Capítulo I:

El Violín Perdido

Thor miró por última vez a su padre aquella tarde, y siguió su camino por todo el largo del gran pasillo sostenido por grandes e imponentes columnas de mármol, que a la luz naranja del atardecer semejaban cascadas de oro. La sombra de Thor se hizo más grande cuando estuvo más cerca de la puerta, y se detuvo segundos sin saber lo que acontecía a sus espaldas. Ignorante de lo que le había pasado a su supuesto padre, siguió avanzando hasta perderse en el horizonte y el crepúsculo.

El seguía afligido por sus encuentros con Malekith; el primero en Asgard. El elfo negro había llegado con largas y delgadas naves con forma de cuchillas invisibles para el ojo de cualquiera, incluso de Heimdall, el cual seguía sintiéndose vacio e inútil por no poder ver ese todo.

Aquel ataque que había acabado con vidas asgardianas y elficas, pero más importante, la vida de su benevolente madre. La impotencia por no poder salvarla y aún más, por ser enteramente inútil a la hora del asalto, lo han carcomido desde ese día.

A pesar de haber matado decenas de escuadrones de elfos oscuros en Asgard, esa sed de venganza no cesaba, pues era meramente su madre. No había palabras ante tal atrocidad, de arrebatarle a un hijo su madre, y viceversa. E igualmente Loki, aquel que desconocía como hermano desde hace más de dos años, se vio desmoronado ante la noticia del deceso de Frigga.

Cuando visito a su gélido hermano para pedirle ayuda, no espero que estuviera destrozado, pero tampoco le sorprendió. Siempre supo de Loki tenía un especial cariño hacía su madre, mucho más grande que el supuesto cariño que le tenía a Odin, e incluso a Thor mismo. Frigga siempre lucio igualitaria entre los dos hermanos, a ambos los amaba con igual fuerza a pesar de que Loki no fuera su sangre, y cuando el dios del engaño necesito ayuda al verse desmoronado y opacado por la actitud arrogante y orgullosa de Thor en el pasado, ella siempre estuvo ahí, diciéndole que no importará lo que Loki fuese o hiciese a diferencia de Thor, porque ella los amaba a ambos, con sus defectos y virtudes.

En definitiva, si Loki no sabía amar, entonces… ¿Y su madre? Si eso no era amor, entonces nadie jamás descubriría que era. Cuando Thor lo vio tirado en el suelo de su celda, con todo destrozado, dudo en pedirle ayuda, pero cuando vio su rostro, seco y áspero de tantas lagrimas, y los pies ensangrentados no importándole alguna infección, supo que el amor que le tenía a su madre era inmenso, incluso podría decir que era a la única persona que amaba en la faz de Asgard y de todos los nueve mundos. Y así mismo, supo que Loki buscaría venganza de alguna u otra forma, y que mejor manera que tendérsela en bandeja de plata.

Cuando el jotun acepto la oferta, Thor dudó por segunda vez. Podría ser parte de un macabro plan de su astuto hermano, pero había algo en su mirada; en la mirada de Loki, que le dio esperanzas, y aún sabiendo las atrocidades que había hecho años antes, confió en él ciegamente con el corazón hinchado de furia, confusión, y fe.

Les rogó a todos los dioses de todos los mundos, que Loki no intentará traicionarlo, y a pesar de que no lo sentía así, no podía dejarlo andar libremente, pues su hermano era el dios del engaño, y así mismo, era capaz de poner una cara de alivio y tranquilidad, cuando en realidad sus pensamientos eran grandes y malévolos. Si, él fue capaz de eso, y más. Fue.

El segundo encuentro con Malekith fue en el mundo oscuro, donde traicionaron al rey de Asgard, y fueron en contra sus leyes; todo para que el plan del dios del trueno se cumpliera.

Cuando se escabulleron entre las sombras del castillo para llevar a cabo su plan, pudo ver a un Loki más natural, con su mismo sarcasmo y bromas sin gracia de siempre, y Thor lo extraño, a él y a los tiempos de antaño.

Dejando a los tres guerreros y a Lady Sif atrás, peleando con su propio pueblo para darles tiempo, el dios del caos los transporto al mundo oscuro. Cuando encontraron a los elfos, empezó el movimiento de su frío hermano. La actuación parecía tan genuina que incluso Thor sopeso la idea de que había sido un simple plan para aliarse con el elfo negro y esperar la destrucción de Asgard, pero el dios del trueno soltó un suspiro de alivio cuando su hermano siguió los pasos que habían acordado.

No había ningún dios más feliz que él, pues su hermano había cumplido con lo que había prometido; sin embargo, la felicidad y el regocijo se apagaron cuando el Aether no fue destruido, y si aún quedaba alguna llama de alegría en su corazón, se apago completamente cuando vio a Loki, pegado al pecho de Kurse, con una espada atravesándole.

Solo atino a gritar.

Cuando elimino a Kurse de la faz del mundo, miro a su hermano convulsionándose de dolor, y sintiendo como su pálida tez de ennegrecía y se cuarteaba rápidamente.

"Eres un tonto" Dijo Thor, mientras acurrucaba a su hermano en sus brazos "No oyes lo que te digo"

"Lo sé. Soy un tonto, soy un tonto, ahg" Gimió Loki de dolor "Perdón, perdón" escucho escapar de sus labios mientras lagrimas se derramaban de los claros ojos verdes, ahora opacándose, de su hermano.

"Shh, tranquilo, tranquilo" Dijo Thor con lagrimas en los ojos "Todo está bien"

Lo sostuvo entre sus brazos con fuerza, queriendo detener el tiempo, y evitar que aquella desgracia que veía venir fuera congelada, y eliminada del presente, del futuro, y de sus trágicos pensamientos.

"Nuestro padre sabrá lo que has hecho este día" Dijo Thor, viendo a Loki con tristeza.

"No lo hice por él" Finalizó el jotun para jamas volver a pronunciar palabra alguna. Thor lloró su último respiro y quiso quedarse a su lado hasta despertar de la horrorosa pesadilla, sin embargo, era tan real como Jane, como su padre, o como cualquier otra cosa; pero una enorme tormenta de arena no lo dejo. Abandonó el cuerpo de su hermano, y condujo a Jane Foster a una caverna la cual resultaría ser un campo magnético que los conduciría a Midgard, donde se daría su tercer encuentro con el elfo negro Malekith.

Una extensa batalla se dio lugar en Greenwich, el punto que habían marcado las coordenadas del Doctor Selvig en su investigación de la convergencia.

Pelearon con esmero y justo cuando Malekith pretendía oscurecer los mundos, Jane hizo uso de su ciencia y con campos electromagnéticos lo envió lejos de la tierra, frustrando así sus planes.

El dios del trueno regreso a su mundo para reparar lo que Malekith había hecho en él, y sorprendentemente después de su regreso, Odin lo mando a llamar. Justo minutos antes de haberse perdido en sus pensamientos.

"Una vez, dijiste que jamás habría un rey más sabio que yo. Te equivocaste." dijo Odin con voz fuerte una vez que Thor se hayo frente a él "La alineación a unido a todos los mundos, y todos te vieron ofrecer la vida para salvarlos, ¿Qué tiene Asgard que ofrecer a su nuevo rey en respuesta?"

"Mi vida." contesto el dios del trueno con respeto "Padre, no puedo ser rey de Asgard. Voy a proteger a Asgard y a todos los mundos hasta mi último aliento pero no puedo hacerlo sentado en esa silla. Loki a pesar de su inestabilidad entendía lo que es reinar como yo nunca lo haré. La brutalidad y el sacrificio te cambian, y prefiero ser un buen hombre que un gran rey"

Odin guardo silencio contemplando a su hijo, con mirada determinante y llena de orgullo. No evito lucir interesado cuando su legítimo hijo menciono al difunto de Loki.

"¿Y es a mi hijo a quien oigo, o a la mujer que ama?"

"Cuando tú hablas jamás oigo a mi madre. No estoy haciendo esto por Jane, padre. Ella no sabe lo que vine a hacer aquí. Así me prohíbas verla o me permitas reinar a su lado, estoy decidido."

El rey de Asgard resoplo cansado y frustado.

"Un hijo que anhelaba el trono demasiado, y otro que lo rechaza, ¿ese es mi legado?"

"Loki murió con honor, trataré de vivir igual. ¿No es legado suficiente?"

Odin lo miro sorprendido, pero también feliz. No podia haber pedido un hijo mas digno de su bendicion y del trono.

Thor bajo la cabeza con solemnidad y posó la mirada en el martillo que descanzaba en su mano; sin titubear, Thor extendió el martillo al frente con intensiones de darselo a su padre. Sorprendido, el padre de todo miro el Mjolnir y nego con la cabeza.

"Te pertenece Thor, si eres digno de él"

Thor sonrió, y le dedico una genuina mirada de amor a su padre.

"No puedo darte mi bendición" Dijo el padre de todo "Pero no te detendré en lo que tengas que hacer"

"Lo sé" Contestó Thor, el cual se inclino levemente hacia su padre, y se dio la media vuelta, para empezar a caminar.

"Pero si alguien pregunta por mi hijo, no me sentiré más orgulloso que contándoles en lo que te has convertido" Exclamó Odin jactancioso, llamando la atención de su hijo mayor.

"Gracias, padre" Susurró, y volvió a retomar su camino.

No fue cuando Thor ya casi se había perdido cuando Odin, sentado en el trono con su cayado de oro, empezó a brillar verde, hasta al final cambiar totalmente de forma, pasando de cabello y barbas blancas como la nieve, rostro arrugado y severo, a ser un joven de cabello negro y lacio, piel pálida y rostro afilado.

Loki sonrio mientras miraba a su hermano alejarse. "No. Gracias a ti" dijo para después esbozar una sonrisa llena de malicia.

Había logrado engañar a su hermano con extrema facilidad, tanto asi que le sorprendio que no tuviera sospechas de nada, y eso ya era algo; Loki no es exactamente del tipo de personas que son sorprendidas con facilidad.

Se levando del trono de Odin, y bajo del pedestal traquilamente, sintiendo todo ese poder que anheló desde hacía años. Camino por el ancho pasillo siguiendo el mismo camino que Thor, pero viró a la derecha y entro por una puerta. Cuando cruzo del otro lado ya era nuevamente Odin, y con maña pudo evadir guardias y miradas curiosas.

Se dirigio a los aposentos de su padre, donde lo encontró profundamente dormido, muriendo segundo a segundo con veneno y magia poderosa y antigua, que al dios del engaño le fue difícil conseguir, debido a sus secretos universales. Loki tardó años enteros analizando acerca de poderes desconocidos, y ya casi olvidados por los mundos; solo contadas en mitos y leyendas, y así, que nadie pudiera frustrar sus planes, pues ya sea que no tuviera cura, reverso, o fin, porque sea cual sea el final de ese mal, era prácticamente imposible acabar con él; a menos que claro, se tratase de Loki.

Después de hacer unos hechizos más para verificar que el estado de salud de Odin estuviera deplorable con cada segundo que pasaba, el dios del caos sonrió triunfante.

El Jotun con forma de Odin salio de los aposentos del verdadero rey de Asgard, y volvio a sumergirse en los interminables pasillos. Llegó a sus aposentos encontrandose un par de guardias, y diciendoles que era necesario que el rey ingresará a la habitación de su difunto hijo para recordarlo. Los guardias lo dejaron ingresar sin dudarlo.

Ya dentro de sus aposentos, Loki volvió a su forma normal. Reviso cada rincón de su habitación, y juntó libros, instrumentos, prendas de ropa, escritos, joyas y un hermoso medallón como regalo de su madre. Su madre.

Una ola de nostalgia lo invadió, y recuerdos de Odin, Thor y Frigga de hace cinco años le pegaron de lleno en sus memorias, cuando aún era ignorante de su verdadero origen, y cuando aún su corazón no se sumergía en la fría oscuridad del rencor. Cuando era feliz; era.

Sacudió su cabeza con fines de alejar aquellos infructíferos pensamientos. Él era feliz. Su felicidad se basaba en actos de maldad y de burla hacia la desgracia ajena: pero estaba satisfecho, estaba feliz, ¿o no? Era un prisionero; no podía dejarse ver, pues inspiraba miedo y desconfianza; estaba solo y nadie lo acompañaba en sus cruzadas, así como nadie le proporcionaba alivio o apoyo cuando se derrumbaba; no confiaban en él, ni en su fuerza, y dudaban de su determinación. Era una rata huyendo de la luz por ¿cobardía? ¿Miedo? ¿Decepción? ¿Rencor? ¿O simplemente, había perdido su propia esencia?

"¿Qué?" Se regañó a sí mismo. No. Él era feliz. No necesitaba de nada ni de nadie, y sus planes no cambiarían por simples pensamientos huecos e inútiles.

Tomo decididamente aquel objeto que su dulce madre le habia regalado hace algunas decadas y lo desaparecio con magia, repitiendo lo mismo con todos los demas objetos que habia recopilado ensima de su cama.

Volvio a revisar su habitacion y antes de salir volvio a mirarla y la nostalgia de dormir sobre aquella comoda y mullida cama lo golpeo. Hace años que no dormía allí, y ahora sentia que algo le faltaba. Sin saber que era ese algo, abrió la puerta, y con la apariencia de Odin se despidió de los guardias. Dió unos pasos más y visualizo la puerta de los aposentos de Thor. Titubeó un segundo y siguió su camino.

Era seguro que Odin moriría en veinticuatro horas, y a eso le sumaba, tal vez unas cinco horas más, en lo que los guardias se daban cuenta de la desaparición del Padre de Todo, y buscarían en los aposentos del rey, encontrando solo su cuerpo inerte. Loki escaparía con todo lo necesario en las próximas diez horas, así que ya no se vería al supuesto Odin caminando por los pasillos del palacio. En ese periodo de tiempo, le daba tiempo a Loki de arreglar todas sus pertenencias y marcharse por uno de los tantos caminos que el Jotun conocía sin requerir del Bifrost, o el Terseracto.

Escaparía a Midgard, por más que le desagradará la idea, pues tarde o temprano Thor se enteraría de que en realidad no está muerto, y si ese es el caso, buscaría en todos los mundos posibles esperando encontrarlo, mas Midgard sería el menos probable de todos. Era un beneficio esconderse en la tierra, Thor nunca pensaría que Loki lo usará de escondite, puede que hasta omita buscar en aquel mundo; y no solo eso. La tierra era el mundo más ajeno a la realidad del Yggdrasil, de los dioses, y de la magia. Prácticamente los midgardianos creían que eran meras historias y cuentos, y vivían tan rutinaria y comúnmente, que les era imposible ver más allá de su mundo superficial.

Si, Midgard era una buena opción. Le aborrecía con totalidad pisar aquel repugnante suelo por segunda vez, pero aprendería a vivir como un terrestre cualquiera, mientras ponía en marcha sus planes, y trataba de hurtar y encontrar las gemas del infinito. Si, él era malvado. Era un monstruo como siempre lo habían considerado. Era un ser vil y despreciable sin compasión ni misericordia, un error que salió victorioso por encima de todos los demás engendros inútiles. Era un alma perdida en un abismo de oscuridad y maldad, buscando y asechando cada alma pura para someterla y corromperla a su antojo, y así quizás, haber descargado parte de su odio y rencor, cumpliendo pequeñas partes de su siniestra venganza digna de una bestia. Él era una bestia de hielo, fría y gélida, inmutable de sentimientos, pensamientos y deseos. Era una estatua de diamante, impenetrable y rígida, sin expresiones ni corazón. No, Loki Laufeyson no tenía corazón.


El cielo oscuro y efímero, adornaba la pupila humana con hermosos destellos estelares titilantes, de luz blanca, y diminutas, conocidas como estrellas. La luna en el centro del espectáculo, grande y redonda, clara sin oposición de nubes, y brillante como contraluz del sol. Una delicada briza fría soplo del norte, e hizo danzar las delicadas hojas de los arboles aledaños a la ciudad, y el agua de los lagos ondeaba rítmicamente al son del ulular del viento.

No había cuidad más hermosa que Copenhague, Dinamarca. Tenia esencia de antaño, sin embargo se mantenía moderna, y capaz de hacerle frente a países modernizados de rascacielos y edificios tan grandes que, el suelo no alcanzaba el calor del sol. Los castillos seguían en pie, resguardando gente importante de títulos de nobleza; las hermosas casas y edificios coloridos eran moradas de distintos habitantes daneses. Parques y plazas, guardaban recelosos los secretos de tiempos pasados, y eran participes de la acción del tiempo y del hombre; daban un aire pintoresco y feliz a la ciudad.

No había mejor cosa que compartir un helado con un amigo, deleitándose con un atardecer al ritmo del agua en las balsas, y el delicioso sabor del dulce. Tampoco había nada que se le comparara a escuchar a los músicos callejeros que hacían vibrar multitudes, ni mucho menos a una taza de café en la mañana mientras la niebla se disipaba, o tal vez nada mejor que observar las estrellas imperecederas en los tejados, esperando los susurros de los cuerpos celestes, y algún consejo de la luna.

No había cuidad en el mundo, mas mágica que la hermosa Copenhague. Pequeña y silenciosa, pero consejera de íntimos sueños, y deseos.

Una suave melodía se mezclo con el silencio de la ciudad, el murmuro del viento, y los susurros del agua. Era dulce, y cálida; hacia recordar aquellos sublimes tiempos donde, ni el paso de los días, ni la acción del hombre amenazaban los sueños y los deseos, con la rutina, la monotonía, ni la desesperanza. Aquellos tiempos donde uno era libre de pensar, imaginar, y creer cualquier cosa sin etiquetas de rareza o enfermedad. Aquellos tiempos donde todo era posible mientras tuvieras fe y perseverancia, fuese lo que fuese, pues era tal el poder de semejante deseo, que había posibilidades de que se hiciera realidad en cualquier momento. Aquellos tiempos, donde la imaginación no era la única escapatoria del mundo normal. Aquellos tiempos de antaño que yacían olvidados en la conformidad de repetición, en la insistencia de automatismo, en la monserga del aburrimiento y el hastío, y en el desanimo y la desesperanza de la cotidianeidad.

Maldito sea el día en que el mundo cayó en la inercia de la rutina, y se volvió igual. Todo negro, gris y blanco, sin colores ni matices contrastantes. Un mundo vacio, sin esencia ni alma.

La música cesó. La violinista, dueña de semejante melodía, dejo su instrumento a un lado; con cuidado y con miedo a que se rompiera, y se recostó en el tejado con los ojos posados en el oscuro cielo nocturno bañado de estrellas.

"¿Es triste, no?" Dijo la mujer, a la nada "Tener que recurrir a estos actos para sentirse libre" Ni las estrellas, ni la luna le contestaron, solo siguieron brillando "El único lugar donde me siento libre, es el tejado de una casa que no es mía. Y el único momento, es aquel donde la ciudad está dormida, y no hay nada que se interponga entre ustedes y yo" Los cuerpos celestes no se inmutaron en contestarle "Pero, ¿Por qué? ¿Por qué no puedo sentir libertad a plena luz del día, o en otro tejado?"

"Porque si vas a otro tejado, te corren a patadas" Dijo una voz masculina a sus espaldas. Escuchó algo arrastrándose, el rechinar de un metal, y un bostezo.

La joven violinista se enderezó, se sentó con las rodillas juntas pegadas al pecho, y recargó su mentón en ellas, mientras abrazaba sus piernas. El desconocido se sentó al lado de ella, estirando las piernas, y posando sus brazos atrás de él, recargándose en ellos para obtener una cómoda posición.

El recién llegado tenía el cabello negro y despeinado, aplastado y con formas extrañas. Su piel era morena y suave, y estaba vestido con unos pantalones flojos de caricaturas famosas, una simple playera blanca y una chaqueta de cuero negro.

"¿Te desperté?" Preguntó la joven al ver la cara del moreno. Él solo asintió y volvió a bostezar, mientras recogía sus piernas y las cruzaba. Otra vez escuchó algo arrastrase. La violinista busco aquello que se arrastraba, y se encontró nada más que, con unas estupendas pantuflas de pies de trol en los pies de su amigo.

"Están geniales ¿verdad? Mi madre las odio" Preguntó el chico con modorra. Bostezo nuevamente. La joven rió.

"Si, te las robaría si no fueses un psicópata empedernido digno de premios oscares" Dijo con burla. El moreno levanto un puño con letargo, y le propino un suave golpe en el hombro. "Perdón por despertarte... otra vez." Ya iban tres veces en la semana que el pobre chico tenía que subir al tejado para correr a la violinista, sin embargo, nunca la echaba, pues sabía que su tejado, era el único lugar donde, aparte de que no la correrían, se sentiría en confianza para sacar todos sus sentimientos con su música. Era su mejor amiga, y no podía correrla cuando tal vez, fuese su única salvación en este mundo de "almas en pena", que era como ella le llamaba.

"No hay problema. Sabes que mis padres tienen el sueño muy pesado, pero si no fuese así, igual no pasaría nada. Te consideran como otra hija mas"

La joven sonrió ampliamente y suspiro. Nadie de los dos volvió a hablar en unos minutos, solo disfrutaron de la noche y de la compañía.

"Me tengo que ir" Dijo el moreno rompiendo el cómodo silencio, y levantándose. Se sacudió el pantalón de su pijama, y le dirigió una sonrisa a su amiga "Buena Noches" Dijo, para caminar hacia la puerta, y acto seguido se escucho el rechinido de un metal. Era la puerta cerrándose.

La violinista quedo nuevamente sola. Se recostó totalmente, sintiendo el frio escaldar sus huesos, pero sin importarle. Llevaba unos minutos pensando, cuando algo en su mente la perturbo. No sabía que era, tampoco en donde, ni cuándo; no sabía nada, solo era una vaga sensación de peligro.

Un ruido extraño le hizo saltar. Se levanto bruscamente y miro el suelo. Negro, todo estaba inmutable. Empezó a escrutar la oscuridad; en todas las casas, calles, y callejones que le era posible divisar desde el tejado. No veía nada.

Después de unos segundos en una búsqueda infructífera, se relajo un poco, pero otro ruido la exalto nuevamente. Se puso en posición de guardia, volteando hacia la dirección proveniente del ruido, pero se congelo.

Un esplendor verde fulguraba en un callejón cercano, justo al lado de un pub llamado "Cabeza de Puerco", que estaba a no más de treinta metros de distancia de la casa de su mejor amigo, en la misma calle.

Esta vez, la violinista fue más inteligente, y se escondió detrás de la chimenea exterior, y solo miro.

La luz verde desapareció, pero en su lugar se escucharon pasos. Cada pisada era un palpitar en el corazón lleno de adrenalina de la joven artista, que observaba detenidamente aquel callejón, buscando que saliera de ahí lo que sea que fuese.

Una sombra negra cruzó la esquina del pub y el callejón, y siguió su camino por toda la calle en dirección a la casa de su amigo. El corazón le desbocaba como loco, y la adrenalina era tan espesa que la podía sentir correr por sus venas lenta y tortuosamente. La sombra se acercaba, y la curiosidad de la joven crecía.

Otras pisadas llamaron su atención. Del lado contrario de la calle caminaba otra persona; era un hombre con un portafolio. Pronto, esas dos personas cruzarían sus caminos, y aunque pareciese muy normal, algo le dijo a la violinista que ni siquiera pensará en parpadear.

La sombra que había salido del callejón se dejó ver, pasando debajo de un farol. La violinista quedo estupefacta. Era el ser más hermoso, macabro y misterioso que había visto en su vida. Era muy alto y delgado, tenia largo cabello lacio peinado hacia atrás, y vestía un traje ridículamente elegante, y por obvias razones, costoso. Caminaba con gracia y majestuosidad, apoyado en un cayado con una gran esfera resplandeciente color azul en el mango; y sus zapatos estaban perfectamente lustrados. No pudo ver su cara, ni sus facciones, ni sus ojos; pero supo por el aura que lo rodeaba, que no era normal.

Al otro lado de la calle, pudo divisar al hombre del portafolio igualmente. Era de cabello rubio y rizado, era algo robusto, y vestía una camisa blanca, una corbata, y unos pantalones negros. En su mano derecha cargaba el portafolios, y en el brazo izquierdo tenia colgando su saco. Parecía que recién llegaba del trabajo, pues se le veía cansado y caminaba con torpeza dando traspiés.

Ambos se cruzaron justo en frente de ella, y todo paso normal. De repente, el tipo misterioso que había salido del callejón se volteo bruscamente, y en un abrir y cerrar de ojos su bastón se había convertido en un ostentoso báculo terminando en dos puntas, una más pequeña que la otra y ambas apuntando a los lados opuestos. Agarrado por las puntas del báculo, estaba la esfera resplandeciente color azul, más grande y más hermosa.

El sujeto del báculo llamó al otro con voz escalofriante. El hombre del portafolio volteo amablemente y le empezó a cuestionar acerca de cómo iba su noche. El hombre del báculo se acerco hasta estar frente a él. El rubio le sonrió ampliamente, pero se borro con rapidez. El hombre colocó la punta grande de su báculo en el pecho del otro, y la esfera azul brilló aún más. La violinista pudo ver los ojos del señor del portafolio opacarse, y el alma le cayó a los pies.

Después de eso, el señor rubio del portafolio siguió su camino, pero ahora como un muñeco de trapo, siendo manipulado por algo que no veía ni conocía. Ahora el hombre pálido del báculo estaba solo en la calle, mientras la joven lo miraba atentamente. No sabía que sentir ni pensar. Era asquerosamente apuesto, elegante, y con clase, aunque al mismo tiempo inspirara miedo, desconfianza y peligro. Era misterioso, muy misterioso.

La mirada de aquel ser se poso en la chimenea exterior, justo en donde la violinista espiaba, la cual, al casi chocar con la mirada de aquel hombre, se encrespo, se volvió rápidamente y se recargo en el tabique, temblando.

Se quedó unos minutos así, y cuando al fin decidió voltear, diviso al hombre ya muy lejos, con el bastón de antes en sus manos, en vez del báculo afilado. Esperó que el hombre desapareciera completamente de su vista y se levanto, se sacudió, y por increíble que pareciese, se limpio el sudor frío que emanaba de su frente y de las palmas de sus manos.

Adquirió su postura tranquila de hace minutos, pero la sangre le congeló cuando vio que su violín había desaparecido.


I'M BACK, MADAFAKARS! Si, después de meses de no escribir nada :'3 "Thor: The Dark World" me ha inspirado nuevamente, y tengo actualizaciones de TODOS mis fics, y así podre subirlos todos :'3 (La verdad no lo subía porque me daba flojera LOOOL) jaja

¡Y ESO ES TODOO! ¿Que les pareció? ¿Dudas, quejas, sugerencias, comentarios, análisis, ideas, invitaciones, felicitaciones, cebollas, papas, zanahorias? Jaja c: Con esto me refiero a que COMENTEN todo lo que PIENSAN del capítulo, sea malo o bueno, lo aceptaré gratamente :'3 No me ofendo si me hacen correcciones, de hecho, me alegró, pues así puedo mejorar :D

AHmm, COMENTEN! Enserio, y no solo un "Waa, me encantó, siguele" Porque lo escribí para ustedes, y quiero saber su opinión, fuera de que quieran que le siga al fic xD

La canción que toca la violinista, pueden escucharla en Youtube. Se llama "A Window to the Past" y es del Soundtrack de "Harry Potter: El Prisionero de Azkaban" :3 Esta hermosa, y traté de explicar todo lo que la canción me hace sentir. Espero ustedes sientan lo mismo :'3

Pásense por mi cuenta y revisen todo lo nuevo que he subido (Pueden contactarme por facebook, twitter, youtube, etc.. si miran mi perfil de PF :D) Por cierto, esta HISTORIA también esta publicada en , si lo ven en otra pagina es PLAGIO D:

- VOTACIÓN -

Aún no se como nombrar a la OC (Protagonista), así que quiero que ustedes como lectores, VOTEN :3

a) Victoria Poulsen

b) Berenice Haugaard

Listo, esto es todo! Sean felices :'3

¡Nos leemos pronto! ¡CHAU! Besitos :*