Sé que se preguntarán qué hago pro aquí, pues bueno, esto es un regalo para aquellos que han sido pacientes. Sé que no quieren una nueva sino que termine las otras pero bueno, me es difícil. Pero esta ya está terminada, con todas las letras. Lo prometo. Quizá actualice a diario, si me dejan comentarios jeje :D
Gracias, dejen review.
Prólogo
-¡Fiesta esta noche! –gritó Emmett en los vestidores de hombres una tarde después de un duro entrenamiento. –Y como es obvio, el loquero y el monje se dormirán temprano.
Soltó una sonora carcajada mientras Edward rodaba los ojos. Jasper sonrió y le dio una palmada en el hombro a Edward.
-¿Qué hay de malo con tener una pareja estable Emmett? –dijo Edward sonriendo. –Además, puedo ir, simplemente que no tendré compañeras.
-Muy bien, entonces hónrenos con su presencia soldado Cullen, -contestó Emmett sonriente. -¿Qué hay de ti loquero? ¿Vas?
-No, tengo que hablar con Alice esta noche. Dice que el bebe escucha mi voz y me pondrá en altavoz.
Edward hizo una mueca al pensar en que esta noche no se despediría de Bella como lo hacía todas las noches, pero lo haría al día siguiente. Ella entendería, siempre lo hacía.
Pasó una noche excelente entre amigos y compañeros, tomando no en exceso y riéndose de aquellos que sí lo hacían. Su corazón se sentía oprimido, como un presentimiento extraño. En un momento de la noche se sintió incómodo y pensó que les arruinaría la fiesta a todos, así que se fue. Pensó en llamar a Bella, pero era muy tarde, estaría dormida.
Se quedó dormido pensando en ella, como era obvio. Tuvo sueños inquietos que no lo dejaban descansar. Como todos los días se levantó temprano, se vistió y salió al campo de entrenamiento. Había hecho esto durante casi dos años, ya le faltaba poco para conseguir su salida.
Esa opresión en el pecho continuó, pero no dejó que entorpeciera su trabajo, como siempre terminó antes que todos. Emmett no era soldado, sino mayor, por lo que no hacía entrenamiento. Jasper era el psicólogo de ahí y tampoco entrenaba con él. Pero eran muy unidos, no se conocían solo en el campo sino de toda la vida. Jasper era su cuñado y Emmett su hermano.
Suspiró cuando el día acabó, se dirigía a su consulta diaria con el psicólogo. Jasper dejaba de ser Jasper cuando entraba en la sala, se convertía en el serio Dr. Whitlock. Eso le daba risa a Edward, pero Jasper se tomaba muy en serio su trabajo. Le contaría sobre su presentimiento y él le daría una explicación o una solución.
Cuando entró no había nadie, frunció el ceño y fue con la recepcionista. Ella le dijo que el doctor no estaba, se había ido desde la mañana. Edward sintió que le oprimían un poco el pecho, pero aun así sonrió y se fue. Iba camino a su cabaña cuando un soldado lo alcanzó.
-El mayor Cullen y el Dr. Carlisle lo buscan. El jefe lo mandó llamar.
-Gracias Mike, iré en seguida. –Hicieron un saludo militar y se dirigió a la oficina.
Cuando llegó vio a todos serios, pero era obvio, estaban en la oficina de el mero, mero como lo llamaban.
-¿Qué hay doctor, mayor, jefe? –dijo sonriendo y saludándolos con la mano.
-Soldado Cullen, siéntese por favor, -Edward obedeció y miró a Emmett quien esquivaba su mirada. Frunció el ceño pero no quitó la sonrisa.
-¿Sucede algo?
-Bueno, hemos decidido que necesita irse a casa.
-¿Alguna razón en especial? Si Jasper dijo algo de verdad desearía que me hicieran otro examen. Llevo aquí casi dos años.
-No es eso Edward, el Dr. Whitlock no dijo absolutamente nada de usted.
-¿Entonces? ¿Dónde está Jasper? Hoy tenía consulta con él pero no estaba.
-El Dr. Whitlock tuvo problemas familiares, -dijo el jefe.
-¿Cómo? ¿Le sucedió algo a Alice? –dijo poniéndose de pie. -¿Está bien el bebé?
-No pasa nada con la señora Alice, pero Jasper tuvo que marcharse.
-Entonces dígame qué pasa. ¿Por qué están tan serios? ¿Por qué tengo que ir a casa? Solo me faltan un par de meses…
-Edward, de verdad creo que DEBES ir, -dijo Emmett. Edward nunca lo había visto tan serio. Parecía preocupado y a la vez asustado.
-¿Qué sucede? ¿Tengo algo o….? –entonces fue como si le dieran una bofetada o un golpe en el estómago. –Bella. ¿Le pasó algo? –gritó más que preguntó. Miró a los tres hombres y ninguno dijo nada. No lo veían a la cara. -¡¿Qué sucede?! ¡Hablen!
-Edward, -lo reprendió Carlisle.
-Papá, ¿Qué pasó? ¿Dónde está Bella? Ella no está…no puede… -abrió los ojos con horror y tomó a Emmett por el cuello de su camisa. -¡Tu sabes dónde está, dímelo! –Emmett no lo miraba. Carlisle lo tomó y él luchó. No quería saber si ella había…muerto. No podría soportarlo jamás.
Entonces recordó el presentimiento y también el hecho de que no había hablado con ella la noche anterior por andar en una fiesta. Se quedó quieto y miró al jefe.
-¿Ella está…?
-No Edward, Bella no está muerta. –Pudo suspirar tranquilo. Soltó el aire de golpe.
-¿Entonces qué pasó? –Carlisle lo soltó.
-Tienes que ser fuerte hijo.
-Soldado Cullen, su esposa fue secuestrada esta mañana. Charlie Swan activó la alarma en todo Chicago, la han estado buscando todo el día. La señora Alice estaba ahí cuando sucedió, se encontraban en una tienda cuando un carro se acercó y tomaron a Isabella. Alice corrió a avisar a la policía pero no pudo decir nada, lo que querían era que se calmara por el bien del bebé. Le hablaron a Jasper y él se fue, pero después dijo lo que pasó y el jefe Swan movilizó a todo el mundo. Te necesitan allá, y tú necesitas estar allá.
-¿Cuándo parto?
-Ahora mismo.
