente escuchó pasos que corrían cada vez más fuertes.
- ¡Sanji!
- ¿Señorito Ussop? Jajajajaja
- ¡No te rías de mi, maldito!
- Perdona… ¡Solo era una broma!
- ¿Cómo estás, Sanji?
- Bien, compañero. Sigo trabajando en el Baratie. ¿Y vosotros como estáis?
- ¡Todos bien!
- ¿Y tus hijos como están?- Sanji frunció el entrecejo intentando recordar el nombre de los hijos de Ussop.
- Muy bien, Banchina acaba de cumplir quince años y esta un poco descontrolada y Sebastián cumplirá diez, es un chico muy listo.
- ¡Me alegro mucho, Ussop! Pero yo te llamaba para decirte algo.
- Sí, dime.
- Vivi me llamó hoy al restaurante.
- ¿Vivi?
- Sí, me llamaba para invitarnos a la boda de su hija mayor.
- ¡Que bien!
- ¿Vais a venir vosotros cuatro?
- Seguramente sí. No tenemos nada que hacer. ¿Van a ir todos los demás?
- Nami ya me dijo que sí, y yo también voy a ir. A Zoro aun no le llamé.
- ¿Chopper va a ir?
- También debo llamarle.
- Ya le llamaré yo, se alegrará.
- Perfecto, pues te dejo que me queda otra llamada por hacer. Cuando sepa cuando partimos os avisaré.
- Esta bien, adiós.
- Dale un beso a tu mujer de mi parte.
- Sí, adiós.
Ahora Sanji se iba a enfrentar a algo difícil para él. Debía llamar a Robin para invitar a
Zoro, pero sin parecer grosero por no invitarla a ella. Aunque creía que Robin se daría cuenta sola de la situación.
- ¿Quién es?- Preguntó una voz melosa. Entonces, casi en un susurro añadió:- ¡Estate quieto, por favor!
- Hola¿Robin?
- Sí, hola. ¿Quién habla?
- Soy Sanji…
- Es Sanji, para ya…- dijo Robin en voz baja, voz que Sanji escuchó perfectamente- Hola, Sanji. ¿Cómo estas?
- Yo muy bien, gracias. Y vosotros también por lo que veo…
- Sí, estamos bien.
Sanji puso una mueca rara en la cara y oyó a Zoro hablar de fondo. Podía oír todo lo que decía con total claridad, aunque había adivinado que Robin tapaba el auricular con la mano.
- ¿Qué quiere el cocinerito este ahora, Robin?
- No lo sé. Y cállate que está escuchando- Robin destapó de mala gana el auricular y lo acercó a su boca-. ¿A qué se debe tu llamada?
- Sí, bueno, yo llamaba para hablar con el cabeza de marimo, pero viendo como están los ánimos te lo diré a ti.
- Sí, mejor. Dime.
- Vivi llamó esta mañana al restaurante.
- ¿La reina Vivi llamó a tu restaurante?
- Sí, quería avisarnos de que su hija se casa y…
- ¿Os invitó?- Preguntó la morena, sentándose al lado de Zoro en la cama. Había notado como la voz de Sanji vacilaba.
- Claro… Es lo normal… Por eso llamaba… para…
- ¿Invitó a Zoro?
- Sí, exacto. Quería saber si él vendrá o no.
- Claro, ahora le pregunto- Robin se dio la vuelta y miró a Zoro, tumbado tras ella con cara de pocos amigos-. Sanji dice que la hija de Vivi se va a casar y que os invitó a todos. ¿Vas a ir, cielo?
- ¿La hija de Vivi se casa? Ni siquiera la conozco… ¿Y para eso nos ha interrumpido ese cejas raras?
- Encima que se toma la molestia de avisarte no le digas esas cosas.
- No iré. No conozco a su hija…
- Bueno, pero a Vivi si la conoces. Y su hija se casa. Deberías ir.
- ¿Te han invitado a ti? Apuesto a que no.
- No… Es más que lógico que no lo hagan…- Robin se recostó en la cama junto al peliverde, pasó una mano por sus hombros- No invitarán a la que ayudó a destruir su reino… Y ni siquiera debe saber que tu y yo…
- ¡Bueno! Eso da igual. Si tú no vas yo tampoco.
Robin bajó la vista y miro el Den-Den Mushi que tenía entre las manos. Conseguiría como fuera que Zoro fuera a esa boda.
- Sanji. Zoro irá a la boda. No te preocupes- dijo Robin a Sanji tras acercarse de nuevo el auricular a la boca.
- ¡No voy a ir si tú no vas!
- Ya lo oíste, Robin- dijo Sanji, dando por hecho que el espadachín se negaría pasase lo que pasase.
- Sanji, yo conseguiré que vaya.
- Bueno, ya os llamaré otra vez cuando sepa más cosas. Vivi me volverá a llamar.
- ¿Hablaste con los demás ya?
- Con Nami y con Ussop solo. Ussop llamará a Chopper.
- ¿Cómo están?
- Ussop muy bien, viviendo en su pueblo con su familia. Y Nami… Parece que está rehaciendo su vida.
- Me parece bien. No podía seguir viviendo toda la vida a base de recuerdos. ¿Y el pequeño Júnior?
- Bien, todos están bien, por suerte.
- Me alegro. Tengo ganas de volver a veros a todos…
- Pues decidnos donde estáis e nos veremos.
- No…- Robin dejó escapar una sonrisa- Nosotros sabemos donde encontraros.
- Como te gusta alimentar el misterio, morena.
- Bueno, Sanji. Gracias por llamar y tomarte la molestia.
- Parece que el señorito no lo agradece.
- Pero yo sí. Cuídate mucho, cocinero.
- Vosotros también. Y siento haber interrumpido algo… Os dejo que sigáis a lo vuestro…
- No te preocupes por eso. Zoro ya está durmiendo… Luego no le dará importancia.
- Jajajajaja, está bien. Nos vemos.
- Un beso…
- Restaurante Baratie¿Dígame?
- Hola¿puedo hablar con Sanji?
- Claro, ahora mismo le aviso.
Ussop escuchó pasos y un grito. En pocos segundos el cocinero contestaba a la llamada.
- ¿Quién habla?
- Soy Ussop.
- Hola Ussop. ¿Hablaste con Chopper?
- Sí, y va a venir. Y nosotros cuatro también vamos a ir. ¿Cuándo nos vamos a reunir?
- Dentro de dos días en el Baratie nos reuniremos todos. ¿Podréis venir?
- Claro que sí ahí estaremos. ¿Has hablado con todos los demás?
- Sí. Nami vendrá y Robin me aseguró que Zoro también, aunque yo no lo vi muy contento.
- Bueno… mientras venga…
- Pues nos vemos dentro de dos días aquí.
- Claro.
- Adiós, Ussop.
- Adiós.
- ¿Diga?
- Hola, Nami.
- ¡Hola, Robin¿Qué tal estás?
- Bien¿y vosotros?
- Bien también. ¿Ya te llamó Sanji?
- Sí, ahora acabo de colgarle. ¿Vais a ir?
- Claro que sí, los tres.
- Bien… ¿Cómo te va con Taro?
- Bien, bien. Es un cielo de chico. Aunque se me hace raro porque a mucha gente le parece mal.
- No tiene por qué parecerles mal. No vas a estar toda la vida de luto por Luffy.
- Por eso… Ya hace ocho años que se fue. No voy a torturarme toda mi vida con él.
- Claro que no. Tú no escuches lo que te digan.
- ¿Y que tal está Zoro? Seguro que sigue tan capullo como siempre.
- Está bien. Y sí, sigue como siempre. Cuando llamó Sanji se quedó dormido y ahí sigue.
- Siempre durmiendo él…
- No está siempre durmiendo… Y no es ningún capullo… No te pases…
Robin notó una mano que le agarraba de la cintura y se dio la vuelta. Vio a Zoro con los ojos abiertos, mirándola.
- ¿Sigues hablando con Sanji?- Le preguntó, aún medio dormido. Nami al otro lado de la línea se partía de risa- ¿Tantas cosas tenías que decirle?
- No hablo con Sanji…
- ¡Habla conmigo! Buenos días, Zoro- gritó Nami, sin poder contenerse, provocando una mueca en la cara de Zoro.
- Encima hablas con esa…
- ¿Cómo que esa¡Me llamo Nami! Llámame por mi nombre…
- Y yo me llamo Zoro, no capullo….
- Dejad ya de pelearos- dijo Robin, interviniendo en la conversación.
- ¿Vais a ir a la boda de la hija de Vivi?- Preguntó Nami, fingiendo que lo que Zoro le había dicho no le importaba.
- Zoro sí, a mi no me han invitado, Nami…
- Claro… Lo siento, no caí en que… Tú, bueno…- empezó Nami, dándose cuenta de que había metido la pata.
- No pasa nada. Creo que os acompañaré hasta allí. El viaje es largo.
- ¿Sí? Genial. Así podemos cotillear durante todo el viaje.
- ¿En qué barco pretendéis ir?
- En el Barco nuevo de Ussop. Hace poco le construyeron un barcazo solo porque se aburría. Dice que ya lo está preparando para que podamos viajar todos cómodamente.
- ¡Perfecto! Será un viaje genial. Como en los viejos tiempos, navegante.
- Claro… No exactamente igual no… Pero lo pasaremos bien… Seguro…
- Te va a traer muchos recuerdos¿eh?
- Sí… Pero no tengo más remedio que volver a viajar en barco.
- A todos los demás también nos traerá recuerdos… Sobretodo a Zoro… No sé como lo va a tomar. Todo le recordará a Luffy en alta mar.
- Y a mí… Pero se lo debemos a Vivi…
- Claro, además a todos nos ayudará.
- Sí… Nos veremos dentro de dos días en el Baratie. Hemos quedado allí todos para decidir como nos organizamos.
- Perfecto, iremos- contestó Robin, mirando por la ventana de la habitación.
- ¡No iremos¡Ni a la boda ni al restaurantucho ese!
- Sí que iremos, Zoro. ¿Tú no estabas durmiendo?
- Estaba…
- ¡Pues sigue y déjanos hablar!- Gritó Nami, harta de sentir al espadachín cada dos por tres. Zoro se dio la vuelta, quedando frente a la ventana y, tumbado, cerró los ojos.
- Aún no conozco a los hijos de Ussop…- dijo Robin, reprochándose a sí misma su decisión de apartarse de ellos.
- Yo los vi un par de veces, pero tampoco mucho. Su hijo es un poco… Un poco como Ussop. Y su hija es un poco fresca… Vamos que no es una santa precisamente…
- Ah… ya… Pues vaya… Bueno ya los conoceré en el viaje.
- Sí, porque seguro que la familia de Ussop va al completo. Como no tienen nada que hacer…
- En seguida te voy a dejar porque tengo la comida en el fuego… Como se me queme…
- Bueno. Por cierto… ¿Cuándo vais a decirle a Sanji donde estáis? Cada vez que me llama me pregunta lo mismo.
- Es un pesado… Pero bueno, no creo que lo tenga que saber… ¿Para qué tendría que saberlo?
- Para tocar las narices, supongo.
- ¡Y conoceré a Taro!- Exclamó Robin de repente. No había caído que por fin conocería al novio de su amiga.
- ¡Claro! Le he hablado mucho de vosotros y también tiene ganas de conoceros.
- Perfecto, Nami. Oye te dejo que Zoro se me va a enfadar. Nos vemos pasado mañana.
- Este Zoro… No cambia nunca. Bueno, nos vemos, Robin. ¡Un beso!
Robin se levantó y caminó hasta la puerta mientras escuchaba a Zoro gruñir desde la cama. Se giró y lo miró. Pensó que aquellos días que venían le traerían muchos recuerdos, buenos y malos.
- No quieres ir por Luffy¿no es así?
Zoro se giró al oír eso. No esperaba una pregunta así.
- No es eso… Es que no me apetece. No sé que pinto yo en la boda de una chica que ni siquiera conozco.
- Pero si conoces a Vivi, y es amiga tuya. No deberías faltar. Sé que no es por eso…
- ¡No es por Luffy¡No es por él, vale¡Ya lo tengo superado!
- ¡No lo tienes superado! No quieres ni siquiera oír hablar de barcos, piratas o tesoros. Así que no me digas que ya no te duele. Porque hasta a mí me duele…
Robin se quedó mirando al chico unos segundos. Luego se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a un Zoro sorprendido y entristecido. La morena entró de nuevo en la habitación en pocos minutos, con un vaso de agua en la mano, y se tumbó junto al peliverde en la cama. Se miraron por un momento a los ojos. Luego Robin apoyó su cabeza en el pecho del espadachín. Él fue el primero en abrir la boca:
- ¿Te acuerdas cuando nos fuimos?
- Claro… La cara de Luffy era un poema… Lo pasó fatal…
- Sí… Y yo también.
- No sé cuantas veces te habré agradecido lo que hiciste por mí.
- No tienes que agradecerme nada, Robin… Me vine contigo porque te quería y porque también quería una vida nueva.
- Lo sé. Y hemos conseguido vivir como queríamos- dijo Robin, apretándose contra el peliverde. Cerró los ojos.
- Al principio nos costó. Pero sí, vivimos como queremos. Aunque hemos pagado esta libertad con el ver a los nuestros.
- Lo pasábamos bien con ellos¿eh?- Preguntó Robin.
- Sí. Nos peleábamos constantemente pero era divertido. Nunca sabías qué te esperaba.
- Los primeros días de vivir aquí eché mucho de menos la comida de Sanji, los gritos de la navegante y las tonterías de Luffy- explicó Robin, todavía con los ojos cerrados.
- Yo a veces los sigo echando de menos…
- ¿Diga?
- Hola, Nami.
- Hola, Sanji. Ya te miré lo que me pediste.
- Genial¿qué día partimos?
- El miércoles que viene por la mañana. Saliendo ese día llegaremos a Alabasta un día antes de la boda.
- Perfecto. Yo ya tengo todo arreglado en el restaurante para poder faltar ese tiempo.
- Vale. Pues ahora tenemos que llamarlos a todos otra vez para decirles cuando nos vamos. Porque el otro día en la reunión no dijimos nada. No nos sirvió mucho…
- Sí que sirvió… Volvimos a ver a Robin y a Zoro…- dijo Sanji, recordando el momento en que la morena y el espadachín entraron en el comedor agarrados de la mano.
- Eso sí. Aunque yo los había visto alguna otra vez.
- Ya lo sé, Nami… ¡Pero no puedes decirme donde están! Me lo sé de memoria.
- Perfecto, jajajajaja- rió la pelirroja, consciente de que eso era lo correcto.
- Pero me gustó mucho volver a verlos. Los echaba de menos.
- A mi también me gustó verlos. Me gustará volver a viajar con ellos.
- Robin ha envejecido muy bien- sentenció Sanji, entornando los ojos-. No parece más mayor que el cabeza de lechuga.
- No. Zoro también está bien. Auque de todas maneras se me hizo raro verlos así… Nunca se comportaron así en el barco.
- ¡Menos mal! Si no hubiera tenido que dar más de una patada al peliverde ese… Por tocar a mi morena…
- Jajajajaja No seas tonto. Ahora se comportan así porque llevan mucho tiempo juntos. Y ellos ya lo tienen asumido- explicaba Nami, serenamente-. Pero nosotros no estamos acostumbrados. Pero tendremos que hacerlo.
- Si van a viajar con nosotros, sí…- se resignó el rubio cocinero, bajando la vista- Pero no creo que pueda aguantarme y le patearé el culo…
- No seas exagerado, Sanji-Kun… Pensaba que después de tantos años no te comportarías como un niño…
- No me puedo hacer a la idea de que ese tío y… Y mi Robin-Chan…- Sanji sintió como su vello se ponía de punta- No quiero ni imaginármelo.
- Pues no t e lo imagines, pero que sepas que pasa, jeje.
- Y… Además Robin estaba tan guapa… Con el pelo más largo y recogido en una coleta. Con esa falda blanca tan primaveral…
- Sí, sí, ya lo capto…- Nami estaba empezando a cansarse de la cantinela de siempre- Te tengo que dejar. Nos vemos el miércoles que viene. Llama tú a los demás. Yo llamaré a Robin.
- De acuerdo, yo llamo a los demás. Nos vemos, Nami-San.
- Adiós, Sanji.
- ¿Sí?
- Hola… Soy Nami.
- Hola, Nami. Robin no está en casa…
- No te preocupes, Zoro. Ya te lo puedo decir a ti.
- ¿Ya sabes cuando nos vamos?
- Sí. El miércoles que viene a primera hora en el restaurante. Partiremos desde allí.
- ¿Nos dará tiempo?
- Claro. Lo tengo todo calculado… ¿Recuerdas que soy la navegante?
- Uy… Sí, perdón, señora navegante.
- ¡No te pitorrees de mí!
- Bueno, Nami. ¿Eso era todo lo que me tenías que decir?
- Que desagradable eres, Zoro…- se quejó Nami, medio riéndose- Encima que llamo yo en vez de Sanji…
- Uy, sí. Gracias…
- ¿Cómo está Robin-Chan?
- Bien… Como siempre… Salió a comprar cosas para la cena…
- Bueno, me alegro. Cuando llegue dile que he llamado. Y no te olvides de decirle que es el miércoles que viene.
- Sí, pesada. Yo se lo digo…
- No sé… Ya volveré a llamar por si las moscas…
- ¡Qué te he dicho que se lo diré, pesada!- Gritó Zoro, empezando a irritarse con la pelirroja, que reía.
- Eso espero, Zoro…
- Vale, vale. Nos vemos el miércoles.
- Hasta el miércoles, Zoro- dijo Nami antes de colgar. Antes de dejar el tubo en su sitio se acercó de nuevo el aparato a la oreja y gritó:-. ¡Dile eso a Robin, zoro!
- ¡Dios, qué pesada es!- murmuró el espadachín cuando hubo colgado. Se rascó la nuca y se tumbó en el suelo junto a la ventana.
- ¿Sí?
- Hola, Robin- contestó el espadachín con la voz notablemente cansada.
- ¿Qué haces que no estás en la fiesta?
- Es aburrida…
- ¿Aburrida?- Preguntó ella, desesperándose. Muy típico de Zoro.
- Sí. Están todos bailando ahí con sus trajes caros y yo no pinto nada….
- Por Dios, Zoro… Tú siempre igual…
- Además los demás tampoco es que me hagan mucho caso.
- ¿No?. ¿Y qué hacen?
- Sanji está intentando llevarse a alguna a fuera… Kaya y Ussop no se han despegado desde que ha empezado la música.
- Normal… Vaya dos….
- Nami me intentó obligar a bailar con una chica que me miraba mucho pero le dije que no, entonces se dio cuenta que una chica miraba a Taro y se olvidó de mí. Así me pude escapar.
- Menuda es Nami.
- ¿Dónde estás?
- ¡Vuelve a la fiesta, Zoro!
- No… Es una pesadilla… Todo son reyes y gente de dinero… Paso…
- La reina Vivi te ha invitado a una fiesta…
- Ya los he visto a ella y a Kozha. También vi a su hija y conocí a su marido. Ya tengo de sobras. ¿Dónde estás?
- No… Vuelve ahí dentro y pásalo bien, cariño.
- Si nadie se va a dar cuenta de que me fui… Dime donde estás y te voy a buscar. Podemos estar haciendo cosas más interesantes tú y yo…
- Que loco estás, Zoro- dijo ella, divertida. Había captado la indirecta perfectamente.
- Vamos, guapa… Dime donde estás…
- En la habitación del Hotel… Acabo de llegar…
- Está bien… Pues espérame ahí que no tardo nada, preciosa.
- Aquí estaré… Al final me has convencido…
- Ponte guapa, ya me entiendes…
- Jajajaja Claro, no voy a ser menos. Con lo guapo que vas tú con ese traje.
- O mejor, no te pongas nada…
- ¡Zoro! Vamos ven. Deja de hablar.
- Te quiero.
- Y yo. Hasta ahora, cariño.
- ¿Diga?
- ¡Hola, Nami!
- ¡Vivi!
- ¿Ya habéis llegado a casa?
- Sí, ayer por la noche… ¿Qué tal tu hija?
- Pues bien. Su vida de casada va genial.
- ¡Me alegro! Es una chica muy guapa.
- ¡Y vosotros estabais todos igual que cuando os conocí!
- Qué va… ¡Si yo estoy echa una vieja!
- Y tu hijo es muy guapo- afirmó Vivi, recordando el tremendo parecido entre ese chico y Luffy.
- Sí… Lo es…
- Lo que no podía creerme de ninguna manera es que Zoro… ¡Zoro esté con esa…!
- Ya… Pero nosotros ya no la vemos igual que tú, Vivi…
- ¡Es la mujer que acompañaba a Cocodrilo en sus maldades!
- Sí… Pero se vino con nosotros, y nos demostró que es una chica genial…
- No me creo que un chico como Zoro sea capaz de… ¡De ir con una chica así!. ¡Ella es mala!
- ¡No es tan mala!- Exclamó Nami. Robin se había convertido en su mejor amiga y su confidente- ¡Es una chica genial!
- No te pongas así, Nami… Lo siento… Yo jamás dejaré de verla como Doña Domingo….
- Lo entiendo pero yo la aprecio mucho…
- Bueno… Está bien… te dejó que tengo cosas que hacer.
- ¡Un beso, Vivi!
- ¡Adiós, amiga!
- ¿Sí?
- Hola, Robin. Soy Nami.
- Hola, Nami. ¿Qué tal?
- Bien… ¿Y vosotros?
- Bien también. Acabamos de levantarnos de la cama…
- ¡Vaya horas!
- Es que anoche llegamos tan tarde… jajajaja
- Sí, claro… Me llamó Vivi hace un rato.
- ¡Ah¿Y como le va todo?
- Bien, solo quería saber como habíamos llegado. Y me dijo que estaba sorprendida por lo tuyo con Zoro.
- Supongo que es normal que ella piense así de mí… Les hice cosas horribles a aquella pobre gente…
- Ella no sabía nada y simplemente no podía creerlo…
- Es normal, Nami… Pero no me preocupa mucho lo que piense Vivi de mí, y a Zoro tampoco, ya lo viste…
- Sí, prefirió irse contigo al Hotel que quedarse en la fiesta.
- Decía que era un rollo… Pobrecito…
- Jajajajaja claro, claro…. Bueno, al final todo ha salido a pedir de boca.
- Sí… Hemos sumado una aventura más a nuestra vida. La primera sin nuestro querido capitán.
- Hemos vivido muchas, pero viviremos muchas más….- Nami miró a su hijo, que jugaba a la pelota en el jardín. Si se fijaba bien, podía ver a su adorado capitán jugando en el jardín.
