"San Diego, California
Marzo de 2018"
Los días son relativamente normales en el mundo, la gente siempre está recorriendo las calles, en camino a escuelas, universidades o sus puestos de trabajo, no ocurre nada que sea completamente anormal o atente contra la paz y seguridad, San Diego se ha mantenido tranquila en lo que es un día más para gente que vive en tal ciudad. Cuenta con distintas zonas residenciales, además de ser una ciudad turística con distintos puntos de interés, la gente vive de forma plena y sin preocupaciones.
En una de esas zonas, concretamente en una casa de lo más común que uno se puede encontrar por el lugar, subiendo por una habitación en el segundo piso, se encuentra un chico, en su habitación completamente recostado contra la silla frente a su ordenador después de haber realizado trabajos de su universidad. De cabello negro, ojos cafés, una estatura relativamente alta de 1.85, teniendo una complexión normal con un poco de grasa debido al descuido, y llevando únicamente una playera junto a unos pantaloncillos y sus pantuflas, Marcus Reiss es el tipo de joven común de 21 años que se puede encontrar, cursando la universidad con una carrera en ingeniería en sistemas y un rostro aburrido y cansado como todo universitario tiene, a menos que se encuentre en fiestas, no tenía nada más que hacer después de completar todos sus deberes.
El joven ha pasado una vida completamente común, ninguna preocupación o un suceso del pasado que le haya influido de gran forma en su vida, él simplemente ha vivido como cualquier otro ser humano, manteniendo mínima emociones y convivencias satisfactorias y con un enfoque mucho mayor en cumplir sus metas, por lo menos para que pueda atribuirse un buen futuro y que su madre se pueda encontrar tranquila el día que ella se jubile de su profesión y pueda dar el salto su hijo.
A pesar de la pequeña reclusión a la que él mismo se impuso, no se siente completamente solo, sabe que puede subsistir de gran forma por su cuenta, además de que tener sus hobbies le ayuda a mantenerse firme y entretenido. Como cualquier chico a su edad, siente un gusto por el anime, lee manga, juega videojuegos sea de su consola o de su celular el cual tiene aquellos de pago por invocar personajes fuertes, básicamente gatchas. Su vida puede ser la más común y aburrida del mundo pero no le molesta, su zona de confort es tan mínima y no se gasta las horas pensando y lamentándose de tal cosa, le gusta estar así.
Si no se encuentra ocupado con trabajos de su universidad, se la pasa frente a su ordenador jugando o checando distintas cosas, normalmente se informa de varias novedades respecto al anime, algo que le encanta desde niño y no ha abandonado desde entonces; en ocasiones se le pasa por su cabeza si algo interesante podría ocurrir, claro que, siendo la vida tal y como es, el hecho de que ocurra algún suceso inesperado es mínimo, prácticamente tendría que ser como un anime para tener un encuentro que cambie para siempre su vida.
Y como él no es un fanático de los clichés, prefiere evitar eso.
Dejó de lado el ordenador para centrarse en su teléfono, debe jugar a diario por las recompensas de logueo que no puede perder, recostándose en su cama, se enfocó completamente en la pantalla. En ese momento, un pequeño brillo comenzó saltó frente al monitor de su computadora, aunque él no le hizo mucho caso.
- Ojalá me salga el servant que quiero ahora… - Su concentración estaba al cien por ciento en su celular hasta que aquel brillo comenzó a hacerse más notorio. - ¿Hm?
Finalmente dejó de lado el teléfono y se fijó en aquel brillo, no era producto del ordenador o algún fenómeno físico que pueda explicarse, Marcus pudo comprobarlo cuando tal brillo comenzó a tomar forma y se hizo más incandescente, teniendo que cubrirse los ojos; lo que pudo encontrar a continuación fue algo que lo dejó boquiabierto.
El brillo se disipó, pero a cambio dejó a una persona en su habitación, más en concreto una chica, de cabello rubio atado en dos coletas, ojos rojizos, llevando una ropa negra, como un vestido de una pieza, a Marcus no le tomó ni medio segundo en saber quién era.
Konjiki no Yami.
Anime: To Love Ru.
- ¿Dónde estoy? – Escuchó hablar a la chica, por alguna razón podía entenderla, aunque obviamente estaba hablando en japonés, era como si la traducción llegara directamente a su cerebro. – Ese brillo que me rodeó…
- Hmmm… - Marcus se hizo presente frente a la chica proveniente del anime con cierta expresión incrédula en su rostro. – Bueno… hola.
- ¿Quién eres? ¿Tú me trajiste aquí? – Yami se puso a la defensiva, convirtiendo su cabello en las ya reconocidas cuchillas, sorprendiendo al pelinegro, pero no tuvo tiempo de continuar así, tenía que demostrar su inocencia.
- ¡No es lo que crees! – Agitó las manos desesperadamente. – Yo estoy igual de sorprendido, solo soy un chico común.
- … Entiendo… - Finalmente regresó su cabello a la normalidad, Marcus seguía sin creer que de repente un personaje de un anime apareció justo en su cuarto. – Esto es extraño…
- Bueno… ¿me entiendes? – Preguntó de forma incrédula, él prácticamente no sabe nada de japonés, que pueda entender a Yami y a la vez ella a él se le hacía algo increíble.
- Si. – Respondió con su clásico rostro estoico. – Hablas japonés bastante fluido.
- ¡What! – Si antes ya estaba confundido, ahora lo estaba mucho más. – Eso no puede ser, soy estadounidense, nunca he tomado clases de japonés, aunque igual lo deseo… - Comentó eso último en voz baja.
- Pues te escucho hablándolo, pero eso no importa ahora… esto no es Japón ¿cierto?
- Sí, estamos en San Diego, California, y esta es mi casa. – Observó a Yami llevarse la mano para acariciarse la sien.
- Esto no puede ser otro invento de la princesa Deviluke… - La escuchó comentar en voz baja.
- Esto… perdona ¿te encontrabas junto a Lala? – Yami se sorprendió al saber que Marcus conocía a aquella excéntrica princesa del espacio.
- Si… me encontraba con ella, Yuki Rito y Mikan antes de aparecer aquí ¿Cómo la conoces?
- Bueno… será más fácil si te lo muestro. – Se sentó en el ordenador y abrió el explorador, buscó en google el anime donde ella aparece, Yami observó con sorpresa la imagen promocional.
- ¿Qué es esto?
- Pues… aquí en mi mundo, tú y los demás que conocen son lo que sería… un anime, no es común que vengan criaturas del espacio o que ocurran accidentes prometedores con chicas muy a menudo. – Ahí Marcus revisó algo que le llamó la atención, en una imagen, justo donde debería estar Yami, solo se observaba una silueta negra. - ¿Eh? En esta imagen deberías encontrarte.
- Solo espera un momento, es complicado de asimilar. – Yami seguía sin creer ese hecho, que su mundo era en realidad un anime.
- En realidad, esto parece más complicado. – Marcus decidió buscar con el nombre de Yami, y todas las imágenes prácticamente eran siluetas negras. – Es como si nunca hubieras existido ahí.
- Entonces… ¿mi existencia fue borrada? – Preguntó con cierto ápice de preocupación, de ser así, significaba que toda la gente que conocía pudo haberla olvidado o jamás la conocieron.
- No estoy seguro… me siento algo sorprendido, el asombro de que estés aquí se me pasó y ahora lo estoy por saber que toda imagen tuya plasmada ha sido borrada.
- … Solo déjame descansar un rato. – Vio a la rubia recostarse contra su cama, no podía culparla, ella se estaba viendo más afectada por el suceso que él, sobre todo por estar alejada de la gente que conoce, encontrarse en un mundo desconocido donde nadie más está con ella. Marcus dejó el ordenador y se dio la vuelta para observarla.
- Este fenómeno no pudo ocurrir solo porque sí, sería un gran cliché sin fundamento alguno, y yo no soy ningún protagonista de anime, seguro habrá algo escondido.
No escuchó a Yami decir nada, pensó que fue un impacto mucho mayor del que esperaba, quiso hacer algo. Bajó de las escaleras para ir a la cocina, por lo menos su madre estaba trabajando por lo que se encontraba solo, fue hasta la nevera para sacar un pequeño recipiente, era un helado que estuvo guardando, sabe acerca de lo mucho que le gusta comer a Yami, aunque no tenía takoyaki ahí, eso podría servir igual; ya entonces subió de nuevo.
- Si esto te alegra… aquí tengo un helado que puedes comer si deseas. – En un principio no se movió, ya unos segundos después se levantó de la cama y sujetó el pequeño bote con la cuchara para comenzar a comerlo, eso alivió a Marcus. – Menos mal, no podía dejarte así de deprimida.
- … Gracias… - la escuchó agradecer mientras continuaba, Marcus formó una pequeña sonrisa en su rostro. Se mantuvo calmado durante todo el tiempo que ella estuvo en comer, quería preguntarle mil y un cosas, sobre ella, los demás personajes de To Love Ru y más pero ahora no era el momento, ella estaba pasando por una situación complicada, no es momento de sacar su fanboy interno.
- ¿Listo? – Ella asintió dejando el bote vacío a un lado. – Ok… ahora, ambos tenemos muchas preguntas acerca de la situación, por como dijiste, no parece ser un invento de la princesa Lala Satalin Deviluke así que eso podemos desecharlo. Desde mi punto de vista, fuiste como un brillo que tomó forma y apareció de repente, lo cual no tiene mucho sentido.
- Tampoco creo que haya sido algún enemigo que tengo, lo hubiera detectado…
- Eso nos deja que la razón debe encontrarse aquí, en mi mundo, el problema es saber dónde.
- Lo buscaré por mí misma, agradezco lo que hiciste. – Yami estuvo a punto de saltar por la ventana para volar cuando Marcus la detuvo.
- Espera un momento, este no es un sitio donde puedas moverte libremente, prácticamente dije que aquí no ocurren cosas fantásticas, todo es normal, y si la gente ve volar a una chica, prácticamente será noticia mundial, tienes que ser más cuidadosa.
- ¿Cómo? – Preguntó ella, Marcus tomó un gran respiro antes de hablar.
- Debería ser obvio, por el momento debo ser el único que sabe que estás aquí, y desde que más del setenta por ciento de la población no sabe quién eres, solo unos cuantos, será algo fácil desplazarte por las calles, pero no solo eso, tampoco sabemos cuánto tiempo te llevará por lo que necesitas un lugar donde asentarte mientras, y yo podría encargarme de eso. Konjiki no Yami, yo puedo ser tu guardián en este mundo por mientras.
Yami no puso expresión alguna, solo parpadeó un par de veces, aunque Marcus soltó eso por el puro calor del momento, además de que tampoco quería dejar que ella se vaya sola, eso significaría que desaparecía y nunca más la volvería a ver, en parte hablaba con sinceridad y la otra por su fanatismo.
- … Supongo que es cierto… no conozco nada de este sitio y no podría moverme libremente… acepto, pero solo si no haces nada indebido. – La vio poner una expresión más seria, Marcus lo entendió soltando un bufido.
- Por favor, yo no soy Yuki Rito y no tengo un don nato para caerme encima de chicas por lo que puedes relajarte, estás a salvo. – Ya entonces la vio poner una expresión más relajada, lo cual fue un alivio para él igual, no quiere ser perseguido por cuchillas. – Vamos a lo primero, necesitamos encontrar un sitio donde puedas quedarte, obviamente mi casa está descartada, mi madre no entendería la situación, y es mejor que no lo sepa, salgamos entonces.
Los dos salieron de la casa, la zona residencial era bastante tranquila por lo que no había mucha gente afuera, siendo además de tarde y con el sol poniéndose, era mejor encontrar un sitio rápido.
- Lo mejor que puedo sugerir es que sea una casa abandonada, no tengo dinero para asegurarte una habitación de hotel, lo siento.
- Está bien, puedo dormir en cualquier lugar, estoy acostumbrada. – Eso le alivió aunque igual estaba algo preocupado, sabe acerca de Yami y que ella podría irse en cualquier momento debido a su naturaleza solitaria, aunque, en el anime, Mikan le ayudó a entender la importancia de las amistades y lo que es estar con alguien más, pero ella no estaba ahí, él era un completo desconocido para ella el cual está confiando ciegamente y podría abandonarle, tiene que demostrar que puede ser de confianza.
- … Escucha, sé que la situación es complicada, ha de ser completamente raro que yo sepa más de ti que tú de mí, dada la naturaleza de las cosas, y que quizás vi más de lo que debía… - No quiso entrar en detalles de que la vio desnuda en muchas ocasiones del anime. – pero ahora la situación es distinta, tu como la que llegaste en este sitio, y yo como el que lo presenció, sin que lo pensara, ahora estoy involucrado contigo; sin embargo, entiendo si no puedes confiar en mí, así que haré lo posible para apoyarte en todo lo posible hasta que lleguemos a la raíz de este problema y así pueda ganarme tu aprobación o aprecio, sea lo primero que llegue.
Yami se mantuvo callada, sacando algo de nervios del pelinegro, realmente deseaba ayudar a la chica alienígena en su estadía mientras resuelven todo lo que ha sucedido.
- … Lamento si te hice pensar eso, no es que no confíe en ti, dada mi historia y trabajo como caza recompensas… no puedo confiar tan fácil en otros, aunque Mikan me ha apoyado a sobrepasar esos pensamientos… no es algo que pueda olvidar tan fácilmente.
- Eso lo entiendo, el anime mostró un episodio sobre tu pasado así que conozco toda la historia jaja… - Marcus bajó la mirada. – En este momento necesitas toda la ayuda posible, quiero ser esa persona que pueda proporcionarte lo que sea necesario, poder encontrar la razón de que estés aquí y hacer algo para regresarte a tu mundo, para que estés con tus amigos y sigas golpeando a Rito cuando te haga algo. – El pensamiento le hizo soltar una pequeña risa. – Aquí estoy para ti, me aseguraré de que valga la pena.
- … Muchas gracias. – Vio a Yami poner una pequeña sonrisa, se veía hermosa junto a la puesta del sol, dejando a Marcus asombrado. - Espero que puedas cuidarme de ahora en adelante.
- … Es cierto, ahora voy a ser el mejor guardián y guía que puedas tener en tu estancia, los dos llegaremos al fondo de esto. – Levantó su pulgar con una sonrisa.
Siguieron en búsqueda de una casa hasta encontrar una, estaba en venta pero por suerte nadie la tenía en mente, Yami pudo forzar el cerrojo y adentrarse, no tenía muchos muebles, la cocina estaba vacía y en la habitación solo se encontraba una cama empolvada pero era mejor que nada.
- Aquí deberás estar bien de momento, aprovecharé en momentos durante la tarde para traer comida o siempre puedes entrar por mi ventana y dejar ahí un plato, ya que estaré en la universidad por mientras.
- Entiendo. – Ya estaba oscuro y su madre iba a regresar pronto por lo que debía volver a su casa. – Por cierto, nunca me dijiste tu nombre.
- Es cierto, con toda la conmoción se me olvidó presentarme… permíteme hacerlo, me llamo Marcus Reiss, mucho gusto conocerte Konjiki no Yami.
- Mucho gusto Marcus… y puedes llamarme Yami, no tengo problemas.
- Ok Yami, espero podamos trabajar juntos… te veo mañana.
Se despidió de Yami al salir de la casa abandonada. Marcus seguía sin creer lo que había sucedido, tanto que temía que, al dormir, despertara y nada de eso haya sucedido, pero no, era real, una verdadera chica de un anime que vio está en su mundo y él se encuentra a cargo de ella. Quizás no iba a ser la única y en un futuro aparezcan más personajes, ese pensamiento pasó por su mente mientras caminaba por las calles iluminadas, solo estaba seguro de algo, a partir de ese mundo, su vida iba a tener algo de luz, a ser más viva y emocionante de lo que jamás ha pensado, por lo que no podía evitar sonreír.
- Bien… mañana voy a ayudar a Yami. – Habló para sí mismo cuando ya regresó a su casa.
