La niña nunca sonreía, jamás lo hacía.
Era dura, no era frágil a pesar de la edad que tenia.
Le habían arrebatado todo lo que tenía en su vida, su familia, hasta su nombre.
Aquella paz que conocía, que alguna vez tuvo, parecía inventada, como si nunca lo hubiese vivido.
Pero lo cierto es que aquella niña ya no era una niña, era casi una mujer.
Detrás de ese aspecto fiero, de esos ojos hostiles, se podía notar algo de inocencia… muy muy en el fondo de su alma.
Ya no tenía edad, ya no tenía nombre, y quizás hasta no tuviese alma.
Pero alguna vez fue alguien :una loba.
Fue Arya Stark.
