Hello, Everybody!!!! ¿Qué tal? Aquí ando con un fic nuevo. Este fic se me ocurrió al pensar cómo hubiera sido una infancia decente para Harry. El pobre, con todo lo que le hacen pasar. O_o Lo tengo acabado. Y no es especialmente largo. Pero espero que me dejen algún review. Así sé que les gusta y lo sigo subiendo. ^_^
Nota: en esta historia Sirius es libre desde el principio. Y Peter Pettigrew está desaparecido.
Disclaimer: los personajes y el mundo de Harry Potter le pertenecen a Rowling.
*^*^*
Capítulo1º: No hay nadie
En una noche cerrada, donde las nubes tapaban a la luna. Dos personas, una con una capa con capucha de color verde oscuro, y otra con una de color lila andaban por un camino desierto. Iban en silencio y con paso decidido. El camino por el que transitaban estaba lleno de piedras y de maleza. Pero a pesar de ello, esas dos personas sabían perfectamente hacia donde se dirigían. Después de media hora de caminata se detuvieron ante una gran verja de hierro, flanqueada por dos columnas con estatuas de perros de piedra. La persona de la capa verde oscuro tiro de una cadena y en ese momento sonaron unas campanas en el lugar. Aguardaron a que les abrieran las puertas.
-¿Usted cree que aceptará?
-No lo dude. Estoy completamente seguro.
-No dudo de su palabra. Pero en estos cinco años no se ha relacionado con nadie. Se ha quedado recluido en su casa negando cualquier visita. Incluso la mía. Todo porque aún se culpa de aquello...
Después de un rato en silencio, las verjas se abrieron lentamente. Las dos personas empezaron a subir por unas escaleras que se elevaban por una colina. Las escaleras estaban rodeadas de arboles y arbustos, que les daban un aspecto más desolador. Cuando llegaron a la cima, ante sus ojos apareció una gran casa de tres pisos que tenía el aspecto de abandonada. Desde el final de las escaleras hasta la puerta, que se encontraba abierta, había un pequeño camino lleno de maleza. Las dos personas siguieron su camino hasta la entrada. El pequeño camino pasaba sobre un pequeño estanque que se encontraba completamente seco.
-Madre mía...
-¿Qué le ocurre?
-No parece el mismo lugar al que yo solía venir hace cinco años.
Llegaron a la puerta de entrada, y al ver que no eran recibidos por nadie, entraron sin más. El espectáculo de dentro no era mejor que el de afuera. La casa estaba a oscuras completamente, como si no hubiera nadie. Los muebles, el suelo y las vidrieras de algunas vitrinas estaban llenas de polvo. Lo único que parecía normal eran las fotos. Todas estaban cuidadas y depositadas en una misma mesa central.
La persona que llevaba la capa verde oscura se quitó la capucha. Dejando ver a un hombre joven, de pelo castaño veteado de gris. Y con unos hermosos ojos dorados. Se acercó lentamente a la mesa donde estaban todas las fotos. Tomó una y la miró. Dejó escapar un leve suspiro y sonrió.
-¿Le ocurre algo, señor Lupin?
-No es nada, profesor Dumbledore. Solo miraba esta foto. Es del primer cumpleaños de Harry.
El mencionado profesor Dumbledore se acercó a donde estaba el joven. Dumbledore era un anciano alto y delgado, con una larga barba y melena. Tenía una nariz muy larga y torcida. Sus ojos eran azules claros, ocultos tras unas gafas de media luna. Miró sobre el hombro del muchacho y vio una fotografía que era entrañable. En ella se podían ver tres hombres, uno moreno y alto, en medio otro de pelo rebuelto y negro azabache, entre sus brazos llevaba un bebé que sonreía alegremente; y al otro lado del hombre, estaba el joven que contemplaba la fotografía.
-Parece que fue ayer -dijo Lupin después de contemplar la foto durante unos instantes.
-Sí. Pero no fue ayer -dijo Dumbledore tranquilamente. Se giró y miró a una puerta que estaba abierta, dando a una habitación completamente oscura. -Hola, señor Black.
Lupin leventó rápidamente la mirada hacia donde había mirado Dumbledore. No había nadie. Pero se sobresaltó cuando de la oscuridad salió la figura de un hombre alto. Tenía el pelo negro azulado y largo hasta media espalda. Sus ojos y su cara tenían una expresión de suma tristeza.
-¡Sirius! -esclamó Lupin.
-Ah... Hola, Remus. Hola, profesor Dumbledore. ¿Qué querían?
-Hemos venido a ofrecerte un trato -le dijo Dumbledore tranquilamente.
-No me interesa -contestó inmediatamente Sirius mientras que se giraba.
-Y si se trata sobre el pequeño Harry.
Sirius se detuvo de repente y se volvió hacia Dumbledore.
-Le escucho...
-¡Despierta! ¡Arriba!
Harry abrió rápidamente los ojos. Los golpes que daba su tía Petunia contra la puerta de su alacena despertarían a cualquiera.
-¿Qué pasa? -preguntó Harry adormilado.
-Ya es de día. Venga. Ponte a fregar el suelo.
Harry buscó sus gafas y sus tenis. Se los colocó y salió.
-El cubo y la fregona están en el armario de siempre. Vamos, date prisa.
Harry gruñó para sí, porque sabía que si lo hacía para afuera se ganaba una buena reprimenda. Fue hacia el cuarto, cogió el cubo, lo llenó de agua y comenzó a limpiar la casa. Harry a sus 6 años ya hacía casi todas las labores del hogar (exceptuando cocinar, planchar y coser). Harry tenía el pelo de un color negro azabache y siempre despeinado, pero no porque él quisiera, sino que no se dejaba peinar. Sus ojos eran verdes brillantes. Y siempre llevaba gafas redondas. En su frente tenía una cicatriz en forma de rayo. Harry era el más bajito de su clase, pero también el más veloz de todos. Por lo que si alguien le perseguía escapaba fácilmente.
Después de llevarse un rato limpiando, su tía lo llamó para que fuera a la mesa. Cuando llegó a la cocina, su tío Vernon y su primo Dudley, de la misma edad que él, estaban sentados a la mesa desayunando.
-¿Es que no conoces lo que es un peine? -le gruñó su tio.
Harry entornó los ojos y se sentó a la mesa.
-¿Has limpiado todo el salón? -le preguntó su tia de mala gana.
-Sí, tia Petunia -respondió el pequeño Harry.
Su tia Petunia, antes de darle las gracias, siguió con lo suyo. Harry cogió una tostada y se echó un poco de zumo. En ese momento se dio cuenta de como su primo devoraba su desayuno.
-Mi querido Dudley necesita comer bien -dijo tía Petunia mientras le servía más salchichas a su hijo.
Harry pensó que su primo parecía una trituradora en vez de una persona normal.
-Petunia, debemos hacer algo con éste -dijo Vernon de repente mientras señalaba con la cabeza a Harry. -Tiene el pelo que da pena verlo.
-Ya lo sé. Pero cada vez que lo mando a la peluquería vuelve como si no hubiera ido y se gasta el dinero por ahí.
Harry se mordió la lengua. Por supuesto que él iba a la peluquería. Pero lo que pasaba es que cada vez que volvía de ella tenía el pelo como antes. A pesar de todo, era mejor no protestar. A no ser que le castigasen de nuevo.
Después de desayunar, tía Petunia mandó a su hijo y a Harry a que fueran a la escuela. Le dio a Dudley una mochila para el almuerzo que estaba muy llena, mientras que a Harry le dio solo una manzana. Los dos primos salieron de la casa y se fueron en dirección hacia la escuela. Cuando se hubieron alejado suficiente de la casa, Dudley se encaró con Harry...
-¡Vamos! ¡Date prisa!
-¿Qué?
-¡Que me des tus deberes!
-¡No! ¡Haberlos echo! -protestó Harry. Lo que fue una equivocación.
Dudley se abalanzó hacia él, Harry se giró para echar a correr, pero para su desgracia, su primo lo agarró de su mochila y tiró de él, arrebatándosela. Harry miraba como su primo comenzó a tirar todos sus libros y cuadernos al suelo. Cogió varios cuadernos y arrancó algunas páginas.
-¡Ya son míos! -dijo Dudley guardándose las hojas que había arrancado. En ese momento apareció su amigo Piers Polkiss. -Hola Piers.
-Hola, Dudley. ¿Ya estás molestando a éste? -preguntó Piers mirando a Harry que estaba recogiendo sus libros y sus cuadernos.
-Ja ja ja ja... Sólo le he quitado los deberes. Tiene suerte de que haya acabado de comer y no tenga ganas de moverme.
"Tú nunca tienes ganas de moverte" -pensó Harry.
-Vámonos, Dudley.
Piers y Dudley se alejaron. Harry siguió recogiendo sus cosas. En realidad no tenía ganas de ir con ellos a la escuela. Asi que no le molestó de que se fueran sin él. Lo más sorprendente, es que Harry recogía sus libros con una sonrisa traviesa. Se puso de pie y se llevó la maleta a la espalda. De su bolsillo sacó unas hojas escritas con los deberes.
-Verás la sorpresa que te llevarás cuando veas que esos deberes están mal -dijo Harry para sí mismo con una sonrisa pícara.
Harry llegó a su clase y cuando entró se dio cuenta que el pesado de su primo aún no había llegado.
"Debe de estar molestando a alguien" -pensó.
-Buenos días, Harry -le saludó un chico de su clase.
-Buenos días, Tony -dijo Harry mientras que se acercaba al chico.
-¿Qué tal?
-Muy bien.
-¿Y tu primo? -preguntó el niño un poco asustado.
-Debe de estar por ahí molestando a alguien.
-Ah, vale -respondió el niño más aliviado.
-Esto... Mejor que no me hables. A mi primo no le haría mucha gracia que yo tuviera amigos -le dijo Harry triste.
-Bueno -contestó Tony mientras que se iba a hablar con otros niños.
Harry se sentó en su sitio que era al lado de la ventana. Se quedó allí quieto esperando a que empezase las clases. Nadie se le acercaba a él, porque todos habían sido amenazados por Dudley. Harry no tenía amigos por culpa del bruto de su primo. Pegaba a todos los que se acercaban a Harry.
-¡Vamos niños, sentáos! -dijo la profesora Sanders mientras entraba a la clase.
Todos los se sentaron, incluso Dudley que acababa de llegar.
-Bien, a primera hora tenemos matemáticas. ¿Quién de vosotros quiere salir voluntariamente a hacer las sumas que mandé ayer? -preguntó la profesora mientras miraba a la clase.
-Yo, Esmeralda -dijo dudley mientras se ponía de pie.
-Por favor, Dudley, profesora Sanders -dijo la profesora irritada.
Harry contuvo la risa. Él sabía porqué Dudley llamaba a la profesora Sanders Esmeralda. Lo había visto ensayar delante de un espejo como actuar ante la profesora. A Dudley le gustaba su profesora.
Dudley se dirigió a la pizarra con paso decidido y comenzó a hacer las multiplicaciones. Todos se quedaron perplejos al ver sus resultados. 14 + 7 = 19; 26 + 5 = 35 ... y así seguían.
-Perdona, Dudley -le interrumpió la profesora.
-¿Sí, querida Esmeralda? -dijo Dudley cariñosamente. Harry desde su sitio se estaba partiendo de la risa.
-Está mal.
-¿Mal? -dijo sorprendido Dudley.
-Sí, asi es. Siéntate. Le diré a otro que salga. A ver... -dijo la profesora mientras miraba la lista de la clase. -Potter, Harry.
Harry se levantó y cogió las hojas que tenía en el bolsillo. Dudley lo miró desde su asiento con cara de pocos amigos. Éste pensaba que él también los tendría mal y que también haría el ridículo. Pero estaba muy equivocado.
Harry comenzó a escribir las respuestas correctamente: 14 + 7 = 21; 26 + 5 = 31...
-Muy bien, Harry. Puedes sentarte.
Dudley estaba furioso.
¡DI~~~~NG! ¡DO~~~~NG! ¡DA~~~~NG!
-Ya podéis salir al recreo -dijo la profesora Sanders.
Harry cogió la manzana que le había dado su tía Petunia y salió con los demás niños. En el patio se sentó en un banco solo. Empezó a comer su pobre desayuno cuando sintió que alguien le ponía una mano en el hombro. Miró sobre su hombro y vio a su primo Dudley y a su banda con cara de muy pocos amigos.
-Hola, Dudley -le saludó Harry con cara de niño bueno.
-No te hagas el tonto, primito -le gruñó Dudley mientras que lo cogía por el cuello de la camisa y se lo acercaba a la cara.
-No sé de qué me hablas -le dijo Harry.
-Dejaste que me llevara las respuestas falsas mientras que tú te quedabas con las correctas.
-Si tuvieras algo dentro de esa cabeza te habrías dado cuenta -le contestó Harry enfadado.
Dudley tardó unos minutos en entender lo que su primo quiso decir. Cuando por fin lo hubo captado se lo llevo a un rincón apartado.
-¡Ahora verás! -le gritó su primo. Lo lanzó contra una pared y se preparó para pegarle. Pero Harry no se iba a dejar dar. Cuando su primo iba a golpearle se agachó, haciendo que éste se golpeara el puño contra la pared, y salió corriendo. Dudley y su banda le siguió. Por suerte, Harry era rápido y se alejaba de ellos fácilmente. Podría haber salido airoso de esa, pero para su desgracia, ocurrió algo que no esperaba. Cuando creía que por fin se había librado de ellos. Se encontró delante de unos cubos de basura. Harry pensó que solo tenía que saltarlos, pero cuando lo hizo, ocurrió algo sorprendente... Harry cerró los ojos, cogió impulso y saltó. Cuando sintió que sus pies tocaban una superficie firme los abrió. A Harry le entró algo cuando vio que estaba sobre el tejado de la escuela.
Cuando Harry consiguió bajar se lo llevaron al despacho de la directora Bullcow (NdH: ¬_¬ me faltan ideas ¿qué pasa?). La directora había llamado a los Dursley para quejarse de Harry. Cuando Vernon y Petunia salieron del despacho estaban muy enfadados. Harry temía ir a casa. Pero no tenía a ningún sitio al que ir.
-¡Escalando por los tejados! ¡¿Cómo se te ocurre montar ese escándalo?! ¡¿Eh?! ¡Después de todo lo que hacemos por ti! -le gritó Vernon cuando llegaron a casa. Harry miraba al suelo mientras que contenía sus ganas de responder. -¡Ya estamos hartos de ti, mocoso! ¡¿Quién te crees que eres?!
El pequeño Harry no podía más.
-¡No fue culpa mía! ¡Fue un accidente! ¡Dursley me estaba persiguiendo y cuando salté los cubos de basura me encontré en el tejado! ¡Yo no quería!
-¡No digas estupideces, niñato! -gritó Vernon al que le temblaban los puños. -¡No eres más que un estúpido!
-¡No soy un estúpido!
¡PLAF!
Harry cayo al suelo. Le dolía la cabeza entera. Pero sobre todo la mejilla izquierda.
-¡Vete a tu alacena! ¡Hoy no cenarás!
Harry se fue a su alacena. Tiró su mochila a un rincón y se echó en su colchón. Cogió la almohada y metió la cabeza bajo ella. Empezó a llorar desesperadamente durante un buen rato...
Después de estar llorando durante un buen rato. Ya no le quedaban apenas lágrimas. Medio dormido, Harry empezó a pensar...
"¿Por qué? ¿Por qué tengo que vivir con ellos? ¿Es que no tengo a nadie más? ¿Habrá alguien que me eche de menos, esté donde esté? ¿Alguien está preocupado por mí? ¿Alguien llorará por mí?"
Por la mejilla de Harry corrió una pequeña lágrima. Harry se quedó dormido pensado: "No hay nadie".
Continuará...
*^*^*
¿Qué tal? Mis sis dicen que es algo triste. O_o ¿Tanto? No creo XD Argh! Flojeo. Hikaru, descansa... Ú_Ù
Dejenme review ¿si? Me harían muy happy ^_^
Por cierto, gracias a Sorita y a Neko. Que tienen paciencia conmigo, que le dieron el visto bueno y que Sorita siempre me sube los capítulos de mis fics a html. ;____; ¡¡GRACIAS!!
¡¡SAYOONARA EVERYBODY!!
