DISCLAIMER: Todos los personajes, excepto Alan pertenecen a la escritora de Harry Potter J.K. Rowling, esto no lo hago con animo de lucro sino solo por diversión.

Capitulo I. Regreso

Después de seis largos y dolorosos años, Hermione Granger volvía a aquel colegio en el que tanto daño la habían hecho. Antes de entrar en el comedor, recordó una vez más la causa de su desgracia.

-¿Por qué tengo que marcharme?-gritó Hermione.
-Ya te lo he dicho mil veces, pequeña –le contestó serenamente Dumbledore.
-Pero no es justo –las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
-Lo sé, pero es por tu seguridad. Además, yo no puedo hacer nada contra la orden del Ministerio.
-Yo puedo defenderme sola. Aparte, tendría que abandonar a mis amigos. Harry, Ron, Ginny, Luna y principalmente Draco –su amistad con este último había sido una sorpresa para muchos.
-Bueno… ¿y eso que importa?-preguntaba con cierta curiosidad.
-Yo…bueno… es que el no sabe que soy hija de muggles. Por eso es mi amigo. Si se entera…
-Entiendo, pero la ley es la ley. Todo hijo de muggles debe ser trasladado al colegio especial San Davinia para ser protegido de Voldemort -dijo muy serio.
-Permítame decirle que esa es una ley tonta.
-Pequeña, desde que Voldemort asesino a sangre fría a aquel grupo de muchachos, ninguno estáis a salvo. Sabes que he intentado por activa y por pasiva que os quedaseis, pero no conseguí nada. Ahora no desesperes, no voy a rendirme.

Después de tantos años en San Davinia, luchando contra "El Que No Debe Ser Nombrado", el colegio fue destruido. Por suerte, gracias a algunos profesores, habían trasladado a los jóvenes muggles a otros colegios. Ahora le tocaba a ella, volvía a Hogwarts. Deseaba tanto ver a sus amigos...

Ahora era una poderosa hechicera ya no podrían llamarla sangre sucia. Mientras caminaba se hacía miles de preguntas: "¿Cómo habrán cambiado mis amigos? Ahora que Draco sabe todo, ¿me odiará?"

Entró en el Gran Comedor e inmediatamente todas las miradas se posaron en ella. Era su primer día y ya llegaba tarde. Se sentó en su mesa de siempre, decidió no buscar a sus amigos por no llamar más la atención.

-Queridos alumnos y alumnas de Hogwarts, bienvenidos un año más -Comenzó Dumbledore.

Todos comenzaron a gritar y aplaudir.

-Este año, a los de primer curso, como es costumbre, se les asignara las casas mediante el sombrero seleccionador –los alumnos volvieron a gritar, pero fueron interrimpidos por la serena voz de Dumbeldore -Por cierto, tenemos una alumna que viene de San Davinia, tiene dieciséis años, ha estado luchando contra Voldemort hasta la caída de su colegio.

Todo el grupo de Slytherin miraba con cara de asco –como de costumbre-. Mientras tanto, Hermione buscaba caras amigas; en la mesa Gryffindor distinguió a los que fueron sus dos mejores amigos, ambos parecían cuchichear, ignorando olímpicamente lo que Dumbledore anunciaba.

-Por favor, recibamos una vez más, como lo hicimos años atrás, a Hermione Granger.

Todos los que la habían conocido se quedaron sorprendidos. Harry y Ron ahora prestaban más atención de la que habían prestado minutos antes, mientras los ojos de un rubio platino comenzaban a emanar un frío muy fuerte, su aspecto era impasible, no mostraba ningún sentimiento.

Hermione reunió las fuerzas necesarias para poder levantarse frente a todas las miradas conocidas y ajenas. Según caminaba hacia la mesa de los profesores, notaba a su alrededor las habladurías y las miradas se clavabandose en su cuerpo como puñales.

-Bienvenida de nuevo- sonreía el anciano.
-Gracias -decía, un poco acomplejada por las miradas del alumnado.
-Hay un pequeño pero importante problema, no podemos ponerte en la misma casa, puesto que ha pasado muchos años y tu corazón y tu magia han cambiado... ¿o me equivoco?
-¿Me va a cambiar de casa? ¿Por qué? No lo entiendo, es cierto que he cambiado, pero no significa que no sea la misma -la muchacha habló más alto de lo que pensó.
-Hermione yo no he dicho que te vaya a cambiar, pero tendrás que volver a pasar por el sombrero seleccionador.
-De acuerdo, si no hay remedio... -se resignó, con él no merecia la pena discutir si sabía que no iba a conseguir cambiar su opinion.

El director le coloco el sombrero en la cabeza de la castaña.

-¡Uy! –Exclamó el sombrero- ¡Esta cabeza ya la conozco! Tu nombre era Hermione ¿cierto? Hace tiempo te coloqué en Gryffindor, pero ahora tu corazón ha cambiado... tantos años de lucha y deseo de muerte, te han corrompido –Hermiono no sabia que pensar- Veo que tienes aspiraciones muy distintas... –terminó la frase y pronunció su sentencia- ¡Slyterin!

Una exclamación colectiva inundo el comedor. Todos se asombraron, ya que el sombrero había asignado a la casa de Slytherin a una hechicera, a una hija de muggles, a una sangre sucia. Toda la casa de Slytherin comenzó a murmurar.
Hermione ya no sabia que pensar ninguno de sus planes encajaba.

-¡NO! –Gritó- ¡mi lugar no es ese!

Nadie dijo nada. Hermione volvió a abrir la boca, pero una mirada asesina de parte de la profesora Mcconagall le hizo avanzar a regañadientes hasta su nueva casa.

Nadie dijo nada. Hermione volvió a abrir la boca, pero una mirada asesina de parte de la profesora Mcconagall le hizo avanzar a regañadientes hasta su nueva casa.

Terminaron de asignar las casas a los de primer año y cuando todos comenzaron a levantarse, ocurrió algo inesperado.

-Esperad un momento- pidió con su tranquila voz la profesora de transformaciones.
-Este año –dijo Dumbledore- hay nuevas reglas en el castillo. La primera será que cada casa tendrá su sala común, como ha sido hasta ahora, pero las diferencias vienen ahora. Las habitaciones ya no pertenecen a chicas y a chicos, sino que serán mixtas -todos los alumnos comenzaron a murmurar sobre aquella nueva situación- Cada sala tendrá una habitación para una chica y un chico, con lo cual hay muchas más habitaciones y por lo que además de teneros que aprender una contraseña para entrar en la casa deberán aprenderse también la de su habitación -el director volvió a ser interrumpido por los gritos de alegría de los muchachos y por la quejas de las muchachas.
-¡Silencio!-dijo un gigante levantándose.

Todo el alumnado se silencio de la impresión por la fuerte tonalidad de Hagrid.

-La segunda regla –continuó Dumbledore- es que además de dar como siempre la copa de la casa, habrá otras cuatro copas que será concedidas a las mejores habitaciones de cada casa y una super copa que será concedida a la mejor habitación de todas, dichos puntos se conseguirán con los trabajos exigidos por los profesores y por el aprendizaje de convivencia. Aunque no será fácil, porque vuestra pareja será lo más opuesta a la otra persona. Así se reforzaran los lazos perdidos entre los dos sexos. Terminamos la reunión aquí, ya pueden irse a sus habitaciones. ¡Ah!, un último aviso, los puntos conseguidos serán reflejados en unos paneles.

Hermione fue la primera en salir, puesto que era la más cercana a la puerta. Cogió un papelito con la habitación que le tocaba y recogió sus maletas.

Entró en la habitación, deposito su equipaje y se metió en la ducha para relajarse. Ese día había sido tan extraño.