-Akane?-

-Si Luis-

-tu amigo esta aquí de nuevo- Akane suspiro, durante meses ese gordo y sudoroso oficial de la policía de Nerima le molesto. En realidad era su culpa, ella acepto ayudar cuando el oficial solicito asistencia para llevar las particularidades de cierto caso, en el que pensaba que podría haber policías envueltos, las notas que Akane le paso en secreto termino por descubrir una trama espantosa de asesinatos para conseguir y vender órganos para trasplantes, el obeso oficial se lleno de gloria y fama, de la Doctora Akane Tendo nada se supo, pero ella sabia que si su nombre se sabia, bien podían los oficiales y forenses involucrados intentar una venganza por su ayuda. Akane pensó que lo traería ahora, no lo veía desde hacia dos meses, todo volvía a la normalidad, volvía a ser la simple pediatra que le gustaba ser. Pensó que tal ves necesitaría consejo sobre ciertos puntos técnicos que solo un medico podría darle, sin embargo luego de los saludos de rigor, el oficial la llevo hacia un cuarto cuya puerta guardaba otro policía, dentro, un hombre pálido y inconsciente estaba acostado a una cama, una bolsa de sangre estaba conectada a su brazo.

-Puedes revisarlo?- el oficial le señalo al tipo, Akane, bastante confundida tomo las notas al costado de la cama, las reviso lentamente, luego junto con ellas reviso el cuello del pobre hombre, dos incisiones separadas por unos seis centimentros eran claramente visibles, los datos de la historia clínica indicaban que había llegado severamente desangrado, casi en las ultimas, tenían una contusión en el parietal derecho, el único símbolo de violencia.

-lo derribo de un solo golpe-

-lo noto?, pero venderían su sangre?-

-no tiene sentido, hay demasiados donadores, te ganas el día libre del trabajo si donas-

-lo se doctora, yo lo he hecho alguna ves-

-y yo, no se preocupe- ambos rieron, dejaron al hombre descansar, según Akane no despertaría hasta dos o tres bolsas mas de fluidos

-no tiene sentido, es A positivo, sobra este tipo de sangre, nos las vemos negra para conseguir 0 negativo-

-entonces no hay ninguna utilidad económica en esto?-

-no oficial, su hombre no sabe lo que esta haciendo-

-creo que si, este es el sexto-

-EL SEXTO?-

-el sexto que sobrevive, doce no contaron el cuento-

-DIECIOCHO?-

-así es, recuerde que es secreto, ni una palabra, no queremos alarmar a la gente, tengo un nuevo forense, el se encarga de los fiambres, pero de ahora en mas le enviare a usted los que no se vaya por el túnel hacia la luz-

-parece que esto le causa gracia-

-no se enoje, tengo veinte años en este trabajo, he visto mucha gente partir, para decirlo de alguna manera, creo que uno se hace sarcástico sin quererlo-

-le creo, si yo no me la pasaran con niños... muchos colegas hablan igual que usted, a propósito, le repito lo que le dije aquella ves, soy pediatra, esta seguro que es lo que necesita?-

-me ha ayudado ya mucho, si buscara a otra persona tendría que crear un lazo de confianza que ya tengo con usted, es responsable, seria, y por sobre todo, no le gustan las cámaras y los micrófonos, creame, eso es lo mas difícil de conseguir hoy por hoy-

-esta bien, sera un placer ayudarlo-

-excelente, sabia que contaría con su ayuda-

-quien es su otro hombre?-

-el forense?, Johan Levine, es Francés, llego hace tres años, este es su horario, seguramente querrá cambiar opiniones- le entrego una tarjeta donde anoto las horas de trabajo del hombre, se saludaron amistosamente, tras lo cual Akane volvió al cuarto a examinar detenidamente al paciente.

La vida de Akane había virado violentamente hacia diez años, un compromiso de arreglo entre padres no siempre funciona, y aunque Ranma y ella estuvieron a un tris de casarse, terminaron separándose agriamente, lo ultimo que supo de el fue que había partido hacia Europa, a escandinavia o algo así, el pobre Soun paso a mejor vida hacia ocho años, cuando un auto que no vio ni escucho termino violentamente con su vida. La noticia del terrible accidente por poco se lleva también a Kasumi, ese fue el momento que se descubrió que sufría de una severa atrofia muscular en el corazón, sola la presta llegada de una ambulancia que se encontraba a dos calles de allí salvo a lo que quedaba de la familia Tendo de llevar adelante dos funerales.

En medio de las lágrimas por la muerte de su padre y el susto por la casi ida de su hermana mayor, Akane tomo la decisión de convertirse en medica, primero por la noticia de que Kasumi necesitaría control de por vida, pensó en especializarse en cardiología, pero luego, siguiendo el consejo de Kasumi, quien noto lo bien que se llevaba con los niños, tomo la carrera de pediatría. Fueron cinco años duros, pero ahora, rondando los treinta, Akane se sentía feliz de su decisión. Su sueldo, modesto, mas un préstamo bancario le habían permitido comprarse una pequeña casa, solo le quedaban cerca de cien pagos mas para terminar con la hipoteca, Kasumi no había tenido, ni se había dado a ella misma oportunidades en el amor, pasado el luto y la consabida sorpresa por su enfermedad, se negó en redondo a involucrarse seriamente con alguien, como ella misma decía con una sonrisa -hasta hacer el amor me puede matar- tomo la decisión de convertirse en una soltera voluntaria, llevaba un pequeño puesto de comidas para llevar en un barrio tranquilo, las ganancias no eran muchas, pero le permitían vivir con desahogo, tenia dos empleadas que le ayudaban con sus clientes mas grandes, dos pequeñas fabricas, cada día de la semana se preparaba un menú distinto, ya preestablecido, lo que le daba tranquilidad por que tenia todo listo de antemano. Nabiki seguía, después de tantos años, aun en busca del vil metal, con do divorcios a cuestas, era una vagabunda errante, que iba de la casa de Akane a la de Kasumi o a la de alguna amiga, sin embargo seguía siendo una verdadera oportunista, lo demostró con la compra de acciones de la empresa Nagoyaes, que parecía irse a la quiebra, alguien le paso el dato (mucho se hablo de Kuno) de que dicha empresa lograría un contrato del gobierno, Nabiki se hizo con una buena cantidad que junto de lo que había ganado con sus divorcios, mas la ayuda de un fondo Tendo (sus hermanas confiaron todos sus ahorros), compro acciones a centavos, cuando la noticia del contrato se supo, el precio de estas se dispararon, cualquiera las habría conservado, pero Nabiki con su ojo entrenado, noto que a pesar de ello la empresa se iba a pique, vendió cada acción por cientos de yenes, tan solo cuarenta y ocho horas antes de que Nagoyaes quebrara definitivamente, dividió las ganancias con sus hermanas (Kasumi había sugerido una cuenta en común, Nabiki se negó enfáticamente, temía caer en la tentación de estafar a sus propias hermanas), ganancias que son usadas por Akane y Kasumi como colchón de emergencia, nunca se sabe.

Akane termino su turno cerca de las seis de la tarde, era invierno, la noche se acercaba rápidamente, para colmo nubes grises encapotaban el cielo, pensó en ir a U-chans a tomar algo caliente con sus colegas, aun conservaba su amistad con Ukyo, pero al introducir sus manos en los bolsillos, se encontró con la tarjeta que le diera el oficial por la tarde, la miro detenidamente, en media hora el forense se encontraría en la morgue, sintió una curiosidad por hablar con el, estos asuntos de la policía le recordaban su adolescencia, y sus aventuras junto a Ranma, Ryoga. Se enfundo en su sobretodo y se dirigió hacia la morgue.

Luego de presentar la tarjeta al oficial de guardia empezó a bajar las escaleras, afuera ya era noche cerrada, fría e inhóspita, el guardia le indico que estaba en el tercer subsuelo, hacia que empezó a bajar y bajar, pasando junto a féretros y mas féretros. El hecho de ser medica le permitió mantener cierta calma ante lo que el resto de las personas hallarían al menos turbador, encontrarse con cadáveres en un ambiente oscuro y frió, pero Akane sabia que esa era la mejor manera de mantener los cuerpos en relativo buen estado. Torció a la derecha para tomar la ultima escalera, el ambiente ya era decididamente opresivo, primero como un murmullo, pero a medida que seguía bajando cada ves mas claro, el eco de una conversación le llegaba, para convertirse en una discusión que se llevaba justamente en la oficina que tenia que visitar, eran dos hombre, uno parecía enojado, el otro como hastiado por el tema.

-detente de una vez, nos descubrirán-

-y que, tienes miedo?-

-no, pero no quiero cambiar nuevamente, estoy a gusto aquí-

-hay suficiente para los dos-

-yo no necesito cazarlo-

-claro, tu puedes obtenerlo de los cadáveres, si Jenny se enterara, se mataría de la vergüenza-

-no la metas en esto-

-tantos años y aun te cuesta aceptar su perdida- ambos se quedaron callados, Akane no entendió ni media palabra, pero el silencio le dio la oportunista de entrar, ambos hombres la miraron, uno flacucho, rubio, con lentes y bata de medico estaba sentado tras un escritorio, otro, alto, delgado como un palo, con largo cabello negro atado en una fina y larga cola, y vestido como en la Inglaterra de principios del siglo veinte, la miro de muy mala manera, Akane pensó por un momento que le gruñía, pero el tipo tras el escritorio tosió, y el hombre raro se quedo quieto como una estatua.

-Johan, tienes visitas, te vere luego- el hombre se puso un sombrero de copa, tomo un fino bastón y haciéndole una reverencia se encamino hacia la puerta, pero al pasar frente a Akane, se detuvo, le tomo la mano y se la beso.

-es una muy bella mujer, que tenga un buen día- soltándole la mano se retiro sin mas por la puerta, pero Akane noto que el tipo de la bata golpeo su escritorio suavemente con el puño, como si algo le molestara, Akane hizo una mueca de no entender nada y se presento al forense, Johan Levine, luego por mas de una hora ambos hablaron de las extraños muertes y lo que ella había descubierto en la ultima víctima, pero Akane noto que Levine contestaba sus preguntas con evasivas y monosílabos, luego de ingentes esfuerzos por mantener una conversación de este tipo, Akane pensó que el tipo tal vez no se sentía en confianza para revelar detalles, Akane se levanto de la silla y saludo al forense, cuando salio a la calle era noche cerrada y obscura, Levine le dijo que la gran mayoría de los ataque fueron en el parque y de noche, sin saber por que, Akane se encontró paseando por ese lugar, casi a las ocho de la noche, el viento frió y cruel había espantado cualquier compañía -que hago, acaso estoy loca?, ese tipo ya mato una docena- de repente sintió miedo, y se encamino hacia la avenida- pero si se cruza conmigo, el trece sera el de su mala suerte- trataba de darse animo, faltaban trecientos metros para llegar a la avenida, cuando sintió un ruido a sus espaldas, poniéndose en guardia, aun solía mantenerse en estado y practicaba sus catas noche a noche, no vio nada extraño, pensó que pudo haber sido el viento, reanudo su camino y segundos después volvió a sentir ese ruido, como pisadas en las hojas caídas, se dio vuelta nuevamente y nuevamente no vio nada, pero cuando empezó su camino lo sintió a pocos pasos de ella, giro violentamente... y no vio nada.

-me buscabas?- la vos vino de su espalda, volvió a girar y tampoco vio a nadie, giro en redondo, solo arboles y mas arboles, a lo lejos vio las luces de la avenida, un nuevo ruido a su espalda, un nuevo giro, y nada extraño, pero cuando giro para empezar a caminar hacia las luces, lo vio... el mismo tipo que estaba en la morgue con el forense.

-que desea?, que quiere?- Akane se puso en guardia

-que escuchaste? El tipo estaba tranquilo como en su casa

-sobre lo que conversaba con el forense, no mucho, acaso importa?-

-para mi no, pero para Johan, si-

-a que se refiere?- el tipo sonrío, y lentamente camino hacia Akane, esta lo espero plantada, y trato de golpearlo en el pecho, mas bien lo golpeo en el pecho, pero fue como golpear una pared, el hombre tomo el puño de Akane y le empezó a torcer el brazo, Akane sintió que la vencía en fuerza, sin mucho esfuerzo de parte de el, la obligo a arrodillarse. El hombre se agacho y le susurro al oído.

-en realidad señorita, a los muertos estas cosas no le importan- Akane sintió que el tipo la mordía, pero inmediatamente la sensación desapareció, era como si perdiera la sensibilidad en el cuello, sin embargo, sintió en su hombro y su busto una tibia sensación, y de repente se horrorizo al darse cuenta que era. SU SANGRE, esta tipo era el asesino, y la estaba desangrando, sin embargo, el tipo permanecía adherido a su cuello, la falta de sensibilidad le impedía saber que estaba haciendo, pero los sonidos que le llegaban eran como si estuviera chupando su sangre-me va a matar, me va a matar por que se cree un vampiro- grito pidiendo ayuda, pero parecía que nadie la escuchaba, por terribles cinco minutos continuo luchando, hasta que sintió que las fuerzas les faltaban, dejo de forcejear con el tipo, ahora el la sostenía mas que ella se mantenía, sintió un sueño pesado, que sus ojos se cerraban, de repente noto que alguien los miraba, entre la confusion que era su mente, lo reconoció, Levine, el forense.

-por lo menos la hubieras desmayado- el tipo le soltó el cuello y la dejo caer, Akane escucho su contestación.

-tomala, vamos, yo no como solo, ya casi esta muerta, que te puede decir- Akane vio a Levine acercarcele, no tenia mas fuerzas para nada, el forense la levanto un tanto, y antes de perder la consciencia, le pareció ver colmillos en su boca antes de morderla.