Disclaimer: Personajes e ideas que sean reconocibles como de la saga Crepúsculo no me pertenecen.

Prólogo: El Cazador Cazado

NARRADOR POV

Clarisse Dunham era una mujer ocupada. Cómo no serlo si era tanto directora de un internado como jefa de un extenso grupo de investigaciones paranormales. Pero esa noche Clarisse no se sentía a gusto. Tenía una citación a las doce en punto de la noche con dos de sus ex-internas más preciadas y puntuales, y aún, media hora después, no se habían presentado ante ella.

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La pequeña lloraba, lloraba como nunca lo había hecho, escondida tras unos cubos de basura. La noche parecía tener el mismo ánimo que ella, porque también llovía. Aún así, esa noche la luna no se encontraba opacada por las nubes, y brillaba con su máximo esplendor. El cielo nocturno parecía decirle a la niña que, aunque pasaran cosas tristes, siempre existía un rayo de luz.

Cerca de donde se encontraba la pequeña, uno de tres vampiros olfateaba el aire, quería atrapar a la pequeña, para eso había acabado con sus padres, para atrapar a la pequeña que tan bien olía.

En ese mismo momento, seis sombras corrían por los tejados de los edificios, moviéndose con rapidez rumbo a uno de los más protegidos y enormes edificios y terrenos de Phoenix, ya que llegaban tarde, hasta que dos de ellas pararon al escuchar el llanto de la niña. Rápidamente, las dos sombras bajaron, seguidas por otras cuatro apenas un par de segundos después.

La pequeña notó una mano sobre su cabeza y alzó levemente sus ojos, para encontrarse con una profunda mirada chocolate que parecía tremendamente preocupada. Rápidamente, se abrazó a la mujer que la había encontrado, sin fijarse en nada más.

La mujer fijó su mirada en uno de sus acompañantes y éste le contó, en un susurro inaudible para la pequeña niña humana, lo que a ella le había pasado. Las reacciones entre todos no se hicieron esperar. Los ojos de la mujer que sostenía a la niña entre sus brazos se volvieron momentáneamente rojos y los de la otra mujer que los acompañaba se volvieron amarillos. Dos de sus acompañantes masculinos tuvieron que alejarse rápidamente porque sus cuerpos comenzaron a cambiar a causa de la ira, y los otros dos cerraron sus puños y uno de ellos comenzó a hacer crujir sus nudillos.

Sin siquiera hablar, un plan fue trazado, y la mujer fue dejada sola con la niña. Un minuto pasó, con la niña aún abrazada fuertemente a la mujer hasta que ésta cogió a la pequeña en brazos y comenzó a andar rumbo a un gran parque boscoso cercano.

-Abrázate a mí pequeña- le susurró la mujer-. No te sueltes y no mires, mantés tus ojos cerrados, escuches lo que escuches.

En cuanto a los tres vampiros que iban tras la pequeña, el rastreador comenzaba a sonreír.

-Va hacia un parque- dijo, comenzando a andar hacia allí.

-Podríamos dejarla, ¿no, James?. No es más que una cría, y no nos va a dar mucho juego- dijo su compañero mientras comenzaba a seguirlo.

-Hay algo más, ¿no?- preguntó la vampira que iba con ellos mientras se acercaba a James para pasarle la mano por la cintura.

-Claro, Vic-contestó James.

-¿Qué?- preguntó el otro vampiro.

-Pues que ahora el juego se hace interesante, Laurent- fue la respuesta final de James.

No tardaron en llegar al pequeño parque boscoso donde encontraron a una mujer de largo pelo castaño sosteniendo a la pequeña en brazos.

-Dejadla en paz- dijo la mujer con una furiosa voz.

-No- contestó James mientras asaba su mano por su cabello rubio-… supongo que me darás algo de juego, ¿no, vampira?

-¿Juego? Claro… ¿vampira? ¿Simplemente? Esta noche los tres acabaréis muertos.

-¿Quién dice que una sola vampira pueda con nosotros?- preguntó Laurent.

-¿Y quién ha dicho que esté sola?

James, Laurent y Victoria lo notaron entonces… los vigilaban. Giraron, pero no vieron nada hasta que volvieron a fijar su mirada en la mujer, a cuyo lado, ahora, se encontraba un vampiro que se notaba que era su compañero. Detrás de ellos, comenzó a salir de las sombras del bosque un lobo gigantesco mostrando amenazante sus afilados colmillos y, junto a él, había un vampiro enorme. Victoria, presa del pánico, comenzó a correr hacia la derecha, donde no parecía haber nadie, más unas garras la sujetaron por lo brazos. Al alzar su mirada, se encontró con unos grandes colmillos y una mirada amarillenta…

-¿Qué mejor para atrapar a una vampira escapista que un licántropo escapista?- dijo el licántropo, justo antes de morder a la vampiresa pelirroja, que emitió un grito atronador que fue rápidamente opacado por un largo aullido a la izquierda de James y Laurent. De entre la maleza, comenzó a salir otra licántropa, del pelaje del negro más puro que los dos vampiros habían visto en su vida.

-Bienvenidos al día de vuestra muerte- dijo la licántropa y ella, el lobo, el vampiro grande y el compañero de la que sostenía a la pequeña se lanzaron hacia los dos.

No pasó mucho tiempo hasta que los tuvieron en trocitos a los tres.

-Ahora sí que vendría bien el cenicitas, Espe- dijo el vampiro grande.

-Se llama Ashes, Emmet- contestó la licántropa-. Además, en realidad no lo necesitamos. ¿Haces el honor, Bella?

-Claro- contestó Bella, mientras pasaba a la pequeña niña, que se había quedado inconsciente, a manos de su compañero. La vampiro se acercó a una pequeña zona llena de hojas secas y susurró algo en una lengua totalmente desconocida, para todos excepto para Espe, que provocó que un pequeño fuego comenzase a arder. Y ahí, comenzaron a lanzar los fragmentos de vampiro.

-Tenemos que irnos ya. La señorita Dunham tiene que estar cansada de tanto esperarnos- dijo el otro licántropo.

-Supongo que tienes razón, Luke- contestó el compañero de Bella-, pero, ¿qué hacemos con la niña?

-La niña viene con nosotros, Edward- fue la respuesta de Bella.

-Dámela- dijo Espe, que había cambiado a su forma humana-, está temblando de frío, y creo que será más rápido si la llevo conmigo a lomos de Jacob, ¿te parece bien, cachorro?- preguntó dirigiendo su mirada al lobo.

Como toda respuesta, Jacob se acercó a ella, agachándose para que pudiese montar sobre él.

Pasó apenas una media hora corriendo o, en caso de Jacob y Luke, galopando a velocidad media cuando se encontraron frente a unas enormes puertas de hierro y sobre ellas, unas letras grabadas en piedra que indicaban "Internado Dunham".

-N/A: Bueno, ya tenéis el comienzo de la siguiente parte. Espero que os guste tanto o más que la primera