Prologo

22 de Noviembre de 2002

Querido Sr. Diggory:

La directiva del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería se complace de anunciarle su elección como nuevo capitán del equipo de Quidditch de Hufflepuff. Le informamos que las pruebas para elegir al nuevo equipo se llevaran a cabo mañana a las 6 de la tarde, ya ha sido publicada la convocatoria para tal elección en la Sala Común de su respectiva casa.

P.D: Por favor preséntese en el despacho del Director a las dos en punto este mismo día.

Atentamente:

Minerva McGonagall

Subdirectora

**

-Grandioso David!

-Tu hermano estaría orgulloso!

-El equipo no tendrá un mejor capitán!

-Suerte David!

David recibió felicitaciones durante todo el día, de alguna forma le encantaba tener tantos admiradores, pero algo le molestaba, estaría ocupando el lugar de su difunto hermano. David era el hermano menor de Cedric Diggory, se parecía mucho a su hermano en cuanto a físico, desde pequeño siguió sus pasos, cuando este murió le costo mucho volver a Hogwarts.

Pudo soportar toda esa tragedia gracias a Danielle, una muchacha que conoció en la enfermería. Le gusto mucho cuando la vio y ese querer creció y se hizo mas grande hasta que llego a amarla por completo, ella también le quería mucho, pues era su escape para todo el mundo que atormentaba a sus amigas y a ella misma. Pero una segunda tragedia se presento en la vida de David. Danielle fue secuestrada. David la busco por dos años, aunque nunca la encontró, no perdió esperanzas, pero día tras día se iba resignando a que nunca le volvería a ver.

1erCapitulo:

David miro su reloj, lo último que quería era llegar tarde a una cita con Albus Dumbledore. No tenia idea de para que quería verle el director. Absorto en sus pensamientos no se dio cuenta de que llego a la Sala Común de Hufflepuff, el olor de la comida llegaba hasta sus fosas nasales y esto le hizo despertar. Musito la contraseña y la puerta se abrió. Había un centenar de personas esperándole y aplaudiéndole.

-Oh Cedric! No lo puedo creer! –Dijo una muchacha rubia de la misma estatura que David al mismo tiempo que lo abrazaba

-Me acabo de enterar… Pero no puedo quedarme a celebrar

-Por que compañero? Mira esto, hemos conseguido un poco de Whisky de fuego en la cocina! No puedes perdértelo! –Esta vez hablaba un muchacho de color llamado Zack mientras le ofrecía una copa de burbujeante Whisky

-Pues no me lo creerán, El director quiere verme en su despacho…

-De seguro es para felicitarte… Ve rápido! –Le dijo la muchacha rubia que se llamaba Lauren

-Bien… Guárdenme un poco de Whisky!

David salió corriendo y sus cabellos castaños se amontonaban hacia a tras por la fuerza del viento. En los pasillos no habían muchas personas, era sábado, hacia un frio tremendo y la nieve blanca estaba esplendida afuera, así que todos se divertían mucho haciendo infinidades de figuras con ella. En su camino se topo con Hagrid, el profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, el mejor según todos los de su casa.

-Enhorabuena Muchacho! –Le dijo el semigigante dándole unos golpecitos en la espalda que casi hicieron que David vomitara el almuerzo –Se que lo harás espléndidamente!

-Daré lo mejor de mi Hagrid!

-Se que así será. Nos vemos, tengo que poner estos huevos de crisálida en agua hirviendo lo antes posible, a Fang le encantan!

David se despidió agitando las manos, subió unos cuantos pisos y giro dos o tres veces en poco tiempo ya había llegado al despacho del profesor. Afuera había una gran gárgola que le pedía la contraseña pero David no la sabía, rebusco en su bolsillo la carta enviada por McGonagall y vio lo que quería ver, un garabato al final de la página:

Meigas Fritas

El muchacho se extraño de que esa fuera la contraseña, pero en lo que la pronuncio la gárgola gruño en son de aceptación y le dejo pasar. David nunca había entrado a ese despacho, se encontró frente a una gran escalinata de piedra que giraba convirtiéndose en una gran espiral. Subió rápidamente, hasta que por fin llego a lo que era el Despacho de Dumbledore.

Era una hermosa habitación circular, con paredes de piedra adornadas todas con un cuadro o algún peculiar objeto valioso. El suelo estaba adornado con muchas alfombras de colores vivos. David no pudo evitar buscar rápidamente con la mirada a Fawkes, el famoso fénix que decían que Albus Dumbledore poseía.

-Buenas tardes Sr. Diggory

- Buenas tardes Profesor, me alegra verle!

-A mi también muchacho, supongo que quieres saber a que te mande a llamar…

-Pues si profesor!

-Siéntate por favor –David tomo asiento rápidamente –Un bocadillo?

-No gracias, la comida de hoy a estado grandiosa y si como algo mas explotare!

-Si, supongo que no te habrás percatado de mi ausencia

-Oh director! Todos nos dimos cuenta, el castillo entero habla de eso…

-Ya veo…

Dumbledore se levanto de su silla, subió las escaleras y pareció ir a lo que era una gran habitación, seguramente era su cuarto. De un momento a otro dejo de escuchársele. David se preguntaba a donde habría ido. Los cuadros de la pared le miraban muy atento, algunos cuchicheaban y se reían. El chico observo cada objeto de aquel lugar, poso su mirada sobre la espada de Griffindor y sobre el viejo sombrero seleccionador, quien le saludo cálidamente. David oyó pasos, para estar seguro no solo oyó los pasos del Director, se percato en un instante de que alguien venia con el.

-David –Llamo el Director

El muchacho volteo jadeante y lo que vio hizo que soltara un grito ahogado. David se inmuto al ver a la chica que se encontraba en el umbral de la habitación de Dumbledore, era muy bonita su cabello era largo hasta la cintura de color castaño, sus ojos estaban cansados y su ropa mojada y rota, estaba cubierta por una gran capa para protegerse del frio. Albus Dumbledore condujo a la chica escaleras a bajo, pues una de sus piernas estaba fracturada y además se encontraba muy herida.

-Espero que aun no te hallas resignado totalmente muchacho –Le dijo Dumbledore a David

-Hola David, Como estas?

La que hablaba, era Danielle, su voz, que siempre había sido viva y llena de alegría ahora era entre cortada y débil. David corrió a abrazarla, su deseo, su mayor anhelo se había cumplido, Danielle estaba a salvo y estaba hay. Ella no hizo más que abrazarle y sentir de nuevo, recordar a David, recordar como la abrazaba, resguardándola de todo y haciéndola sentir bien, sin frio, sin angustias ni males.

-Estas viva, yo… Oh Danielle! Tengo tantas preguntas… Soy Capitán de Quidditch!

-Me alegro, pero estoy más feliz de que no me hallas olvidado David

-Te busque, pero me fue inútil, admito que te creí muerta, pero estas viva…Como…?

Albus Dumbledore intervino en la conversación.

-Danielle nos contara todo luego David, será mejor que descanse, ah tenido un largo viaje.

-Director, si me permite… Quisiera dormir en otro lugar que no fuera la Sala Común.

-Entiendo, por esta noche creo que es mejor que duermas en la habitación de la profesora McGonagall

-David, lleva a Danielle al despacho de Minerva, no se entretengan mucho y trata de que nadie la vea. –se dirigió a Danielle –Hay ropa nueva en la habitación de Minerva. Buenas noches a los dos

-Director… Hay una posibilidad de que…

-Hablaremos de todo eso por la mañana, se que pedirte que no pienses en lo que ah pasado pero quiero que duermas bien, lo que has pasado es terrible y necesitas recobrar muchas fueras. Recuerda y ten siempre presente, que esta guerra aun no ah terminado.

Danielle asintió, pero sabia que lo que le pedía el Director era imposible, Hogwarts ya no era un lugar seguro para ella. Si ya la habían secuestrado una vez, podía volver a pasar. David y Danielle salieron del despacho, por suerte todos los alumnos o la mayoría estaban afuera del castillo y los pocos que quedaban estaban en la biblioteca o castigados. David entendió bien que no debía preguntarle nada a Danielle de lo ocurrido dos años atras, solo quería estar con ella en ese momento.

-Hogwarts no ah cambiado nada…

-No, los Slytherin estarán felices de verte de nuevo!

-Como esta Draco?

David creo haber odio mal, Danielle le preguntaba acerca de Draco Malfoy, chico con el que nunca se había llevado bien. Draco era el novio de Norma una de las amigas de Danielle. Draco no se preocupo mucho después de su desaparición, le afecto mas cuando las cinco chicas habían sido secuestradas, tanto el como David sabían que esa historia del Ministerio, que suponía que las cinco chicas habían ido de intercambio a Beauxbaton, era tan cierta como que Filch el conserje era carismático y un sol de persona.

-Malfoy? Fue a pasar este fin de semana con sus padres, por que lo preguntas?

-Curiosidad.

-El Ministerio tendrá que callarse la boca ahora que has vuelto y podrás contar la verdad…

-No planeo desmentir la historia del Ministerio David. Lo último que quiero es a miles de funcionarios haciéndome preguntas.

-Pero, fuiste secuestrada! Alguien tiene que hacer algo!

-Dumbledore, tu y yo vamos a hacer algo! Mientras más discretos seamos mejor…

-Quienes son ellos?

-Ya llegamos… Adiós David –Danielle se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla

David se inclino y tomo su rostro con ambas manos, le dio un tierno beso en la frente y la abrazo. Danielle toco la puerta de la habitación de McGonagall, espero unos segundos, hasta que McGonagall abrió y la hizo pasar. David se fue directo a su sala común, despacio y feliz pero a la vez muy confundido.

-Albus me advirtió que vendría Ms. Vidock, pase! Me alegro de verla, debo decir que la ausencia de una de mis mejores alumnas me entristeció mucho

-Yo los eh extrañado mucho Profesora… a todos! Debo decir que hasta el Profesor Snape me hizo falta

-Ya veo… Bueno, eh pedido algo de comida, debes de estar hambrienta… Por halla esta tu ropa limpia, yo debo ir al banquete, pasa cerrojo a la puerta cuando salga.

-Gracias Profesora

Minerva McGonagall, agito su varita y se cambio de ropa, adoptando su habitual túnica verde esmeralda, larga hasta la punta de los pies, se despidió de Danielle y salió de la habitación directo al banquete.

Danielle se encontró sola, en una habitación muy grande, adornada con cortinas de color azul cielo y dos bibliotecas pequeñas repletas de libros amontonados. Había dos camas separadas por una cortina como las que había en enfermería. Sobre la que Danielle suponía era la de ella estaban tres túnicas de Slytherin, libros nuevos y también una varita mágica nueva. La chica tenía mucho sueño, así que de forma autómata se baño y se cambio para ir directo a la cama, probo un poco de comida y luego se durmió sin ningún esfuerzo.