DECLAIMER: Todos los personajes que aparecerán a continuación no me pertenecen (¬¬ ya quisiera yo…) ni mucho menos hago esto con fines de lucro. ATTE:

Dearest-chan. 2.0

PRÓLOGO

XXXXX

"Te Necesito"

Oh, cómo quieres que me aclare

Si aún soy demasiado joven para entender lo que siento.

Pero no para jurarle al mismísimo ángel negro

Que si rompe la distancia que ahora mismo nos separa

Volveré para adorarle, le daría hasta mi alma

Si trajera tu presencia a esta noche que no acaba…

.-No puede ser… Este olor…-. Murmuró aturdido por lo que se estaba gestando. Dio un gran salto hasta una rama y siguió así por todo el bosque, las copas de los árboles remeciéndose con sus impulsos y las aves resguardadas por la noche volaron alborotadas al ser despertadas por las abruptas sacudidas.

A lo lejos divisó entonces algo que lo dejó atónito. El goshimboku brillaba de una extraña forma, rodeado de un aura blanquecina y pequeñas luces blancas flotaban alrededor de él. Se acercó un poco más acelerando la velocidad con una extraña opresión en el pecho Apretó los puños con fuerza y fue entonces cuando la vio…

.-Kikyo…-. Atinó a musitar sin salir de su asombro para después frenar de golpe deteniendo la loca carrera que lo había llevado hasta allí, al centro del denso bosque. Dio un respingo y de un solo impulso se lanzo al suelo aterrizando con la audacia de la bestia que lo caracterizaba. Observó a la mujer delante suyo que le daba la espalda, parecía perdida en sus pensamientos y su mano derecha acariciaba con extrema delicadeza la cicatriz dejada hace más de cincuenta años atrás. Pero, ella ya había advertido su presencia Notó como al fin ella se volteaba con lentitud para quedar frente a él con sus orbes castañas y puras observándolo con melancolía. Sólo en ese instante cayó en la cuenta de que la figura de aquella sacerdotisa no era la misma, parecía etérea casi invisible. Como si tan solo fuera una especie de espejismo o ¿Estaría alucinando?...

.- Cuanto tiempo sin verte… InuYasha…-. Musitó ella, con esa voz dulce y una leve sonrisa. Interrumpiendo los pensamientos del hanyou que aún no creía lo que sus ojos veían. Era Kikyo, claro que era Kikyo. Pero, ¿cómo rayos era posible eso?... Kikyo había muerto hace mucho. No había explicación alguna y él no era muy bueno para pensar…

Kikyo soltó una risita al ver la cara pasmada de InuYasha que no movía ni un músculo perdido en sus cavilaciones. .-Pareces sorprendido…-.

InuYasha alzó el rostro y al fin pareció reaccionar, sus ojos intensos y dorados se enfocaron en ella, tratando de entender e intentando preguntar.-Kikyo… cómo es posible que estés aquí… si tú… tú-. Era difícil decirlo, no podía porque sonaba cruel. Pero, aún así, sabía que esa era la realidad. No pudo evitar que un montón de recuerdos se le vinieran encima. Bajó el rostro con melancolía memorando los tiempos de antaño. Sin embargo, esta vez lo recuerdos no estaban impregnados de dolor y pesadumbres. Eran tan solo recuerdos, recuerdos de un antiguo amor que jamás volvería a ser lo que fue, porque simplemente no estaban destinados. Ahora, él ya comprendía ese tipo de cosas, había tenido el suficiente tiempo para madurar y aclarar sus emociones… Quién diría que sería éste el que le había dado el entendimiento para discernir sobre sus sentimientos, sobre su vida y lo que realmente quería…

"Mira InuYasha… las estrellas son hermosas… en mi época ya no se ven así…"

De súbito una falda verde, juguetones rizos azabaches y una cálida sonrisa aparecieron en su retina…

.-Ya lo sé… estoy muerta-.

Aquellas palabras lo trajeron abruptamente de vuelta al mundo. Es cierto, estaba con Kikyo. Intentó enfocar su atención en lo que ella estaba diciendo. Tratando con dificultad de no prestarle importancia a sus propios recuerdos con Kagome que tenían la tendencia a aparecer (dadas las circunstancias) en los lugares menos apropiados. ¡Diablos! Acaso ¿se estaba volviendo loco?…

.- Pero quiero que sepas, mi querido InuYasha, que mi alma ya encontró la paz…-. La nostalgia que sintió InuYasha al escucharla hablar era de sentimientos encontrados. Es cierto que el alma de Kikyo al fin había sido liberada del trágico destino que ambos compartieron. Pero aún así sentía una gran tristeza por ella al no haberla podido proteger. Ahora, él ya ni siquiera le podía corresponder en sentimientos. Por esa misma razón no sabía qué es lo que estaba sucediendo… ¿por qué había "aparecido" ella nuevamente, qué hacía aquí?... Como si la sacerdotisa leyera sus pensamientos, respondió su inquietud y sus palabras fueron dolorosas más para él que para ella.

.-La razón de mi visita es por tu alma… InuYasha, es tu alma la que aún no ha encontrado la paz…-.

Las palabras de la mujer dieron directo en el clavo. InuYasha sabía de qué y quién hablaba, a pesar de no haber pronunciado el nombre de ella…

"InuYasha…".

No otra vez… Era de nuevo, otro de sus inolvidables recuerdos. Aquella voz dulce como un susurró revoloteó en su mente y en su corazón, seguida de una dolorosa punzada en el estómago y un vacío infinito en el alma tras la partida de ella… Kagome.

Kagome, Kagome, Kagome… siempre añorándola, día tras día... años tras año, esperándola. Su mente parecía perderse en algún punto y buscar desesperada más imágenes de ella, que lo animaran a soportar el dolor y la espera tras su partida, para así fingir una vez más ante el mundo que todo estaba bien, que él estaba bien, aunque por dentro su corazón se rompiera en mil pedazos.

Kagome…-. ¿Lo pensó o lo dijo? No lo supo, su nombre se escapó de sus labios sin pensar siquiera en retenerlo, sin sopesar que estaba enfrente de su antiguo amor, Kikyo. Era tan extraño todo, ahora, al estar frente a ella no sentía nada de los ansiosos sentimientos que lo abordaban tres años atrás cada vez que la veía. Ahora, sólo había una sensación de pasividad y entendimiento mutuo. Como si con solo observarse supieran ambos lo que sentían, ya no era amor sino la complicidad de dos seres que asumieron al fin sus verdaderos destinos. Ella entendía…

.- ¿La amas…? -.

InuYasha casi dio un salto ante la repentina pregunta, la miró sin saber que decirle. Era obvio que le preguntaba por Kagome… ¿Sí la amaba?, ¿Sí amaba a Kagome? Por Dios, la amaba tanto que daría su vida a cambio de verla una vez más. Pero jamás podría decirle eso a Kikyo, por alguna razón intuía que ella sabía muy bien cuales eran sus actuales sentimientos.-Kikyo… yo…-. Le costaba responderle, tampoco quería hacerla sufrir. Una pequeña gotita de sudor perló su frente ante la tensión.

.- Te hice una pregunta InuYasha… ¿La amas?-. Pregunto esta vez con Exigencia mirándolo a los ojos con absoluta seriedad.

InuYasha supo que era una pregunta directa, y sin vacilaciones respondió.

.-Sí-. Musitó bajito pero lo suficientemente claro y preciso.

Era una aseveración concisa, pero con la certeza de una sus flechas, pensó Kikyo. Pero, la respuesta del Hanyou no era una sorpresa, ella lo sabía de antemano. Lo notaba en la luz de sus ojos dorados cada vez que él pensaba en Kagome. Pobre InuYasha, sentía su dolor como el suyo propio y realmente quería hacerlo feliz. Por eso había hecho una aparición, porque sentía el dolor de él en las lejanías del mundo donde su alma vagaba. Sabía también, que era por esa misma razón que ni ella misma podía encontrar la paz absoluta que tanto ansían las almas cuando se van al descanso eterno.

Caminó unos pasos hacia él, tomo una de sus manos entre las suyas translucidas y le dio una sincera sonrisa. …

- Entonces, espera InuYasha… porque ella volverá… y cuando eso suceda mi alma al fin partirá de este mundo, porque sé que serás muy feliz…-. Musitó con dulzura mientras su incorpórea figura comenzaba a desvanecerse en un haz de luz blanquecina y ascender al cielo con las otras que la rodeaban para perderse en la noche estrellada.

.-Kikyo…-. Murmuró InuYasha con una sonrisa en los labios observando al cielo nocturno, luego notó como el árbol sagrado volvía a la normalidad y las luces desaparecían. Se sentía tan extraño y aturdido aún. Era ya obvio que aquella kikyo no era la de antes, aquella hecha de hueso y barro. Ésta Kikyo era distinta, poseía aquel mismo aroma dulce e intenso; Sin embargo, no era más que el espíritu de su alma el que había venido a visitarlo. Una "aparición" y quizás, una despedida. Recordó también sus palabras antes de desvanecerse…

.-"ella volverá"-. Le había dicho y por Dios que añoraba con toda su alma que así fuera. Su espera por Kagome había sido tan larga que ahora que tenía la sensación de que las palabras de Kikyo eran absolutamente ciertas se sentía desesperado. Se agarró la cabeza una de sus garras mientras intentaba calmar su ansiosa respiración.

.-Kagome tonta…-. Murmuró con ese toque de infantilidad de antes. Pero, que había aprendido a controlar con el paso del tiempo. – ¿Por qué no regresas?-.

XXXXX

Te necesito como a la luz del sol

En este invierno frío

Pa' darme tu calor…

El sonar de la alarma la despertó de golpe. Abrió sus brillantes ojos marrones aún desenfocados por el sueño. Se sentó en la cama mientras se estiraba y daba unos últimos bostezos. Luego, somnolienta miró por su ventana cautivada por el sonido de los pequeños gorriones y como los primeros rayos del alba iluminaban al goshimboku dándole un aire tan místico que parecía sacado de otra era.

Era un nuevo día… un día más sin InuYasha…

XXXXX

Como quieres que te olvide

Si tu nombre está en el aire y sopla entre mis recuerdos

Si ya sé que no eres libre, si ya sé que yo no debo

Retenerte en mi memoria

Así es como yo contemplo mi tormenta de tormento,

Así es como yo te quiero

.-InuYasha ¿Se puede saber que estás haciendo?-.

.-¡Feh! No moleste…-. Murmuró el joven hanyou algo distraído mientras apilaba más y más troncos. Luego Shippo lo vio saltar a una rama y perderse de nuevo en el espesor del bosque sin prestarle las más mínima atención al pequeño que quedó aturdido por su extraño comportamiento.

.- ¿Qué le pasa a ese loco?-. Se preguntó el zorrito cruzándose de brazos mientras observaba el terreno en donde estaban. Había claramente la marca de un rectángulo bastante grande dibujada en casi toda la extensión del lugar. Más allá del bosque estaba el pozo devora huesos y el Goshimboku. Por otro lado había un montón de troncos y rocas esparramados…InuYasha al parecer, había derribado todo los árboles de ese lugar y Shippo no tenía idea de la razón. Se sintió a lo lejos la ráfaga del viento cortante mientras varias aves huían despavoridas de sus nidos y otro añoso árbol más caía derribado. Era extraño ver a Inu tan animoso. Le recordaba los tiempos en que Kagome estaba con ellos. Cerró los ojos y dio un gran suspiro evitando dejarse llevar por la melancolía de la ausencia de su querida Kagome. A cambio, enfocó sus pupilas azules en el lugar por donde InuYasha se había perdido. Algo raro estaba sucediendo, eso fue lo primero que pensó…

.- ¿Qué estará tramando esa bestia?-.

Te necesito como a la luz del sol

En este invierno frío

Pa' darme tu calor

XXXXX

Te necesito como a la luz del sol

Tus ojos el abismo

Donde muere mi razón

Dio unos cuantos pasos, subiendo uno a uno los tres peldaños que la llevaban al lugar. Un sitio que le traía demasiados recuerdos. Demasiada nostalgia. Abrió las puertas de la pequeña pagoda que protegía al pozo. Era extraño estar ahí una vez más. Ahora ya no sentía aquel temor que sintió esa vez cuando estuvo a punto de quedar atrapada al interior de la perla. Ahora solo la inundaba la tristeza.

.-Ya casi son tres años…-. Murmuró agachando la vista hasta que el flequillo le cubrió por completo los ojos. Se acerco hasta el pozo y apoyo sus manos en el borde de uno de sus costados. Los aferró con fuerza como si con eso pudiera contener todo su pesar y dolor. –InuYasha… ¿qué será de ti?…-.

.-Kagome… Yuca está al teléfono…-.

La voz de su madre la hizo pegar un saltito y despabilar. Al hacerlo, dos pequeñas lágrimas cayeron hasta el fondo del pozo. Kagome se las removió de sus rosadas mejillas. Dio un suspiro intentando calmar su pesar y se encamino a la salida. Era hora de irse y continuar con su vida… una vida sin InuYasha…

.-Ya voy…-.

Oh, cómo quieres que me aclare

Oh, amor, cómo quieres que te olvide

XXXXX

Te necesito como a luz del sol

En este invierno frío

Pa' darme tu calor

.-Bien, ya está…-. Murmuró el mitad bestia mientras dejaba caer los últimos troncos. – ¡Hey! Shippo, ¿quieres ayudarme?-.

El kitsune lo miró aún sin entender. Ese InuYasha si que era extraño, primero lo ignoraba toda la mañana y ahora como si recién hubiera reparado en él le pedía ayuda como si nada. Cuando se le quitaría lo bruto…

.-Me vas a ayudar ¿o no?-. Preguntó el hanyou ya sin mucha paciencia. Se subió las mangas de su Haori y comenzó a cavar con una pala que al parecer había tomado, Shippo supuso que sin pedirla siquiera.

.-Y qué se supone que haremos…-. Preguntó el zorrito, no muy gratamente convencido observando como el hanyou poco a poco desaparecía en el gran hoyo que estaba cavando.

.-Una choza… una gran choza…-. Murmuró el hanyou sin mirarlo, demasiado concentrado en su labor para detenerse…

Te necesito como a luz del sol

Tus ojos el abismo

Donde muere mi razón.

Continuará…

XXXXX

Yupi! Primer capi concluido al fin… espero que les guste. La historia comienza poco a poco y está basada en la continuidad de la serie y el manga. No es que quedara con gusto a poco, pero quería ponerle más romance a la cosa jejeje. No serán muchos capítulos, pero sí los suficiente para desarrollar una pequeña trama y un final lleno de muchos besos y amor (que a mi pensar, siento que faltaron). Ojala y lo sigan. Gracias a todos los que leyeron…

PD: Me da lata hablar de kikyo pero ella era necesaria en este fic así para explicar bien la historia. Lo bueno es que no saldrá más. XD. El ost de este capi es "te necesito" de Amaral.