Naruto y su universo pertenece a Masashi Kishimoto. Esta historia sí es de mi autoría.


Haruno Sakura debe casarse por el bien del País del Fuego. Intenta aplazarlo y, para ello, decide viajar por un tiempo para reconstruir lo que la guerra destruyó; pero hay obligaciones que no pueden ignorarse mucho tiempo. Esta vez no viaja para encontrar a Uchiha Sasuke; curiosamente él la encuentra a ella.

Sakura planeaba aliviar su alma lidiando con cualquier problema que no fuera el suyo, sintiéndose completa al ayudar a los demás. No esperó jamás tener que lidiar con el hombre de quien siempre estuvo enamorada, mismo del que había perdido la esperanza de volver a ver. Puede que viajando juntos surjan nuevos sentimientos, ¿o más bien despierten aquéllos dormidos?

Pero a pesar del apoyo del Hokage con el que cuenta la kunoichi de cabello rosa, existen intereses internos de la Aldea oculta de la Hoja que no están dispuestos en dejar escapar a la joven shinobi, incluso llegando a obrar sin la autorización del Hokage. ¿Será que puede protegerse a Sakura, y al País del Fuego, de un mal mayor?


Voluntad de fuego

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Sus manos temblaban, su pecho se sentía pesado, el terrible malestar de estómago le sacaba de sus casillas; no podría haber ignorado su estado aunque así lo quisiera. Cierta debilidad persistente en sus piernas la hubiera llevado al piso de no estar sentada. Trataba de pensar que se había encontrado en situaciones peores: manejarse con el tormentoso pasado de sus compañeros y sensei; enemigos terribles; sentimientos no correspondidos; la guerra como mayor exponente de dolor y pérdida… Lo sabía, sabía que esto no era lo peor de su vida, pero no existía alivio que la reconfortara. Nada.

La frustración no hacía más que crecer exponencialmente, sin trabas, y con ello aumentaba la sensación de desamparo, de miedo y tristeza. Si tuviera sogas en las manos y cadenas en los tobillos habría pensado: "Eh, aún tengo posibilidad de escapar, solo debo destrozarlo todo". Lastimosamente no era el caso; aunque rompiera a todas las personas que querían destrozarle la vida en minúsculas partículas no cambiaría nada, tan solo empeoraría.

Pensó que llorando lograría desahogarse, pero la furia había secado sus lágrimas. Todo era cuestión de perspectiva, quizá no era tan malo y ella solo estuviera exagerando, ¿pero qué podría ser peor que el hecho de un matrimonio arreglado?

Se trataba de su vida, de su futuro y lo que quería construir en él; le daba igual no estar muy segura de lo que quería para ella, pero aún tenía sueños y sentimientos de amor que quemaban a pesar de los años. ¿Podría vivir consigo misma ignorando la libertad de decidir algo tan básico como con quién quería pasar el resto de su vida?

¿Por qué ella? De todos modos…

Necesitaba con urgencia salir y dar tantos puñetazos y patadas como sus músculos le permitiesen. Se levantó de su asiento dispuesta a tirar abajo el bosque entero de Konoha; podía sentir el chakra violento cosquilleando en sus dedos por más que los estirase y flexionase. Ella de verdad podía convertirse en una bomba de relojería.

—¡Sakura‐sama! ¿Tiene un momento para revisar los pulmones de mi bebé? Va un poco resfriado el pobrecito.

La mujer que entró en la consulta retrocedió un paso al ver la mirada salvaje en los ojos normalmente gentiles de su doctora; a veces olvidaba que también era shinobi y la brutalidad eficiente que los caracterizaba también se encontraba en la doctora Haruno, aunque ella lograse ocultarla la mayor parte del tiempo.

—¿Es un mal momento? —preguntó angustiada mientras abrazaba a su hijo.

Sakura respiró profundo y exhaló en silencio al observar los tiernos ojitos del niño. ¿Cómo podía ella pensar en sí misma? De su casamiento dependía la paz de la Nación, esa por la que ella luchó y muchos murieron; no tenía derecho a acabarla; no tenía derecho a llenar de miedo a esa pobre mujer, preguntándose día y noche si su bebé estaría bien con o sin ella.

Ella había sido egoísta e inconsciente durante su niñez y parte de su adolescencia, hasta que chocó con el duro pasado de Naruto y Sasuke; cuando escogió dedicarse a la salud de los demás, decidió postergar su bienestar individual para priorizar el de los demás; cuando maduró como kunoichi, se empecinó en hacer a un lado la cobardía aunque esta se cerniera sobre ella como un monstruo infinito.

No se trataba de ella, aunque fuera la protagonista.

¿Pero… estaba dispuesta a renunciar a ella misma?

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¡Hola! Bueno, bueno... igual se olvidaron de esta criatura pluricelular, pero lo cierto es que estuve ausente bastante tiempo. Tengo dos ideas de fanfic, si no me equivoco, y al final me decidí trabajar con esta idea en particular (Porque la otra no sé aún cómo encararla, jaja). Debo confesar que me cuesta hacer fanfics largos, y la verdad no tengo idea si este será uno largo o más bien corto... ya veré; pero me dije: "Siempre quiero hacer long fics y al final no lo hago", y sabía que si no publicaba este prólogo nunca lo haría, jajaja.

Debo decir que odié el hecho de que las aldeas no tengan una base política muy clara, así que bueno, ¡lo haré a mi modo! Y le daré más poder al Señor Feudal (aunque parezca más bien un adorno al lado del poder del Hokage, pero en fin).

Espero que les guste la idea de este fic, y si es el caso, que comenten, no muerdo ;)