Disclaimer: Los personajes no son míos, son de Stephenie Meyer y la historia es una adaptacion de N.J. Walters.
Resumen:
Bella ha pasado los últimos cinco años como esclava. Por el día trabaja en los campos y por la noche se ve forzada a compartir la cama de Jacob de Black. Pero Bella espera el momento propicio, y cuando se le presenta una oportunidad de escapar huye. Con los guardias de Jacob en pos de ella se cuela en una oscura taberna. Su única esperanza de salvarse de ser capturada de nuevo es conseguir la compañía de algún hombre.
Edward Masen Drakon es más que un simple hombre. Es un señor Drakon. Medio dragón medio hombre, su raza normalmente ignora los asuntos de los hombres. Pero desde el momento en que Bella entra en el bar le intriga. Una vez que ve su rostro sabe que debe tenerla.
Edward arrastra a Bella lejos del peligro, pero este les sigue a las montañas. Cuando Jacob y su ejército vienen para llevársela de vuelta descubren que, sobre todo, un dragón siempre guarda y conserva su tesoro.
Prólogo
Todos los mitos y leyendas tienen su base en hechos reales. Y lo mismo ocurre con los dragones de Amanas.
Una vez un planeta próspero y progresista, Amanas era el hogar de muchas especies y culturas diferentes. Dragones, magos, seres mágicos y hombres existían unos junto a otros, si no siempre armoniosamente, sí al menos con una cierta tolerancia.
Pero los dragones siempre habían sido una especie solitaria y suspicaz, que luchaban los unos con tra los otros por tierras, tesoros y compañeras. Con el tiempo declinaron casi hasta el punto de la extinción. Representantes machos de cada una de las cuatro familias de dragones —Montaña, Mar, Bosque y Desierto— fueron a los magos en busca de ayuda para salvar sus especies.
Es bien sabido que los magos generalmente tienen poco interés en nada salvo ellos mismos y su magia, pero el mago Allisdar decidió escuchar la súplica de los dragones. Lanzó un hechizo que permitió a cada dragón macho tomar forma humana durante el plazo de un año. En ese tiempo los señores dragón se aparearían con tantas hembras humanas como pudieran.
Lamentablemente, las mujeres eran ignorantes de la verdadera naturaleza de los hombres con los que se estaban acostando. Unas cuantas de estas mujeres alumbraron niños, todos ellos varones, que parecían tan normales como cualquier otro. Hasta que alcanzaban la pubertad. Entonces empezaba el cambio. Las madres estaban horrorizadas, los pueblos aterrorizados y los muchachos fueron expulsados. Entonces los señores dragón volvieron para reclamar a sus descendientes y criarlos.
Se había creado una nueva especie, ni humana ni dragón sino ambas cosas. Bendecidos con la longevidad, los instintos y la fuerza de los dragones pero con la inteligencia astuta y el corazón del hombre, estos muchachos pronto se convirtieron en machos poderosos capaces de transformarse y vivir tanto entre las bestias como entre los hombres. Los llamaron Drakons, o hijos de los dragones. A su tiempo proporcionaron un puente entre los dragones y la humanidad, llegando a ser consejeros de confianza y guerreros legendarios entre los reyes y gobernantes de Amanas.
Pero la avaricia y la desconfianza crecieron entre los reyes humanos. Temían a sus señores Drakons y deseaban fervientemente los tesoros que acumulaban de manera continuada a lo largo de los años. Tras alzarse en un esfuerzo conjunto, los gobernantes humanos traicionaron a sus guerreros leales. La sangre fluyó y a muchos los mataron.
Pero a muchos no.
El castigo fue rápido y brutal. Reinos enteros fueron arrasados, y la cólera de los señores Drakons no conoció límites. Y cuando terminaron se alejaron del mundo de los hombres y regresaron a las montañas, mares, bosques y desiertos de sus padres, abandonando el mundo del hombre.
Amanas fue abandonado al caos, y durante décadas la guerra y la lucha fueron una forma de vida. Pero la gente nunca olvidó a los señores Drakons, y en las raras veces en que uno se aventuraba en los reinos humanos era tratado con el temor y la sospecha que se habían ganado. Su valor como guerreros era la esencia de mitos y leyendas.
Pero la verdad era muy diferente. Como sus padres antes que ellos, se sentían solos en su existencia solitaria y su número disminuía. Pero de vez en cuando uno saldría de su reclusión y entonces las leyendas se contarían de nuevo.
Así empezó…
