TURCAS DEL PASADO


CAPITULO UNO

Decepción Y Una Interesante Oferta


Año/ actual - Ubicación/ alguna parte del mundo – Fecha/ Junio 3 - Escenario/dormitorio

El sol ya estaba en algunos puntos altos donde su luz llenaba de vida el cielo y por supuesto las vecindades. Aunque dicha luz no penetraba las cortinas de una cierta habitación a oscuras. Había una lámpara de mesa de color azul colocado en el suelo de la habitación para dar algo de iluminación. Al entorno de la alcoba se distinguían las siguientes cosas, libros, destornilladores, equipos electrónicos, planos arrugados y tirados con mala puntería en la basura; todo esto cubría el suelo en un desorden total. Dicha lámpara iluminaba específicamente una construcción metálica de piernas, manos, cuerpo y ojos en proceso de construcción; se trataba de un pequeño robot incompleto: pero pronto estaría terminado.

El desorden no era el único presente en la alcoba, pues un joven inventor seco el sudor de su frente y aparto los flequillos castaños de sus ojos, luego alcanzó con su delgada y pálida mano al pequeño robot que construía. Cambio unas tenazas por un destornillado y tornillo. Entonces se enfocó en una superficie agujerada en su proyecto. Dicho lugar indicaba que allí iba el tornillo que le faltaba. El muchacho enfoco la lámpara en esa dirección y atornillo finalmente la última pieza. Sus ojos azules brillaron, mientras que una emocionada sonrisa se esbozó en sus labios al retroceder y contemplar bien su trabajo.

Dando un suspiro esperanzado, el chico alcanzó un control remoto que una vez le perteneció a esos carritos de juguete electrónicos. Jugueteo un momento con las palancas antes de alcanzar su electrónico muñeco y ponerlo en "On/ Encendido".

- "Por favor… que funcione" – suplico colocando el androide de pies en el suelo.

Lentamente el adolecente llevo los dedos a las palancas y, en un acto nervioso empujo la pieza hacia delante. Extraños sonidos de tuercas en función provinieron del pequeño robot, pero este no se movía. La frente del joven se arrugó en decepción, pero de nuevo movió la palanca y pronto una de las piernas de la pequeña construcción se movió ligeramente hacia delante. El muchacho levanto la cabeza en impresión; el primer movimiento había funcionado. Una explosión de confianza y emoción lleno la boca del estómago del chico. Impaciente toco la segunda palanca para también llevarla al frente: el otro pie se movió hacia delante. Repitió los mismos pasos y pronto el robot comenzó a andar.

- "!Si, si, siii!" – exclamo en emoción – "¡FUNCIONA!" – se puso de rodillas extendiendo las manos hacia arriba en victoria.

Pronto la puerta de la habitación fue abierta, así dejando entrar la luz del pasillo que golpeo contra los ojos cansados del chico.

- "Allen ¿ya estas despierto?" – se presentó el tío del joven, quien era un hombre delgado, de piel caramelo, con poca barba en forma de candado. Su cabello se distinguía canoso más traía puesto unos elegantes lentes que cuidaban sus ojos marrones – "Oh, Allen. Pero mira todo este desorden. ¿Por qué esta todo tan oscuro? ¿Otra vez te quedaste despierto toda la noche?" – demando viendo la parte baja de los ojos del chico de un color casi violeta.

- "¡John mira. Finalmente lo logre!" – desvió el tema Allen y puso a andar su robot.

Su tío observó y se inclinó al nivel del robot.

- "Impresionante. De verdad lo conseguiste"

- "¡Sí! Y todo en una noche" – presumió lo último.

- "Sabes que no debes esforzar mucho tu brazo ni el ojo izquierdo" – regaño.

- "Lo sé. Eres un aguafiestas, ¿lo sabías?" – dicho esto recogió al pequeño robot y lo llevo hasta la cama.

- "Agua fiesta es una palabra muy anticuada para un chico de quince" – comento en tono divertido su tío mientras alcanzaba la lámpara para devolverla a la mesa. – "Yo diría… deprimente o mala onda." – se sentó en la cama al lado a su sobrino, quien le dio una mirada divertida.

- "¿Mala onda?... Eso sí es anticuado"

- "Tal vez para ti" – sonrió dando un pequeño golpe en la frente del chico con los dedos.

Allen se acarició la frente sin apartar la mirada de su tío, quien se levantó y camino hasta la ventana para tomar las cortinas y abrirlas de un golpe; esto ocasiono otro disturbios a los ojos de Allen. Parecía un vampiro huyendo de la luz.

- "Si no trabajaras en la oscuridad eso no te pasaría" – comento viendo la reacción de su sobrino.

John daría un paso pero tropezó con un instrumento metálico del suelo, perdió un momento el balance pero se estabilizo. Allen se encogió de hombros viendo como su tío lanzó una mirada desafiante.

- "Allen"…

- "Lo sé, ordena la habitación" – finalizó el tema de su tío.

John desarrugo la frente, pretendió creer que Allen cumpliría con los deberes de la alcoba. Pero como familiar y único ser que ha cuidado de Allen, sabía que no lo haría hoy… ni mañana y puede que tampoco pasado mañana.

- "Sabes, te di el garaje para que hicieras todo eso allí"

Dicho esto repentinamente el semblante de Allen se convirtió en uno rebelde.

- "Sabes que odio ese lugar. No lo necesitó"

John no protesto, pues Allen tenía motivos serios para odiar el garaje.

- "Como quieras. Pero no olvidaras el pasado… si no lo enfrentas" – exclamo ya en la entrada de la puerta.

Allen no contesto ni dio caso omiso, solo pretendió buscar algún mal defecto de su robot. John suspiro y aferro una mano en el marco de la puerta, la relación que tenía con Allen era muy buena, pero no siempre lograba comprender lo que pasaba por la mente de su sobrino; no después de lo que Allen vivió.

- "El desayuno está listo" – dijo esto último, Allen asintió por lo que sin una respuesta verbal John se retiró.

De vuelta a la soledad de su habitación, Allen se tumba de espaldas contra la cama. Miro el techo por un par de minutos divagando en abrumados recuerdos de su infancia. Con la mano derecha se cubrió el ojo de la misma dirección; habían pasado años, pero aquel dolor que había recibido en su ojo mentalmente aun le dolía, especialmente el brazo derecho, al menos solo el hombro.

Tal vez John tenía razón, debía superar la perdida y seguir hacia delante. Con el estómago rugiendo, Allen se determinó a levantarse, pero antes miro hacia el gavetero al lado de su cama, abrió el compartimiento y allí en el fondo había un marco plateado que lentamente saco. Volteo la pieza y pronto una imagen se visualizó del porta retrato. Una mujer con su esposo e hijo hacían felices en la imagen, acompañados en el fondo por un hermoso paisaje de flores. Ellos eran sus padres; dos seres amados que perdió en aquel catastrófico accidente automovilístico, pero en parte… el perdió mucho más.

No había razón para seguir pensando en ellos. Tenía hambre y debía lavarse la cara. Coloco la foto devuelta en la gaveta y salió a buscar su desayuno.


Hora/ 9:00 a.m – Escenario/ cocina

- "Gracias por la comida" – exclamo luego de comerse la última migaja de pan tostado.

- "De nada" – sonrió su tía Silvia recogiendo el plato para limpiarlo.

Dicha mujer, era hermosamente pálida, de cabello rojizo corto a los hombres, de labios rosados y hermosos ojos verdes.

Su tío John fue el primero en terminar el desayuno, por lo que se encontraba viendo el periódico, además de estar bebiendo una taza de café como era su costumbre. Allen podía ver que algo andaba mal, pues su tío se masajeaba mucho la frente en frustración.

- "¿Qué pasa?" – se atrevió a preguntar.

John bajo el periódico y miro a su esposa, Silvia capto la expresión de su marido y se sentó a su lado. Ambos miraron seriamente a Allen, quien se sintió incomodo con las miradas.

- "¿Ocurre algo malo?"

John suspiro y contesto.

- "La compañía "Berry Camp"… fue comprada por otra empresa" – dicho esto los ojos de Allen incrementaron. – "Pronto todos los empleados serán despedidos, por lo que tendré que buscar un nuevo empleo" – golpeo con los dedos la página de empleos de dicho periódico.

- "¡Pero llevas años trabajando allí!" – se molestó.

- "Eso lo entiendo muy bien, Allen. Pero una compañía diferente accedió a comprarla." – respondió tranquilamente John.

- "¿Y no hay forma en que puedas mantener tu empleo?"

- "Bueno, nuevo jefe implica nuevos empleados" – argumento.

- "¡Pero eres el gerente, no pueden echarte así nada más!" – golpeó la mesa en frustración.

- "¡Allen!" – llamo la atención Silvia. – Tu tío y yo ya lo hemos discutido. No hay nada que podamos hacer al respecto, solo seguir hacia delante.

Dicho esto, Allen retiro las manos de la mesa tumbando su espalda contra la silla perturbado por la noticia.

- "Eso no es todo" – continuo John. – "Si no encuentro empleo en unas semanas, tendré que buscar fondos para pagar las necesidades de la casa"

- "Sería muy arriesgado pedir préstamos al banco" – anticipo Allen. – "No es bueno dañar el crédito"

- "Si, también pensamos en eso" – miro a su esposa en referencia a esa discusión – "Es por eso que queremos decirte algo importante".

Allen se irguió con el semblante serio y los puños bien cerrados para lidiar con la próxima noticia. John abrió sus labios, pero de inmediato los cerro y derivo la mirada, ¿Cómo podría decirle a su sobrino lo próximo sin lastimarlo? Silvia coloco su mano encima de la de su marido, ella dio una cálida sonrisa de apoyo en señal de que continuaría el tema por él.

- "Tendremos que usar los fondos de tu universidad" – dio una triste mirada al decirlo.

Allen enseguida se levantó de la silla que dio un rasposo estruendo, con los ojos bien abiertos al igual que la boca no podía crees lo había escuchado. ¿Sus fondos?, los fondos que sus padre le habían dado, serían utilizados para otro propósito. El joven protestaría pero vio las manos de sus tíos sobre la mesa agarradas una de la otra; ambos estaban temblando, temerarios a su reacción, temerarios a que él los maldijera y ódiese por usar los fondos que sus padres le dejaron. Allen no podía ignorar el hecho de que con los años la economía empeoraba, haciendo la supervivencia más difícil, sobre todo hacer que los humanos tomen decisiones dolorosas. Sus tíos habían hecho mucho por él, especialmente salvarle la vida ocasionada veces. Con eso en mente, Allen se regresó a la silla con la mirada bajá, así tomando la decisión más dura.

- "Está bien" – respondió, causando una reacción inmediata de sorpresa en sus tíos. – "Si es necesario… utilicen los fondos"

- "Allen" – murmuro su tío sin saber que expresión tomar, una feliz o triste.

- "Los apoyare en lo que pueda" – forzó una sonrisa Allen.

- "¡Prometemos que te lo devolveremos!" – dijo su tía dejando escapar una sonrisa en alivio tras alcanzar las manos de Allen sobre la mesa.

Allen negó con una sonrisa.

- "No es necesario"


Hora/ 7:29 a.m – Fecha/ Junio 8

Como se había predicho, John fue despedido con los demás empleados, con ello las semanas volaron y de entrevistas a entrevistas, John nunca fue reclutado. El desespero flotaba por la casa y ya barias discusiones se llevaron entre John y su esposa. Después de eso, Allen se la pasaba toda la mañana en su habitación, recostada en su cama, mirando el techo mientras las horas pasaban.

Los fondos aun no eran tocados por sus tíos, ¿pero quién sabe cuándo lo harían? Si él pudiera ayudar por su propia cuanta lo haría, pero debido a su edad no sería aceptado en el trabajo por ley. Sus tíos estaban desesperados y él frustrado. Ese día, Allen decidió salió de la habitación, pues tendía a divagar por la casa solo cuando sus tíos lo llamaba; por extraño que fuera, Allen se había confinado así mismo en su alcoba años atrás.

Fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua, se acercó a la mesa y de reojo vio el periódico del día anterior sobre ella. No tenía nada que hacer, por lo que se sentó, abrió el periódico para comenzar a husmear la lectura. Estuvo así un rato hasta que de página a página se encontró con algo interesante. Era un boletín, que daba la bienvenida a una nueva atracción familiar que sería abierto el próximo mes.

- "¿Freddy Fazbear's Pizza? Donde la diversión de los niños es la prioridad" – leyó para sí mismo intrigado. Una mueca burlona se cruzó en su labio viendo aquellos dibujos animados que representaban tal local. Un oso sonriente con sombrero de copa, con corbata roja de lazo y un micrófono en manos, este era acompañado lado a lado por otros personajes de miradas simpáticas. Era un espectáculo de animales

- "¿Algo bueno?" – se presentó su tío en la cocina, en referencia de si había algo interesante en el periódico.

Allen devolvió el papeleo sobre la mesa y respondió

- "No, nada hasta el momento".

John dio una pensativa mirada pero prosiguió hasta la cafetera en la que con una tasa roja sirvió su café negro. Luego de esto salió por el pasillo y regreso poco después con el periódico del día que siempre es dejado lado a la puerta. Se sentó en la mesa y comenzó a leer en busca de empleos.

- "Buenos días" – entró Silvia en una elegante bata fucha de ceda de dos piezas. – "Que milagro verte tan temprano" – comento maravillada al pasar lado a su sobrino y darle un animado beso en la cabeza.

- "Tenía sed" – alzo el vaso en referencia del agua mientras sus mejillas pigmentaban de rosa por el beso confortable.

Ella solo dio un reojo pero de inmediato se devolvió a lo suyo.

- "¿Quieres desayunar?" – pregunto ojeando la alacena.

- "Claro"

Luego de unos minutos, todos se en contrataron desayunando, pero extrañamente John apenas tocaba su plato: solo estaba enfocado en encontrar un trabajo en el nuevo periódico. Silvia, a pesar de que detestaba que su marido leyera el periódico sobre la mesa no protesto esta vez. Debido a las discusiones que días atrás tuvieron los convirtió en un matrimonió distante. Allen, era listo como para saber que ambos necesitaban su espacio en el momento, pero también le era estúpido que se pelearan por cosas que a veces se salían de tema. Aunque, esta vez ambos lucían más tranquilos.

Al terminar de comer, Silvia recogió los platos y comenzó a planificar lo que prepararía en el almuerzo; siendo una amante de la cocina, se le veía leyendo recetas y comprando libros exóticos de cocina por el navegador.

John aun ojeaba las páginas de su periódico pasivamente. Allen podía notar aquellas destacadas y grandes bolsas purpuras que se formaron debajo los ojos de su tío, indicando que llevaba días sin dormir. Él quería ser de ayuda, pero sus tíos lo rechazaban con palabras amables. Solo querían que él se enfocara en los estudios, además de que aprovechara las vacaciones para hacer amigos. En parte Allen tenia bien divisado su futuro; soñaba con ser el mejor mecánico de robótica de su país, deseando llevar más lejos la nueva era de la tecnología.

Estando satisfecho, Allen pretendía levantarse cuando en la primera plana del nuevo periódico que John sostenía vio algo interesante. Era aquel boletín de Freddy's Fazbear , pero esta vez no era una presentación del lugar, más bien una petición; algo que Allen desde su lugar pude divisar muy claro.

Se solicita guardia de seguridad

Al momento, John bajo el periódico en frustración y se acarició los cansados ojos.

- "¡Es inútil!" – comento dándose por vencido. – "No me queda de otra que aceptar cualquier empleo"

Entonces Allen alcanzó el periódico aprovechando lo que su tío dijo.

- "En ese caso, ¿Qué te parece este?" – señaló con el dedo la imagen de Freddy Fazbear's Pizza. – "Buscan un guardia de seguridad de tiempo completo. El pago es mínimo si eliges medio tiempo, pero se menciona que en siete días se aumenta el sueldo a doce dólares por hora. Hay que admitir que es una interesante oferta".

John se reclino en la silla, entre cruzo los brazos y levanto una ceja pensativo mientas una prolongada M carraspeaba su garganta. En su anterior trabajo las horas eran por quince dólares fijos.

- "No suena mal" – comento entonces Silvia avecinándose por el hombre de su marido mientras con una toalla de cocina secaba sus manos.

Al ella hablar hizo que John volteara a verla con sorpresa. Habían pasado días desde que no se dirigían palabras.

- "¿De veras lo crees?" – pregunto aun atontado.

- "¿Es mejor que no hacer nada, no?" – sonrió en apoyo.

Pronto en los labios de Allen se formó una sonría, pues sus tíos comenzaron a conversar de lo que harían. Por primera vez, él sintió que había hecho algo bueno: unirlos nuevamente.


Hora/ 1:40 p.m – Fecha/ Junio 10

No fue fácil para John recapacitar la oferta puesto que el trabajo era nocturno, no sabía si resistiría seis horas despierto. No es como si fuera la primera vez que trabaja a medias de la noche, aunque aquellas veces solo fueron horas cortas y contables. No quedaba de otra, debía aceptar el trabajo oportuno o lamentarse por usar los fondos de su sobrino. Con esto en mente, John envió la solicitud de empleo. No tuvo que pasar un día, cuando ese mismo Junio ocho recibieron la llamada del mismo representante del lugar, quien dio un día fijo para que John comenzará el trabajo.

- "¿Nervioso?" – comento Silvia ajustando la corbata azul oscura de su esposo.

- "Algo" – respondió intentando sonar fuerte, pero sus piernas se mecían tanto que demostraba lo contrario.

Allen estaba sentado en la escalera con su tableta mientras sus tíos intercambiaban. Llevaba dos días intentando averiguar por el navegador sobre Freddy's Fazbear, pero dicho lugar parece jamás haber existido, hasta ahora.

- "Y bien, ¿cómo me veo?" – pregunto John extendiendo los brazos, así modelando la ropa que usaría hoy en el trabajo.

Entonces, Allen aparto la mirada de la pantalla para contemplar a su tío, quien traía puesto una camisa de vestir en botones de color blanco, con la corbata antes mencionada; un pantalón oscuro bastante cómodo, combinado con zapatos pesados de mismo color.

- "Parece que vas a un funeral" – dio su opinión Allen bastante serio.

- "Lo estaré si no terminas tu habitación" – se inclinó con una ceja amenazante mientras Silvia le pasaba la chaqueta negra de vestir que complementaba el vestuario fúnebre.

Allen desinteresado levanto las manos en señal de derrota con la amenaza; tal vez si haría caso y limpiaría la alcoba, después de todo cuando John hablaba enserio los regaños se hacían eternos.

- "Bueno… deséenme suerte" – exclamo, moviendo por última vez su corbata para dejar los nervios.

Silvia lo beso en los labios y lo escolto hasta la puerta. Allen no se quedó atrás y los siguió de lado a ambos, luego espero hasta que su tío entrara al auto, donde John sacudió la mano por última vez como despedida, especialmente despidiéndose de su sobrino. Una sonrisa se escapó de Allen viendo lo tonto que su tío se veía al despedirse tanto.

Y a continuación; el motor rujió una vez la llave girada, la reversa dio su movida hasta que dicho coche alcanzo la carretera y desde ahí dio paso a su destino; Freddy Fazbear's Pizza, donde la diversión de los niños es la prioridad.


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