REENCUENTRO CON EL PASADO

AU - Emma Mills lleva 20 años muerta, su esposa Regina y sus hijos aún lloran su pérdida, pero las cosas no siempre son lo que parecen y en ocasiones pueden ser mucho más complicadas de lo que aparentan. Cuando al mundo de los Mills llegan los Swan todo parece volver a encajar en su lugar, y las pesadillas de ayer pueden ser los sueños del mañana.

Ni Once ni sus personajes me pertenecen

OKAY, Primero sé que tengo una historia iniciada hace meses pero la verdad no encuentro inspiración para seguir, pero sé que en cualquier momento la voy a hallar y voy a terminarla. De momento les traigo esta historia que es una adaptación de otra historia que escribí hace como 11 años y me pareció interesante darle un tinte SwanQueen.

Los personajes les pueden parecer algo "Fuera del Personaje" Emma y Regina ya están por sus 45 años más o menos.

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REENCUENTRO CON EL PASADO

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La hermosa mujer de ojos verde-azulados y cabello de color de oro caminaba por el centro comercial, llevaba sólo un par de días en aquella ciudad a la que conocía por primera vez, aunque una extraña sensación la invadía; muchos de aquellos lugares le parecían muy familiares y le daba la impresión de que ya había estado allí con anterioridad – "Quizás fue en otra vida" - se decía a sí misma evadiendo lo familiar que todo le parecía.

Era una exitosa empresaria, su negocio había prosperado bastante en los últimos años; tanto era así que había tenido que trasladarse a aquella ciudad con el firme propósito de abrir una sucursal de sus tiendas para distribuir a Norte, centro y Sur América.

Los últimos 20 años de su vida habían sido una fantasía hecha realidad, sus hijos la llenaban de felicidad y orgullo, eran dos jóvenes apuestos y bien educados que nunca le habían dado problemas, ni siquiera cuando pasaron por la adolescencia, ambos eran extraordinarios estudiantes que habían culminado sus estudios antes de tiempo. Ninguna madre podría pedir mejores hijos que ellos dos. Su esposo era el hombre más bueno y dulce del mundo, quien la amaba con profunda y total devoción; y su negocio crecía día con día, y por eso precisamente ella estaba en aquel lugar ahora mismo.

Al principio su esposo no estaba de acuerdo con que se radicaran en otro país, lo extraño era que solo mostraba aquella negativa con respecto a ese lugar en concreto, pero como siempre termino apoyándola, aunque él no estuviera todo el tiempo a su lado ya que tenía que atender su clínica.

Él había estado con ella por 20 años, los únicos que ella podía recordar, todo lo demás eran imágenes sin definición, cuerpos sin rostros, momentos y lugares que pasaban tan rápido por su mente que nunca se quedaban allí el tiempo suficiente para atesorarlas y querer saber más de ellas, tal vez así era mejor, si no tenía a nadie más que a sus hijos no veía el porqué escudriñar en el pasado. Ella tenía entendido que su ahora esposo la conocía de mucho tiempo atrás, él era quien le había dado una noción de lo que había sido su vida antes del accidente.

Esa ayuda que él le brindo y el querer protegerla fue la que hizo que con el tiempo ella hubiera por fin dado el paso para aceptarlo completamente en su vida, además, sus hijos necesitaban una figura paterna, ya que ella había también perdido a su pareja en aquel accidente. Fue un milagro que su embarazo no se hubiera visto también interrumpido. Él a parte de amarla a ella, también amaba a sus hijos, siempre los vio como propios, y veló por su bienestar desde un principio, aunque ella no quisiera nada con él en cuestiones sentimentales, así como tampoco aceptó su ayuda económica.

Una nueva vida comenzaba para aquella mujer y su familia, una vida que hasta aquel momento era el sueño viviente de muchas personas, pero que en realidad había sido una comedia fríamente fabricada por alguien que se había resguardado tras la excusa del amor.

Todas las mentiras tarde o temprano salen a la luz y cuando la primera de ellas cae, caen las demás igual que sucede cuando las fichas de domino son impulsadas. Una vez cae la primera no hay nada que se pueda hacer para detener las siguientes.

La mujer seguía recorriendo las tiendas del centro comercial, necesitaba un nuevo guardarropa, el clima de la ciudad era muy diferente al tiempo caribeño al que estaba acostumbrada, además como a cualquier mujer ir de compras era una verdadera terapia, pues estaba algo triste y se sentía sola, sus hijos y su esposo no estaban con ella.

Ella se había adelantado para dar inicio a algunos trámites, adquirir una casa y acondicionarla para cuando su familia se le uniera, ellos por el momento ponían en orden sus asuntos, para reunirse con ella sin que nada los estuviera agobiando, su esposo la acompañaría por cortas temporadas porque tenía que estar al pendiente de su clínica y sus pacientes.

Iba totalmente inmersa en sus pensamientos cuando accidentalmente tropezó contra una joven y todo lo que llevaban ambas en sus manos cayó al suelo.

- lo siento mucho señora, no fue mi intención – se apresuró a decir la joven de unos 21 años mientras se agachaba para empezar a recoger las cosas de ambas – venía algo distraída y no me fije por donde iba, de verdad lo lamento – aún recogiendo los paquetes sin mirar todavía a la mujer con la cual se había tropezado

- no te preocupes – le dijo la mujer quien también se había unido a la joven para ayudarle en la tarea de recoger las cosas – yo tampoco venía prestando mucha atención

- es usted muy amable seño… - la joven no termino de decir la palabra, finalmente había mirado a la mujer, con quien había tenido aquel pequeño incidente y se había quedado sin habla al verla, le parecía sencillamente imposible, una alucinación. Los paquetes de nuevo cayeron al suelo y por instinto se llevo las manos a los ojos y se los frotó como si recién hubiera despertado de un sueño profundo, dirigió de nuevo la mirada a la mujer que tenía en frente y ratifico que no era un sueño o una alucinación, la mujer era real, tanto como ella, era de carne y hueso y no un espectro como esperaba la joven que así fuera

- ¿te pasa algo? – le preguntó la mujer al ver que la joven se había quedado ida, que había tirado nuevamente los paquetes al piso y la miraba de una manera extraña, como si fuera una alucinación o hubiera visto un fantasma – ¿estás bien hija? – le pregunto a la joven poniéndole una mano en el rostro tocándoselo dulcemente queriendo hacerla reaccionar pero aquel inocente roce había provocado en ella una extraña sensación que le llenaba el corazón, al igual que cuando la llamo "hija"

La joven mujer seguía en la misma posición, no se había movido y su expresión no había cambiado en absoluto, quedando mucho más sumida en lo que fuera que estaba sintiendo cuando esa mujer la nombró de aquella manera, como ninguna otra mujer la había llamado en toda su existencia, al menos no en la que ella podía recordar y luego el cálido roce de su mano en su rostro, la impulso a llevar su propia mano hasta la de ella para sentir mucho mejor esa agradable sensación de calidez, si bien sabía que esta no era su realidad, por un momento quería soñar y sentir que todo aquello era verdadero, que ella y la mujer que más quería y extrañaba en el mundo estaban juntas de compras, que habían tropezado y todas las bolsas habían caído al piso y que luego ella, la mujer más importante en su vida la reconfortaba poniéndole la mano en el rostro y le decía que todo estaba bien. Aunque todo era tan bello no era más que una dulce fantasía y tristemente tenía que volver a su realidad, la realidad que había sido suya por los últimos 20 años.

- Si señora, estoy bien – le respondió sin cambiar de posición o quitar la mano de sobre la de aquella extraña – estoy bien sólo un poco sorprendida es todo - le dijo con una sonrisa sincera

- Déjame ayudarte – le respondió la mujer de cabello rubio quitando la mano del rostro de la joven y levantando los paquetes – de verdad ¿estás bien? Te noto algo pálida, ¿quieres que vayamos a tomar algo?, la verdad no me gustaría dejarte ir así.

- claro – contesto la joven – a lo mejor se me bajo el azúcar y algo dulce me caería bien – mintió, ella no tenía problemas de azúcar o algo por el estilo, tenía una excelente salud pero quería estar un poco mas con aquella mujer, quería indagar algunas cosas pues aún no salía de su asombro.

- bien entonces vamos – le dijo la mujer haciendo un seña e invitándola a caminar hacia la zona de comidas.

Buscaron una mesa libre y después de acomodar los paquetes un joven se acerco para entregarles la carta y eligieran que ordenar

- Dos chocolates calientes con canela - se apresuró a decir la mujer – espero que este bien para ti - le dijo a la joven otorgándole una sonrisa

- Claro que está bien!, eso es lo que suelo tomar en las mañanas – más sorprendida aún pues se acostumbro a tomar esto ya que era la bebida favorita de su mamá en el desayuno, su madre se lo había contado en repetidas ocasiones, las mismas que ella le preguntó sobre cómo era su mamá y cuáles eran sus gustos

- Y bien, ¿vas a decirme que fue lo que te paso? – Le fijo la mujer directamente – no parece que hubieras sufrido una baja de azúcar, estabas más bien asombrada, sorprendida

- Y aún lo estoy – respondió honestamente la joven – el verla fue lo que provoco mi reacción

- ¿Tan fea soy? - bromeó la mujer

- Desde luego que no lo es – se apresuró a contestar la joven - usted es una mujer muy hermosa

- ¿Entonces? - la interrogo la mujer

- Usted, usted – titubeo la joven, no sabía si decirle a aquella desconocida el motivo de su reacción o guardar silencio

- Si no quieres hablar no tienes por qué decirme nada – dijo la mujer al notar cierta incomodidad en la joven

- Fue su rostro – contesto la joven rubia de ojos claros – fue usted la que me sorprendió

- Y que tengo de particular – le preguntó la mujer ahora intrigada – creo que soy una mujer común y corriente – sonrió

- Usted me recuerda a alguien muy especial en mi vida, es sorprendente el parecido, por eso cuando la vi creí que estaba alucinando, creí estar en un sueño que nunca se hará realidad – su expresión ahora paso a denotar una gran tristeza y dolor

- No te pongas así – dijo la mujer poniendo una mano sobre la de la joven para tratar de animarla, no le gustaba la expresión triste que había adquirido el rostro de tan linda jovencita - todos los sueños se pueden volver realidad, créeme, lo sé por experiencia.

- Este no – dijo con una voz que comenzaba a quebrarse – usted luce como mi mamá y ella lleva muerta 20 años – dijo finalmente la joven mirando a la mujer mientras una lágrima caía por su joven y terso rostro.

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En la amplia sala una mujer mayor de mirada dura y ojos penetrantes, Cora Mills estaba sentada sobre el fino sofá verde con una copa de vino tinto en la mano, su cara expresaba una gran satisfacción con una medio risita miraba atentamente el retrato sobre la chimenea y sonreía con aquel tipo de sonrisa que se tiene en el rostro cuando la maldad está presente.

- Salud Emma – la mujer levantó su copa – brindo por ti y porque te estés revolcando en tu tumba – tomaba de su copa – porque te fuiste al infierno y por llevar 20 años de felicidad en este hogar, salud Emma, salud por que estas muerta.

La mujer permaneció un rato más en la sala contemplando la pintura se sirvió una segunda copa de vino y disfruta recordando la causa de su ahora felicidad

-"Quien lo hubiera pensado, que las cosas saldrían de esa manera, si lo hubiera planeado nada habría salido tan bien" - pensaba para sí – "lo único que lamento es tener que aguantar año tras año conmemorar tu muerte y soportar el amor desmedido que los muchachos sienten hacía ti, si me hubieran permitido ejecutar mis planes todo sería diferente, pero no fue así y me he visto obligada a ver día con día tu retrato a vivir con tu maldita sombra, a veces pienso que era más fácil combatirte cuando estabas viva, ahora que estas muerta es muchísimo más difícil pelear contra los fantasmas, pero si te vencí cuando vivías te venceré una y otra vez en la muerte"

- ¿Qué haces abuela? – pregunto el joven alto, de unos 24 años, cabello castaño y ojos claros que recién entraba a la casa

- pensaba en tu madre, en lo mucho que la extraño – mintió mostrando su mejor sonrisa fingida – nos llevábamos tan bien, teníamos tanto en común – seguía mintiendo descaradamente – cada año por esta época la recuerdo mucho más y me enoja tanto el que le hayamos perdido tan prematuramente – se aproximo al joven recostándose contra su pecho y ejecutando una perfecta actuación de llanto y dolor

- Ya abuela, cálmate todos extrañamos a mamá pero ella vive en nuestros corazones, tú mejor que nadie sabe cuántas lágrimas he derramado por ella noche tras noche, como he añorado su cariño, su presencia, que me arrope en la cama, que me cuidara cuando enfermaba o me ayudara con las tareas – la voz del joven se tornaba diferente, había comenzado a llorar aunque se esforzó por no hacerlo– extraño tanto a mi mamá, ¿por qué le ocurren cosas malas a la gente buena?, apenas y puedo recordar su tacto, su olor, sólo recuerdo cuanto me quería y yo a ella porque lo tengo grabado en el corazón – lloraba más fuerte y ahora era él quien usaba el hombro de su abuela para llorar

- Perdóname Henry, no era mi intención que te pusieras de esa forma, sólo que ya sabes cómo me pongo por estos días – tratando de calmar al joven – sólo olvidémonos de las cosas malas y recordemos las cosas buenas, ¿si? – Limpiándose los rastros de las lágrimas – ¿dónde está tu hermana? – Cambiando de tema – no la he visto en todo el día, ni siquiera vino a comer

- De seguro anda de compras – dijo el muchacho mucho más calmado - ya sabes que para ella cualquier excusa es buena para irse de compras, con eso de que adelanto todos los créditos que debía en la universidad y va a graduarse finalmente trae a nuestra madre muy feliz y le dio libertad de comprar lo que gustase – sonrió

- Al menos esa niña sentó cabeza y terminó los estudios – habló la mujer – ya había perdido demasiado tiempo en ello, ahora no quiero pensar con que sorpresa nos puede salir

- No te preocupes tanto abuela, ella ya es una mujer adulta y tiene que aprender a que no todo es un juego, creo que por fin se ha dado cuenta – dijo Henry de cuyo rostro ya había desaparecido cualquier marca de tristeza

- Tú madre, ¿no viene a comer? – pregunto la mujer apenas dándose cuenta que su nieto había llegado solo

- No abuela, mamá se quedo en la oficina, me dijo que tenía mucho trabajo pendiente para cerrar el trato con los alemanes, me ofrecí a ayudarla pero dijo que tenía todo bajo control, ¿sabes? creo que en realidad quería estar sola y lo entiendo, al igual que tú hace un momento, ella siempre por esta época tiene la misma actitud, los recuerdos de lo que fue un pasado feliz la embargan y la tristeza de lo que nunca fue ni será, le parte el corazón.

La mujer sentía que la rabia la carcomía por dentro, ¿Cómo era posible que habiendo pasado tantos años ella siguiera con la misma actitud, añorando imposibles? Ella había hecho todo lo que estaba en sus manos para darle apoyo y sacar sus hijos adelante, ella se había encargado de cuidar del hogar, de tener siempre dispuesto lo que ella necesitase pero no parecía notarlo, por más que ella se esforzara y tratara de quitarle esa venda de los ojos ella, su hija seguía igual, siempre igual – "mejor te hubieras podrido en la cárcel" – pensó la mujer dándole una mirada despectiva al imponente cuadro que yacía sobre la chimenea.

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20 años habían pasado pero pareciera que sólo había sido una hora, cinco minutos porque el dolor se sentía tan profundo y latente que era imposible que tanto tiempo hubiera pasado ya. Años de innumerables carencias, años de soledad profunda y felicidad disfrazada. Si bien el recuerdo de ella vivía a través de sus hijos, para ella no era lo mismo.

Amaba a sus hijos más que a la vida misma, y los amaba aún más porque eran los hijos de ella, de la mujer que robó su corazón desde el primer instante, la dueña de sus días y sus noches, la dueña de sus pensamientos.

Por sus hijos había sobrevivido, por ellos y porque ella nunca le hubiera perdonado que los dejase solos, ellos más que nadie habían padecido lo que era no tener padres y mientras estuviera en su poder, no iba a permitir que algo malo les sucediera a la continuación de su amor. Sólo por eso ella había sido fuerte y había sobrevivido todos estos años, sólo por sus hijos, sus hijos con ella.

Ella era una mujer muy hermosa, madura, con unos ojos oscuros que dejaban ver lo que sentía su corazón y su alma, por eso todos los que la conocían sabían de su tristeza y soledad profunda. Tomó la fotografía del portarretratos de plata y se acerco a la ventana para contemplarla. Esa misma fotografía había ocupado el mismo lugar por años. Sólo había cambiado eventualmente de portarretratos pero ella siempre estaba allí acompañándolo como siempre

- ¿Por qué me dejaste sola?, porqué justo cuando las cosas iban a estar bien, cuando la pesadilla había terminado, por qué nos abandonaste a los niños y a mí Emma?, ¿Por qué? – aquella mujer que se notaba fuerte y segura de sí misma, que ante los ojos de los demás era una dura mujer de negocios lloraba amargamente, desmoronándose ante una fotografía que a pesar de los años se conservaba intacta.

- porque tuvo que pasar todo aquello, cuando ya habíamos superado los obstáculos – se concentro la mujer en sus pensamientos

- Mi amor ya todo está bien, sabía que podíamos lograrlo y sacarte de aquí – le besaba las manos a su esposa a través de las rejas

- yo no maté a nadie mi amor, te lo dije una y mil veces – decía la mujer llorando mientras su esposa la consentía – no soy una asesina

- claro no eres culpable, no podría dudar un segundo de tu inocencia, tu solo sabes dar amor, tus lindas manos no podrían cometer semejante atrocidad, por eso mañana estarás en libertad – seguía jugando con sus manos dándoles pequeños besos – tú eres la mejor parte de mí

- ¿Regina? ¿Por qué no puedo irme hoy de este lugar? – preguntaba Emma angustiada, este mes ha sido una tortura, ya quiero irme de aquí y nunca más volver a este país.

- Lo sé mi amor, yo tampoco quiero verte más aquí pero el idiota del secretario se equivocó en la fecha y ya no pude convencer al juez de que arreglara las cosas – dijo un tanto triste – pero mañana a primera hora saldremos de aquí para siempre – cambiando totalmente su expresión triste de antes por una de total júbilo.

- te amo Regina – le dijo Emma mirándola a los ojos – con todas las fuerzas de mi corazón, de mi vida, de mis deseos y pensamientos – le sonrió

- si algo llegara a pasarte yo me moriría contigo, porque sin ti nada tiene sentido – dijo muy seria y convencida de sus palabras.

- no digas eso Regina recuerda que no estamos solos, tenemos a nuestros hijos y ellos nos necesitan así que no digas esas cosas

- pero es que, qué podría hacer yo sin ti más que tener una vida de amargura y soledad – la miró con ternura.

- Por eso quiero estar fuera de aquí para que ya no estés más solita – acariciándola el rostro – ¿en verdad tendré que pasar una noche más en este horrible lugar? – miraba a su alrededor inspeccionando la celda

- Lo siento mi vida pero no pude hacer nada, pero te prometo que mañana a primera hora estarás fuera de aquí – le hablo - seguiremos con nuestra vida y seremos muy felices al lado de nuestros hijos.

- ¿en serio lo prometes? – le preguntó Emma como una niña pequeña esperando una confirmación de su padre

- Claro que te lo prometo, ¿alguna vez de he fallado? – besándole una vez más las manos

-Nunca – fue la respuesta.

- Pero te falle, no te cumplí esa promesa porque nunca más estuvimos juntos ni fuimos felices, debí haber hecho algo más, ir a la casa misma del juez y haber hecho que firmara unos nuevos papeles, pero me conformé con que en unas horas estaríamos del mismo lado, sin rejas que nos separaran, las horas pasaron rápido pero nunca más estuvimos como siempre soñamos, aún vivo una y otra vez aquel instante, el sonido del teléfono, la voz parca hablando dándome la peor de las noticias.

Regina seguía al lado de la ventana contemplando la fotografía, nunca se cansaría de contemplar la belleza de su esposa y le dolía el sólo poder apreciarla de esa forma a través de una foto que no le podía devolver ni media caricia, ni un solo beso.

- Aún pienso que esto no es real, que es una pesadilla causada por haber comido demasiado helado como postre en la cena, aún sigo sin entender porque las cosas malas le pasan a las personas buenas, que habré hecho en otra vida para tenerlo que pagar de esta manera tan cruel ahora, reviviendo una y otra vez ese momento donde toda la nuestra felicidad de vino abajo

Eran las 5 de la mañana, Regina se removía en su cama, la ansiedad no le permitía conciliar el sueño, unas pocas horas más y todo habría llegado a su fin, irían al hotel para que ella tomara un merecido descanso, se cambiara de ropa y luego tomar el avión que ya tenía reservado para que las llevara de vuelta a casa, a la vida que nunca debieron de haber interrumpido. Regina sonreía pensando en lo que les esperaba de ahora en adelante, su sueño y fantasía estaba a punto de ser una total realidad. De repente el teléfono sonó sacando a la mujer de sus dulces pensamientos, era extraño que estuviera timbrando a aquellas horas de la madrugada. Encendió la lámpara sobre la mesa de noche y levantó el auricular

- Diga – su voz aunque ella estaba despierta, aún denotaba que había estado durmiendo

- ¿hablo con la señora Regina Mills? – preguntó la otra voz al lado de la línea

- Si ella habla – aumentando su preocupación por la llamada – ¿Quién es?

- Señora Mills, es el director de la prisión de mujeres – dijo manteniendo un tono de voz sin alteraciones

- han adelantado la liberación de mi esposa! - dijo esperanzada

- Señora, lamento tener que darle esta noticia y mucho más dadas las circunstancias – prosiguió el hombre – con la inminente liberación de su esposa

- no entiendo que quiere decir – dijo Regina quien empezaba a preocuparse

- Señora Mills hubo un accidente esta madrugada en la prisión y la...

- ¿Qué quiere decir con eso?, ¿qué tiene que ver con mi esposa y conmigo! – el miedo se empezaba a apoderar de ella

- Hubo una fuga de gas en el cuarto de cocina, hay un caldero que siempre emite una pequeña chispa, y cuando el gas estuvo totalmente comprimido la chispa desató la explosión – se detuvo un momento – la cocina se perdió totalmente y gran parte de le enfermería desapareció, las 4 personas que estaban allí perecieron - terminó

- ¿Y eso qué tiene que ver con mi esposa? – dijo angustiada Regina

- Señora Mills su esposa se encontraba en la enfermería, lo siento mucho

- ¿Es una broma, verdad? – angustiada y temerosa – usted solo quiere jugarme una mala pasada y eso es todo, ¿no es así?, ¿por qué estaba mi esposa en la enfermería? ella estaba perfectamente bien ayer cuando la deje! – Ahora estaba gritando muy enojada – usted me está mintiendo

- ella se sintió mal después de la comida, la llevaron a la enfermería y el doctor recomendó que se quedara a pasar la noche, al fin y al cabo era su última noche y la enfermería es un lugar mucho más cómodo – poniendo un tono de voz mucho más serio – señora, debe venir a reconocer sus pertenencias

- ¿A qué se refiere con reconocer sus pertenencias? – pregunto Regina mucho más temerosa aún

- Señora Mills, el cuerpo quedo totalmente calcinado

Esa noticia la había paralizado totalmente, no sólo le estaban avisando que su esposa estaba muerta sino que además no tendría la oportunidad de ver nuevamente su bello rostro, estaba, muda, estática, como una estatua de mármol

- ¿Señora Mills sigue ahí? - preguntaba el director de la cárcel preocupado por no tener reacción alguna de su interlocutora - ¿me está escuchando señora?

- Sí, aquí estoy, voy para allá en este mismo instante - colgando el teléfono sin importarle si la otra persona al otro lado de la línea continuaba hablando

Se puso la misma ropa del día anterior y salió corriendo del hotel, no le importaba no haber tomado un baño o que no tuviera su siempre inmaculado maquillaje, su único pensamiento estaba con su esposa, en llegar a la prisión y confirmar con sus propios ojos que todo era una mentira, y cuando la viera tan linda como siempre la abrazaría, la levantaría del piso (o al menos eso deseaba) y daría vueltas con ella riéndose de la broma de mal gusto que les habían hecho pasar.

El tiempo nunca había transcurrido más lentamente, era una completa tortura, cada vez que miraba el reloj parecía que las manillas estaban corriendo en forma contraria

- No puede ir más rápido! – Casi le gritaba la chofer del auto – tengo que llegar cuanto antes a ese lugar

- Señora voy al límite de la velocidad, pero ya estamos cerca – decía el conductor tratando de calmar los nervios de su por el momento jefa – mire ya estamos llegando.

Regina se bajo del vehículo aún en movimiento y de inmediato corrió a la entrada. Aún no salía el sol y el silencio que generalmente hubiera abundado a esta hora, apenas las 5:30 de la mañana estaba inundado de sirenas, hombres gritando y rostros de personas consternadas, se detuvo a ver todo el escenario, pues aunque todo aparentaba estar como siempre era evidente que algo había pasado.

- Señora Mills – hablo el director de la prisión acercándose a Regina – me alegro que haya venido inmediatamente, sé que esto no es nada fácil pero lo mejor será que todo se arregle lo más rápido posible.

- ¿Qué fue lo que pasó? – dijo Regina más para sí misma que para aquel hombre que estaba a su lado

- Como ya se lo dije por teléfono una fuga de gas provoco una explosión en la cocina y las áreas aledañas, entre ellas la enfermería, donde lamentablemente se encontraba su esposa – dijo de nuevo el hombre

- Quiero verla inmediatamente – demando Regina

- Señora Mills no se lo aconsejo, no queda nada de ella que se pueda reconocer a simple vista

- No me importa, quiero verla ahora mismo, no entiende, no es ella y sólo cuando la vea usted lo entenderá y comenzará a buscarla, ella debe estar en otro lugar, entre las demás mujeres, ella no me dejaría, nunca lo haría! – termino gritándole al director tomándolo de las solapas del traje ya arrugado y sucio por el trajín de los acontecimientos con una fuerza que parecería imposible para una mujer tan pequeña.

- Está bien, como guste – quitándole las manos a Regina de su solapa – venga conmigo

Ambos entraron a la edificación, Regina seguía en silencio a aquel hombre a través de inacabables puertas y pasillos hasta que por fin se detuvo en una puerta color madera con un vidrio opaco

- Esto no va a ser algo fácil, yo apenas y pude soportarlo, los efectos personales están en una charola en la mesa – dijo el director – ¿Está lista?

Regina le hizo una seña con la cabeza y el director abrió la puerta con lentitud. El cuarto era totalmente blanco, las ventanas eran muy altas, tanto que no se podía ver al exterior si no tenías algo sobre que pararse, una pequeña mesa de madera al lado derecho de la puerta contenía una charola con algunos objetos por ahora sin importancia, y en medio de la habitación sobre una mesa metálica con pequeñas ruedas al final para deslizarla de un lado a otro.

Sobre la mesa del centro había algo que cubría una sábana blanca, al parecer era un cuerpo pero Regina se resistía aún a creerlo, avanzó despacio y con cautela, el director lo seguía muy de cerca. Cuando ya no hubo más camino que recorrer el otro hombre sin dar ningún aviso levanto de golpe la sábana y dejo ver el peor de los escenarios, nada que un hombre o mujer común pudiera soportar sin siquiera sentir su ser temblar

- Esa no es mi esposa – decía Regina – esta no es mi Emma, ella es la mujer más hermosa del mundo entero, esta no es ella, NO LO ES! – gritó

El director de la prisión cubrió el cuerpo de nuevo y luego guió a Regina hacia la mesa de madera, Regina estaba en shock, se resistía a creer lo que estaba pasando, se suponía que todo iba a ser perfecto a partir de ese día

- Estos son los objetos que tenía su esposa consigo – dijo entregándole una charola – ¿los reconoce?

Regina se resistía a mirar la charola, ahí no había nada que fuera de su esposa porque ella estaba viva y en cualquier momento alguien cruzaría la puerta y les diría que ella estaba bien y a salvo – "mira la charola, allí no reconocerás nada y confirmaras que Emma está bien" – se decía a sí misma. Tomó fuerzas y dirigió su mirada a los objetos que estaban contenidos en el recipiente

- ¿Los reconoce? – le preguntó de nuevo el director

Claro que los reconocía, cada uno de ellos, la cadena y el anillo, él mismo la noche anterior se los había puesto en su dedo y en su cuello, él le había llevado su anillo de bodas y la cadena que le había regalado a Emma su madre antes de morir con el dije circular que tenía incrustado un cisne. Ante estas pruebas no podía hacer más que aceptar que lo que consideraba un error, una broma de mal gusto era la realidad más atroz que nunca imagino tener que vivir. Las lágrimas corrían libres por su rostro al darse cuenta de la horrible realidad que la albergaba, se había quedado sola, la vida la había abandonado, su motivo yacía inerte bajo una sábana

Poco a poco fue cayendo al suelo llorando como una niña pequeña, caía de la misma forma como su mundo se había derrumbado, su vida, su alma gemela, la dueña de todo su ser yacía allí a unos cuantos pasos pero nunca volvería a sentir la calidez de sus brazos o la tibieza de sus labios, estaba a unos pocos metros bajo una sábana blanca ahora manchada, yacía sobre una fría camilla de morgue, en medio de un cuarto blanco que se había vuelto increíblemente pequeño, mortalmente asfixiante que la incitaba a morir

- en verdad lo lamento – hablo una vez más el director

- ¿Por qué me dejaste amor, sólo viví por nuestros hijos, pero al irte me llevaste contigo? – pasó de nuevo los dedos por la fotografía, la besó con ternura – te amo y te amaré hasta el final de mis días - y se secó las lágrimas que le quedaban en el rostro y regresó a su silla para tratar de concentrarse en el trabajo, aunque supiera de antemano que eso sería una labor imposible.

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Continuará…

Okay, esto es todo por ahora, háganme saber si les interesa en algo para compartirles el resto. Les advierto que puede tener altas dosis de drama y en algunas oportunidades tanto "dulce" que podría inducir a un coma diabético =D