Capítulo 1

Quinn abrió los ojos, había tenido un accidente en el coche. ¿Cómo estaría Rachel? Sólo recuerda que estaban discutiendo… si, discutiendo y ella había perdido el control del coche y se habían impactado contra un árbol.

Se talló los ojos para ver mejor la habitación. No parecía una sala de terapia intensiva o nada por el estilo. Miró sus brazos en busca de moretones. Pero nada. Miró a una enfermera que iba caminando, y la llamó.

Disculpe, ¿Qué sabe sobre la paciente Rachel Berry?

¿Rachel Berry? – la enfermera buscó en su lista de pacientes y… nada – disculpe, pero no hay ninguna Rachel Berry aquí

¿QUÉ? – dijo exaltada – pero… si tuvimos un accidente, en mi coche – dijo Quinn llorando – no me diga que ella murió – se llevó las manos a la cara

Señorita calma – dijo la enfermera poniendo sus manos sobre los hombros de la rubia que estaba en medio de una crisis nerviosa. – usted no tuvo ningún accidente automovilístico. Se calló de las escaleras de su casa y su madre la trajo. Sólo que ella fue a comprar algo de desayunar.

¿Qué? – dijo Quinn aliviada, todo era un mal sueño. Su novia seguía bien - ¿Qué día es?

Estamos a 16 de Febrero – le sonrió la enfermera

¿16 de Febrero? – rió – estamos a Julio… o… ¿Cuánto tiempo eh estado inconsciente?

Sólo unas horas… señorita, creo que usted necesita un sedante para relajarse – dijo la enfermera tocando la frente de Quinn

¡No, no! estamos a Julio, 6 o 7 de Julio del 2011

No, se equivoca, estamos a 16 de Febrero del 2009, esa caída la ha dejado muy mal. Creo que le ordenaré unas radiografías, pero por ahora le inyectaré un poco de sedante – dijo la enfermera sacando una jeringa

La mamá de Quinn iba entrando al cuarto y al ver a Quinn despierta corrió a abrazarla

Quinnie, hija – le besó la frente – ¿Qué hace con eso? – dijo mirando desafiante a la enfermera

Su hija, no se siente bien, debería de dormir un poco – se excusó indignada

¿Es eso cierto?

No madre, me siento de maravilla – se disculpó con la enfermera con la mirada

La enfermera hizo un gesto negativo con la cabeza y salió

¿Cómo te sientes? – le pasó las manos por la cara y le acarició el cabello

Bien… ¿a qué fecha estamos?

16 de Febrero del 2009, has estado inconsciente un poco – le besó la frente

No, no ¿Qué está pasando? ¿Dónde está Rachel?

¿Qué Rachel? Hija cálmate, ¿De qué hablas?

Madre, Rache y yo, tuvimos un accidente, íbamos en mi coche, y discutíamos y entonces…

Hija – la interrumpió – no conozco a ninguna Rachel, sólo te caíste de la escalera

¡QUE NO! ¡maldita sea! ¿Dónde está Rachel? Estamos a 2011 madre ¡A 2011!

ENFERMERA – gritó Judy con desesperación – mi hija, no se siente bien – dijo llorando al ver a su hija en esa situación

La enfermera corrió con una jeringa con medicina para dormir a la rubia que se había vuelto loca. En cuanto Quinn vio venir a la enfermera se levantó de la cama rápidamente

¡Que estoy perfectamente bien! ¿Qué PASÓ CON RACHEL? ¡MALDITA SEA! – dijo escapando de la enfermera

Hija por favor, no hagas esto más difícil – Judy no podía dejar de llorar, ver a su hija así la destrozaba

Entre dos enfermeras lograron atrapar a Quinn que no dejaba de poner resistencia y otra enfermera le puso el sedante. Los jadeos y patadas de Quinn fueron haciéndose más débiles y menos constantes, hasta que después de unos segundos la rubia se quedó dormida.

Quinn abrió los ojos, estaba en su habitación. Todo había sido un mal sueño… un muy mal sueño. Se miró al espejo y trató de sonreír… pero no pudo. El sueño la había perturbado por completo. Tenía que llamar a su amada Rachel para contarle lo sucedido y que ella, cómo siempre reconfortara a la rubia diciéndole que todo iría bien. Sin duda, Rachel era lo mejor que le había pasado a Quinn.

Abrió la puerta de su habitación y bajó las escaleras… ¿las paredes eran de ese color? Negó con la cabeza, no tenía humor para esas cosas. Tomó el teléfono y marcó ese número que se sabía de memoria, el número que utilizaba siempre que necesitaba sentirse mejor. Con una gran sonrisa se puso el teléfono en el oído. Pero su sonrisa se borró por completo al escuchar a la operadora:

"El número que usted marcó, no existe, cheque el número o trate de marcar otra vez"

Quinn molesta volvió a marcar y la misma voz interrumpió sus anhelos:

"El número que usted marcó, no existe, cheque el número o trate de marcar otra vez"

¿Qué diablos? ¿Rachel había cambiado de teléfono? Dejó el teléfono en la mesa de estar y se dirigió a tomar su sweater, su favorito, se lo había regalado Rachel cuando cumplieron 9 meses. Miró con detenimiento y el sweater no estaba. Dio otra pasada rápida y nada. Quinn seguía buscando cómo loca en el ropero hasta que fue interrumpida

Hija, ¿estás mejor? – preguntó Judy extrañada de ver a su hija cómo loca en frente del ropero

¿Mejor? – dijo con miedo Quinn

Si, digamos que en el hospital te volviste un poco loca, sin ofender – le besó la frente

Madre… ¿Qué fecha es? – preguntó temerosa, la verdad no quería escuchar la respuesta

17 de Febrero – dijo Judy mirando con detenimiento, la última vez que le habían dado la fecha a Quinn se había puesto cómo loca

Del 2009, ¿cierto? – dijo suspirando

Si – suspiró con alivio al ver que su hija no había entrado en otro ataque cómo el pasado

Ok, madre… creo que tengo que dormir un poco – dijo Quinn ocultando sus lágrimas de desesperación

Será lo mejor hija, mañana tienes escuela – le besó la frente – te amo, descansa

Quinn subió las escaleras y entró a su cuarto. Se limpió las lágrimas y tomó una almohada para callar sus gritos, gritos llenos de desesperación, ¿Cuándo iba a acabar esta maldita pesadilla?

Quinn se quedó dormida, el llorar la había agotado. Sin duda cuando despertase, Rachel tendría que aguantarla, la besaría hasta que se quedaran sin aliento, la abrazaría hasta que la morena no pudiese respirar, aunque hubiese sido un sueño, la rubia se había dado cuenta de lo estúpida que sería su existencia sin ella, sin la morena de sus ojos, sin su chica talentosa, sin el amor de su vida.

La rubia dormía profundamente cuando escuchó que la llamaban, y sintió que jalaban de su brazo.

Quinn, hija, se te hará tarde para la escuela – movió de nuevo el brazo de la rubia – ¡hija! – gritó molesta al ver que Quinn se tapaba la cara con la almohada en otro intento de quedarse dormida

No quiero ir – se quejó, sin duda no había tenido una buena noche, sólo quería descansar

Tienes que hacerlo, y si no lo haces, si prefieres quedarte encerrada en tu cuarto, estarás castigada y tendrás que hacerlo durante una semana, no salidas, NADA, sólo en tu cuarto – dijo con voz amenazante

Ya está bien, está bien – dijo tallándose los ojos

Judy salió del cuarto de Quinn para hacerle el desayuno a su hija. Por otro lado la rubia estaba dispuesta a tomarse un baño cuando recordó su mal sueño. Se dio la vuelta y debajo de su cama tocó el tercer pedazo de madera, buscando el peldaño suelto, el mismo que ella había hecho para esconder las cosas que Rachel le regalaba y que no quería que su madre encontrara. Pero nada, ella seguía buscando cartas inexistentes, cartas que ella no había recibido, porque nunca habían sido enviadas. Cartas que eran testigos de un amor inexistente, de un amor del que sólo Quinn sabía… ¿sería cierto eso?, ¿Rachel existe en mi mente? Al parecer todo fue un sueño, un hermoso sueño ¿qué tanto se podía soñar mientras se estaba inconsciente?

Quinn se secó una lágrima de nostalgia… extrañaba un amor que nunca existió, deseaba los labios de un fantasma, extrañaba la calidez de los brazos de un sueño. Añoraba a alguien que nunca existió… que solo en su mente vivió.

Se metió a bañarse y a cambiarse. De alguna manera tendría que olvidarse de ese sueño, de alguna manera tenía que sacarse de la cabeza la sensación de haber vivido más tiempo… de haber compartido la vida con esa persona… de alguna manera tenía que olvidar haber amado.