- Maldita sea… - se maldecía para sí una y otra vez. – mierdaaa…. – y seguía con lo suyo.
Veía como se sentaba lentamente en su silla, como si se fuera a romper al hacer algún movimiento brusco, en ese momento era el ser más delicado que había conocido, pero tenía constancia de que no era así.
Se acercó lentamente a él, a paso tortuosamente lento consiguiendo desearla más de lo que ya lo hacía…la sujetó por la cintura y se sentó, bruscamente, encima de él…
- ¿¡Por qué son tan cortas?! – se maldecía una y otra vez por mirar donde no debía.
Cruzó una de sus piernas sobre la otra haciendo que su pequeña falda de colegiala se levantara levemente, sus ojos recorrieron las blancas y tersas piernas una vez más.
El sentarla encima de él provocó que se subiera la pequeña falda tapando justamente lo necesario…colocó una de sus piernas sobre su hombro y dejó que se deleitara un rato con su suave tacto…
- Es el colmo ya… –girando su cabeza hacía el lado contrario.
Un repiqueteo constante le hizo voltear su cabeza y mirar de soslayo al causante de tal ruidito, pudo observar como se llevaba el lapicero, con el que golpeaba la mesa, hacia sus labios con un sensual movimiento.
Sin ninguna duda tenía algún propósito, y fuera cual fuese lo estaba logrando…
- Esto solo me puede pasar a mí… - se reprochó mentalmente y fijó su vista en el verde apagado de su pupitre, se acordó de más.
Hasta en ese lugar tan oscuro podía ver el destello verde de sus ojos cargados de adrenalina y lujuria. Sus cuerpos sudorosos se movían al compás de sus caderas y justo cuando acabaron sonó el timbre anunciando el final del recreo…
- Te quiero Sak… - le susurró en el oído, pero ella se separó dándole la espalda.
- Debemos ir a clase… - le interrumpió ella con una sonrisa adornando su rostro, la cual él no vio.
El timbre sonó sacándole de sus pensamientos, la vio salir de la clase junto a una amiga. Salio al pasillo para hablar con ella, pero ya estaba bastante lejos, se quedó observándola entre la gente.
Giró su cabeza hacía su amiga mirando de reojo hacia atrás, y allí lo vio, quieto en medio del pasillo. Una sonrisa arrogante se hizo presente en sus delicadas facciones ya que estaba viendo los resultados de lo que se proponía…y eso le encantaba. No todos los días se podía ver a un Uchiha desesperando y menos por una mujer, ni en ese estado de locura y menos por unas simples provocaciones, y mucho menos depresivo por no ser correspondido en un sentimiento de algo más que puro placer o al menos eso era lo que él pensaba.
Quería que probara de su propia medicina, ya que desconocía los sentimientos provocados al no corresponder a alguna chica, que no lo culpaba de eso, pero si de reírse de ella por intentarlo…también de provocar a las chicas que le parecía que "estaban buenas" para poder acostarse con ellas por ese simple hecho…
Se había propuesto hacerse desear hasta el punto de que casi rozase la desesperación…aunque para eso tuviera que decir unas cuantas mentirijillas como no corresponder sus sentimientos hacía él…
La semana paso rápido y ya era lunes por la mañana…un moreno se encontraba en su casillero ordenando sus libros para la primera clase cuando sintió que alguien se situaba en el casillero de su lado…
- ¿Oye…estas bien? – le dijo su rubio amigo, este le miraba preocupado y serio, una cosa muy rara en él.
-¿Si…por qué lo dices? – por la expresión del rubio supuso que se veía peor de lo que él pensaba.
-Tienes unas ojeras que como sigan creciendo las vas a tener que llevar en carretillo… - le soltó mientras lo miraba de reojo con una pequeña sonrisa.
El silencio reino entre ellos, y se hizo más intenso el bullicio del pasillo creado por las conversaciones de los demás estudiantes.
-esta noche no he podido pegar ojo… - dijo mirando el suelo mientras apoyaba la frente en el casillero.
Todo los estudiantes del pasillo se quedaron en silencio, miró con duda al rubio y lo encontró mirando hacia la entrada principal del pasillo. Se giró lentamente mirando hacia el mismo punto y allí la vio…a la culpable de sus insomnios, a la culpable de sus quebraderos de cabeza y sus locuras…a la dueña de su corazón…
Paso por su lado junto con sus amigas, mirando al frente, sin molestarse en posar su mirada en él…se fijó en que todos los chicos las miraban igual o más embobados que la miraba él, pero no se molestaba en disimularlo, a esas alturas ya no servia de nada…ya no valía decir que no sentía nada…porque solo se mentiría a sí mismo.
La perdió de vista entre la gente del pasillo…
- ¿Seguro que estas bien? – en tono preocupado.
- No lo se, Naruto, no lo se… - lanzando un largo suspiro.
Una semana…una semana había pasado y ella lo ignoraba completamente…ni recibía sus notas ocultas entre las páginas de sus libros…ni los mensajes al móvil citándolo en algún lugar apartado de la gente…y mucho menos sus miradas que lo arrastraban al cuarto de limpieza en donde se entregaban el uno al otro…
Había pensado todo tipo de cosas para no verla más…fingir una enfermedad terminal, idea que no resultó…intentar cambiarse de instituto, otra idea que tampoco resultó ya que se encontraban a mediados de curso…portarse mal, tomando ejemplo de Naruto, para que lo expulsaran del instituto por unas cuantas semanas, cosa que descartó de inmediato a que si quería llegar a la universidad debía tener su expediente impecable…
En una de las mesas de la cafetería se encontraban tres chicas debatiendo sobre un tema que traía de cabeza a una pelirrosa…
- Sakura…no crees que ya te estas pasando un poco… - miró disimuladamente hacia la mesa donde se encontraba el moreno, lo vio con la mirada perdida en su bandeja.
- ¿Ahora qué os vais a poner de parte de él o que? – preguntó con cierto grado de enfado.
- No, pero mira que aspecto tiene… - dijo la castaña de los dos conguitos. – por el grado de ojeras que lleva…apenas a dormido esta semana. – miró con lastima al chico.
- ¿Sabes? Hay un estudio que dice que se muere antes por falta de sueño que por falta de comida… - informó la morena de ojos perlados.
- Cuando te da por exagerar Hinata… - .
- ¡Es verdad! Yo leí ese estudio…lo hizo un científico, pero no me acuerdo de su nombre… - frunció el ceño como si estuviera recordando algo.
- ¿Qué, estas bien? – las chicas la miraron raro. - ¿Tu?...¿Leer?...¿Estudio científico? – la castaña puso cara de "¿qué insinúas?", mientras la morena se reía por lo bajo.
- Perdona, pero que no de palo al agua en clase no quiere decir que yo no sepa culturizarme…ehh guapita de cara. – le respondió con arrogancia como lo hacia él.
Miró disimuladamente hacia su mesa y notó su grave estado, tenía que hacer algo y rápido sino las cosas igual se pondrían más serias.
- ¿Intentaste hablar con ella al menos? – le dijo preocupado el rubio.
- ¿Y qué le digo?...¿Qué me estoy volviendo loco porque no me mira? ¿qué no puedo dormir porque no me habla? – respondió exasperado el moreno.
- Por lo menos intenta arreglarte un poco… - lo miró con lastima. – Parece mentira que seas el mismo Sasuke Uchiha que jugaba con las chicas a su antojo…y mírate ahora.
- ¿Qué? – dijo revolviendo con el tenedor el puré de su bandeja.
- Llevas los pantalones medio cayendo, la camisa desarreglada con el nudo de la corbata aflojado… - el moreno lo cortó.
- Eso es lo que les gusta a las chicas. – respondió con arrogancia, algo del Sasuke que conocía seguía ahí dentro.
- Si tu lo has dicho, les gusta pero no cuando llevas unas ojeras que perece que pe pegaron dos puñetazos y todos los pelos revueltos… - dijo haciendo callar al Uchiha.
- ¿Tan lamentable estoy? – preguntó resignado.
- … - intentó evadir la pregunta. – Tienes que hacer algo con ella… - respondió señalando a la chica con un gesto de cabeza.
- Esta bien… - se decidió a terminar esto por las buenas o por las malas.
Esa era la última clase del día que estaba por finalizar en 5 minutos, ella se sentía inquieta ya que no sabía en motivo por el cual él se había saltado esa clase, el timbre sonó sacándola de sus pensamientos…cerró su libro y al intentar guardarlo en su bolso un papel cayó de él…lo leyó:
Te espero después de clase en el cuarto de la limpieza.
Si no vienes puedes olvidarte de mí para siempre, quiero acabar con esto de una vez por todas…
Uchiha Sasuke.
Se tensó.
Después de meditarlo cogió sus cosas y salió del aula tirando el papel a la basura…
Hacía más de un cuarto de hora que había tocado él timbre dando finalizadas las clases del viernes y no había ni rastro de ella…su enfado se hizo mayor.
Había estado jugando con él, engañándolo y lo peor es que había caído en su trampa y se sentía colérico por eso…Agarró la manilla para salir de ese cuarto donde había sufrido tantos engaños cuando dos golpes secos resonaron en el lugar, suspiró calmándose y abrió la puerta lentamente encontrándose con una cabellera rosa…sonrió esperanzado…con que facilidad podía cambiarle el humor…
- Pensé que no… - la joven atacó sus labios y cerró la puerta tras ella.
Hacía más de dos horas que el instituto había quedado vacío, salvó por una pareja que se encontraba en el cuarto de la limpieza, tapados con una manta y abrazados…
- Deberíamos vestirnos sino vamos a coger frío – dijo después de un largo silencio.
- Claro… - se levantó para recoger su ropa, él la contemplaba como si admirara a una diosa. – ah! una cosa… - él se puso a su altura frente a ella. – yo…también te quiero Sasuke. – abrió sus ojos sorprendidos, había soñado mil veces con esas palabras.
Atacó sus labios como lo hizo ella la primera vez…
- ¿No íbamos a irnos?- preguntó inocente ella.
- Quizá podamos quedarnos un poco más… - respondió arrogante sobre su cuello, ella enredó sus manos en el cabellos del chico dejándose llevar…
-Dilo otra vez…por favor…-
- Te amo, Sasuke…-
