N/A. Honestamente no tengo idea. Hace unos años encontré una imagen de ellas dos, que nada tenía que ver con el romance, y desde entonces esto ha estado acumulando polvo en mis carpetas. No me gusta completamente, pero necesitaba subirlo. Quizás algún día le agregue un par de drabbles, pero hasta entonces queda aquí.
¡Gracias por darle una oportunidad!
La excepción francesa
Es tarde, cuando por fin se da cuenta. La confunde, la sorprende, pero lo acepta.
Porque por más que Ingrid es una mujer con sus gustos bien definidos, una excepción a la regla la ha atrapado. No importa cuánto ella prefiera a las mujeres pequeñas y delicadas, aquellas que poseen un hermoso sonrojo, una timidez indomable pero también un fuerte carácter oculto, las que son capaces de sonreír con amabilidad y proteger con firmeza, mujeres como Tina o incluso quizás como Sakura; su corazón es caprichoso, decidido a contradecirla, y éste se ha fijado en alguien que no es ni Tina ni Sakura, alguien que ni siquiera entra en sus bien definidos gustos; Françoise Bonnefoy.
Ni pequeña ni delicada, descarada y desvergonzada, incluso con una sonrisa malvada, la representación de Francia es todo lo contrario a su tipo.
Y sin embargo.
No está segura de qué es lo que ha visto en aquella mujer, por supuesto que es atractiva, y cada vez se encuentra más a sí misma siguiendo sus movimientos de cadera, pero sabe, sabe que esto no es algo limitado a su físico. No puede serlo cuando desea saber sus gustos y disgustos, sus pasatiempos y más íntimos pensamientos. No cuando desea acercarse sólo a preguntarle en qué piensa cada vez que se queda en silencio con esa sonrisa melancólica en su rostro; cuando solo quiere asegurarse de que sea feliz.
Ingrid sabe, incluso si le apena, que está terrible e irremediablemente enamorada de Françoise.
Y al otro lado de la habitación, por algún motivo, ella le sonríe, cordial y educada, e Ingrid se paraliza. Un fuerte sonrojo se adueña de sus mejillas, uno que intenta cubrir con una mano frente a su rostro.
Françoise es hermosa, y su sonrisa solo resalta más este hecho.
Su corazón se acelera.
Ingrid ha caído, duro, por la única excepción a sus bien definidos gustos.
